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el secreto de Gibbs por Zack Engel

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Notas del fanfic:

ni la serie ni los personajes me pertenecen. solo escribo de ellos

Shannon : primera pareja de Gibbs

Kelly: primera y unica hija de Gibbs

 

Notas del capitulo:

no me queda mucho que aclarar, solo que espero disfruten de esta historia tanto como yo.

me alegra que gente haya leido mi anterior historia y ademas haber recibido un review. fue hermoso

Un día de trabajo había terminado, aunque no de la mejor manera para el súper agente especial Anthony DiNozzo y eso era por el hecho de que tuvo un caso simple, pero lleno de problemas junto a Kate.

El agente especial volvió a verse el traje lleno de barro y no pudo más que volver a gruñir molesto mientras la risa de su “mejor amiga” se hacía sonar en todo el auto. Era como si quisiera que perdiera los estribos, pero DiNozzo se caracterizaba por tratar bien a las mujeres o al menos la mayoría de ellas por lo que respiro hondo y le mando una mirada asesina en un cruce de vehículos.

-no veo la risa Kate, tu no estas mejor – dijo haciendo alusión al cabello ajeno

-pero Tony, yo no gaste tanto en un traje Armani para que terminara completamente embarrado.

Ese había sido un golpe bajo, pero tenía razón. Kate era de usar ropa sencilla sin ser necesariamente de marca, por otro lado él se gastaba casi todo su dinero en sus trajes y películas emocionantes “nada podrá reemplazarte amigo” pensó con pena volviendo a conducir cuando tuvo la oportunidad.

Si mal no recordaba todo aquello era por un estúpido marino que quiso pasarse de listo con ellos, pero su mente fue más rápida y pudo seguirlo de cerca “hasta ahí todo bien” se dijo con otro gruñido. El marino queriendo escapar se internó en el bosque y sin miramientos DiNozzo lo siguió hasta que encontró la oportunidad de tirarse contra el en busca de detenerlo. Hasta ahí también estaba bien, pero aquella acción tan heroica no pudo tener un final feliz porque en el momento que aterrizo sobre el marino los dos cayeron cuesta abajo hasta un pequeño riachuelo.

 Si hubiera terminado ahí sería fantástico, pero el maldito marino tuvo que luchar para escapar nuevamente y en eso comenzaron a tener la peor lucha de barro que se hubiera visto en la historia de las luchas de barro. Para empeorar las cosas todo fue presenciado por Kate.

Al frenar en el establecimiento de criminología miró a su compañera casi suplicante, no quería que eso pasara a mayores, tampoco que se burlara frente al mayor. Ya tenía bastantes problemas con mantener una “imagen” un poco más madura frente a su jefe como para que ahora esto llegara a los oídos de Gibbs.

-¿y cómo te cambiaras?

-pasare al laboratorio de Abby antes con la excusa de darle evidencia importante, tengo un cambio de ropa  en mi  casillero… todo queda de pasada y … - mirando como Kate hacía una cara extraña cerro los ojos con resignación – Gibbs está en mi puerta cierto…

-jejeje

La risa de la mujer hizo que volviera a maldecir su suerte para luego hacer su mejor sonrisa seductora. No dejaría que su jefe lo amedrentara tanto como a otros, por lo que salió y saludo al hombre que ya de por si tenía una muy pequeña sonrisa burlona en su cara.

Bufando, DiNozzo  no pudo más que solo cerrar la puerta con fuerza y dar su reporte junto a la chica. Había aclarado que él había atrapado al hombre, que él se lanzó y consiguió paralizar al fugitivo con sus grandiosas técnicas, mas no se pudo salvar de las burlas de su jefe ni de todo aquel que se le cruzaba, si hasta el preso se burlaba de él siendo que estaba en peores condiciones.

