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A talked story por Park Karoline

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Notas del fanfic:

Quiero aclarar que este fanfic lo hice para el concurso de la escritora Nerd, al que me animé a participar a pesar de que me diera penita. La historia original se llama “Non-talked story”. La pueden buscar en google por si no se abre el link que dejé abajo, porque dios mío, no sirvo para esto de la tecnología :’(.

http://nerdinwonderland.blogspot.com.es/2012/05/kaihyun-non-talked-story-parte-1.html

 

Es un fanfic realmente precioso, ya que si no lo han leído, les animo a hacerlo♥. De lo contrario, dudo mucho que le entiendan al mío. Traté de apegarlo lo más que pude a la historia original~. 

Notas del capitulo:

Nerd, soy tu fan :'(. 

Ya, ya me calmo (?). Disfruten la lectura~. 

Si alguien llega a leerme, encontraran una historia llena de sufrimiento y de lágrimas; de prestigio y llena de secretos ocultos en un reino desdichado. Soy Jongin, y escribo mi historia en este simple diario, escribo lo que pienso, las palabras que se quedaron estancadas cuando debí decirlas.

 

Baekhyun había encontrado aquel diario en el sótano de su  abuelo; era tan viejo que las páginas estaban amenazando con esfumarse, sin embargo, lograba leer lo que decían. No era de esas personas que amaban la lectura, pero aquel diario tan viejo lo atrapó tan pronto lo vio en una de las tantas cajas antiguas que se encontraban en aquel lugar.

—Baekhyun, tu padre ha llegado por ti—. Gritó el anciano Byun, haciendo que el joven de cabellos castaños diera un pequeño brinco del susto por lo concentrado que estaba.

—Ahora voy—. No supo por qué metió el viejo diario dentro de su camisa, sin importarle que estuviese lleno de polvo, sólo sabía que debía leerlo hasta el final.

 

Baekhyun pasa desapercibido cuando se despide de su abuelo, apresurándose a subir al coche que lo esperaba en la puerta de la casa. El chofer le cierra la puerta y rodea el carro, para segundos después comenzar a conducir. No le sorprende que su padre no esté dentro, seguramente estaría trabajando con algunos asuntos de la empresa. Saca el diario que guardó en su abdomen y comienza a leerlo, justo en la primera hoja donde se quedó.

 

Han pasado tantos meses desde que mi cachorro tiene un dueño nuevo, y ese dueño, es mi hermana mayor. Sé que no es feliz, porque él disfrutaba que yo fuera su dueño, que yo le robara el aliento con cada beso, de que yo le hiciera el amor. Hoy me dirijo hacia su palacio, ¿seguirá igual de delgado? ¿Con la misma piel de porcelana? ¿Será que al verme sea tan sumiso como los meses anteriores? No lo sé, solo puedo decir algo. Baekhyun, eres de mi pertenencia y voy por ti. 

 

Baekhyun se queda sorprendido al leer la última oración. Sabe que no es la primera persona en el mundo que lleva su nombre, lo que lo deja plasmado, es la coincidencia de que su amante también se llame Jongin. El coche se estaciona frente a su mansión, siendo el conductor quien le abre la puerta del coche para que baje.

 

—    ¿Comenzó a leer, señor? —Pregunta su chofer más que curioso. Baekhyun le sonríe y niega con la cabeza.

—    No exactamente, pero llamó mi atención. ¿Sabes si mi padre o mi madre llegaran hoy?

—    Creo que no, señor Baekhyun, aún están con los padres de su prometida para cerrar el negocio, y claro, su compromiso.

Con sólo escuchar esa palabra le dan ganas de vomitar. Conocía a su prometida y era hermosa, extranjera, de pechos grandes y piel clara, incluso con unos hermosos ojos color miel. Pero Baekhyun no se podía prestar a amarla, porque su corazón ya estaba ocupado, él le pertenecía a Jongin de pies a cabeza y nadie podría cambiar eso.

Se despide del chofer y entra a su casa; las sirvientas lo saludan con una reverencia, y el joven sólo sonríe mientras sube corriendo a su habitación con el diario en las manos. Cierra su puerta y se tira de estómago en su cama, volviendo a la segunda página donde se quedó.

 

El clima es una mierda, el carruaje no hace más que atorarse en el lodo y yo sólo me pudro del aburrimiento. He esperado más de una semana para venir al palacio de mi cachorro, escapándome también del compromiso que me espera tan pronto llegue a mi reino. Odio que llueva tanto cuando no estoy debajo de un techo, es difícil escribir mientras un cabello corre tirando del carruaje en el que vas. Pero a pesar de eso, no me doy cuenta cuando llego y veo luego de tanto tiempo, el lugar en el que una vez viví y también odie.

