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Amante demoníaco por alexriden02

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“Pandora apoyo su oreja sobre la tapa de la caja.

 

- ¡Déjanos salir, querida Pandora, déjanos salir! ¡Seremos para ti muy buenos compañeros de juego! ¡Oh, déjanos salir!

- ¿Quién será? – pensó Pandora – Sin duda hay alguien vivo dentro. Voy a dar una miradita, solo una y volveré a cerrar la caja.

 

Aquella era la primera vez desde que llegara su compañera de juegos, que había tratado de divertirse solo, pero como se aburría, decidió interrumpir sus juegos y volver a donde estaba Pandora.

En el momento que iba a entrar, la mala niña  tenía la mano a punto de levantar la tapa de la caja, y Epimeteo la vio. Si él  la hubiera avisado dando un grito, Pandora, probablemente, habría retirado la mano de la caja, y tal vez no fuera conocido aun el fatal misterio que guardaba.

Cuando Pandora levanto la tapa, el aire se oscureció porque una nube negra salió de ella y se extendió ante el sol, ocultándolo completamente. Luego, durante unos segundos se oyó un murmullo y una serie de gruñidos que pronto se transformaron en un fragor parecido al estampido del trueno, pero Pandora, sin hacer caso de ello, acabó de levantar la tapa de la caja y miro su interior.

 

Pareció como si una multitud de seres alados pasaran rozándole el rostro, huyendo del encierro, y en el mismo instante oyó la voz de Epimeteo que exclamaba en tono lastimero, como si experimentara algún dolor.

 

-  ¡Oh, me han picado! ¡Perversa Pandora! ¿Por qué has abierto la maldita caja?

 

La niña dejo caer la tapa e incorporándose miró a su alrededor para ver que le había ocurrido a Epimeteo. La nube del principio había oscurecido todo. Pandora oyó un desagradable zumbido, como si por allí revolotearan abejorro. En cuanto a sus ojos se acostumbraron a la imperfecta luz que reinaba, vio un enjambre de feas y asquerosas figuras provistas de alas de murciélagos y armados de aguijones en sus colas, una de las cuales fue la que pico a Epimeteo. Poco después Pandora empezó a quejarse, pues sentía no menos dolor y miedo del que experimentara su compañero.

 

Ahora, si desea saber el lector quienes eran aquellos feos seres evadidos de La caja en que estaban prisioneros, le diremos que formaban la familia completa de los males. Había malas Pasiones, Dolores y Tristezas, gran número de Enfermedades y, en fin, más formas de Maldad de lo que se pueda imaginar”

 

Él se rio a carcajadas y  los demás estudiantes se quedaron viéndolo con sorpresa.

 

- ¿Por qué se ríe estudiante Jung? – le preguntó el profesor de Filosofía.

- Es un bello cuento de hadas, en donde al final de la caja aparece la  Esperanza que nació de las lagrimas y de las sonrisas – responde él con soberbia  – La humanidad después del pecado de Pandora logro sobrevivir. Lo ve, un cuento de hadas con un final feliz.

- No creo que sea un cuento de hadas, Jung  – habló otro estudiante y Jung se le quedo viendo con el ceño fruncido – A pesar del error de Pandora, el mundo ha confiado en la Esperanza, que vive en el corazón de los hombres.

- Es  un poético ropaje con la que la imaginación griega ha vestido la caída de los progenitores del linaje humano.

 

Esa voz llego hasta Jung Yunho como la misma caricia de terciopelo. En trance, volteo para saber de quién se trataba. Sus ojos rápidamente encontraron al dueño de tan melodiosa voz. El chico de cabello corto y oscuro al final de la fila le corrió la cara y volteo a ver al chico a su lado.

 

<< Que crio más arrogante>>

 

Yunho ya no parpadeo. Sus ojos quedaron prendados del perfil de aquel otro estudiante. Aquel chico era tan simple, pero hermoso. Sólo pudo recuperar el control de su cuerpo cuando el profesor habló.

 

- Buen análisis Kim Jaejoong y es tu primer día de clases en la universidad – dijo el profesor de filosofía, recordando que aquel estudiante   había obtenido el mejor promedio al ingresar. Ahora entendía porque un chico de dieciocho años, huérfano, consiguió  una beca para estudiar.

