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Causa y Efecto. por MitcheKiller117

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Notas del fanfic:

No soy Minseok. No soy JongDae. No soy ninguno de los personajes aquí mencionados. Soy solo una soñadora dispuesta a narrar, en su mayoría, locas historias de amor.

Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

"Pensamientos".

Puntos a remarcar.

A Barbye ♥ (@Barbye_Jimenez), con todo mi cocoro. 

 

 

 

—Y entonces le dije que tenía orejas de Dumbo. ¿Si entienden? ¡De dumbo!

Byun BaekHyun es un payaso.

Pero no la clase de payaso que va en tu clase y te saca por lo menos una sonrisa diaria, no. BaekHyun es la clase de payaso que se muere de hambre luego de la primera función, la misma clase que te fuerza una sonrisa en los labios por cuestiones meramente lastimeras.

JongDae se estampó la mano en la frente después de oírlo. Minseok, que siempre es respetuoso y procura llevarse bien con todos los miembros, ha practicado tan bien su sonrisa frente al espejo durante las noches, que difícilmente alguien hubiese podido notar que era falsa y, por si fuera poco, ensayada.

Eso si no eras Kim JongDae, por supuesto. El menor estaba tan acostumbrado a mirarlo, que lo difícil para él más bien sería no reconocer lo que a su Hyung le está sucediendo.

Y es precisamente eso lo que no le facilita mucho el trabajo. BaekHyun se cree muy gracioso y, ahora, gracias a las acciones posiblemente inconscientes de su Hyung, también cree que sus habilidades son natas.

—¡Estoy realmente agotado!

El menor de los Kim levantó una ceja ante esa declaración. —Levantaste menos de dos kilos por menos de diez minutos, Beicon.

El aludido, que llevaba las manos en la cintura y tenía un aspecto encorvado verdaderamente agotado, se giró para fulminarlo con la mirada. Su amanerada forma de ser sacaba de quicio al menor, no entendía cómo era posible que las personas pudiesen juzgar a ese ser heterosexual a simple vista. — Voy empezando, chen, es normal que me sienta cansado, ¿no, Hyung?

El mayor asintió sonriente, secándose el cabello con una mano y revolviendo el pelo castaño claro de Baek con la otra.

JongDae odiaba cuando BaekHyun obtenía lo que quería, sobre todo cuando se trataba de Minseok asintiendo contentamente en su dirección, como si nada estuviese pasando, como si a Chen no se le erizaran cada uno de los vellos del cuerpo gracias a los desproporcionados celos ardiendo en su estómago.

Observó a BaekHyun sacarle la lengua y luego lanzar un guiño en su dirección. El desgraciado sabía perfectamente cuál era su punto débil y nunca dudaba en usarlo en su contra.

De brazos cruzados, JongDae les dio la espalda, optando por no mirarlos mientras la Van llegaba por ellos para llevarlos a casa. El reflejo de los mayores en el espejo, sin embargo, hizo que se le colorasen los cachetes del enfado. BaekHyun tenía una sonrisa cínica en la boca mientras abrazaba empalagosamente al mayor, frotando sus pulgares contra esa deliciosa cintura que Chen tanto ansiaba poseer.

El tipo estaba ganándose una buena paliza.

 

Durante todo el camino al departamento que compartían, JongDae no giró la cabeza ni una sola vez para mirarlos.

Había tenido que sentarse de copiloto porque BaekHyun le había ganado el sitio junto a su dulce Hyung. La mayor parte del tiempo desde que el enfadoso abdominales de Nutella había decidido unirse al club del ejercicio, el menor de los Kim la pasaba de mal humor. ¡Y qué mal humor! Si poco le hacía falta para echar humo por las orejas.

Sin que hubiese forma de que el otro se percatase de ello, Minseok observó al menor refunfuñar en la parte delantera de la Van, sintiéndose un poco preocupado.

Cuando JongDae le pidió ir juntos al Gimnasio, el mayor pensó inmediatamente en responderle que no. No porque no quisiese pasar más tiempo junto al de sonrisa gatuna, al contrario, sino porque había algo en la apariencia del más joven que le gustaba justo del modo en que estaba.

Tal vez era un fetiche raro, aunque el pensamiento únicamente había surcado su mente cuando de ese chico se trataba, pero le gustaba que fuese así de delgado.

JongDae no era frágil, como cualquiera hubiese podido pensar. Era lo suficientemente fuerte para Minseok, aunque Minseok no tenía idea de a dónde exactamente lo llevaban sus pensamientos cuando se trataba de eso.

¿Fuerte para qué? ¿Para sostenerlo en brazos?

¿Y para qué iba a querer Minseok que su adorable Dongsaeng lo llevase en brazos?

Un sonrojo se apoderó de su rostro como cada vez que terminaba haciéndose esas preguntas en la mente. No era algo que debiese preocuparle debido a que su relación era estrictamente de amistad y compañerismo.

No era que no pudiese admitir que se sentía atraído por JongDae. Se sentía atraído por él, lo había descubierto durante el pre-debut, pero eso no era algo en que le gustase pensar demasiado. No importaba lo mucho que el menor le gustase, el chico era como SeHun; siempre hablando de traseros y tetas, seguramente más heterosexual que la mayoría de los miembros. Detenerse a pensar en lo mucho muy rápido que su corazón latía cuando el otro lo miraba, no era más que una aturdidora pérdida de tiempo.

—Luces preocupado, Hyung.

La voz de Baek lo sacó de lo profundo de sus pensamientos. El aludido pestañeó en su dirección, descubriendo una sonrisa en el rostro del castaño mientras sus dedos tecleaban en una reveladora conversación con un contacto cuyo nombre registrado era Dumbito-bebé.

—¿De verdad? Lo siento.

Todavía escribiendo pero frunciendo el ceño, Baek volvió a hablar. — ¿Por qué te disculpas? Es normal sentirse frustrado en ocasiones, sobre todo cuando tu enamorado es Chen y el tipo en cuestión es un imbécil.

Con el rostro acalorado, Minseok empujó al ojos de cachorro por el hombro e hizo ademán de que bajase el tono de voz, echándole una mirada ansiosa a la parte delantera de la vagoneta, donde JongDae movía la cabeza lentamente al ritmo de la música reproducida por sus audífonos.

—¿Qué? — Baek le espetó, por fin apartando la mirada del aparato electrónico. — Es tan imbécil que no se daría cuenta de que estamos hablando de él aunque se lo dijésemos en la cara, Hyung, ¿y sabes cuál es la peor parte? Que se cree muy listo, cree saberlo todo cuando siquiera puede percibir en ti lo que hasta el desinteresado de KyungSoo seguramente sabe.

El mayor suspiró y recargó la espalda en el cómodo asiento, con la necesidad repentina de un masaje en la espalda.

—No importa, ¿sí? Es mejor si nunca se entera.

El castaño claro rodó los ojos. — ¿Por qué, Hyung? ¿No te gustaría una romantiquísima historia de amor como la mía con ChanYeolee?

No gracias, a Minseok le hubiese gustado responder, pero era demasiado educado como para pronunciar las palabras que asaltaban su mente.