Terminado el día de trabajo Tony aun no podía cambiarse de ropa, pero ya no le importaba. Ya toda la gente lo había visto con un traje completamente arruinado por lo que tomo su mochila y fue directamente a su auto para esperar unos minutos. Quería llegar ya a su destino, pero era día sábado y por lo tanto esperaba unos minutos para que llegara su acompañante.

Como si fuera hecho por magia vio con una media sonrisa como el mayor entraba al auto sin ningún problema y estiraba su mano para recibir las llaves del vehículo. Ya estaba acostumbrado a pasar su tan preciado tesoro a su pareja todos los sábados por lo que no tuvo problemas dejar que el mayor condujera mientras él se aferraba a cualquier parte del auto para sentir que no morirá tan pronto.

Llegando a la casa de Gibbs, Tony soltó su respectivo suspiro mientras que escuchaba la risa del mayor por su exageración, mas no le importó y bajo del auto para darle su respectivo caricia al transporte “lo hiciste bien, eres el mejor” dijo mentalmente antes de decidirse a entrar a la casa del mayor.

Era algo extraño, pero cada vez que entraba sentía que la casa estaba un poco menos fría y desolada, incluso comenzaba a ver un poco de color en ella, no con toques femeninos, pero si se notaba que la casa comenzaba a recuperar algo de vida. Todo gracias a él o eso quería pensar.

-Gibbs ¿puedo ocupar tu ducha? En serio que quiero cambiarme y darle un buen fin a este traje- dijo mirando nuevamente sus pantalones. Estaba que soltaba unas cuantas lagrimas – me lo compre hace tan solo una semana… era el mejor

-deja de lloriquear Tony, es solo un estúpido traje –se burló el mayor antes de asentir con la cabeza – en el segundo piso. Primera puerta a la derecha.

-como si fuera algo fácil de lo que desprenderse

-existen cosas más importantes

-¿Cómo tu bote? – se burló con su sonrisita acercándose al mayor para poder darle un beso

-DiNozzo, apestas

Arrugando la nariz Tony bajo la mirada y se olio para comprobar que efectivamente apestaba. Hubiera deseado que ocupara otras palabras, mas solo hizo caso alejándose del mayor. Soltando un suspiro se acomodó su mochila en el hombre antes de dirigirse a la escalera.

Era la primera vez que subía al segundo piso y es que siempre se mantenían en el sótano con el bote de Gibbs o en el sillón viendo una película que Tony llevaba. El menor sabía que tenía estrictamente prohibido recorrer la casa del contrario por lo que solo le dedico una mirada a las dos habitaciones que estaban al final del pasillo y se decidió a entrar a la que correspondía. No quería que su única noche con su amante se arruinara por su curiosidad.

Dentro del baño se tomó su tiempo dándose una refrescante ducha ocupando el shampoo del hombre. Sabía que era algo estúpido, pero el hecho de que podía llegar a parecerse un poco más a su jefe hizo que una sonrisa boba apareciera en sus labios y no dudara en poner una mirada seria mientras hacía pequeñas mímicas burlescas del gruñón.

Fueron sus cinco minutos como Gibbs, más sabía que debía apurarse por lo que terminando con el baño se secó lo mejor que pudo y saco su muda de ropa para cambiarse ahí mismo. Al poco tiempo estaba listo, pero se dio cuenta de que no traía calcetines. Algo esencial considerando que los del día se habían mojado por completo y no quería resfriarse. Dudando de sacarle al hombre un par sin permiso decidió que lo mejor sería preguntar por lo que salió del baño y se asomó por la escalera esperando que Gibbs aún no quedara del todo sordo.

-¡Gibbs!

- ¡¿Qué DiNozzo?! – el grito provenía de la cocina por lo que asumió se estaba preparando su café

-¡no tengo calcetines! ¡¿Puedes prestarme unos?!

-¡Rayos DiNozzo!.... – asomándose por  la planta baja vio al menor que aún mantenía una sonrisa – la puerta del fondo mano izquierda… y sécate ese cabello me estas mojando el piso

-no es como si realmente alguien ocupara esta parte- dijo de manera burlona haciéndose el pelo hacia atrás – tengo un diseñador de interiores que posible….