Entro al palacio sin problema alguno, las sirvientas me saludan y otras bajan la mirada algo apenadas, ¿les dio vergüenza tener sexo conmigo? Me causa gracia, porque no son la gran cosa de mujer. Puedo escuchar las fuertes pisadas de mi hermana mayor bajar por las escaleras. Está más que hermosa, al parecer el matrimonio le sentó bien.

 

—    ¡Hermano! —Su sonrisa está más que radiante cuando me mira y me abraza. La aparto con cuidado, notando cómo su vientre yacía creciendo, apenas un pequeño bulto.

—    ¿Cuántos meses tienes, hermana?  — Elisabeth baja la mirada y acaricia su vientre con cariño.

—    Creo que tres meses, no sabes lo feliz que soy, hermano.

 

En los próximos minutos nos encontramos en el comedor del palacio. Ella no parece cansarse al hablar tanto, y bueno, no es como si eso fuese algo nuevo. Me cuenta que su vida ha cambiado para bien, que Baekhyun la cuida y  ama su matrimonio; quiero reírme cuando escucho eso,  si supiera que aquel hombre quería huir conmigo lejos del castillo. 

Las sirvientas comienzan a poner pan, vasos y unas cuántas jarras de jugos de frutas. Sin embargo, eso no llama para nada mi atención. Mi semblante se vuelve serio cuando veo llegar a Baekhyun, se le ve sorprendido cuando sus ojos se posan en mí, pero ignora mi mirada y se acerca al comedor. Saluda a mi hermana, le da un beso en los labios, y termina sentándose justo justo frente a mí.

No me mira, pero lo noto intranquilo, sigue siendo el mismo cachorro de siempre. Elisabeth comienza a hablarnos sobre sus planes; en cómo va a educar a mi sobrino y qué hará cuando sea la reina del pueblo. Pero yo no hago más que pensar en cómo tomar al rey y volverlo a marcar, sea violación o hacerle el amor.

 

—    Hermano, volverás a dormir en la misma habitación de siempre, ¿te parece bien?

—    Da igual.

 

Kris llega al comedor en medio de la cena, susurrando algo en el oído de Baekhyun que no puedo escuchar. Este solo se pone de pie y se despide de su esposa con un “volveré en la noche”.

 

 

Baekhyun siente que su cama se hunde más de lo normal, cuando se voltea, es atacado por una lluvia de besos en todo su rostro. No puede evitar reír y dejar el diario para girarse y abrazar a su pareja. Jongin le besa la sien y las mejillas.

—    ¿Desde cuándo lees? —Preguntó Jongin más que curioso.

—    Desde que encontré ese pequeño diario, pero… — Baekhyun le muerde el labio inferior— creo que hay algo más interesante aquí…

Y ambos amantes se funden en un apasionado beso en medio del atardecer. Baekhyun sabe que los días están contados para él, que su pequeña libertad rápidamente terminara tan pronto llegue su prometida y lo casen. Él desea escapar, ser libre y ser un chico normal sin responsabilidades, viviendo una vida cualquiera a sus 23 años de edad.

Pero sabe que Dios no escuchará sus palabras para hacer cambiar de opinión a sus padres, por lo que sólo se deja llevar por las caricias de Jongin, por sus te amo y sus promesas de vivir una larga vida juntos, de promesas vacías, porque sabe que no se podrán cumplir.

Es en la media noche cuando se despierta sudando y con el cuerpo pegajoso. Baekhyun sonríe al ver cómo Jongin lo abraza por su cintura, apoyando su rostro sobre su pecho desnudo. Y es en esos momentos, cuando se olvida de quién es, donde solo importa Jongin. Se vuelve a acostar a dormir, soñando con un reino y con un príncipe algo caprichudo.

 

***

He estado esperando al cachorro desde hace cuatro horas. No he salido de mi habitación,  esperando hasta el más mínimo ruido de señales que provengan de él. Veo la puesta de sol, y posteriormente, la luna gobierna en todo el cielo del pueblo.