ChanYeol era demasiado posesivo, BaekHyun demasiado celoso. Una combinación extraña que nadie tenía idea de cómo había sobrevivido por tanto tiempo. Baek no paraba de repetir cómo llamó a ChanYeol Dumbo cuando todavía eran unos trainees y eso fue lo único que hizo falta para que el gigante cayese a sus pies. Yeol no se cansaba de jurar que la primera vez que vio a BaekHyun creyó que estaba alucinando, porque definitivamente sus ojos habían visto un ángel. Uno real.

Su relación nunca era monótona y se imaginaba que tampoco aburrida, pero sí complicada. Las peleas regían sus días, aunque estaba seguro de que la reconciliación siempre era la mejor parte. Podía oírle por las noches, su pared estaba pegada al cuarto de esos dos malditos escandalosos.

De todas formas el Hyung terminó asintiendo con lentitud. — Sí me gustaría, BaekHyunee, pero JongDae es…

—¿Yo soy qué?

Sin haberse percatado, el conductor había tomado un atajo para llegar a su departamento mucho antes de lo previsto.

Todo lo que XiuMin podía ver en esos momentos, eran rasgados ojos cafés mirando los suyos con curiosidad.

BaekHyun intervino, gracias a todo lo divino, antes de que a él se le comenzase a escurrir la baba por la comisura del labio inferior. —Que eres un escandaloso y ya no quiere ser tu compañero de habitación.

Chen hizo un puchero hermoso ante los ojos del mayor, aunque no le gustaba para nada el motivo por el que esa cosita tierna se había apoderado de esos labios aparentemente suaves como algodón de azúcar.

—¿Es eso cierto, Minseokee Hyung?

JongDae era la única persona capaz de dirigirse a él con un apodo más el Hyung y seguir sonando terriblemente encantador.

El mayor zarandeó la cabeza en negación y se desabrochó el cinturón. — Baek está bromeando, JongDae. Quise decir que eres muy terco, por eso KyungSoo y yo vamos a preparar tu estofado favorito para la cena.

Sí, gracias a San Siwon era un tremendo actor.

 

---

 

JongDae pataleaba en el aire como si estuviese meciéndose sobre un columpio.

Cuando las compraron, el chico con sonrisa de gato había sido el primero en quejarse de lo largas que eran las patas de las sillas para la barra de la cocina.

YiFan había sido el que se había encargado de pagar por ellas, sin embargo, y nadie fue capaz de protestar cuando el único al que el antiguo líder de EXO-M le hacía caso, Tao, se mostró tan complacido con la elección de su chico.

Minseok todavía podía recordar lo brillante de los soñadores ojos del pequeño panda la primera vez que las vio, deslizándose detrás de las puertas vaqueras de la cocina con una de esas preciosas sonrisas que tanto lo caracterizaban.

¡Duizhang tiene tan buen gusto!

La exclamación todavía hacia estragos con el corazón del miembro mayor de todo el grupo, que se dedicaba a cocinar con vehemencia la cena que el resto iba a comerse en menos de una hora.

Todavía no se había podido acostumbrar a la ausencia de sus queridos miembros y, cuando miraba por la ventanilla que conducía a la sala, en ocasiones todavía podía jurar que veía a LuHan meciéndose en la silla de masajes que había resultado ser una estafa, pero por la cual el ciervo había pagado de su sueldo su primera navidad juntos.

—¿En qué estás pensando, Minseokee?

Secretamente, Minseok atesoraba los momentos en que JongDae se olvidaba de las formalidades.

Eran lo que eran. Casi hermanos, estaban juntos, el mayor no había perdido la esperanza de que todos los restantes pudiesen resistir del mismo modo el tiempo que fuese necesario.

—Solo estaba recordando.

El forro de cuero rojo de las sillas solía hacer ruido cuando te levantabas, el mismo ruido incómodo que tantas risas les había sacado a todos durante el desayuno las primeras semanas. Precisamente por ello, el de cabello negro dio un respingo cuando la respiración de JongDae dio contra su cuello, acariciándolo como una suave brisa nocturna.

—¿Estabas pensando en LuHan Hyung?

Había una pizca de recelo en su voz. Minseok lo notó mientras asentía y la barbilla cuadrada del menor se recargaba en su hombro, vibrando cuando volvió a hablar. — ¿Lo extrañas mucho?

El mayor dejó escapar el aire de sus pulmones en forma de un exhausto suspiro. — Sabes que sí, LuHan es un gran amigo, es extraño no verlo por la casa.

Sigilosas, las manos del de sonrisa gatuna aunque ausente, se deslizaron sobre su cintura, apenas tomando posesión de ella… Como si estuviese dudoso de sus acciones, como si temiese que el mayor fuese a apartarse repentinamente.

Pero no había prisa… Porque aunque hubiese querido, Minseok jamás se hubiese sentido capaz de hacerlo.

—¿Me extrañarías también, Minseokee?

Todo el cuerpo del mayor se estremeció, una sensación de angustia floreciendo en su pecho y desatándose por sus venas un segundo más tarde.

—¿Qué?

JongDae guardó silencio por un instante, como si vacilase, llenando de inseguridades el corazón de su Hyung con cada segundo que tardaba, desatando temblores en su rodilla izquierda, la misma con la que sentía apenas podía sostenerse. — Si yo me fuera…

—Pero no te vas a ir. — Minseok lo cortó, estirando lentamente una mano para continuar batiendo la olla sobre la lumbre.

Sintió al menor tragar saliva, su manzana de adán subiendo y bajando por su garganta. Quería que se detuviese porque le frustraba, se sentía amenazado por sus palabras y, no había nada más doloroso que ponerse a pensar en que el castaño oscuro podía marcharse por la puerta cuando se le viniese en gana.

—No… No me voy a ir. — Le susurró, sus manos rodeando ésta vez su torso y apretando su espalda contra ese delgado estómago suyo.

Minseok sujetó sus manos juntas con una mano, aferrándose a sus palabras como si fuesen una promesa.

Y lo eran, de algún modo, una promesa muda.

 

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Yixing estaba en china, trabajando arduamente en su estudio y mandándole saludos a XiuMin mediante mensajes de texto, no era que le estuviese echando en cara nada, por supuesto, pero Minseok se sentía un poco dolido por la foto que el unicornio recientemente le había hecho llegar… Una de él y LuHan comiendo juntos en la casa del mayor de los dos.

Lucían tan increíblemente relajados y alegres, que además de dolido el Hyung también se sentía celoso.

Él no podía arreglárselas para marcharse a china cuando le viniese en gana, tampoco podía disfrutar una vez más de la compañía de LuHan por un medio que no fuesen llamadas telefónicas cortas o videochats en medio de la noche porque el uno está tan deprimido que el otro no puede dormir.

Son mejores amigos, los mejores del universo, pero XiuMin todavía no había respondido al último mensaje de LuHan, y era patético pensar que todo se debía a los celos, pero tampoco…

—Minseokee — una voz conocida le canturreó al oído, logrando que se estremeciese y su móvil casi saliese volando por los aires.

—¡JongDae, me asustaste!

El chico con sonrisa gatuna la ensanchó, sentándose junto a él en el suelo de la sala de ensayos donde suelen practicar las complicadas coreografías, esa que está llena de agobiantes espejos, es famosa por tener una cortina con nubes y tiene un brillante piso de madera.

—¿Estás viendo porno en horario de trabajo? — El menor se las arregló para arrebatarle el móvil, aunque sus manos temblaban tanto debido a su presencia, que XiuMin no se sorprendió en absoluto de su victoria. — Eso está muy mal, Hyung.