-¡DiNozzo saca lo que tienes que sacar y baja!

-¡si jefe!

Desapareciendo de la vista del mayor soltó un suspiro y fue hacia la habitación que le había dicho. No sabía porque era tan gruñón en ocasiones, mas entro al cuarto queriendo olvidarse el humor del mayor por un momento.

Sorprendido, vio a su alrededor mientras que su cuerpo no se movía para nada al notar como se mantenía aquel cuarto. Sabía que el mayor había tenido tres esposas, también sabia de que el hombre tenía una rara obsesión por las pelirrojas, pero aquel cuarto no demostraba nada que pudiera decir que el cuarto fuera ocupado alguna vez. Era como si el hombre tuviera esta pieza de adorno “un closet, una cama matrimonial y una cómoda” dijo mentalmente Tony mientras pasaba con algo de respeto a la habitación.

Dirigiéndose al closet lo abrió con algo de miedo y noto como había un vestido de los años 80. No era común ese tipo de trajes, pero Tony los podía reconocer bien al ver tantas películas “no te inmiscuyas” pensó cerrando los ojos para buscar el tan ansiado par.

Al obtener lo que necesitaba no dudo en cerrar la puerta. Deseaba irse de ahí, posiblemente era lo que Gibbs nunca le confiaría y por lo mismo quería desaparecer de ahí, más cuando estaba llegando a la puerta una suave voz se hizo escuchar haciendo que Tony volteara a ver la cómoda. No había nadie en esa habitación y aun así DiNozzo sentía como una voz femenina lo incitaba a abrir la cómoda.

Debatiéndose mentalmente puso una cara contrariada, aun así se acercó al mueble pensando que el mayor se encontraba con el bote.

-lo siento jefe

Con solo ese susurro abrió los primeros cajones viendo que no había nada en él, pudo haberse rendido, más cuando llego a uno con llave no dudo en buscar las llaves para poder abrirlo. La encontró detrás de una de las patas de la misma cómoda, por lo que sin pensarlo dos veces se apresuró a abrir el cajón. Solo pudo encontrar un marco.

Sencillo y sin muchos retoques el marco contenía una foto que presumía seria antigua.  La tomo con delicadeza  y algo de duda observando a tres personas en ellas. Estaba seguro que uno era su jefe cuando era joven, quizás también de los años ochenta, otra persona era una mujer hermosa, posiblemente una de las primeras esposas de su amante y para finalizar había una niña de apenas 2 años.

Le era extraño que el mayor guardara con tanto recelo aquella foto. Era lo único que demostraba que el mayor vivía ahí y sinceramente llegaba a causar algo de miedo “¿Por qué guardara esta foto y nada de sus otras esposas?” se preguntó sintiendo otro dolor en el pecho, pero a la vez también sentía como alguien le ponía una mano en el hombro. Era como si ese “espíritu” le incitara a seguir, a avanzar, pero tenía miedo.

-no tengo aun el rango para hacerlo

Dijo en voz alta a pesar de saber que se encontraba solo. Se sentía como si estuviera loco por lo que volvió a guardar la foto con delicadeza en el cajón y lo cerró con llave. Dejaría todo en orden y saldría del lugar haciendo como si nada pasara, ya se sentía lo suficientemente mal por haberse metido en algo que no le correspondía, como para mirar ahora al mayor y preguntarle sobre aquello.

Ya listo con todo puesto dejo la ropa sucia en una bolsa y la metió en la mochila antes de bajar e ir a la cocina. Había una taza servida para él y no dudaba que Gibbs lo había esperado para poder compartirla, más se había demorado “no puedo bajar ahora” gruñendo por su estúpida personalidad curiosa tomó la taza y bajo al sótano viendo como el mayor trabajaba arduamente en aquel bote. Pensándolo ahora era posible que aquellas dos personas tenían que ver algo con la obsesión hacía los botes, lo mejor sería dejarlo tranquilo sentándose en el mismo lugar de siempre.

