Tony estaba de mal humor en el círculo con las chicas cuando otra tribu llegó para el trueque por compañeros. Tony no era una chica, él era especial. Conocía la ley, si puedes tener un bebé no debes quedarte con la tribu para dar a luz porque… bueno, no está seguro del por qué, pero esa es la forma en que siempre se ha hecho y su padre lo golpeó cuando intentó ocultarlo. Tony no quería bebés. Parecía que no era divertido en absoluto ponerte todo abultado y torpe; el parto parecía doler más que ser corneado por un toro, sin duda gritabas mucho y luego te quedabas con una personita a la que había que llevar contigo y si tú no tienes un buen cazador de compañero, tienes que trabajar el doble para recoger vegetales y poder comer.
Había mucho de qué hablar antes de que comenzaran los intercambios. Las madres de las chicas de ambas tribus hicieron un gran alboroto sobre lo buenas que eran, lo inteligentes, los vestidos de cuero que tenían, que si cocinaban o recolectaban alimentos. Ellas intentaban hacer que se vieran bien, así serían bien tratadas por su nueva tribu hasta que fueran lo suficientemente mayores para tener su propio compañero. O para ser segunda o tercera compañera de alguien, o peor aún, no tener a nadie que se quedaría con ella y así mendigar sobras de comida y afecto. Tony realmente era malo en la mayoría de las cosas que se esperaban que las chicas hicieran, y su madre había muerto por lo que ella no estaba para decir algo agradable sobre él; su padre sólo dijo que Tony era ‘uno de esos hombres-o’ y ‘si lo golpean lo suficiente no será un problema’.
Dada la forma en que lo describió, Tony no estaba realmente sorprendido cuando la otra tribu negoció cuatro de sus chicas para cuatro de la tribu de Tony, pero ninguno de ellos se molestó siquiera en tocarlo u olerlo.
Lo mismo sucedió en la siguiente sesión de trueque de compañeros, sólo que fue peor porque la última de las chicas en edad transferible fue tomada. Después de la fiesta y despedidas llenas de lágrimas por todos lados, el padre de Tony le entregó un odre de agua y una bolsa llena de carne seca con grasa y bayas. Luego señaló a las montañas.
Todo por ser especial. Así que Tony fue exiliado y probablemente moriría de hambre a menos que un depredador lo matara primero; se preguntó por qué su madre lo había mimado y había estado tan orgullosa de él. Ella había dicho que su clase de persona era rara incluso en la tribu mucho más grande de la que ella había venido y que los hombres luchaban por el derecho de ser sus compañeros. No veía por qué. Si un hombre quería ser padre había un montón de mujeres que tenían buenos cuerpos y curvas, incluso cuando no estaban embarazadas. Y si uno quería a un hombre como compañero había un montón mucho más fuertes y con miembros más grandes que Tony. A primera vista no podía pensar en nadie en la tribu menos atractivo sexualmente que él, no importan los estándares. Él habría estado de acuerdo en quedarse con la tribu y no aparearse con nadie, y eso habría sido fácil ya que nadie lo quería; pero esa no era su decisión.
***
No fue tan malo al principio vivir solo. Su madre le había enseñado cómo encontrar alimentos de origen vegetal y había descubierto por sí mismo cómo hacer trampas de hierba trenzada; la mayoría de los días tenía al menos un poco para comer. Y si él siempre estaba hambriento, bueno, siempre había estado hambriento cuando vivía con la tribu así que estaba acostumbrado. En el lado positivo, no era golpeado por ser diferente y sólo tenía que preocuparse de no lastimarse mucho para conseguir comida o ser devorado por un depredador.
Dado que no había nadie alrededor para regañarlo por no ser lo suficientemente varonil para matar a una presa con las manos y los dientes, hizo armas también. Los hombres de verdad solamente utilizaban las armas para luchar contra otros hombres, pero ya que Tony no era un hombre de verdad y nadie iba a ver su vergüenza, hizo todo tipo de cosas con madera y rocas y tiras de cuero y huesos afilados. Le gustaba hacer cosas, le hacía sentir mejor tener algo en qué pensar y mantener sus manos ocupadas cuando su estómago se apretaba firmemente y gruñía. Su pequeña cueva le hacía sentir más como si una tribu viviera allí, con todas sus armas apiladas contra la pared a lado de su nido de hierba seca.