Cojo unas cuantas prendas y voy a la habitación de al lado para ducharme, pasando por la habitación de Baekhyun, y notando por décima vez, que no ha llegado. ¿A dónde mierda lo llevó Kris? Me desnudo sin problema alguno y me sumerjo en el agua, cerrando mis ojos y disfrutando de la calidez que me invade. No es hasta media hora después, que escucho la puerta abrirse; sé que es él, porque hay silencio cuando la puerta se abre. Sin embargo, sé que entrará en el agua y fingirá que no le importa que esté ahí, fingirá la respuesta que dejé en su carta.

Las pequeñas olas de agua chocan contra mi pecho desnudo, abriendo por fin mis ojos y viendo su perfecta piel blanca frente a mí. Está desnudo, y evita mi mirada. Se ve más repuesto, no está tan delgado como antes, pero sigue teniendo los ojos llenos de inconfundible tristeza.

 

—    ¿Mi hermana sabe que ya llegaste?

—    No. Caminé demasiado y necesitaba un baño.

 

Y no hay más palabras de por medio, tampoco creo que sean necesarias. Se retira media hora después de que llegó. No puedo evitar pararme y salir detrás de él. Lo cojo de los cabellos mojados con fuerza y lo pego contra la pared, apegando mi cuerpo desnudo al suyo. Siento cómo Baekhyun tiembla y suelta un jadeo, ese era mi cachorro.

—    ¿Por qué nunca me lo dijiste? —No obtengo respuesta; tiro de su nuca y su cabeza choca contra mi hombro. Los ojos de él amenazan con llorar, de suplicar que pare de una buena vez—. Dímelo.

—    Fue demasiado tarde… Jongin —Su voz está cortada, incluso duele oírlo—. No podía salir corriendo cuando ya estaba casándome con tu hermana…

—    Eres un imbécil—. Lo volteo con brusquedad y lo estampo contra la pared. Él gime del dolor y yo sólo me aprovecho de él, porque sé que lo ama, sé que se siente vivo cuando lo trato así.

No puedo contenerme y lo beso, y no es un beso cualquiera, porque siento la pasión correr por mis venas y por cada centímetro de mi piel. Le robo el aliento y se vuelve tan sumiso en mis brazos que no protesta y se entrega. Me froto contra su entrepierna y me sorprende la rapidez con la que Baekhyun obtiene una erección.

Mis manos recorren su piel, tan suave y delicada; reconociendo cada parte que besé meses atrás, cada parte que una vez sólo me perteneció a mí. Esta vez, él no se contiene y jadea de placer. Lo cargo de las piernas y las enreda en mi cintura. Sus músculos se tensan cuando lo penetro, tengo en cuenta que le duele, y no soy tan cruel como para destruirlo en ese instante. No por mi culpa.

Y es el sonido de nuestro placer lo que hace que me dé cuenta que él realmente disfruta de hacer el amor conmigo, a pesar de las violaciones que sufrió por mi culpa. Nuestros labios chocan con cada embestida. Quiero decir su nombre, quiero decirle que me pertenece a pesar de estar casado, pero no me atrevo. Solo siento que se corre y yo igual lo hago, dejándolo en el suelo. Me seco con unos cuantos trapos y me visto. Baekhyun no dice nada, solo tiene la mirada agachada cuando me retiro y cierro la puerta.

Hay tanto que deseo decirle, no sé lo que siento por él, si es amor o lujuria. Pero no puedo evitar el sentir eso extraño que me invade, que amenaza con nunca salir de mi pecho a pesar de siempre estar con tantas mujeres. Sólo con él encuentro la pasión y compasión. Todo es tan raro…

 

 

—    ¿De nuevo leyendo eso? —Pregunta un adormilado Jongin, Baekhyun le saluda con un sutil beso sobre su frente.

—    Lo siento, realmente me atrapó—. Deja el diario sobre su mesita de noche y se gira para ver de mejor manera a su pareja —. Lo encontré en el sótano de mi abuelo, habían pergaminos y muchas cosas antiguas, pero el diario me atrapó.

—    ¿Y de qué trata?

—    Creo que de un amor imposible, aunque al parecer ambos están tan confundidos que no se dan cuenta —. Baekhyun suspira y acaricia los cabellos de Jongin, este solo abre los ojos —. Cariño… si yo me casara… ¿qué sería de ti?

 

Jongin no responde a su pregunta y guarda silencio. Algo que Baekhyun no sabe cómo interpretar. Se quedan tumbados un rato más, hasta que deciden que es hora de ducharse y vestirse antes de que su padre llegue y los descubra. Bajan a desayunar y rápidamente una sirvienta los atiende, dejando pan tostado con mermelada de fresa, jugo de naranja y frutas.

