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Eres mio. por Daydream duet

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Notas del fanfic:

 

solo dire que aumm no se este fic surgio de uno de mis dias menos soliados... esta a penas comenzando y quise compartirselos... es una historia que inicie por mi cuenta pero como siempre Ai-chan es mi hermoso apoyo y la que motiva mis locuras letristicas (letristicas? si quiera existe la palabra? no lo sé)

Como siempre es una historia original y registrada asi que el plagio no es recomendable.

:D

Gracias por leer .

 

Notas del capitulo:

Holi....

bien, no hay mucho que decir...

en verdad espero que les guste y no desepcionarles.... estoy haciendo mis primeros pininos con la parte romantica porque en verdad no es l mio y espero que me valla bien.

 

Acabar… todo terminaría aquel día, ya no podía más, no importaban ya las mil y una vez que hubiera jurado no hacerlo, cortarse ya no era suficiente, caminaba por la calle como zombi, llevaba los cascos puestos y la música sonaba tan alto que podía ensordecer a cualquiera pero a él no le importaba, ya nada le importaba, todo se acabaría pronto, tan solo unas cuantas cuadras más y seria el final, Llevaba unos jeans ajustados color azul marino, botas estilo militar y una sudadera larga y holgada negra, nada apta para el pleno mes de junio ero perfecta para que sus manos se ocultaran en las mangas; por sus dedos resbalaban pequeños hilillos de sangre que cada ciertos pasos dejaban una mancha roja en el pavimento.

A música estridente lo distraía de todo y le mantenía alejado de aquellos pensamientos que tanto dolían, porque pese a todo tenía que terminar con dignidad, no permitiría que le vieran llorar en medio de la calle, estaba tan ensimismado que no reaccionó sino hasta que el sonido de una bocina sobrepaso al de la música, giro la mitad de su cuerpo y se quedo estático, mientras un casco se le caía por la brusquedad del movimiento, el auto quedo a 30 centímetros de su cuerpo y el solo podía observar la escena como en cámara lenta, con la música sonando fuerte en un oído y el ruido del mundo llegando desde lejos, el muchacho al volante le observaba shockeado para después dar lugar a la molestia y los reclamos, mismos que oía sin escuchar, lentamente noto que estaba parado en medio de la avenida, y como algunas personas se detenían en la acera a observar.

Salió de su propio shock y tuvo el impulso de disculparse pero se reprimió, que importaba ya, fuera arrollado, ahorcado, con un disparo, pastillas o cortándose las venas, todo terminaría ese día, con parsimonia acomodo el casco que se le había caído, dio media vuelta y comenzó a caminar lentamente ignorando al mundo entero y al joven pelinegro dejando a este alterado, asustado, molesto y confundido dentro del auto, porque que pudo continuar como si nada, porque para él ya nada importaba, porque él no noto de quien se trataba pero el chico dentro del auto sí.

Estaba a nada de llegar tan solo 2 cuadras más y ya, los riachuelos en sus manos dejaban de escurrir y la sangre en sus manos y brazos comenzaba a secarse formando pequeñas cascarillas negras, las calles que quedaban estaban desiertas, propio de la zona industrial abandonada, grandes edificios aun en construcción, aquellos serian edificios que nunca serian acabados, mobiliario fuera de regla que fue clausurado, grandes posibilidades que quizás nunca serian acabados, justo como su vida, como su existencia, era el lugar perfecto para terminarlo todo.

Se dirigió a uno de los edificios más altos y alejados y solo atravesando la entrada, sabiéndose completamente solo, tal y como se sentía se permitió llorar, las primeras lagrimas corrieron silenciosas, unas resbalando hasta su cuello, otras mas cayendo de su rostro al suelo o perdiéndose en su sudadera, comenzó a subir las nada confiables escaleras, un escalón a la vez, por cada una que subía, su máscara de fortaleza se hacía pedazos, llorando cada vez con más intensidad, sintiendo como todas las emociones que había reprimido hasta ese momento se acumulaban formando un gran nudo en su garganta hasta que no le dejo respirar más.