En silencio se puso a pensar como sería el mayor con esas dos personas, si guardaba aquella foto y aquel vestido con tanto recelo era porque las quiso como a nadie más. Entonces ¿Por qué se fueron y lo dejaron solo? No sabía la respuesta y tenía miedo de perder todo con su pareja por aquella pregunta.

Gruñendo nuevamente miró la televisión y se intentó concentrar en el clima de los siguientes días, pero nada era interesante para el ahora.

Poniendo una mano en su hombro se preguntó de quien había sido ese espíritu, quizás era la primera mujer de Gibbs, el primer amor es el que más duele. Ese pensamiento hacia que dudara mucho más en preguntar. Estaba tan concentrado en ello que ni se preocupaba de que posiblemente todo eso fuera una excusa barata para justificar sus acciones irresponsables.

Tan concentrado en lo suyo no se había fijado en como el mayor lo miraba sin siquiera trabajar, tampoco se dio cuenta de que este se posaba frente suyo, solo lo sintió cuando le dio un pequeño golpe en la cabeza para despertarlo de su ensoñación.

-¿Qué te preocupa?

-nada jefe yo…

-no soy tu jefe aquí Tony

-lo se

-¿quieres hablar arriba?

-no es necesario solo vuelve a tu bote – sonriendo amplio le dio un sorbo a su café – luego podemos ver una película fantástica, es de terror, pero te aseguro es bastante realista

-supongo que como todas las otras que traes – rodando los ojos volvió a su bote – luego quiero que me digas que es lo que ocurre

Tragando con fuerza Tony vio como el hombre volvía a trabajar por lo que respiro hondo y decidió que la siguiente hora se la pasaría pensando en una excusa para no sacar ese tema, más el tiempo se le fue volando y no pudo hallar nada que decir.

Viéndose metido en un hoyo grande se mordió los labios. No sabía como, pero ahora mismo estaban dando los créditos de la mejor película que pudo haber visto en la vida y no la disfruto para nada. No sabía porque le afectaba tanto aquella foto, no era una cosa de vida o muerte, tampoco era como si su relación de ahora diera paso a confesarse ese tipo de cosas, pero veía tan solo a Gibbs que quería saber sobre aquello para ser un apoyo. Solo quería apoyar al hombre en todo lo que pudiera.

Sintiendo la mirada del mayor sobre si agarro toda la fuerza que poseía en ese momento y  lo miró de vuelta con una sonrisa. Si podía desviar la conversación con besos y caricias no dudaría en hacerlo, así que se acercó al contrario llevando una mano a la nuca ajena para así atraerlo y besarlo con tranquilidad.

El beso fue rápidamente respondido y Tony se sintió satisfecho de que al menos eso podía funcionar un poco para calmar un poco su alma, por lo que cerró los ojos mientras que su boca se habría un poco dando paso a la lengua de su pareja. Le gustaba cuando el hombre tomaba el control de la situación haciendo que ese beso no fuera rápido ni pasional, sino que romántico y lleno de sentimientos.

Indudablemente se tuvieron que separar por la falta de aire, pero no era la única parte para besar, por lo que Tony vio con cierta excitación como el mayor rápidamente se acercaba a su cuello para besar y dejar pequeñas marcas. En ese corto tiempo se había dado cuenta de que Gibbs era demasiado posesivo, tanto que no dudaba en dejarle marcas algo notorias por su cuello, aunque tampoco era una cosa que le molestara, de hecho en ocasiones escogía el traje especialmente para presumir el día lunes aquellos pequeños trofeos del mayor. Mataba dos pájaros de un tiro con aquello, hacía que Kate se quedara callada y además podía ver un pequeño brillo en los ojos del hombre.

De un momento a otro se vio casi recostado por completo en el sofá con sus manos siendo  sujetadas por su amante.