Se llegan las tres de la tarde, con besos y risas traviesas de los dos jóvenes, pero, con una puerta abriéndose y un señor de aproximadamente 40 años de edad, vistiendo un elegante traje negro y un maletín color marrón entrando. Baekhyun se pone de pie y saluda a su padre, Jongin sólo hace una reverencia.

 

—    Pensé que llegarías más tarde— Dice Baekhyun.

—    Tuve qué adelantar el vuelo, y no vine solo—. Su hijo lo mira extrañado, pero lo comprende cuando observa a su prometida cruzar la puerta de su casa. Ella lo mira y le da una sonrisa tímida, Baekhyun sólo tiene la boca abierta—. ¿No la vas a saludar? Tus modales, hijo.

—    Buenas tardes, Isabel —Sabe que Jongin no está bien con ver a esa mujer, pero no puede hacer nada y sólo se muerde la lengua.

Jongin prefiere retirarse, sonriéndole a todos y con un “Salúdame a tu padre, tenemos negocios qué cerrar”, por parte del señor Byun. 

Baekhyun se siente atrapado cuando los tres se sientan en la sala, hablando sobre los preparativos para su boda, y acordando cómo van a juntar los bienes de ambas empresas para un mejor futuro. Desea gritar e impedir todo por su felicidad, pero no puede, porque sabe que si él no continua con la empresa, su padre nunca se daría un tiempo para descansar.

Así que sólo finge sonreír y aparenta ser feliz con su futuro planeado, a pesar de que duele y queme en el pecho por no estar con su amado Jongin. 

Se retira a descansar luego de tener una larga platica con su prometida; la chica era muy simpática y mostraba cierto interés por su prometido, mas, Baekhyun no puede sentirse un poco apenado por Jongin. Sube a su recamara y vuelve a coger el diario entre sus manos.

 

La vida en el castillo ha sido tranquila; mi hermana ya está por cumplir seis meses de embarazo y su vientre no hace más que crecer cada día. He sentido a mi sobrino cuando puse mi mano, él me dio una pequeña patada, sabe que soy su tío.

No he podido dejar de verlo cada noche, de hacerle el amor y que él se rinda ante mi presencia. Sé que estamos cometiendo pecados, ¡somos una abominación ante Dios! Cometemos cada noche el pecado de la lujuria, y él comete adulterio. Pero me es imposible razonar cuando se trata de Baekhyun. Sé que esto está mal, que apuñalo por la espalda a mi hermana cada día, y soy un descarado al hablarle como si nada pasara.

Aquella noche (como tantas) fui a su habitación una vez más. Mi cachorro estaba sentado en la misma mecedora de  siempre, viendo a través de la ventana la luna llena. Cerré la puerta y me acerqué a él.

—    Mi esposa pronto dará a luz y tú te irás, ¿verdad? —Me posé detrás de él, meciéndolo con lentitud.

—    ¿Quieres que me vaya? —Baekhyun guardó silencio, como tantas veces lo hacía cuando quería decir algo—. Huye conmigo… —le dije— espera que mi hermana dé a luz y vente conmigo.

—    Pero es tu hermana, Jongin, y yo seré el futuro rey, no puedo…

—    Si una vez quisiste hacerlo, ¿por qué no una segunda vez? Piénsalo.

 

Me retiré de aquella habitación con un mal sabor en la boca. Había ido por él, y no planeaba irme sin Baekhyun, sin importarme Elisabeth, sin importarme el pueblo que necesitaba de él en un futuro.

 

A Baekhyun le duele el pecho tras leer aquellas páginas del diario. ¿Por qué él no podía coger tan solo un poco de ese coraje? ¿Por qué tenía que ser tan débil ante su futuro? Él no lo deseaba, y prefería ser pobre, antes de ser un alma vacía con la billetera llena de falsa felicidad.

Cuando la mañana se llega, Baekhyun es despertado por su padre y con un montón de ruido proviniendo del primer piso. Se levanta con una cara de fastidio que claramente no puede ocultar, y con un padre que no para de decir “tu prometida te espera para desayunar”.

Baja con su pijama, la cual constaba de una camisa blanca de manga corta y unos pantalones flojos para dormir color gris. Y efectivamente, Isabel está sentada en el comedor, tomando delicadamente de su vaso. Baekhyun le sonríe y se sienta a su lado.

—    Han puesto ya la fecha de nuestra boda— dice ella—. Pensé que sería en unos meses más, pero… nuestros padres decidieron adelantarla.

—    ¿Qué tanto?

—    En dos semanas.