Faltaban solo unos cuantos escalones para llegar a la azotea, pero no podía con su propia pena, se recargo en la pares ahogando sus sollozos con sus manos y luego se escurrió por esta hasta quedar sentado y entonces se permitió derrumbarse, con la cabeza escondida entre las rodillas y las manos sobre esta. Lloro, lloro lo que no había podido en mucho en mucho tiempo, lloro por su gran pesar, mientras la pena aumentaba, el dolor se acumulaba en su pecho y hasta que el llanto ya no fue suficiente, frustrado comenzó a estirar su cabello, a rasgar el cuello cabelludo, el dolor físico no amainaba el emocional pero siempre era un buen distractor, por eso sus brazos estaban llenos de cortes, aunque ese día no habían sido suficiente, recordándose de ellos enrolo sus mangas y clavo sus uñas en los cortes aun resientes, volviendo a abrirlos y dejando correr aun más sangre.

Se quedo concentrado en el dolor, observando el rojo liquido brotar lento y resbalar por su piel, se concentro en ello, y poco a poco se fue tranquilizando su respiración y el llanto se convirtió en tan solo un leve sollozo, sintiéndose mucho más tranquilo, se limpio por primera vez el rostro, dejando una leve mancha rojiza en su mejilla y se levanto para continuar su recorrido y terminar con su propósito, o eso intento, por un momento perdió el equilibrio y tuvo que aferrarse a la pared para no caer por las escaleras, estaba mareado, bastante, debía ser porque no había comido en todo el día, pero que mas daba, con cuidado continuo su camino, al final de cuentas los muertos no tenían hambre.

Cuando por fin alcanzo la azotea, un viento fresco lo recorrió, había anochecido y el clima se tornaba un tanto frio, se encogió dentro de su sudadera y camino hasta el borde, respiro profundamente y trepo en la barda de seguridad que rodeaba la orilla, parado en ese sitio  todo se sentía infinitamente diferente, curiosamente se sentía tranquilo, las ganas de llorar se habían ido y ahora solo observaba el abismo con tranquilidad, 12 pisos, ¿Qué se sentiría al caer desde esa altura? Saco de su bolsillo el puñado de pastillas que había preparado con anterioridad, al menos no sufriría, estaría dormido para cuando su cuerpo alcanzara el suelo, las trago todas juntas y espero unos minutos a que el efecto del medicamento para dormir comenzara a surtir efecto.

Abrió los brazos sintiendo el viento golpear fuerte contra  su rostro, se sintió somnoliento y entonces la sensación de caída llego a él.

***

Adair había quedado paralizado en su sitio, fue hasta que otro coche tras él sonó la bocina que pudo por fin reaccionar, condujo solo lo suficiente  hasta poder orillarse y estacionar, sus manos estaban prácticamente pegadas al volante, lo había aferrado con tanta fuerza cuando freno bruscamente para no arrollar al estúpido peatón que atravesó sin fijarse que bien podía apostar que al retirarlas sus dedos quedarían marcados en el.

Se quedo mirando a la nada mientras rememoraba el momento recién pasado, casi atropello a una persona y lo peor de todo es que no a cualquier persona, taro un poco por el susto pero inevitablemente le reconoció, esos ojos almendrados, el cabello castaño alborotado y esa figura que le seria inconfundible, se trataba se Joe, un chico de su universidad y de su misma carrera, compartía con el 2 clases, física y algebra.

Recordaba el primer día que le vio, el primer día de clases, el era un año mayor por lo que la atracción para los cursos superiores era analizar la carne nueva, quizás ingresara alguna tía buena o algún chico lo suficientemente tonto para tomarlo como bufón, pero se sorprendió a si mismo observando a un chico que parecía no encajar en ningún estándar, entro en el edificio sin restar atención a nada más que al libro que llevaba entre las manos, para generalizar siempre los novatos ingresaban buscando gente de su clase, catalogándose entre ellos, y buscando el chico o chica del grado superior al que admirarían hasta que se les bajara la calentura, pero por alguna razón ese chico camino por la estancia hasta situarse en un lugar no muy abarrotado, recargarse en la pared y seguir leyendo, bien podía un nerdazo pero su estilo no daba esa impresión, iba demasiado bien vestido para ser un nerd, pero no irradiaba esa aura de niño creído que concordaría con su manera de vestir, para colmo, sí, estaba aislado, bien podía encajar con los raros antisociales pero si alguien le hablaba, este simplemente le  sonreía y era cortes antes de termina la plática y volver a hundirse en su lectura.