 

Al finalizar la clase, Yunho se quedo sentado en su lugar, observando como el nuevo estudiante de intercambio salía en compañía de Park Yoochun. El idiota que creía en la Esperanza. Entrelazo sus dedos sobre la mesa al seguir con la vista cada movimiento de Jaejoong, hasta que desaprecio por la puerta.

 

<<¿Ahora te interesan los hombres?>>

Yunho sonrió de costado y decidió ignorar esa voz que siempre estaba molestando. Después de todo el relato poético griego no mentía. Pandora, engañada por un demonio abrió la caja y libero los Males. Y el demonio que la había engañado vivía en el cuerpo de Jung Yunho.

 

Caminó por el campus mirado por aquí y por allá. Sin buscar nada en especial, sólo algo que satisficiera los deseos de su demonio.

 

- Cuantas chicas guapísimas  – sonrió Jung admirando la belleza de las mujeres  del campus.

 

<<No es esa la razón por la elegiste ir a la universidad. Por las tías>>

 

- Es verdad – le respondió al demonio encerrado en su cuerpo.

 

 

Park Yoochun, estaba molesto. No paraba de maldecir  a Jung Yunho.

 

- No entiendo como un idiota como él logro ingresar a esta prestigiosa universidad – refunfuño  mostrando su descontento.

- No creo que sea tan idiota. No muchos pueden ingresar a la universidad de Seúl.

- ¿Lo estas defendiendo? – le preguntó histérico a Jaejoong.

- No. Es solo que…

 

Jaejoong no pudo completar su frase cuando a su lado paso Jung Yunho abrazando libidinosamente a una chica por la cintura. Él ni siquiera volteo a verle.

 

- Escucha. Lo que te diré, lo digo como tu mejor amigo – le habló Yoochun sacándolo de su propia sorpresa de ver al chico mas alto con aquella chica – Él no es un buen chico. En la universidad es conocido como un play boy, por no decir que es un maldito promiscuo. Cuanta chica se le atraviesa termina en su cama. Es un maldito libidinoso que no le importa más que satisfacer sus deseos sexuales.

 

Jaejoong analizó las palabras de Yoochun y entrecerró los ojos.

 

- Porque siento que hay algo mas por lo que odias a ese sujeto. Acaso él…

- Se acostó con mi novia. Y ella me dejo creyendo que ese idiota la amaba… pero  al final solo la usó como a las demás – apretó los puños y frunció el ceño  – Es por eso que no quiero que te acerques a él.

 

Jaejoong rió a carcajadas y Yoochun frunció más el ceño.

 

- Estoy hablando en serio – le advirtió.

- Es un mujeriego con todas las letras. ¿Por qué se fijaría en mí? – le dijo a Yoochun con media sonrisa de lado  – Soy un hombre, no una chica. Es obvio que no estoy en su mira. Si un chico como yo se le acerca, seguro le rompe los huesos  – Yoochun no parecía convencido – Además no es mi tipo.

 

 

Yunho cerró la pretina de  sus pantalones antes de ponerse los zapatos.

 

- ¿Te irás tan pronto? – preguntó ella haciendo un puchero.

- Preciosa, acaso querías que me quedara hasta el amanecer y decir “te amo” – ella se sonrojo y Yunho estallo a carcajadas – Tonta, esto solo fue algo de una noche.

- Pero tu… me entregue porque yo…

- Calladita te ves más guapa.

- ¡Eres un malnacido! – ella se pone  de pie cubriéndose la desnudes con una cobija – ¡Debí escuchar a mis amigas cuando dijeron que me alejara de ti!

- Debiste hacerlo – Yunho se puso de pie listo para abandonar la habitación de Motel.

- ¡Algún día lo pagaras!

 

Yunho rió de forma arrogante.

 

- Eso nunca pasara.

- Ya lo veras… algún día te enamoraras y ella te dejara. Existe algo que se llama karma.

- Eso un nunca pasara porque tengo prohibido enamorarme.