Baekhyun traga grueso con esa noticia y siente como la sangre de su rostro baja rápidamente. ¿Dos semanas? No, tenía que ser una broma. Se pone de pie, con las manos temblando y con el sudor resbalando por su frente.

—    ¿Baekhyun? —No se detienen cuando lo llaman, sólo va a en busca de su padre.

Lo encuentra en su despacho, con el escritorio desordenado como siempre y leyendo unos cuantos papeles. El señor Byun alza la mirada al percatarse de la presencia de su hijo. Baekhyun habló.

 

—    ¿Dos semanas? ¿En serio? ¡Habías acordado que me casaría a finales del año!

—    ¿Y qué si lo adelanté? —Dejó los papeles sobre su escritorio y se puso de pie—. Mira, Baekhyun, este compromiso está en pie desde que tienes 12 años de edad, ¿aún no te haces a la idea?

—    ¡Es injusto! ¡Yo no me quiero casar!

—    Deja de ser un niño de papi y sé más maduro. Ahora sal con Isabel, tienen que acordar ciertas cosas.

 

Se siente tan impotente en esos instantes; no sabe si llorar o gritar, si mandar todo a la mierda o sólo obedecer. Sube corriendo a su habitación y azota la puerta con fuerza. Y es como si el mar hubiese entrado por sus ojos, las lágrimas se resbalan por todo su rostro, tratando de callar su llanto con ambas manos en su boca.

No quería decirle adiós a Jongin, no quería besar otros labios que no fueran los de él, no se dejaría tocar como lo hace Jongin… Solo él sabía moldear su cuerpo, hacerlo suspirar, hacerlo disfrutar y ver que la vida era preciosa, pero, Baekhyun sabe que si su amante ya no está en su camino, el mundo para él ya no tendría sentido.

Con los ojos hinchados y luego de haber llorado tanto, se sienta en su escritorio y comienza a leer nuevamente el diario, ya estaba cerca del final.

 

No he podido escribir durante estos días. Semanas o no sé cuánto tiempo ha pasado ya. La verdad es que ni siquiera quiero contar más, pero debo hacerlo, quiero contar mi estúpida historia, para que en un futuro, cuando sea un anciano, pueda reírme de todas las tonterías que hice.

Elisabeth está a semanas de dar a luz, no entiendo cómo ha pasado tan rápido el tiempo. Ni tampoco, cómo no han descubierto lo mío con Baekhyun. Sé que Kris lo sabe, al igual que su primo, pero poca importancia les doy.

Y sobre Baekhyun… acordamos irnos tan pronto mi hermana dé a luz a su hijo. Tenemos todo listo, un barco para irnos por el sur, lejos de toda esta miseria. Y él parece feliz con la idea, incluso sonrió, y eso me hace sentir.. ¿alegre? Qué menuda estupidez. No sé qué vaya a hacer de mi vida a su lado, pero hay algo que me grita que huya con él, que no lo abandone como lo hace un dueño a su perro.

—    ¿Y si nos encuentran? —Me preguntó Baekhyun mientras se vestía. Yo aún estaba tumbado en la cama desnudo.

—    No lo harán, porque ni siquiera nosotros sabremos dónde estaremos—. Rió con ligereza, mientras miraba a través de la ventana.

—    No puedo esperar más para irme… contigo.

Y fue en eso momento cuando lo comprendí todo, me había enamorado de él. Intenté abrir los labios para decir algo más, pero solo los volví a cerrar para sonreír con levedad.

Los días comenzaron a pasar más rápido de lo normal. Elisabeth no hacía más que gritar por cualquier dolencia y las sirvientas no paraban de atenderla hasta por la más mínima orden. Baekhyun después de todo era su esposo, así que las noches cuando nos encontrábamos en su habitación habían terminado, siendo ahora mi hermana quien robaba todo su tiempo, el tiempo que me pertenecía.

No fue hasta dos semanas después cuando comenzó a gritar de dolor. Todos salimos de las habitaciones para ir a la suya. Baekhyun sujetaba su mano mientras ella se removía en la cama.

—    ¡Se me rompió la fuente! —Y era la verdad, la cama y el camisón de mi hermana estaban empapadas de su propio líquido.

 

Yo solo me puse en el marco de la puerta, viendo como las sirvientas preparaban todo para el parto. Baekhyun no paraba de acariciar los cabellos dorados de Elizabeth, en un intento de tranquilizarla. La puerta fue cerrada y yo esperé en el pasillo, escuchando los gritos de mi hermana, y un “tranquila” por parte de Baekhyun.  Y finalmente, luego de unos instantes, el sonido de un niño llorando se escuchó por todo el palacio. 