Viendo a su pareja sonrió ante esa expresión que le mostraba, más pronto su sonrisa fue borrada en cuanto Gibbs se quedó quieto y no continuo. No era como que esperara a tener sexo con él, recién llevaban unas cuatro semanas desde que se habían “declarado”, pero como era su primera vez con un hombre ninguno de los dos quiso avanzar más allá de las caricias. Se tomarían el tiempo para poder llegar a tener relaciones sexuales de manera consiente.

-ahora me dirás que es lo que te pasa Anthony

-jajaja Gibbs no querrás hablar cuando estamos así – dijo con una sonrisa traviesa intentando que el mayor lo olvidara

-no fue una pregunta lo que hice –acercándose al  oído del menor dejo que su respiración chocara para disfrutar del gruñido de Tony, hace poco había descubierto esa zona sensible y le gustaba provocarla – dímelo Anthony

-sabes que me gusta más Tony y en serio no es el momento

-Tony… dilo- con una cara mucho más seria el mayor se separó un poco del menor para demostrarle que no jugaba

-dios… - cerrando los ojos un momento se soltó del agarre y se sentó quedando con el mayor sobre suyo. No podría escapar de ello – vi una foto en tu recamara

-¿una foto? – Confundido recordó aquella habitación que nunca visitaba, la única foto que tenía no podía ser encontrada facilmente - ¿Qué foto?

-hnng… Gibbs no es…

-DiNozzo dime que foto ¡ahora! – la voz molesta del hombre y por cómo se paró hizo ver que el cariño había terminado

-la que tienes en la cómoda. Tienes la llave en el mismo lugar por lo que no me fue difícil encontrarla

-no tenías derecho a meterte ahí

-….

-lárgate

-¿Qué? Gibbs sé que no debí, pero…

-¡Lárgate ahora!

Sorprendido por como el mayor lo estaba echando se levantó y le dedico una última mirada, pero este no lo tenía en cuanta si quiera por lo que solo bufo y fue en busca de su mochila para salir de la casa. Sabía que todo iba a terminar así, pero no podía evitar sentirse horrible. Con su curiosidad había vuelto a cerrar el corazón de Gibbs y no sabía cuándo le volvería a hablar.

El fin de semana había sido todo lo contrario a lo que esperaba. No recibió ninguna llamada de Gibbs ni tampoco hizo alguna. No se la paso regaloneando en la casa y tampoco salió. No vio películas clásicas ni tampoco comió pizza. Solo se quedó ahí, pensando, recordando y analizando.

En cierto sentido entendía la rabia del mayor, el tampoco quisiera que alguien externo se inmiscuyera en sus problemas, pero si Gibbs lo hubiera hecho no tendría problema porque era su pareja y sabía que podía confiar en él.

-error, nunca han dicho que son pareja y tu vida es conocimiento de todos – se recordó en voz alta

Pero aun así confiaba en el mayor y no lo alejaría de su lado, solo pediría tiempo o quizás le contaría todo y sí, sí eran pareja.

-mentira… una pareja no se esconde, más bien somos amantes… por otro lado ¿de verdad le contaría a Gibbs todo lo de mi familia?

Ese pequeño debate mental consigo mismo lo destruía, no porque no sabía si le contaría a Gibbs, porque si lo haría. Sino por el hecho de que no eran pareja, era solamente un amante y como tal no tenía derecho a inmiscuirse en los problemas del mayor.

Gruñendo con fuerza se levantó de su cama viendo la hora. Era día lunes y aun le quedaba una hora para poder llegar, de seguro lo haría justo a tiempo por lo que decidido a apurarse se fue a bañar intentando olvidar aquello. De seguro Gibbs también lo olvidaría.

Con un nuevo traje que lucir y una bufanda cubriendo su cuello Tony llego un tanto atrasado a la oficina, aunque si le preguntaban hubiera deseado no hacerlo porque Gibbs estaba gruñendo más de lo normal y nunca le dirigió la mirada.