 

La chica seguía gritándole insultos. Eso no molestaba a Yunho, por el contrario una parte de su ser se volvía más fuerte y duro. Su corazón cada día se congelaba más y así debía ser.

 

Desde el día en que los guardianes de los dioses fracasaron en proteger La caja, fueron  castigados a albergar aquellas cosas en sus cuerpos. Diez guardianes emparejados con diez demonios diferentes. Yunho había sido emparejado con Lujuria. El demonio que engañó a Pandora. Lujuria, podía seducir a cualquier mujer en cualquier momento, tanto humana como inmortal. El demonio necesitaba de sexo para sobrevivir.  Probablemente al inicio Yunho agradecía que su demonio no fuera Dolor o Violencia, poder tener a la mujer que deseara y cuando él quisiera no se veía mal. Pero era una maldición de los dioses y como tal, él lo padecería. Yunho no podía tener ningún tipo de relación con nadie, al final  acabaría siendo infiel, porque necesitaba sexo de distintas mujeres para sobrevivir. Por supuesto, esa era una razón por la que no podía enamorarse. Decidió que era mejor vivir así, de un lugar a otro, de una mujer a otra. Después de todo había pasado siglos viviendo así. ¿Por qué cambiar?

 

- ¿A qué debo el honor de tu visita? – le pregunto el chico alto a Yunho.

- Changmin, un amigo no puede  visitar a otro – le sonrió Yunho.

- No olvido lo que hiciste hace siglos – dijo Changmin, el guardián que tenía sellado en su interior ara Muerte – ¿Quieres que lleve tu alma al inframundo?

- Tranquilo – se escudo Yunho. Él realmente era un guerrero fuerte. En su tiempo, el favorito de los dioses  para comandar sus legiones, pero no estaba tan loco como para pelear contra Changmin y su demonio Muerte – Vine a hablar.

 

Changmin sonrió con sequedad.

 

- ¿Whiski o agua?

- ¿Quieres matarme? – Yunho tomó lugar en uno de los cómodos sillones de la oficina de Changmin – Que sea importado.

 

Changmin llamó a uno de sus empleados y le ordenó traer el whiski importado. El empleado obedeció y deja dos copas servidas. Pero Yunho le impidió la botella.

 

- ¿Embarazaste a alguna de tus conquistas de una noche? – bromeo Changmin y Yunho casi se atraganta con el alcohol.

- No es gracioso – dijo fingiéndose molesto.

- Eso no sucederá porque nunca repites la misma mujer – dijo Changmin cruzándose de brazos – Debes acostarte más de una vez con una mujer  para poder embarazarlas. ¿No?

- Eso es algo que nunca sucederá, gracias a este maldito – señaló su pecho, donde albergaba a Lujuria – En eso debo darle las gracias.

 

Changmin se puso de pie y lanzó la botella contra la pared.

 

- ¡¿Cómo puedes decir eso?! – le gritó intentando tranquilizarse, pero no podía – ¡Estamos malditos por culpa de ese demonio! ¡Si Pandora no lo hubiera escuchado…!

- Pero ella lo hizo y nosotros fracasamos como guardianes. ¿Acaso merecíamos un premio?

- No – respondió Changmin más calmo – Pero no merecíamos este castigo. Al menos una oportunidad para redimir nuestro fracaso…

 

Yunho aun recordaba ese día. Incluso él estuvo dispuesto a entregar  su vida para que sus compañeros no recibieran tal castigo, pero los dioses no lo escucharon. Si los humanos padecían a los Males, ellos también. En otro tiempo habían sido esclavos de sus mitades demoniacas, destructivos y violentos, asesinos sin conciencia. Fueron  los responsable de que en las aldeas contaran las primeras leyendas de terror para asustar a los niños. Pero ahora controlaban esas mitades demoniacas, eran prácticamente humanos.

 

- Hemos vivido más que cualquier otro guerrero humano – dijo Changmin con verdadero dolor por su inmortalidad – Alguna vez fuimos los guerreros de los dioses. Los humanos destinados a la inmortalidad, pero…

- Estamos aquí y no podemos hacer nada – dijo Yunho resignado ya. El tiempo había pasado y nada podían hacer.

- ¿Dónde quedo nuestro líder?