Cruzándose de brazos, el pelinegro resopló, mandando a volar por un segundo un mechón de cabello. — No estoy viendo porno, JongDae, no soy como SeHunee y tú.

El castaño no iba a negar que se le ponían todos y cada uno de los vellos de punta cada vez que ese hermoso Hyung suyo llamaba así al Maknae y no a él, pero hizo como que no le importaba de todos modos.

—¿Lay Hyung? — Murmuró recorriendo con sus ojos la pantalla — Oh, estuvo con LuHan, eh.

Extrañamente el rostro de Chen seguía animado, y extrañamente porque siempre que mencionaba al ciervo en su presencia terminaba un poco cabizbajo.

Minseok suspiró. —Ayer, cenaron juntos, Lu-Ge manda saludos.

La sonrisa gatuna del menor se tornó nostálgica.

LuHan seguía siendo Lu-Ge, SeHun ahora era SeHunee, y él… él solo era JongDae.

—¿Qué estás haciendo? — Minseok espetó cuando lo vio cerrar cada una de las aplicaciones y abrir la cámara frontal.

JongDae posicionó el móvil frente a ambos, posando con una hermosa sonrisa. El mayor lo miró expectante durante lo que probablemente fue un minuto y luego dejó caer la cabeza sobre el hombro del menor, sonriendo tímidamente a la cámara.

La aplicación hizo un sonido cuando la fotografía se tomó, uno que fue opacado por los apresurados latidos del corazón de Minseok martilleando en sus oídos.

Los hombros de JongDae no eran suaves, pero desprendía una masculina fragancia demasiado deliciosa, una especie de droga para sus fosas nasales…

Cerró los ojos girando un poco el rostro, dejándose embriagar por la suavidad del momento, acercando levemente sus labios al cuello del castaño hasta rozarlos con su piel ligeramente bronceada.

El cuerpo del menor vibró y la cámara hizo ese sonido nuevamente pero a Minseok no le importó, lo único que quería era tener el poder de congelar el tiempo y quedarse justamente donde estaba. Siempre…

—Le enviaré esto a Yixing y esto a mí mismo.

Sus palabras hicieron que el mayor finalmente se bajase de su nube y abriese los ojos para husmear, el de sonrisa gatuna estaba enviándole una bonita fotografía de ellos dos juntos al unicornio, aunque no entendió el objetivo sino hasta que lo observó fijamente escribirle un mensaje.

“Y yo estoy muy feliz con JongDae, que les manda saludos también”

Había insertado una descarada carita mandando un beso al final.

Minseok rio con suavidad, la misma risa que era música para los oídos del vocalista principal, cuya mano se deslizó sobre la cintura de su Hyung, contra quien se acurrucó un segundo después…

—Hueles muy bonito, Minseokee…

Jodido idiota que hacía sus mejillas enrojecer. Le había ganado la frase también.

 

 

---

 

—Minseok Hyung, ¿te bañas conmigo?

Al aludido se le coloraron hasta las orejas pero fue JongDae el que no reprimió una exclamación ofendida.

—¡¿Qué clase de pregunta es esa, SeHun?! ¿Ya no tienes respeto por tus mayores?

JongIn lo miró aburrido, como queriendo decir; bien que te hubiese gustado habérselo dicho tú primero, ya dile que te gusta, idiota.

SeHun se encogió de hombros. — No estoy ofendiéndolo ni nada, se lo estoy preguntando solamente.

Los mofletes de Chen se inflaron, a él sí que lo había ofendido.

Minseok, que estaba sentado junto al Maknae en el sillón más largo de la sala de estar, lo miró tímidamente antes de negar zarandeando la cabeza. — Lo siento, SeHunee, tal vez la próxima vez.

La simple insinuación de que ese atroz hecho pudiese llevarse a cabo, hizo que JongDae repentinamente sintiese muchas ganas de vomitar. La sonrisa pervertida de SeHun también, porque el tipo se hacía el muy heterosexual pero lo único que quería a era tirarse a todos los miembros, y el dulce de XiuMin no iba a ser la excepción, por supuesto, no importaba qué tan amigo de LuHan fuese.

—Ni siquiera lo pienses, mocoso. — Refufuñó.

SeHun alzó una ceja y lo miró con una sonrisa un poco tétrica viniendo de su parte. — ¿Y por qué eres tú quien me dice eso, JongDae Hyung?

El tipo nunca lo llamaba Hyung, pero claro, como quería hacerse el angelito frente a Minseok, ahí estaba interpretando el papel de hipócrita.

Afortunadamente, fue Kai quien intervino para que no se dejase a sí mismo en ridículo por una escena de celos. — El único aquí que no es capaz de ver tus dobles intenciones es Minseok Hyung, SeHun, así que ya cállate.

KyungSoo asintió efusivamente sin pronunciar palabra alguna, las mejillas regordetas del mayor se tornaron aún más rojas por las vergüenzas que su inocencia solía hacerle pasar.

Pero el Maknae todavía tuvo el descaro de ponerle ojitos de cachorrito mientras hacia un puchero y se inventaba una mentira. — No les hagas caso, Hyung, es solo que desde que no está Tao extraño bañarme con alguien más.

JongDae lo jaló por la camisa y lo echó fuera del sofá, demasiado celoso como para controlarse y no tomar su lugar junto al mayor. — Sí, sí, sí, si tanto extrañas bañarte con alguien, ve y díselo a SuHo Hyung, seguro a él le encantará la idea de frotarle la espalda a su hijo menor, anda.

SeHun entrecerró los ojos, pronunciando un inaudible me las pagarás antes de desaparecer por el pasillo.

Frente a ellos, KyungSoo fingía leer una revista, sus manos temblando ante los insistentes besos de su morenito en el cuello. Desde donde estaba, Chen podía ver perfectamente los dedos de sus pies arqueándose, eso no podía terminar bien por ningún motivo.

—Olvida a ese baboso, Minseokee Hyung. — El castaño murmuró, recargando su espalda contra el respaldo del espacioso sillón.

Era vergonzoso siquiera pensar que había suficiente espacio como para cuatro personas en ese sofá, pero su hombro derecho estaba rozándose con el izquierdo de su Hyung de todas formas.

Esos torneados brazos… Tan perfectamente delineados gracias a su gran esfuerzo con las pesas en el gimnasio, JongDae tenía tantas ganas de delinearlos con su lengua.

—No importa, no iba a tomar un baño con él de todas formas. — Minseok le sonrió, sus mejillas regordetas luciendo tan de ensueño como siempre.

JongDae parecía un carnívoro impulsivo, controlándose para no morderlas. Lo miraba con tanta hambre, que incluso KyungSoo, que ya había abandonado la revista en algún lugar, se sintió incómodo de estar presenciando esa declaración de amor silenciosa.

—Eso creí.

Risa nerviosa.

Ninguno de los dos se percataba de la tensión que fomentaban sus cuerpos. De lo tentador que cada roce del otro era para el uno.

BaekHyun los observó curiosamente desde las puertas vaqueras de la cocina, de donde había ido a robarse un bocadillo… Alguien tenía que darles un empujoncito a esos dos perdedores.