Viendo a Kate notó como la mujer se aceleraba a tener todo en orden “será una semana pesada” pensó con cierto descontento y no se equivocó, porque toda la semana tuvo trabajo únicamente en su escritorio. No pudo salir a investigar, no pudo salir de encubierto ni tampoco pudo tomar declaraciones, ni siquiera fotos.

Frustrado vio como el viernes daba a fin su trabajo de papeleo. Escuchaba los rumores de como posiblemente hizo enojar a Gibbs, pero nadie acertaba ni un poco en aquellos hechos. Kate también intento encontrar el porqué, pero cada vez que intentaba acercarse a DiNozzo, Gibbs le gritaba que se moviera para salir.

-¡DiNozzo! Quiero este informe para mañana a primera hora – grito enojado dándole más papeleo al menor

-¡pero si ya termino la hora de trabajo! – grito de vuelta casi desesperado

-es tu problema… y más te vale que si este bien escrito o sino serás sancionado

Con un gruñido de frustración y un golpe seco de su cabeza contra el escritorio Tony despidió a todos sus compañeros de trabajo. Ahora sabía que había metido la pata y bien en el fondo, pero no entendía porque se enojaba tanto, si era porque se metió sin permiso o por descubrir a esas dos chicas.

Decidido a terminar ese informe con honores se puso a trabajar con entusiasmo, mas por lo que veía era un caso antiguo reabierto por unos de sus compañeros de piso. Al parecer el chico lo logro resolver correctamente, pero era tan detallado que no había dudado en escribir todo detalladamente haciendo que su trabajo fuera mucho mayor “Gran estrategia Jefe, gran estrategia” pensó con enojo mientras escribía el reporte con algo de enojo.

A mitad de la media noche no pudo evitar quedarse dormido. Había terminado bien el reporte y lo había revisado más de cinco veces, pero estaba demasiado cansado por lo que durmió hasta las seis de la mañana.

Sin importarle ya su traje se desperezo. Lo mejor sería ir a buscar un café cargado para llevar ese último día, aunque no fue necesario ya que Kate y Abby le tendían una caja de pizza y un café del Starbucks mientras mantenían una sonrisa que parecía ser de lastima.

Tony sin muchas ganas les sonrió radiante y acepto los regalos casi fingiendo emoción. Tenía mucha hambre y aunque aún no se lavaba quería clavarle el diente a ese pedazo de pizza.

-tienes que hablar con Gibbs – inicio Abby con un gesto aproblemado

-no puedo aguantarlo una semana más así… siento que moriré – continuo Kate un tanto furiosa – esta insoportable

-hmm... yo lo veo igual que siempre – disfrutando de la pizza miró a ambas chicas con una sonrisa – se le pasara

-¡pues has que se le pase! No lo soporto – acercándose más a DiNozzo miró a los lados para que nadie más le escuchara – me hizo hacer todo el trabajo de campo mientras el conversaba con el sargento… te necesito allá

- aunque quiera no puedo hacer nada… no me escucha

-entonces has que te escuche

-¡eso intento!

-¡inténtalo con más ganas!

-¡Kate! Prepara el carro, Abby ¿analizaste ya la evidencia?– Gibbs llego nuevamente molesto - ¡DiNozzo el reporte!

Los tres rodaron los ojos y ahogaron un quejido antes de moverse nuevamente. Sería un día largo por lo que no dudaron en hacer todo lo que había pedido el mayor para no enojarlo. Aunque era difícil por el hecho de que Gibbs ante cualquier error gruñía como los mil demonios.

Aburrido de la situación Tony hizo su trabajo y apenas termino su hora de trabajo se levantó y apresuro a salir del lugar sin si quiera ver a Gibbs, necesitaba hablar con el mayor, pero no ahí, nunca podría llegar al hombre así que tomo su auto y sintiéndose completamente extraño por manejarlo decidió ir a la casa del mayor.