Pero entonces el año, como siempre lo hacía, cambió y ya no había bayas o brotes frescos, los frutos secos eran duros y verdes, las raíces estaban secas y sin sabor, y las pocos animalitos pequeños que pudo atrapar era flacos. Si no podía matar algo grande pronto iba a estar demasiado débil para hacerlo en absoluto, y luego la nieve llegaría y sería su final. No quería que lo fuera. No quería terminar solo en su pequeña cueva triste.
Nunca había sido bueno cazando, pero a veces escuchó a los hombre-b y a los hombres-a hablar sobre ello, así que tenía una vaga idea de los diferentes métodos. No había muchos que fueran posibles para hacer él solo, un cazador inexperto. Acechó cerca del abrevadero que parecía su mejor apuesta. Su padre siempre se había quejado de que Tony olía bastante mal y ahuyentaba cualquier presa, así que se bañaba en el agua primero y se frotaba con hojas afiladas de olor antes de encontrar un lugar dónde esconderse entre dos rocas con señales de donde venían los animales a beber. Esperó mucho, mucho tiempo antes de que llegaran los primero animales. Arrojó la lanza y se perdió, ahuyentando a los jóvenes ciervos. La mayor parte del día fue así, mucho, mucho tiempo sentado y esperando, y después más oportunidades perdidas porque al menos un animal de la manda le veía moverse. Finalmente un viejo ciervo con cicatrices llegó al agua solo. Tony esperó hasta que tuvo el hocico en el agua, bebiendo profundamente, antes de arrojar su lanza. El ciervo se levantó y saltó al mismo tiempo, por lo que la lanza no atravesó el corazón pero le hirió la cadera. Gritó y corrió dejando un rastro de sangre oscura. Tony se movió y lo siguió, emocionado y orgulloso y esperanzado. Si pudiera llegar a la presa antes que un depredador tendría suficiente carne para llenar su estómago y para secar y comer durante días y días.
El ciervo corría mucho más rápido de lo que Tony había pensado que podría, y llegó sin aliento, con la sangre bombeando en sus oídos tan fuerte que al principio no oyó los gruñidos. Se deslizó hasta detenerse en el momento en que se dio cuenta de que algo grande, y no el ciervo, estaba cerca. Se metió debajo de un arbusto para mirar en la dirección del sonido. Su ciervo estaba allí. Y… ¿Qué diablos era lo que estaba comiéndose a su ciervo? Era verde cómo un lagarto pero tenía forma de hombre. Y era realmente, realmente, realmente grande. Y fuerte. Recogió al ciervo y le arrancó una pata con menos esfuerzo del que Tony habría utilizado para partir una rama. Bueno, no había manera de desafiar a eso por su ciervo. Se movió hacia el monte para irse. Algo se rompió bajo su pie. Se quedó inmóvil en su lugar y contuvo la respiración.
El hombre grande verde tiró la carne que estaba comiendo con sus grandes dientes blancos y se enderezó, las fosas nasales se abrieron y los ojos verdes miraron alrededor con enojo. Tony gimió en silencio y se tiró al suelo. Él ya no olía a hojas después de toda la carrera. Esperaba oler como algo desagradable, algo que nadie querría comer. Por favor, por favor, pensó lo más fuerte que podía, toma al ciervo y vete a comer a otro lugar, algún lugar que no apeste a pequeño hombre-o estúpido.
El hombre grande verde caminó directamente hasta el arbusto donde estaba Tony, y lo arrancó del suelo. Tony gritó y cubrió su cabeza. No quería ver esos grandes dientes blancos. Escuchó una aspiración fuerte y entonces el hombre gruñó. Tony deseó poder cavar en el suelo y esconderse como un gusano. Algo duro y redondeado le dio un golpecito en el hombro. Tony se encogió y abrió los ojos. Gran verde lo miraba y empujaba con un dedo. No mostraba los dientes. Ni siquiera se veía enojado. Tal vez era realmente una persona. La gente no come gente. Ni siquiera si son de diferentes tribus.