Y vivir una romantiquísima historia de amor como la suya, claro, tan romantiquísima que involucrase mantequilla de maní untada sobre el vientre de alguno de los dos y la lengua del otro lista para comerse todo ese desastre, justo como él estaba a punto de practicar con ChanYeol.

¡Lo mejor del universo era tener sexo mientras comías!

Por supuesto que BaekHyun todavía no se enteraba de los muchos planes maliciosos de ChanYeol para mantenerlo gordo y, bueno, era mejor que no se enterara tampoco.

 

 

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—¡Te gané! ¡Oh, sí, ajá, oh yeah!

Chen se levantó rápidamente, comenzando a menear las caderas al ritmo de una tonada compuesta por su amplia imaginación, casi estampando su culo contra la cara de BaekHyun cuando se posicionó frente a él comenzando a entonar ¡en tú cara, gané puta madre!

El ojos de cachorro los rodó, cruzándose de brazos y abultando las mejillas, sintiéndose impotente ante su derrota y habiendo abandonado ya el control del Xbox sobre el suelo después de tanto refunfuñeo.

JongDae le había ganado por cuarta vez consecutiva jugando en Halo 4, habiéndose deslizado por el campo seleccionado con bastante profesionalidad, y habiéndole también pateado el trasero cuatro veces con demasiado estilo.

Ahora que se detenía a pensarlo, esa era la razón por la que nunca jugaba con él. BaekHyun no sabía en qué estaba pensando exactamente cuando aceptó la reta. Él era un chico más de Just Dance y Dance, Dance Revolution, no de luchas con armas y vehículos novedosos pero igual de terrible mal gusto.

El único que podía patearle el trasero a Chen en esa clase de juegos era SeHun, aunque en lo que el inexpresivo Maknae sí que era un experto era en el maldito Call Of Duty, donde podía pasar casi cualquier misión con los ojos vendados, o eso decían los exagerados del resto de los miembros.

—¡Ya cállate!

El de auténtica sonrisa gatuna le sacó la lengua y también le mostró el dedo medio, antes de volverse y seguir frotándole el trasero en la cara.

BaekHyun quiso decirle que no importaba si le había ganado porque seguía siendo plano, pero un foco se encendió en el espacio vacío donde se suponía debía estar su cerebro cuando pensó, sí ¡pensó! En una idea mucho mejor.

—Eh, JongDae…—Lo llamó intentando ser profesional y poniendo cara desinteresada, mirándose la manicura recién hecha cuando el aludido se giró para mirarlo, perdiendo la graciosa cara de felicidad que tenía en cuanto se topó con la expresión del mayor.

BaekHyun era la clase de muchacho que ponía esa expresión siempre que tenía un chisme.

—¡¿Qué?!

El control del Xbox hizo un ruido sordo cuando cayó al suelo. JongDae era un jodido chismoso. Baek no pudo reprimir una sonrisa que decía Bingo, aunque el otro estaba tan interesado en las nuevas como una colegiala que trafica chismes en los baños, que no tuvo tiempo de reparar en ella.

—Escuché algo y pues… Pensé que tal vez y solo tal vez, podría ser de tu interés.

El culo de Chen se dejó caer felizmente a su lado, provocando que el estómago de BaekHyun revoloteara saboreando la victoria.

—¡Suéltalo compadre, sabes que cualquier cosa es buena! — Exclamó el chico alegremente — ¿Quién fue esta vez? ¿Kai? ¿SeHun? ¿O acaso fue de otra banda?

El mayor saboreó sus palabras antes de tragárselas un instante más para hacer el asunto un poco más interesante. JongDae lo había llamado compadre, el gato ese merecía sufrir.

—Bueno, te lo voy a contar, pero no tienes que decirle a nadie, ¿va?

Como si fuesen dos amigas íntimas en una pijamada, se colocaron el uno frente al otro sentados de forma tradicional, Baek le sujetó las manos con emoción, mandando las carcajadas que se estaba tragando al fondo de su garganta.

—¡Va, suéltalo!

—ChanYeol y yo íbamos al baño durante nuestra última presentación de Love Me Right, ya sabes, antes de SMTown en Japón. Queríamos un rapidito porque ya sabes que Dumbito se pone pesado cuando sabe que voy a tener que ver a Taeyeon.

JongDae asintió efusivamente, con las cuencas casi dilatadas por la excitación. Quería que prosiguiera… Quería saberlo todo.

—¡Pero resulta que el baño ya estaba ocupado! ¡Y no me vas a creer a quiénes pescamos ahí dentro haciendo cositas indebidas!

La voz afeminada del mayor no afectó los oídos del castaño oscuro, su curiosidad estaba tan insaciable como parecía.

—¡Dímelo ya, joder!

Baek se preparó para hacer la bomba estallar, deteniéndose un segundo para morderse el labio inferior antes de soltar la mentira más atroz que había salido de sus labios en toda su vida.

—¡Minseok Hyung y SuHo Hyung!

 

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Minseok le dio un último vistazo a su móvil antes de correr fuera, al escenario, donde estaban por interpretar Playboy para las fans que habían asistido a ver el concierto en Beijín.

LuHan había ido a verlos, escondiéndose tras una gorra y gafas oscuras entre la multitud, SeHun estaba bastante nervioso por su aparición pero las cosas estaban saliendo terriblemente bien de todos modos.

La música acababa de empezar a sonar cuando JongDae observó el móvil de su Hyung a punto de caerse de la mesa, lo alcanzó, aunque un poco apurado y alcanzó a ver una llamada perdida antes de que sus ojos no pudiesen ver nada más que la fotografía en el fondo de pantalla.

Minseok tenía los ojos cerrados y los labios sobre su cuello. JongDae tenía una sonrisa encantadora…

Las luces lo cegaron por un momento cuando finalmente estuvo en el escenario, ChanYeol reclamándole silenciosamente con la mirada que se hubiese retardado tanto, sus pies tanteando la coreografía mientras la mano del gigante le palmeaba el trasero…

JoonMyun sujetaba el de Minseok, descaradamente y con una sonrisa.

Su corazón latió entre aturdido y confundido.

 

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—¿No vas a comer, JongDae?

El aludido hizo oídos ordos y ni se molestó en abrir del todo los ojos cuando alzó la mano sobre la mesa para coger la charola de pan. Altivo, como todo un patán con nariz arrugada.

—¿J-JongDae? — El líder tartamudeó, dedicándole una mirada a todos sus miembros como temiendo haberse imaginado que había hablado un momento antes.

Pero JongDae sí que lo había escuchado, al igual que los siete pares de ojos restantes en la mesa. Claramente estaba ignorándolo, y con eso solo se ganó una mirada confundida por parte de JoonMyun y una patada por debajo de la mesa propinada por KyungSoo, que era el único que le tenía mucho respeto a su líder, aunque más por ser mayor, rico y poderoso, que por el título.

—Estoy comiendo. — Murmuró a regañadientes, echándose un bocado de pan a la boca.

No solían comprar pan, no eran europeos o americanos, eran ocho coreanos y un chino en la mesa, su dieta solía ser a base de arroz pero últimamente a SeHun se le daba por ponerse a pensar como si fuese de otro país, haciendo sugerencias raras para la cena y buscando recetas raras en internet para que sus Hyungs preparasen.

Por lo menos tanto Minseok como KyungSoo y ChanYeol eran hábiles en la cocina, de modo que cada cosa que comían solía ser deliciosa pese a lo extraño de los ingredientes.