Al llegar estaciono donde siempre y bajando del auto se fue a la puerta mas no la abrió. No entraría si su “pareja” no quería, así que con todo el orgullo y con un traje Armani arrugado se sentó en el pórtico esperando al hombre.

No fue sino hasta pasada una hora que el hombre llego a su casa caminando. Tony aún se preguntaba porque no ocupaba el auto, más cuando lo vio notó que el hombre seguía con el ceño fruncido “porque le gusta aparentar más edad, me hace sentir que esto es una relación bizarra” pensó temblando un poco. Quería alejar ese pensamiento de su cabeza por lo que no dudo en levantarse y ponerse a un lado de la puerta viendo como el mayor lo ignoraba

-estaré aquí para cuando quieras hablar…

-será mejor que te vayas porque no saldré nuevamente

-recuerda que soy Anthony DiNozzo, soportare hast… - el portazo casi le da en la nariz – a… puedo ser peor que tu Gibbs

Decidido a cumplir esa travesía espero sentado en el pórtico por dos horas enteras. Vio como la luna se imponía presagiando quizás una lluvia para el día de mañana. No lo sabía, pero quería ver si al menos serviría como meteorólogo.

Estirándose un poco vio la hora y gruño por hambre, debería empezar a pedir una pizza por si el mayor se demoraba un poco más de lo previsto. Su pizza llegó y aunque el hombre lo vio con duda decidió ignorarlo y solo pagar.

Comiendo tranquilamente comenzó a contar las estrellas. Quizás no había leído el mensaje entre líneas y en verdad el mayor estaba dando por terminado todo “así no era como esperaba que terminara todo” pensó soltando un suspiro a la vez que se levantaba con la caja en la mano. Girándose vio hacía la puerta y con decisión aporreo la puerta

-¡Gibbs! ¡Llegó la pizza! – gritó esperando que el mayor abriera

Espero unos segundo en donde creyó que realmente el mayor no saldría a abrirle por lo que torció la boca en son de disgusto. Justo en ese momento vio como la puerta se abría dejando ver a un Gibbs un poco menos molesto.

El hombre sin pensarlo dos veces tomo la caja y se adentró en la casa nuevamente, mas esta vez dejo la puerta abierta en una clara intención de que Tony entrara a la casa. Él ni tonto ni perezoso dejo pasar la oportunidad.

Sintiendo un poco de calor miró el lugar por completo. No se veía como si la sala hubiera sido ocupada durante esa semana, más le restó importancia y fue a la cocina para servirse un café. Al no encontrar la cafetera rodo los ojos y bajo al sótano encontrándose con Gibbs y casi todo lo necesario para sobrevivir en ese lugar. Al parecer había vuelto a ser el huraño y retraído Gibbs de siempre.

Sin pedir permiso se sirvió un poco de café y se sentó a observar a su jefe como siempre lo hacía. La duda sobre la mujer y la niña aun lo carcomía.

-¿Qué quieres?

-disculparme

-te escucho

-… - soltando un suspiro se acercó a la tele y la apago – lamento haberme metido donde no me correspondía, pero no lamento lo que encontré… en cierto sentido me hace sentir que descubrí algo importante de ti, sino quieres compartirlo me lo dices y aclaras las nuevas “reglas”… de todos modos quiero que pienses en la regla 51

-¿en qué me equivoque DiNozzo? – mirando al menor con una ceja alzada aprovechó de servirse un poco de café

-involucraste tu trabajo con tu vida personal – dijo casi como un sabiondo para molestar más al mayor.

-no lo hice – golpeando en la cabeza al menor aguanto la sonrisa

-si lo hiciste… pero independiente de, aclárame que pasara ahora Gibbs

-ahh … -rascándose la nuca fue a sentarse al bote y llamo al menor a que hiciera lo mismo. En cierto sentido se sentía protegido en ese pedazo de madera - ¿me escucharas completamente callado?