“Hola”, dijo Tony. Hizo todo lo posible por sonreír. “Lo siento. No quise interrumpir tu cena.”
Gran verde no dijo nada. Tal vez su tribu hablaba diferente. Pero todo el mundo sabe lo que es una sonrisa, ¿no? Tony decidió sonreír otra vez.
“Es un buen día, ¿no? Para la época del año, quiero decir. Muy pronto las hojas estarán cambiando a diferentes colores. ¿Tú cambias de color? El verde se ve bien. Nunca conocí a nadie que fuera verde antes. ¿Hace más fácil el cazar? Bueno, probablemente no en invierno cuando no hay hojas de color verde para ocultarte, pero alguien como tú no tiene que esconderse de nadie, ¿verdad?”. Cuanto más hablaba, la expresión del hombre verde cambiaba más. Tony no estaba muy seguro de lo que significaba, pero bueno, no estaba siendo golpeado o mordido por lo que pensó que era bueno. Gran verde extendió la mano hacia Tony. Tony se encogió y podría haber jurado que Gran verde pareció herido. “Oh, no, está bien”. Acarició el brazo de Gran verde. “Wow, eres fuerte.”
Los dientes blancos brillaron en la cara de Gran verde.
“Oh, estás sonriendo. ¿Somo amigos?”. Tony se congeló todavía cuando la mano de Gran verde se movió muy lentamente para darle una palmadita en la cabeza, con cuidado como si Tony fuera un huevo de ave. “¡Genial! Oh… Oye… ¿crees que… tal vez… podría quedarme contigo? Si a tu tribu no le importa. Yo sólo soy un hombre-o, por lo que no puedo cazar mucho, pero…”. Tony se encontró hablando con la nuca de Gran verde. “¿Eso es un no?”, preguntó sintiéndose triste. Echaba de menos a la gente, incluso a la gente que era mala con él, y Gran verde había sido realmente agradable.
Gran verde regresó con el ciervo.
“Oh, sí. Adelante, termina.”
Quizá Gran verde le permitiría tener las sobras. Un poderoso cazador como ese no tenía que raspar los huesos hasta limpiarlos. Vio cómo el ciervo fue desgarrado y Gran verde sacó el hígado. Se veía tan bien, Tony no pudo evitar que su boca se hiciera agua. Los cazadores siempre conseguían las mejores partes, pero a veces cuando había una caza muy exitosa, lo compartían con sus compañeros. Su madre le había colocados trozos de hígado un par de veces. Sabía mejor que nada. Gran verde arrancó una hoja grande de un árbol y puso el hígado ahí. Luego… se lo dio a Tony y lo puso delante de él. Y sonrió con todos sus grandes dientes blancos.
Tony parpadeó sorprendido.
“¿Para mí? ¿En serio?” Tony lentamente recogió la carne, observando el rostro de Gran verde para asegurarse de que no había entendido mal. “Gracias.”
Tony comía el hígado tan lentamente como podía, haciendo ruidos felices mientras masticaba y tragaba. Su estómago tomó con mucho gusto la buena comida.
Gran verde se sentó en el suelo para observar, haciendo sus propios ruidos felices. Se dejó caer poco a poco y después de un rato Tony se dio cuenta de que cada vez era más pequeño. Tony dejó de comer por un momento. Las personas se hacen grandes, no más pequeñas. Pero la mayoría de la gente no era de color verde tampoco. Tal vez era diferente para la gente de color verde. Por el momento, Tony terminó de comer el hígado y lamió sus manos para limpiarlas, y entonces Gran verde se parecía a uno de los hombres-a de la tribu de Tony, sólo que mucho más peludo, con un pecho muy peludo que parecía suave y tierno. La gran diferencia era que estaba mirando a Tony y sonriendo.
“Hola”, dijo no Gran verde. A Tony le gustó su voz, era cálida y amable y suave. Sonaba como parecía su pecho.