JoonMyun río nerviosamente como si nada estuviese pasando, y se sentó bien, estirándose después para alcanzar el pan, aunque Chen se lo arrebató antes y se lo pasó a un confundido Kai, como si este se lo hubiese pedido primero.

—Uhm… — Minseok se aclaró la garganta, anonadado ante el comportamiento de su Dongsaeng favorito para con el líder. — Entonces… ¿Qué tal el espagueti a la boloñesa?

La canasta de pan terminó rodando por todos los miembros de la mesa, exceptuando a JongDae por supuesto, para que SuHo pudiese tomar el último trozo.

—¡Thiquisímos! — SeHun exclamó con la boca llena y las comisuras de los labios llenas de salsa, el mayor le sonrió dulcemente y se inclinó para limpiarlo cariñosamente con sus pulgares, justo a tiempo para que JongDae lo viese.

—¡OH!

La exclamación del chico con sonrisa gatuna espantó a Minseok, que terminó golpeando con ambas manos las mejillas de Oh.

—¡’thamadre!

—¡SeHun!

—¡Minseok Hyung, no queremos que JoonMyun se ponga celoso!

La exclamación carente de coherencia de SeHun abarcó la atención de la mayoría, la de SuHo la del resto pero a oídos de Minseok la de JongDae no pasó desapercibida.

—¿Qué?

BaekHyun se hundió en su asiento, tratando por todos los medios de no partirse de risa en la mesa. Ya lo haría en su habitación, en la privacidad de sus cuatro paredes favoritas donde lo contaba todo a su gigante, junto a ChanYeol, o mucho mejor… Sobre ChanYeol.

Thienes unos puños fuertes, Hyung. — Comentó SeHun, limpiándose por sí mismo y con una servilleta los restos de comida.

El aludido le espetó un dulce lo siento sin palabras y Oh le sonrió haciéndole saber que no hacia ninguna falta que se disculpase.

Fue JoonMyun quien se aclaró la garganta en esta ocasión, asegurándose de escucharse sobre las carcajadas del negro del grupo, al que se le habían llenado los ojos de lágrimas de tanto reír, el mismo al que KyungSoo había tenido que palmear en la espalda con fuerza cuando casi se atraganta con su trozo de pan, el mismo pan que fue a parar sobre el de Yixing, aunque el unicornio no se había dado cuenta y KyungSoo había comenzado a rezar porque se quedara así.

“Por favor, que ya no tenga ganas de pan”.

—Entonces… ¿qué tal las clases de baile con TaeMin? — Le espetó a JongIn con tono nervioso, como si se tratase del típico padre adinerado que apenas pasa por la casa en un mes y no tiene idea de lo que pasa en la vida de sus hijos.

“Que no se lo coma, oh, dios, no, Lay, ¡no te lo comas!… Ugh”.

JongDae rodó los ojos porque aparentemente, todo lo que SuHo dijese le molestaba. — Como si te importara — masculló, como el hijo dolido que no quiere a su padre de vuelta.

—JongDae… — Lo regañó Minseok.

No pudiendo creer que en serio su Hyung estuviese defendiendo a ese… a ese… a ese… líder de quinta, JongDae lo miró conteniendo una exclamación de asombro, como si se sintiese insultado.

BaekHyun se retorció en su silla por segunda vez.

JoonMyun le dedicó una mirada grata al mayor, y Minseok… Siendo siempre un hombre tan bueno, siendo tan cálido y conmovedor con el mundo entero, siempre tan lindo y atento, le sujetó la mano sobre la mesa para brindarle apoyo.

La mandíbula cuadrada de Chen prácticamente cayó hasta el suelo.

BaekHyun no pudo reprimir las carcajadas más cuando el de sonrisa gatuna le dedicó una mirada de ¿¡Puedes creerlo, maldita sea!? A Yixing, que le devolvió una mirada perdida, casi aturdida, como si no supiera ni dónde estaba sentado.

—¡Si quieren casarse, cásense! ¡Pero a mí no me vengan con demostraciones de afecto públicas!

Cuando la puerta de la habitación de JongDae azotó, todos se encontraron mirando fijamente el mantel blanco sobre la mesa.

—¿De qué me perdí? — Lay habló, dedicándole un puchero a su adinerado novio.

JoonMyun le devolvió una mirada tan cargada de confusión como la suya. — No tengo idea, Yixing.

—Myunee… — Lo llamó el mismo unicornio haciendo una mueca en dirección a su plato. KyungSoo tragó nerviosamente… — El pan sabe raro.

ChanYeol tuvo que rodar a BaekHyun a su cuarto deshaciéndose en carcajadas.

 

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Realmente agotado por la jornada que le había tocado vivir ese día y la extraña escena recientemente presenciada en el comedor, Minseok se olvidó de absolutamente todo cuando estuvo en su habitación y se preparó para tomar un baño, deshaciéndose de las pantunflas y arrojando la playera en algún lugar.

Se sentía sucio, no hacia tanto calor, pero sí el suficiente como para necesitad una ducha de agua fría durante la noche.

Los miembros seguían reunidos en la sala, animando a JoonMyun con programas de televisión extraños y bromas raras que no harían sentir bien a nadie en absoluto, pero al menos lo intentaban, exceptuando al ChanBaek que seguramente estaba haciendo de las suyas en los dormitorios.

Se colocó la toalla alrededor de la cintura, con los bóxer todavía puestos, y abrió la puerta para emprender camino al baño, conduciéndose por el largo pasillo.

 

Una de las cosas que más le gustaban a JongDae de su habitación, aunque tuviese que compartirla con SeHun, era que quedaba justo frente al baño, de modo que podía enterarse a la perfección cuando éste estaba ocupado, así como de quienes exactamente hacían travesuras en él.

En su defensa siempre dirá, que ya se estaba quitando las calcetas cuando lo vio pasar, modelando esa preciosa tableta de chocolate blanco frente a sus ojos, provocándole ganas de tirarlo sobre el suelo y saboreárselo enterito.

Minseok no era de los que presumían los que tenían, rara vez lo había visto pasearse sin camisa y era en el escenario donde lo había obligado a lucirse, nunca dentro de las cuatro paredes que envolvían su departamento.

La toalla adornaba ese perfecto trasero, revelando sus perfectas pantorrillas al fondo, tan visiblemente cremosas como el resto de su cuerpo.

Los ojos de JongDae brillaron inevitablemente porque quería tocarlo.

Todo. Absolutamente todo, sin dejar ningún espacio, sus manos cosquilleaban y la boca se le hacía agua mientras notaba que el mayor había entrado sin cerrar la puerta por completo.

Su corazón martilleaba en sus oídos cuando decidió que ya no tenía fuerzas para evitarlo. Sus pies descalzos ya estaban deslizándose fuera de la habitación para cuando se le ocurrió que tal vez el mayor se molestaría al verlo aparecer con una sonrisa frente a la puerta, pero supo que era demasiado tarde para arrepentirse cuando uno de sus ojos alcanzó a  captar la imagen de su Hyung dentro del baño, deshaciéndose de la toalla y tirando del elástico de su ropa interior.

Su lengua recorrió su labio inferior antes de entrar, Minseok casi se cae de la impresión cuando lo vio ahí parado, usando la misma camiseta blanca que en la cena, con los shorts cortos a medio desabrochar por su traviesa zurda.