Desde aquel día cada vez que coincidían por el corredor o en la cafetería no podía quitarle la vista de encima hasta que este simplemente se alejaba demasiado, ni que decir de cuando catastróficamente reprobó 2 materias y termino compartiendo ambas con precisamente la clase de aquel extraño muchacho. El no era muy creyente pero ese día creyó que podía agradecer a cualquier ser poderoso que haya consentido aquella magnifica coincidencia.

De esa manera pudo conocer su nombre, compartir un par de actividades y conocer poco a poco el enigma que representaba aquel muchacho, era guapo bastante y muy inteligente, bien podía ser de la clase popular pero era, no se podía llamar tímido, simplemente demasiado aislado, y era amable pero no parecía ser de los que se les puede tomar el pelo y hacerlos tontos, era bastante extraño, y quizás fueron esos misterios lo que lo llevaron a enamorarse de Joe.

Pero era bastante extraño, ¿Qué hacia Joe cruzando tan imprudentemente la calle? Pudo haber sido solo una distracción pero cuando vio su rostro prácticamente descompuesto, y después ese gesto de desinterés para volver a ponerse los cascos y seguir caminando como si no hubiera estado a nada de morir le decían que no era solo eso. En primer lugar porque el Joe que conocía siempre era sonriente y amable, y el chico al que casi arrolla no tenía ninguna de esas cualidades y en segunda porque parecía no haberle reconocido, quizás de todo fue lo que más le molestaba.

Sabiendo que el tema no desaparecería de su cabeza hasta que lograra saber que sucedía, decidió posponer su cita para salir con su bola de amigos, y sabiendo que Joe no podía caminar tan  de prisa, volvió a encender el motor y condujo en busca del origen de sus pensamientos.

No debía de estar muy lejos, y comprobó aquello cuando le dio alcance tan solo unas cuadras después, su primer plan era ser impulsivo, darle alcance, bajar de su auto y confrontarle pero desecho la idea al notar el aura nada usual que rodeaba al castaño, generalmente Joe desprendía un aura de paciencia y tranquilidad pero en ese momento más bien parecía demasiado tenso y deprimido.

Se mantuvo unos metros por detrás de él y con cada tramo que avanzaban la curiosidad recia mas y mas en el pelinegro y prácticamente se disparo cuando los pasos del castaño los llevaron hasta la zona industrial, siendo un sitio abandonado seguro asustaría a Joe ver un auto rondando por lo que aparco y asegurando las puertas decidió seguirle caminando. Le observo entrar a  uno de los edificios y comenzar a subir las escaleras, con cada paso su curiosidad aumentaba mas, eso hasta que los sollozos y el llanto comenzaron a aflorar, entonces la preocupación tomo el lugar de la curiosidad, después cuando le vio desplomarse en los escalones y comenzar a lastimarse tuvo el impulso de ir y detenerlo pero algo en el le dijo que no sería buena idea, simplemente permaneció oculto, observando impotente hasta que Joe se incorporo y siguió hasta alcanzar la azotea.

Con cuidado siguió sus pasos, para él era como sentirse un espía y el ser descubierto no era una opción, o no lo era hasta que observó a Joe  caminar hasta la orilla, trepar el borde y tragar algo, ¿aquel chico era un suicida? No era posible, Joe, Joe era la viva imagen de la alegría, o al menos así lo creía, siempre sonriente, amable, aquello no podía ser, seguro se había golpeado la cabeza cuando freno bruscamente para no atropellar a un cristiano, si seguro que eso había sido y todo eso estaba siendo producto de su imaginación.