“Oh, ¡puedes hablar! Eso es genial. ¿Cómo te vuelves todo grande y verde? ¿Todos en tu tribu hacen eso? ¿Podrías enseñarme?”, sonrió Tony. Sabía que estaba hablando demasiado pero había pasado tanto tiempo desde que había hablado con alguien que simplemente no podía detenerse. “Ah, ¿y cuál es tu nombre? No puedo llamarte Gran verde cuando no eres grande y verde. Mi nombre es Tony.”
No Gran verde rió.
“Soy Bruce y… no sé cómo puedo ser el Otro Sujeto”, suspiró. “Ya no tengo una tribu, me enviaron lejos cuando crecí… ya sabes… grande y verde”.
“¿Eh? ¿Y por qué hicieron eso? Eso es estúpido. ¡Eres increíble! ¡Debes ser el mejor cazador! Apuesto a que nunca tienes que pasar hambre.”
“Bueno sí, el otro sujeto puede matar cualquier cosa. Ese es el problema. Todo el mundo tenía miedo de que me volviera loco cuando soy grande y matarlos a ellos. ¿No tienes miedo del otro sujeto?”
“Lo tenía en un principio, pero luego vi que era una persona. ¡Y el me dio el hígado!” Entonces Tony se detuvo a pensar en eso. “Espera, ¿por qué me dio el hígado? Los huesos o incluso un poco de carne, de acuerdo, pero uno no comparte el hígado con cualquiera, ¿verdad?”
Bruce tosió y se pasó una mano por el pelo. Tony pensó que parecía nervioso.
“Bueno, no. En mi tribu damos el hígado para… bueno… cuando queremos a alguien que nos gusta. Alguien que de verdad nos gusta.”
“¿De verdad le gusto al otro sujeto?”
“Um. Sí. Y a mi también.” Bruce agachó la cabeza y se frotó las manos. “Pero tú no tienes que… uh… permitirme… ya sabes. El otro sujeto podría decir que tú no tienes que… no estás… ya sabes, preparado. Para eso. Porque, ya sabes, no has estado recibiendo suficiente carne. Enjutos hombres-o no… bueno… no… maduros… oh, esto es vergonzoso.”
“¿De verdad? ¿Por qué?” Tony nunca había visto a un hombre-a avergonzado. A ellos no les importaba lo que nadie pensara; hacían lo que querían, que era sobre todo gritar mucho y pelear, además de intimidar a los hombres-b y, por supuesto, a Tony.
“Porque eres un hombre-o, y yo debería haberte cortejado durante semanas antes de… Debería haberte mostrado lo buen cazador que soy y cómo podría golpear a cualquier otro hombre-a que vinieran a olerte, y todos ellos estarían detrás de ti porque tú hueles muy bien.”
“¿Lo hago?”
“Oh sí”, sonrió Bruce a Tony. “Hueles muy bien.”
“Ah”, Tony se acercó más a Bruce. “Puedo tener hijos, ya sabes. Creo. ¿Tal vez?” Tony no estaba muy seguro de que eso era lo que Bruce quería, pero si así era… A Tony realmente le gustaba Bruce, Bruce y bebés… podría gustarle bebés de Bruce. Estaba bastante seguro de que lo haría, incluso si eran verdes. Por ello valdría la pena la molestia. “¿Podríamos comenzar nuestra propia tribu?”
Bruce gimió y puso los brazos alrededor de Tony.
“Oh, eso me gustaría, Tony.”
Tony se echó hacia atrás en el abrazo de Bruce.
“¿Matarías algo grande para mí? Quiero comer mucha carne.”
Bruce gruñó y los brazos se le hincharon y pusieron verdes. Creció tan grande cómo lo había sido antes y se puso de pie con Tony en sus brazos.
“Espera un segundo, Otro Sujeto.” Tony trepó hasta sentarse en el hombro de Gran verde y miró a su alrededor satisfecho el mundo yaciendo bajo sus pies. “Bonitooo”, tamborileó con los talones contra la piel verde cálida y pasó un brazo alrededor del grueso cuello. “Oh, si papá pudiera verme ahora.”
El otro sujeto gruñó… bueno no, fue más bien un ronroneo… y se alejó en la selva con Tony riendo en su hombro y la sensación de calor y bueno y muy, muy, especial.