- Le deje ese puesto a Siwon – respondió bebiendo la última gota de su vaso.

- Al menos él logro mantenernos unidos. Logro evitar nuestra muerte a manos de esos cazadores.

 

Yunho no dijo nada más. Él recordaba cómo fueron perseguidos a manos de los cazadores. Humanos que habían decidido acabar con ellos, los guardianes de los Males que libero Pandora. Yunho había dejado atrás esa lucha. Él decidió vivir su vida y dejar atrás las estúpidas guerras.

 

- ¡Vaya! Tenemos al príncipe del infierno entre los plebeyos.

 

Yunho reconoció esa voz gruesa y masculina.

 

- SeungHyun, también es bueno verte  – dijo con amabilidad falsa al ver al voluminoso guerrero.

 

SeungHyun, más conocido como T.O.P. era alto, musculoso, con un paso que resultaba seguro y lleno de gracia. La seguridad con la gracia  lo hacían parecer muy normal. Pero en su interior se escondía un salvajismo aterrador. El guerrero de pelo azul y ojos fieros, era el guardián de Ira. Su maldición hacía que nadie pudiera estar seguro a su lado. En el pasado  vivía para hacer daño y matar. Pero con el tiempo, él también aprendió a controlar su demonio.

 

- Así que es cierto – dijo Yunho cruzando las piernas como si pudiera entenderlo todo – Escuche que Changmin estaba en la ciudad, pero no sabía que ellos vinieron contigo.

 

Yunho se movió un poco y miró al adorable Junsu. Aquel hermoso joven de rostro aniñado y figura esbelta, era el guardián de Tristeza. Lo que le faltaba en tamaño, le sobraba en ferocidad.

 

- Solo nosotros tres. Los demás están en Egipto – respondió Junsu con esa voz que translucía toda la pena del mundo. La canción de la muerte, como le llamaba Changmin. Los humanos al escucharlo decidían suicidarse sin que él tuviera que ponerles una mano encima.

- ¿Siguen buscando esos artefactos? – Yunho alzó una ceja.

- Tenemos cinco de los siete artefactos de los dioses – le respondió Changmin.

 

Yunho abrió los ojos. Cuando él dejo aquella lucha sólo poseían dos de los siete artefactos. Esas siete reliquias eran su salvación. Las siete juntas les llevarían hasta donde estaba La Caja de Pandora pero también eran su perdición si los Cazadores ponían manos en ellas. Pues ellos usarían esos artefactos para destruirlos.

 

 

Yunho bajo las escaleras, prácticamente huyendo de la oficina de Changmin. La música del club se oía fuerte y las luces ayudaban a esconderlo. Jóvenes  bailando, pegados uno al lado del otro y casi desnudos. Yunho se detuvo en la  barra. Tomó un poco de aire, el poco que podía. El no estaba dispuesto a volver a esa lucha. Él lo había dejado para seguir con su vida o lo que quedara de ella. Pero al saber que estaban tan cerca de La Caja, su mente empezó a dudar.

 

- Solo hay chicos – maldijo al ver que el lugar del que era dueño Changmin era un club gay – ¿Por qué un maldito club gay?

 

<<Hay  uno chico  muy interesante a tu derecha>>

 

Yunho volteo a su derecha y lo vio. El chico de intercambio estaba parado en una esquina, sujetando una botella de agua en sus manos. De repente otro chico se le acerco, Yunho agudizo mejor su oído para escucharlos.

 

 

- Eres muy sexy. ¿Estás solo?

- No. Vine con un amigo – le respondió sin mucho interés en el otro hombre.

- ¿Quieres venir a mi auto?

- No – respondió buscando a Yoochun con la mirada. ¿Dónde se había metido?

- Vamos sexy, te abriré todo  – se relamió los labios.

- ¡He dicho que no!

- Vendrás conmigo – el hombre lo sujetó por el brazos y Jaejoong no pudo hacer nada más que ser arrastrado entre la multitud que bailaba exento de su captura.

- ¡Suéltame, maldito mono! ¡Ayuda!

 

Jaejoong estaba deseando asesinarlo. Su sangre parecía hervir de una forma que él desconocía.