—J-JongDae, ¿q-qué…

El sonido que la puerta de madera hizo al cerrarse, opacó lo que quiera que su Hyung se estuviese preparando mentalmente para decir. La sonrisa gatuna de JongDae se extendió, jugando a hacérselo el inocente mientras se abría la bragueta, impaciente por bajarse los shorts de un tirón.

—Yo también iba a ducharme, Hyung… Así que, ¿por qué no lo hacemos juntos? — El shock era evidente en el rostro más pálido, por lo que Chen se apresuró a agregar — Para ahorrar tiempo, quiero decir.

Notablemente nervioso, el mayor no encontró la manera de tirar de forma discreta el elástico de sus bóxer hacia arriba de nuevo, de modo que se giró en dirección a la pequeña tina de baño para hacerlo, primer gran error.

Dilatados por el deseo, los pequeños ojos del menor recorrieron su trasero medio expuesto.

—N-No creo que sea correcto, J-JongDae, me… Me voy a apresurar, ¿sí?

Con un puchero en los labios, el castaño se aproximó, rodeando con sus brazos largos la cintura del mayor y depositando un beso casto en su hombro derecho antes de apartarse. — No hace falta, Hyung, somos amigos, ¿no? Estamos en confianza, no tienes nada que yo no tenga.

Los colores se le subieron al rostro al pelinegro cuando JongDae se sacó la playera por el cuello al mismo tiempo que se sacaba los shorts con los pies y los arrastraba a un lado, sabiendo que su destino era cruelmente inevitable y no sabía decirle no a ese chiquillo malcriado, Minseok introdujo sus pies en la pequeña tina que había llenado previamente, pensando que no estaría tan mal sentarse en un extremo mientras el menor se duchaba… Siempre podría mirar la pared, de todos modos.

Segundo gran error.

Quitarse los bóxer dentro de la tina no fue un gran problema, se sentó tan rápido y se cubrió la delantera con las manos a tal velocidad, que su ropa interior desplomándose en el suelo del baño no fue el mayor problema.

—¿El agua está fría, Minseokee?

La forma en que pronunció su nombre le resultó peligrosa, pero sus brazos envolvieron sus rodillas contra su pecho de todas formas, echándole una mirada fugaz a la regadera antes de asentirle a la pared por primera vez.

—Perfecto, porque estoy muy, muy caliente.

Minseok abrió los ojos con sorpresa, sintiendo la sangre hirviendo en sus mejillas cuando cometió el peor de los terceros errores, que fue girar la cara para encontrarse frente al cuerpo deliciosamente desnudo de su Dongsaeng.

Chen era exactamente cual había imaginado, delgaducho y perfecto. Sus poco pronunciados abdominales lucían casi fuera de lugar ahí, pero no fue precisamente eso lo que lo hizo tragar duro y hasta el fondo, sino el grueso miembro erecto en su entrepierna.

¿P-P-P-Por qué estaba esa cosa levantada?

¿N-N-N-No se levantaba solo c-cuando…

La diestra de JongDae interrumpió todo pensamiento tanteado por su cerebro cuando comenzó a acariciarse, cerrando sus ojos por un instante ante la oleada de placer que esa simple caricia le provocó.

Minseok se mordió tan fuerte el labio inferior, que casi lo hace sangrar. Su cabeza mirando furiosamente a la pared, su corazón a punto de salírsele del pecho y un panal de abejas moviéndose de estómago para abajo.

Se sentía dichoso de estar sentado, porque puta madre, habría caído de rodillas ante el maravilloso gemido que se le escapó a Chen de los labios de haber estado parado.

—¿Q-Qué demonios estás haciendo, J-JongDae?

El aludido se hizo el sorprendido, metiendo un pie dentro de la tina y acostumbrándose a la temperatura fría. — ¿A qué te refieres, Hyung? Estoy por darme una ducha refrescante.

Sintiéndose cual pedófilo pervertido cuyos abominables pensamientos acababan de ser expuestos en público, suspiró ruidosamente y se cubrió el rostro con las manos.

Iba a tener un paro cardiaco a este paso.

Una dulce caricia se deslizó sobre su hombro antes de ser sujetado y un pie empujó su espalda, provocando que su cuerpo se echase hacia adelante.

Minseok no sabía qué carajos estaba pasando ahí pero estaba tan avergonzado, que se rehusaba a alzar la vista y encontrarse nuevamente con la deliciosa desnudez de su acompañante.

Su piel se sentía caliente pese a la temperatura del agua, pero eso no fue nada comparado con el humo que casi echa por las orejas cuando algo duro empujo contra el comienzo de su espina dorsal.

—J-JongDae… — Jadeó, aunque había planeado que saliese más como un reclamo, maldita sea, era imposible pensar con esa cosa frotándose contra su piel.

—¿Sí, Minseokee? — El otro inquirió con voz inocentona, asomando la cabeza sobre el hombro del aludido. — Pensé que frotarte la espalda estaría bien… ¿Te molesta?

No. Sí. No. Sí. No pero sí. Sí pero no.

Las respuestas se enredaron en su cabeza, por su boca nada más que un gemido ahogado fue capaz de salir. Se mordió los labios con fuerza una vez más, las manos de JongDae, que había tomado su silencio como respuesta, estaban acariciándole la espalda.

—Hoy fue un día agotador, ¿no lo crees?

Minseok sabía que no era el momento correcto para ponerse a pensar en lo sucedido a la hora de la cena, pero el comportamiento del menor había sido tan raro, que no le sorprendía que ese recuerdo inundase su mente de un momento para otro.

La suavidad de una esponja húmeda y jabonosa recorrió su piel, provocándole ganas de estirarse, ganas que no reprimió.

JongDae sonrió victorioso cuando su Hyung se deshizo bajo las caricias de esa jodida esponja. Ansiaba como el demonio que sus manos pudiesen reemplazarla pronto, pero no iba a apresurarse, sobre todo cuando el inocentón de Minseok apenas estaba entrando en confianza.

Era difícil para él contenerse.

Su polla aclamaba atención, erecta como un asta sobre su abdomen. JongDae le pidió esperar porque sabía tendría su recompensa.

Deslizó la esponja sobre los delicados hombros del mayor, descendiendo por un espalda un segundo después. Muchos segundos atrás su pegunta había muerto ante el chisporroteo del agua pero XiuMin le respondió de todos modos.

—Estoy tan agotado.

“¿Qué tan agotado?” El menor se preguntó. “¿Tan agotado como para no soportar…”

La esponja cayó haciendo un ruido sordo entre sus cuerpos, lo siguiente que Minseok supo, fue que las deliciosas manos de su dongsaeng estaban acariciando de forma condenadamente lenta su pecho, rodeando los pezones.

Uhm… — Un gemido placentero se le escapó aunque intentó ahogarlo.

Música para los oídos de JongDae. — ¿Te gusta, Hyung? Quiero que estés relajado.

Qué interés tan particular y desinteresado. Inocente, inocente Minseok que se encogió en un asentimiento.

Los pulgares del menor rozaron sus húmedos botones expuestos, logrando que arquease la espalda contra ese apenas levemente marcado pecho.

—Jo-JongDae-¡ah!, uhm… b-basta.

No.