-por supuesto

-…- mirando hacia otro soltó un suspiro – cuando era marino tenía una pareja con la que me llegue a casar, fue mi primera esposa… Shannon Fielding… éramos jóvenes pero estábamos enamorados. Todo era perfecto y se volvió aún más maravilloso cuando mi hija Kelly nació – apretando la taza que tenía entre las manos cerró sus ojos con fuerza. El recuerdo aún era doloroso – se suponía que debía seguir así, pero mi esposa presencio un asesinato e iba a testificar contra Hernandez, el principal sospechoso  – tomándose un tiempo vio nuevamente a Tony notando que estaba completamente serio escuchando, en cierto sentido lo agradeció – su protector las llevaba en una furgoneta, pero no contaron con que Hernandez contratara un francotirador para matar al vigilante y de paso hacer que mi esposa e hija murieran en el proceso… o por lo menos eso me dijeron ya que yo estaba en una misión como marino en ese momento.

-… -intentó abrir la boca para poder decir algo, pero enterarse de esa realidad fue un golpe demasiado fuerte, por lo que volvió a cerrarla dejando un momento de silencio

-luego de eso me salí de la marina, no podía estar más en ello sabiendo que no pude proteger a mi familia…

-y te uniste a NCIS

-me uni a NCIS, también me case muchas otras veces, pero ninguna duro por lo mismo. Involucrarse con otra persona conlleva al descuido, desprenderme de ellas fue fácil, pero nunca pude tirar aquella foto… nunca pude olvidarla a ellas dos

-¿y yo?

-tu eres un error DiNozzo

-quiero seguir siendo un error, sé que nunca sentiré lo que tu sentiste por tu familia, pero sé que quiero proteger a todo los que aprecio y dentro de ellos está el equipo – acercándose al mayor le palmeo el hombro – no te diré que llores, no te veo llorando, pero apóyate en mi

-no deberías darme ordenes – no sabía porque se sentía tan sentimental, quizás por recordar a su hermosa hija, aquella que nunca vería crecer, tal vez también porque nunca pudo proteger a su amada esposa siendo marino o quizás porque al fin pudo decir su más grande secreto con Tony – no se lo digas a nadie

-no te preocupes, no se lo diré a nadie

Tony vio como Gibbs apoyaba su cabeza en su pecho haciendo que su corazón saltara de alegría. Quizás era la primera persona en llegar tan lejos con el mayor y eso le encantaba, no iba a presionar ahora con saber que eran ellos dos, porque no necesitaba tener un título de su relación para saber cuánto el mayor lo amaba. Ya sabía que el paso que dio era muy importante.

Sintiéndose orgulloso de sí mismo miró como el mayor parecía no moverse por lo que lo removió un poco notando como este dormía plácidamente. Debía haberse agotado un montón toda esa semana por lo que reunió toda su fuerza y levantó al mayor para llevarlo hasta la habitación principal.

Con algo de cansancio por el sobreesfuerzo que hizo tapo al agente especial con las sabanas y frazadas para luego ir a abrir las cortinas. No era especialista en arreglar casas, pero si sabía que faltaba un poco de luz en aquel lugar y por sobretodo faltaba una foto.

Mirando al mayor unos momentos se decidió a sacar el marco con la foto nuevamente para ponerla sobre la cómoda. Quizás el mayor volvería a enojarse con él, pero encontraría la manera de hacer que se le pase el domingo o simplemente se arriesgaría a pasar otra semana más sentado en el escritorio haciendo reportes.

-Anthony DiNozzo… lo has hecho bien.

Felicitándose a sí mismo fue a la cama también para recostarse por encima y jugar un momento en el celular hasta que se quedó completamente dormido al lado del mayor.

Notas finales:

bueno aqui acaba

espero les haya gustado y que dejen un review. en si a mi me gusta la historia de Gibbs, por que es Shannon y no otra mujer (pelirroja) la que cambia la vida de Gibbs...

bueno eso seria, me despido esperando verlos en otro fic~

un beso, un abrazo y espero se me cuidan

 

bye bye

Zack Engel


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