 

- ¡Oh! Así que estabas aquí.

 

 Jaejoong escuchó esa voz y salió de su trance. Imponente y muy atractivo estaba Jung Yunho de pie frente al enorme tipo que lo estaba llevando en los hombros.

 

 

- ¿Quién eres tú? – le miró con mala cara el hombre a Yunho.

- Soy quien romperá tus huesos si no lo sueltas – amenazó mirando fijamente los ojos del otro.

 

El hombre se sonrojo y soltó a Jaejoong.

 

<<Tener que usarme para seducir a ese sujeto. Debería estar molesto>> habló Lujuria asqueado. Después de todo, él podía seducir tanto hombres como mujeres.

 

 

Al día siguiente Jaejoong no podía sacar de su mente a Yunho. Lo había ayudado y al final desapareció.

 

- ¿Qué traes en esa caja?

- Es un postre de fresas, son para… Recuerdo que estoy enojado contigo – le volteo la cara a Yoochun.

- Te dije que lo siento. Es que de camino a al baño me cruce con un chico realmente extraño.

- ¿Extraño? – su curiosidad le obligo a hablar con Yoochun.

- Tenía un aspecto hermoso y era más bajo que yo, pero…

- ¿Pero qué?

- Cuando me hablo me dijo que me alejara de él y en ese momento sentí mucha tristeza y unas ganas de llorar.

- Aigoo. Te rompió el corazón – Jaejoong se compadeció pero después abrió sus ojos – ¿Desde cuándo te gustan los chicos?

 

 

Yunho tropezó al subir las escaleras. No había tenido una buena noche y apenas coordinaba sus movimientos.

 

-   No puedo creer que esto me este pasando a mi – dijo sentándose en uno de los escalones, sin importarle si obstruía o no el paso de los demás estudiantes – Es porque no me acosté con ninguna mujer esa noche. Esa es la razón por la que estoy así.

 

<< ¡Oye! Ha sido el mejor sueño erótico que has tenido en años. Hasta despertaste duro>>

 

- ¡Calla, es tu culpa!

 

<< ¿Es mi culpa que soñaras con ese chico? Por favor, date créditos>>

 

- Cállate – dijo entre dientes – Solo fue un sueño, nada de eso es real. Fue producto de estar en ese lugar… a mi no me gustan ese tipo de chicos… ¡No debí ayudarlo!

- Disculpa – esa suave voz a su espalda le hizo tensarse.

 

Yunho reconocía esa voz. Rápidamente se giro y ahí estaba él. Kim Jaejoong mirándolo con esos ojos negros y brillantes.

 

- Estas estorbando mi camino – le dijo cortante.

- ¡Eh! – Yunho casi podía escupir fuego.

- Muévete o quieres que te lo deletree.

- Así tratas a quien te salvo ayer – Yunho se puso de pie y se interpuso  en el camino de Jaejoong. No lo dejaría pasar por ser tan arrogante.

- No te pedí que me salvaras – lo empujo, pero Yunho atrapó su brazo y en un rápido movimiento lo jalo. Ahora él estaba pegado al fuerte torso de Yunho.

- Escúchame bien princesa… – Yunho se inclinó  y miró los hermosos ojos de Jaejoong, pero su vista se perdió en los labios acorazonados del chico.

 

<<Debo admitir que su belleza es única>>  habló Lujuria sacando a Yunho de ese trance <<Una ninfa no se podría comparar con él>>

 

- Pasare a buscarte esta la noche – dijo Yunho soltando a Jaejoong.

- ¿Quee? ¡No!

- Me debes un favor por rescatarte – le dijo tranquilo como era su costumbre, pero por dentro estaba tan nervioso que le era difícil disimular.

- Yo no te debo nada, además…

- A las ocho, ponte algo de ropa o espérame desnudo. Tú eliges.  

Continuara…

Notas finales:

Amante demoníaco

 

-La morada del demonio-

 

Esta historia al principio seria un one-shot, pero pense que no podia terminar en menos de cinco mil palabras, asi que me extendi unos capitulos mas.

 

Felicidades a la gandora de esta historia Fernanda G. Gómez


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