Adair dejó de pensar cuando vio a Joe abrir los brazos y comenzar a balancearse poco a poco y de una manera tan sutil que de haber estado en un suelo menos peligroso habría carecido de importancia pero estando al borde del abismo resultaba aterrador, con su mente completamente en blanco se abalanzo sobre el cuerpo de Joe, lo redo con sus brazos y lo jalo hacia él sacándolo del peligro.

De no haber estado tan desesperado habría pensado mejor las cosas y no habría terminado tirado en el suelo con Joe inconsciente aplastándole y con un tremendo dolor de cabeza por el golpe que había conseguido al caer.

Haciendo acopio de su fuerza y del resultado de las infinitas horas que perdía en gym logro sacar a Joe de aquel edificio y debía decir y reclamar a sus instructores porque ningún entrenamiento lo había preparado para bajar las escaleras de 7 pisos con un chico a cuestas que aunque delgado pesaba bastante, acomodo cuidadosamente el cuerpo inconsciente del castaño y desechando la idea de un hospital ya que no estaba seguro de querer contarle a alguien como es que aquel muchacho había terminado así opto por dirigirse a su apartamento y cobrar uno de tantos favores que le debían.

***

-Cuando llamaste diciendo que era hora de pagar uno de tantos favores me imagine cualquier cosa menos esta.

-Si bueno, Es… complicado.

-Puedo imaginármelo, pero esto es más que pedirte el depa para traer a una chica o que me cubras con mis padres.

-Lo sé, Lo sé, pero no está mal, una de cal por las que van de arena.

-Como sea, me encantaría sacar mas provecho de esto, y en verdad que estoy reprimiendo demasiado mi curiosidad para no hacer las 234 preguntas que ya se han formado en mi cabeza, pero mi ética profesional te dará tregua por ahora.

-Las has contado.

-No, pero es un mal tanteo, quizás sean 300.

-Bien no prometeré que te las contestare pero por ahora simplemente has algo.

***

Joe despertó con un tremendísimo dolor de cabeza, observando el pulcro techo blanco y percatándose de inmediato de la zonda en su brazo, en verdad que era un inútil y un idiota ni siquiera suicidarse le salía bien… ¿Quién podía ser tan patético además de él claro? Nadie, por supuesto que nadie, suspiro pesadamente y cero los ojos sintiendo como estos comenzaban a arder en clara señal de que sus lagrimas luchaban por salir, trato de respirar calmadamente y limpio con sus manos las traviesas gotas que resbalaban por sus mejillas, fue ahí donde se dio cuenta, no había dolor, nada, ni una pizca a excepción d su cabeza.

Si cayo de un séptimo piso debía de estar destrozada aun si hubiera sobrevivido pero… paseo su vista por sus manos y estas estaban intactas, la sudadera había desaparecido pero curiosamente conservaba su playera, se deshizo de las sabanas moviendo sus piernas con brusquedad comprobando que estas también se encontraban en perfecto estado y que aun llevaba sus pantalones…. ¿entonces?

No sabiendo que sentir exactamente observo a su alrededor y definitivamente lo que veía no era el cuarto de un hospital, quizás bien lo blanco del techo y las paredes, ero la franja azul marino que atravesaba las cuatro paredes lo descartaba, por no mencionar el escritorio desordenado, la ropa sin lugar y el closet con las puertas entreabiertas dejando a la vista un desorden aun mayor.

No sabía en donde estaba y algo le gritaba que no quería averiguarlo, se incorporo de a poco cuidando las punzadas que se acrecentaban en su cabeza, paseo su vista por el suelo localizando sus tenis y estaba por arrancarse la intravenosa cuando la puerta se abrió y una voz grave le reprendió.

-Si yo fuera tu no haría eso.

Sobresaltándose observo al intruso y su cerebro tardo bastante antes de reconocer al muchacho que llevaba una bandeja entre las manos. 

Notas finales:

y bien? chan chan chan... q pasara?

los capis son mas cortos de lo que acostumbramos Ai-chan y yo pero reo que predieren una lectura un poco más dalay jaja

si les gusto por favor dejen su review... asi sabre si lo hice bien, d elo contrario dudo tener la confanza para continuar la historia...

en fin... espero leerlas pronto y gracias de nuevo por leer.

abrazos chocolatosos ara todos. :*


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