No, no, no. Era demasiado tarde para pedirlo. Chen era incapaz de detener sus acciones, estaba demasiado caliente para pensar con la cabeza y no con esa jodida polla que se aproximó palpitante contra la espalda de su Hyung.

—¿Se siente bien, Minseokee? — Un asentimiento tembloroso fue su única respuesta, sus dientes se cerraron sobre uno de los blanquecinos hombros del mayor antes de continuar — No puedo parar, Minseokee, no ahora, uhm...

El quedo gruñido contra su oído hizo que el aludido se estremeciese de pies a cabeza, los dedos de sus pies arqueándose placenteramente mientras una suave cabecilla de durazno se frotaba contra su espalda baja.

Palpitaba deliciosamente, igual que la suya irguiéndose vergonzosamente sobre su vientre.

La caliente lengua del castaño recorrió su cuello, sus labios cerrándose sobre él después para chuparlo. Oh, maldición, Minseok no podía parar de ser ruidoso.

—¿Se siente bien, Minseokee? ¿Tan bien como cuando SuHo Hyung lo hace?

En ese preciso instante, la burbuja en la que el pelinegro había estado viviendo estalló en sus narices y se apartó a toda velocidad, muy a pesar de lo glorioso que se sentían las delgadas manos de JongDae frotándolo por todas partes.

—¿Qué acabas de decir?

El menor parpadeó, como si estuviese perdido. Probablemente la había cagado, pero todavía no sabía si por mencionar al líder o por haber intentado que su mano fuese un poco más allá.

Minseok ahora estaba sentado frente a él, mirándolo expectante por una respuesta que él no tenía. Se mordió el labio inferior. — No importa… No debí haberlo mencionado, lo siento pero c-continuemos, prosigamos, no tienes que pensar en él…

El mayor sacudió la cabeza, enfriando el pecho del menor por un instante con la posibilidad de que se marchase por la puerta y lo dejase roto y con una tremenda erección.

—No estoy pensando en él. —Sin embargo, el Hyung aclaró, palmeándose las mejillas como para saber si estaba despierto. — No pienso en él ni ahora ni la mayor parte del tiempo.

La lengua del menor resbaló sobre su labio inferior. — ¿Entonces por qué estás con él y no conmigo, uh?

El corazón de Minseok casi se le sale del pecho.

¿J-JongDae quería que estuviese con él?

—¿C-Contigo? — ¿No había escuchado mal?

El menor le aseguró que no, sin embargo, zarandeando la cabeza y recorriéndose sobre la tina para disminuir la distancia entre sus todavía calientes cuerpos.

—Sí, conmigo, Hyung, conmigo. — Murmuró con voz casi suplicante — Déjalo, Hyung, déjalo y quédate conmigo, soy mejor Hyung, puedo ser mejor.

Minseok lo miró aturdido, como si no pudiese procesar sus palabras, como si su corazón se hubiese detenido en el instante en que el otro las pronuncío.

JongDae alzó una mano para acariciarle el rostro, el mayor se estremeció bajo la caricia pero cerró los ojos de todas formas, dejándose llevar, envolviéndose por el alarmante latido de su corazón y apretando los puños, preparado, listo para escucharlo… sintiéndose todo menos valiente pero sonriendo de todas formas cuando JongDae finalmente lo dijo.

—Te quiero tanto, Hyung… — Murmuró con voz temblorosa, su aliento seduciendo los bonitos labios casi completamente cubiertos por los suyos — Quiero estar contigo, quiero que estés conmigo, únicamente tú y yo, Minseokee, mi Hyung, él único al que yo quiero…

La suavidad con la que lo besó le hizo traviesas cosquillas.

Las mariposas revoloteaban enjauladas por el tejido de su estómago, le temblaban las manos impotentemente debido a la ansiedad, la boca de JongDae se separó levemente como si esperase una respuesta verbal, pero Minseok le respondió cerrando sus brazos en su cuello y trayéndolo cerca, estampando sus labios contra los suyos una vez más.

Sus pechos húmedos se tocaron, haciendo un ruidito extraño, pero ninguno de los dos se percató. El agua se movía calmadamente al ritmo de sus movimientos, el sonido de una gota cayendo de la pequeña fuentecita fue el único ruido que inundó la habitación, además del de sus labios uniéndose una y otra vez, por supuesto.

Minseok quería decirle que era un idiota, que SuHo jamás podría significar lo mismo que él, que no sabía de dónde había sacado tan ridículo pensamiento y que solamente era un niño jugando a ser grande, pero cuando sus ojos se abrieron para mirarlo, lo único que esa intensa mirada lo dejó decir fue te escojo a ti, siempre serás tú.

Y los ojos de JongDae brillaron antes de que lo besase de nuevo, desesperado, como si hubiese tenido que esperar demasiado por ello. Y mientras sus pechos se rozaban, sus corazones uniéndose en poderosos latidos, Minseok se preguntó si su pequeño Chen llevaría tanto tiempo esperando por eso como él.

Los dedos del menor el su cintura lo hicieron boquear, interrumpiendo su beso con un delicioso gemido cuando esa pecaminosa mano unió sus miembros juntos y los rozó, palpitantes y deseosos, haciéndolos jadear por la necesidad.

—Quiero que seas mío… — JongDae le susurró, acariciando su mejilla derecha húmeda cariñosamente, aunque las palabras no hubiesen sido precisamente necesarias.

Y XiuMin asintió con tímidez, sintiéndose preparado para infestar ese baño con lo bonito de sus excitantes recuerdos.

Un movimiento fue todo lo necesario para que su espalda se arquease una vez más. La zurda de Chen sujetó con fuerza su cintura, manteniéndolos juntos ya que el mayor se deshacía en jadeos y temblores.

La sensación que sus penes rozándose les provocaba era tan gloriosa como había esperado o incluso más. Podía sentir el líquido pre-seminal brotar de ese glande suyo tan codiciado por el menor, que se inclinó sobre él para besarle el cuello.

La cabeza de Minseok se giró de un lado a otro y tuvo que sujetarse con fuerza del resbaloso material con que la tina estaba construida para no sumergirse en el agua.

La boca de JongDae se deslizó más abajo, dejando un camino de besos con sus labios hasta sus rosados pezones, probándolos como si fuesen el manjar más delicioso que probó en toda su vida.

—Solo mío — el menor murmuró quedamente, frotando un dígito contra su sensible agujero.

Y al final, tal vez resultaba que JongDae fuese igual o más posesivo que ChanYeol pero no importaba.

No importaba en absoluto si era tan suyo como Minseok lo era de él.

Cerró los ojos con fuerza cuando un dedo se introdujo en su interior, curioso, tanteando para no lastimarlo. Y fue entonces cuando Minseok volvió a cerrar el espacio entre ellos, sentándose sobre sus piernas y abrazándose a su pecho, enterrando esas bonitas uñas que las manicuristas siempre le decían que tenía sobre la ardiente espalda de JongDae.

Un dedo más se le sumo antes de que fueran tres. Chen era hábil en lo que hacía y el mayor prefería pensar que se debía a tanta jodida pornografía registrada en su cabeza que a otra cosa, más porque tres dedos ardían haciendo que quisiera llorar que por otra cosa.

Pero JongDae era grueso, así que aunque sabía que pronto vendría la mejor parte, sus dientes se cerraron sobre la piel sensible del cuello del menor para marcarlo suyo. Para dejarles un recordatorio permanente de lo que estaba a punto de suceder.