Me dejaron entrar. Vi como Elisabeth mostraba una amplia sonrisa (aunque claramente cansada), mientras que Baekhyun estaba sentado al lado de ella, cargando a mi sobrino. No entendía por qué sonreía tan feliz mientras miraba a su pequeño.

—    Hermano, ¿quieres cargarlo? —Me preguntó mi hermana amablemente. Yo solo negué con la cabeza, pero me acerqué.

—    Me basta con sólo verlo, ¿qué sexo tiene?

—    Es un varón—. Respondió Baekhyun— es un precioso varón…

 

Podía jurar que nunca había visto una sonrisa tan hermosa en el rostro de Baekhyun. Tocaba con tanta delicadeza al pequeño que no era necesario que lo dijera. Ya lo amaba.

En el resto del día no pude verle; no había salido de su habitación, sólo cuidaba de Elizabeth y de su hijo. Y eso no me estaba gustando. Se suponía que marcharíamos al día siguiente, pero comenzaba a dudar de ello. La noche se llegó, así que fui a su recamara, aún no llegaba. Me senté a esperarlo en la cama.

No sé en qué momento me quedé dormido, pero solo lo estaba esperando para irnos; el dinero ya estaba listo, junto con unas cuántas joyas y una pequeña maleta que tenía la ropa de ambos. Para mi suerte, cuando los pájaros cantaron en el amanecer, Baekhyun no había aparecido.

Me sentía traicionado y el corazón me pesaba. Había confiado en él, incluso iba a traicionar a mi propia familia por él, para verlo feliz. Abandoné la habitación y fui directo a la cocina,  EunSook ya estaba preparando el desayuno cuanto entré, y cuando me vio, solamente se volteó y continuó picando unas cuantas frutas.

—    ¿Baekhyun no ha bajado para desayunar?

—    El señorito pidió comida para su habitación—.  La mujer dejó el cuchillo y volteó a mirarme con una sonrisa— él se miraba feliz, señor.

—    ¿Feliz?

—    Sí, tenía una sonrisa radiante. El señorito por fin parecía feliz.

 

Sentí como si alguien me hubiese dado un puñetazo en el estómago; ¿y yo dónde quedaba ahora? Necesitaba verlo y hablar con él con urgencia, saber que realmente se iba a marchar conmigo y no quedarse en el castillo. Las horas fueron pasando y él no salía de su habitación, solo podía escuchar el llanto del bebé y cómo en cuestión de minutos, era tranquilizado por Baekhyun.

Fue en el crepúsculo cuando nuevamente me fui a su antigua habitación, con la mínima esperanza de que recordara lo acordado y fuera para por fin irnos juntos. Pasaron los minutos, las horas, y por cada segundo transcurrido, una aguja se clavaba en mi pecho con fuerza. El rechinido de una puerta abriéndose fue lo que hizo que volviera a la realidad, y ahí estaba él. Sus ojos no estaban opacados, tenían un brillo, tenían vida.

 

—    Jongin… —me habló Baekhyun en un susurro, sentándose a un lado de mí sobre la cama—. Lo siento…

—    ¿Lo sientes?  —Bufé exasperado, mirándolo a los ojos —. ¿Por qué lo sientes, Baekhyun? —Y sabía perfectamente lo que estaba por decir, pero quería escucharlo de sus labios, para buscar algún motivo para odiarlo y deshacerme de este estúpido sentimiento.

—    No puedo irme… ese niño… tiene mi sangre.

—    No digas tonterías.

—    No las digo— bajó la mirada hacia sus manos— cuando él tocó mi mano, me di cuenta de que no quería dejarlo solo, que lo protegería de cualquier daño.

—    No digas tonterías… —Apreté mi mandíbula y Baekhyun me volvió a mirar—. Habíamos acordado irnos.

—    Pero es mi hijo, y no planeo abandonarlo.

 

El problema es que ahora yo era el perro abandonado. Me quedé en silencio, sin saber qué decir al igual que Baekhyun. Sabía que esa sería nuestra última noche, porque ya no planeaba regresar aquel palacio; tomé su mentón con mis dedos y lo volteé, esta vez le haría el amor para que me recordara para siempre.

Lo besé en los labios despacio, como nunca acostumbraba hacerlo. Mis manos recorrieron su delgado cuerpo, acariciando sus piernas por encima de la ropa.  Y pronto, yacíamos desnudos sobre la cama; era como si en verdad fuéramos amantes y nos amaramos. Baekhyun gemía en voz baja mientras mordía su espalda y lo penetraba despacio; todo era perfecto, él no lloraba y se estaba entregando a mí de una manera que es difícil de explicar. Pero no quería que se terminara… quería que fuese eterno ese instante.

Lo volteé con cuidado y lo miré, su rostro tenía sudor y sus labios estaban rojos como la sangre. “Te amo”, quería decirlo en un susurro. Quería que fuera el confidente del amor que sentía por él. Pero no dije nada. Entrelacé nuestras manos cuando estaba cerca de venirme, vamos Baekhyun, mírame y date cuenta, pero no lo notó. Un gemido ronco se escuchó salir de mis labios, y por primera vez, dije su nombre.

Me puse de pie y me vestí, saliendo de la habitación, diciendo adiós a Byun Baekhyun para siempre.

 

Baekhyun buscó desesperado más páginas, pero las restantes estaban en blanco. ¿En serio eso le esperaba? No quería terminar como el Jongin de ese diario, no quería tener ese terrible final.  Se pone de pie y palmea sus mejillas con ambas manos; si se iba a casar, al menos quería disfrutar de sus últimos momentos con Jongin.

Se retira en silencio de su casa y camina hacia la cafetería más cercana, y sin dudarlo más, manda un mensaje a Jongin. Este ni siquiera tarda una hora cuando llega, entrando desesperado por la puerta principal con una cara de preocupación. Baekhyun alza su mano para que logre verlo.

—      Vine tan pronto pude, ¿estás bien? —Baekhyun le hace una señal con su mano para que se siente, Jongin obedece.

—    Mi padre adelantó la fecha de mi boda…

—    ¿Qué? —Jongin lo mira sin comprender—. Pero te casarías a finales de este año, ¿qué tanto la adelantó?

—    Me caso en dos semanas.

Y todo se vuelve silencio en ese instante. Jongin pensó que ya estaba listo para ese momento, pero cuando siente las ganas de llorar y de aferrarse a Baekhyun, se da cuenta que sigue con el mismo miedo que cuando este le confesó sobre su matrimonio planeado. Agacha la mirada y oculta sus ojos rojizos bajo su fleco. Baekhyun no sabe qué decir, porque las palabras no remedian el amargo sabor que les espera en cuestión de dos semanas.

—    Podemos pasar estas últimas dos semanas juntos… seguir viéndonos luego del matrimonio y…

—    ¿Y ser los mejores amigos del mundo? —Jongin alza la mirada con una sonrisa fingida—. Por dios, Baekhyun, ¿cómo crees que me voy a sentir cuando te vea con ella? Quieras o no, la vas a besar, quieras o no, te vas a acostar con ella—. Baekhyun trata de encontrar las palabras correctas para tranquilizarlo, pero sabe que es inútil. Su corazón se parte cuando ve brotar una pequeña lágrima de los ojos de Jongin.

—    Por favor no llores…

—    Huye conmigo… —Lo mira directamente a los ojos que Baekhyun no puede apartar la mirada.

—    ¿Qué dices?

—    Que te vayas conmigo… —Se pone de pie y Baekhyun lo mira sin comprender—. El sábado por la mañana te mandaré un mensaje, te esperaré en el aeropuerto con la hora dicha, si no llegas, todo habrá terminado entre nosotros.

 

Baekhyun no es capaz de articular alguna respuesta cuando su pareja se retira del lugar rápidamente. Vuelve a su casa luego de una hora, en la que su mente no dejaba de pensar sobre su futuro y sobre qué rumbo tomar. En un camino estaba su padre, y en el otro, Jongin y su felicidad.

Cuando entra, las sirvientas son las únicas personas que lo reciben. Su padre sigue en el despacho con la puerta entrecerrada, y suponía que su prometida estaría en alguna recamara. Sube a su habitación y se encierra en la suya. “Definir mi futuro”, es lo que piensa Baekhyun al acostarse en su cama. No podía tener todo a la vez, o era hacer feliz a su padre, o hacer feliz a Jongin y a él mismo.

Los días siguientes comienzan a tomar su curso; Baekhyun no para de ir de aquí para allá con su padre y su prometida con cosas para la boda, con degustaciones de platillos, con la elección de aperitivos y sobre todo, con su traje de bodas. Le es molesto verse en el espejo con aquel traje blanco en su cuerpo hecho a la medida. Se suponía que debía usarse cuando alguien estuviera feliz con su casamiento, no cuando era por obligación.