Un dedo más y la boca de Minseok sobre los hombros de JongDae, el sonido de la televisión subiendo de volumen les aseguraba muy en lo profundo que estaban siendo ruidosos, pero no importaba, no importaba en absoluto porque ambos habían soportado escuchando antes y merecían ser ellos quienes jadeasen esta vez.

—¿E-Estás listo?

Un gritito brotó fuera de los labios del mayor cuando los dedos salieron de su agujero, dejándolo palpitante y ansioso, porque aunque hubiese sido doloroso, no tener a JongDae en su interior, lo hacía sentirse frio y necesitado.

—Siempre… — Le susurró al oído con una sonrisa, mordiendo su lóbulo también antes de enterrar su rostro en ese delgado pecho suyo que tanto adoraba.

Chen levantó su culo un poco, posicionándose en el lugar correcto antes de bajarlo con lentitud. Minseok pudo sentir el caliente y húmedo glande restregarse contra su entrada, sacándole un suspiro de desesperación.

—P-Por favor… — Suplicó entre dientes.

JongDae le dio un beso en la mejilla y trató de relajarlo acariciando con sus dedos su cintura, ascendiendo poco a poco, enterrándose en su interior de una sola estocada un segundo más tarde.

—¡Ah!

Una escala de gemidos perfectos.

JongDae volvió a empujar en su interior una vez hubo bajado, robándole el aliento y haciendo que Minseok se perdiese entre jadeos y el sonido del agua.

JongDae, más, JongDae… Por favor…

Una y otra vez. Los labios rosas y preciosos de Minseok chupando sus clavículas, apoderándose de su pecho. La visión borrosa de ambos, agua chocando bruscamente contra el material de la tina gracias a sus movimientos bruscos.

Minseok era tan jodidamente estrecho, tan delicioso y perfecto. Y Chen era tan dichoso y sus gruñidos ponían al mayor, frotando sus pechos juntos cada vez que tenía la oportunidad.

—J-JongDae-ah… Uhm… Tan caliente.

Sus mejillas estaban rojas. Preciosamente iluminadas por la tenue luz de la habitación. Un hilo de saliva había descendido por su barbilla, escapándosele de la boca mientras jadeaba y se retorcía, moviendo la cabeza de izquierda a derecha, rogando porque fuese un poco más profundo.

JongDae lo sujetó fuertemente por la cintura, elevándose para buscar más en lo profundo, tocando fondo y sacándole grititos al mayor, moviendo su mano hasta alcanzar ese palpitante y desatendido miembro, queriendo comérselo enterito pero no teniendo las suficientes manos.

Todo era tan jodidamente húmedo.

—¡Uhm, JongDae, voy a…!

Lo sabía, lo sabía porque él también. Porque todo era tan excitante, tan caliente y perfecto que sentía que estaba a punto de estallar.

Sus cuerpos volvieron a ser un enredo de extremidades cuando los brazos de Minseok estuvieron en su cuello de nuevo. Sus labios juntos, saboreando en lo profundo, sus lenguas buscándose.

Juntos… Juntos… Juntos.

Minseok se corrió gimiendo su nombre un poco escandalosamente, JongDae suspiró el suyo como si lo hubiese estado conteniendo por demasiado tiempo.

Sus frentes chocaron, el mayor todavía lleno de Chen, las delgadas hebras de semen del menor habiendo coloreado en lo profundo de su jodido trasero.

—Me va a doler el coxis en la mañana.

Tan brillantes como los de un enamorado, los ojos de JongDae buscaron los suyos. Su zurda yendo a por su mentón para acariciarlo. — Esto es mejor que el ejercicio, ¿no?

Sonrojado pero definitivamente de acuerdo, Minseok asintió y se inclinó un poco para dejar un casto beso en los labios del menor.

—Eres insaciable — éste ronroneó, volviendo a besarlo y cerrando sus dientes sobre su labio inferior ésta vez, estirándolo hasta que Minseok se soltó jadeante y volvió a besarlo, esta vez su lengua buscando la suya.

—Te quiero tanto…

JongDae sonrió, rozando juguetonamente sus narices y dedicándole esa sonrisa gatuna tan dulce. — ¿Tanto como yo a ti?

El mayor hizo un puchero antes de unir sus bocas una vez más.

—Más que tú a mí.

 

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Las sonrisas de todos eran insoportables.

Minseok estaba usando camisa de manga larga casualmente esa mañana pese al ambiente húmedo. JongDae cuello de tortuga.

Las miradas picaronas y las cejas alzadas relevantemente en sus direcciones no se hicieron esperar. Pero como siempre, BaekHyun era el más chismoso e indecente de todos.

—¿La pasaron bien ayer?

La pregunta fue lanzada y el mayor casi se atraganta con las sobras de espagueti que habían recalentado para el almuerzo. Sus mejillas regordetas adorablemente teñidas de rojo. JongDae palmeó su espalda con dulzura, acariciando quizá un poco más allá de lo debido.

—En el baño, quiero decir. — Baek insistió desvergonzadamente. — Son unos atrevidos, saben que desde que somos nueve ya solo tenemos un baño, el pobre de SeHun tuvo que ir a hacer pipí al vestíbulo, fue algo muy soso que SuHo Hyung tuviese que acompañarlo porque le daba miedo preguntar por papel higiénico.

JongDae frunció las cejas, aunque sonreía. — ¿Y tú como sabes eso?

—¡Es que fue comiquísimo! — Baek respondió al instante, echándose a reír. SeHun recargó la cabeza en la mesa, pretendiendo desaparecer. — Dumbito y yo los seguimos, lo grabamos todo, ¿a qué sí? Nunca había visto a SeHun tan rojo en mi vida.

—Creí que estábamos hablando de estos dos haciendo cochinadas en el baño hasta altas horas de la noche. — SuHo protestó, ya que el acto también había sido bastante vergonzoso para él.

BaekHyun le restó importancia afeminadamente. — Ay, Myun-ee — dijo, burlándose por la forma en que Yixing lo llamaba todo el tiempo — Ese es un tema que ya pasó de moda.

JongDae le sujetó la mano a su Hyung por debajo de la mesa, dedicándole una radiante sonrisa cuando éste lo miró un segundo después.

No.

No importaba en absoluto que los hubiesen escuchado.

Tenía a JongDae. Eso era lo importante.

 

Notas finales:

Hubiese podido nombrar este One Shoot “Montaña rusa”, de tantas emociones que viví al escribirlo.

Quiero dedicar también este pequeño escrito a Yixing, mi gato. Yixing, gracias por pasarte la tarde entera conmigo, arañándome la pierna y mordiéndome los dedos. Lo mejor de estar enferma, es que me mimes, Yixing –Inserte aquí el meme de Forever Alone-

Espero que te haya gustado, Barbye, realmente no tenía ganas de escribir smut porque mi ritual raro antes de escribir smut es leer mucho smut y, digamos que no tenía ganas de leer smut(? Solo quiero morir. Igual espero que te guste. Y que lo hayan disfrutado todos. No lo leí dos veces y no tengo beta, así que disculpen mis herrores. El título es rídiculo pero mi cabeza no da para más(? Igual SuHo es la causa de todo y los sucesos en el baño el efecto(???

Besos afeminados con Key.


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