Su padre se esmera para que Baekhyun durante esa semana se haga más cercano a su prometida, dejándolo solo con ella en algún restaurante caro cada noche. Y por más que intentara animarse a estar con Isabel, más defectos encontraba. Como su manía a hacer menos a la gente de bajos recursos por más que intentara disimularlo; o la cierta arrogancia que mostraba con cada detalle de sí misma.

Dos días, tres días, y  los días se vuelven rápidos cuando la mañana del sábado se llega. Baekhyun no ha podido contactar a Jongin desde el lunes por la tarde; sus mensajes no habían sido contestados, ni siquiera sus llamadas. Su celular vibra y puede ver una foto de él con Jongin sonriendo frente a la cámara. Libera un suspiro, uno que ha estado guardando durante esos días.

 

De: Jongin <3.

Hoy a las 3 P.M. En el aeropuerto. Si llegas a venir, trae tu visa y pasaporte.

 

Y es todo lo que hay en el mensaje. Tenía exactamente tres horas para pensarlo, ni siquiera una semana había sido suficiente para tomar una decisión. Se pone de pie y vuelve a coger el diario que estaba sobre su escritorio; lo vuelve a ojear, pero hay algo que no notó la última vez que lo leyó.

 

Soy Jongin y hace un tiempo escribí sobre mí. Hoy soy rey de mi pueblo y también padre de dos  varones. No vengo a contar mi historia, porque realmente da pena y vergüenza lo que soy ahora. Mi pueblo no me preocupa en realidad, ni siquiera mi esposa, solo son mis hijos mi razón de vivir; ya no amo a Baekhyun, solo guardo rencor por lo que me hizo sentir, y lo que no pudo ser cuando estuvimos a tiempo, o eso creo yo.

No sé con qué finalidad escribo esto, solo puedo pensar algo; toma lo que te hace feliz, y abandona lo que te vuelve vacío.

 

—    A la mierda todo… —Baekhyun se pone de pie y busca desesperadamente los papeles de su visa y pasaporte. Coge una mochila y mete ropa, sus papeles y el diario que tanto le ayudó.

No hay más que pensar, solo necesitaba ser libre de todo. Toma rápidamente una ducha y se viste con ropa casual. Baja las escaleras con calma, aunque lo único que desea hacer es salir corriendo de ahí para ver a Jongin; da gracias a todos los santos cuando su camino está libre, saliendo de su casa, y volteando a ver por última vez el lugar donde vivió parte de su vida. Y sin más, corre, porque no quiere desperdiciar ni un solo segundo. Un taxi es el que lo deja en la puerta del aeropuerto a las 2:45 P. M. Baekhyun sabe que Jongin ya está ahí cuando cruza la puerta, porque lo tenía a tan solo unos metros de distancia, con la mirada de su amante en una amplia sonrisa de felicidad, y sin más, echa sus pies a andar rápidamente y Jongin no hace más que abrir sus brazos para abrazarlo con fuerza.

—    Por un momento pensé que no vendrías… —Baekhyun puede sentir el fuerte palpitar del corazón de Jongin sobre su mejilla.

—    Yo igual—. Y antes de que pudiera decir algo más, toma su rostro entre sus manos y lo besa con lentitud—. Pero fuiste tú mismo quien me abrió los ojos.

No puede creer que este ahí, ni tampoco, cuando ambos suben al avión y toman asiento. Baekhyun no para de sonreír y sentir felicidad, sin temor y a nada que lo separe de Jongin. El avión comienza a tomar su curso luego de una hora, haciendo que Baekhyun se despida de su padre y de su estúpido futuro arreglado.

—    Kris nos espera en su casa—Dice Jongin con una pequeña sonrisa.

—    ¿Kris? ¿En serio? —Baekhyun está asombrado, sintiéndose dichoso por tener a aquel amigo.

—    Sí, lo contacté y él aceptó.

Baekhyun abre su mochila y saca su diario, escribiendo unas cuantas líneas en la última página.

 “Reencarnamos en una nueva vida para amarnos; olvidando el prestigio y los pecados cometidos. Ahora solo somos tú y yo, viviendo la libertad que tanto esperamos”.

 

 

 

 

Notas finales:

Creo que ese era el mejor final para ambos, ya que merecían ser felices al menos en otra época y sí (?).

Gracias a Dayra por ayudarme mucho y por todo, te amooo <3. 

Y a Raphael, por siempre a animarme a escribir♥. 


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