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Viernes 13 por DanyNeko

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Ryou miró emocionado el gran edificio frente a él, la calle estaba prácticamente desierta a su alrededor y el viento frio que soplaba delataba el temporal de lluvia que se avecinaba. A pesar de que era ya de noche se notaba que las nubes estaban más oscuras de lo normal, obviamente cargadas de agua y electricidad que provocaba centellazos en el cielo de cuando en cuando… seguramente no tardaría en llover.

Apresó el tirante de la mochila a sus espaldas y caminó para darle la vuelta al hotel en que trabajaba su padre y entrar por la puerta trasera para no ser visto, agradecía el hecho de que no hubiese muchas cámaras de seguridad en el modesto lugar -modesto a pesar de ser medianamente grande- ya que se le facilitaba más el colarse en el edificio sin que su padre ni nadie detectase su presencia.

Le incomodaba un poco el hecho de aventurarse a aquello solo, ya que Malik, su mejor amigo, no tuvo la oportunidad de zafarse de su hermana mayor para acompañarle, a pesar de lo emocionados que estaban ambos desde que habían planeado aquella pequeña ‘jugarreta’ por llamarla de algún modo. Y claro, si Malik no iba, Marik tampoco.

Con el sigilo propio de un gato, Ryou se coló por los pasillos hasta las escaleras que recorrían los 15 pisos del edificio. Usar el ascensor era arriesgarse mucho, este era uno de esos momentos en que había que rezar “aerobics no me fallen ahora” mientras subía a su destino… El piso 13.

El piso 13 de aquel hotel tenía su historia, Ryou no iba allí solo por capricho -que también, pero dejemos eso de lado por ahora-. Las personas que vivían en el dicho edificio decían que al bajar por el ascensor justamente en el piso 13 este llegaba a fallar, y las luces titilaban hasta el punto de que a veces se apagaban por completo; cuando bajaban por las escaleras decían que había una extraña parecencia en el piso 13 y a las personas no le gustaba pasar por allí.

Luego de un par de años con muy mala rancha en ese piso y de ser una gran pérdida de dinero, los dueños de aquel hotel decidieron mudar los implementos de aseo y todas las cosas del sótano al piso 13 para convertirlo en una zona de servicios mientras que el ‘sótano’ pasó a ser un estacionamiento interno.

Eso era lo que su padre le había contado a Ryou.

Y todo eso solo lo había emocionado más.

Luego de unos minutos subiendo y de casi ahogarse el adorable albino llegó al sitio deseado, el piso 13. Sacó la copia que había hecho a escondidas de la llave de su padre y abrió sigilosamente la puerta marcada con una etiqueta vieja que hasta con marcador estaba repintada, se coló dentro y la dejó sin seguro… solo por si acaso.

Tomó la linterna de mochila y la encendió, como ya sabía las luces titilaban continuamente y daba una iluminación muy pobre. La luz de la luna no se notaba mucho gracias a las espesas nubes que poblaban el cielo. Ryou se acercó a una ventana empolvada y corrió la delgada cortina -incluso algo agujereada, posiblemente por polillas- solo para enterarse de que una muy ligera lluvia empezaba a empapar todo. El ambiente se sentía cada vez más y más frio.

Ryou tenía la nuca erizada, su piel pálida estaba sensible y notaba perfectamente las corrientes de aires que corrían de forma antinatural por la sala.

Tomó un profundo suspiro, sintiendo el olor a viejo y polvo que llenaba el ambiente y, muy en menor medida, el aroma de la lluvia; estaba seguro de que por algún lugar corría aire del exterior.

Se dirigió al centro de la habitación y dejó su mochila en el suelo, sacó 13 velones blancos, usándolos para crear un círculo mediano y luego las encendió de izquierda a derecha con cerillos. Sacó luego su collar favorito, alzó su adorada Sortija Milenaria frente a sus ojos, acaricio ligeramente los dijes de la parte inferior y depositó un ligero beso en el centro de la misma antes de colgárselo. Finalmente se dirigió al centro del círculo de velas y se sentó de piernas cruzadas, sacando una baraja de cartas del tarot de las mismas.

Tarot Egipcio, cabe aclarar.

Empezó a barajarlas con suavidad y precisión, sonriendo al sentir el pesado ambiente extranormal. Las llamas de los velones se tambaleaban a un ritmo curioso, proyectando diferentes sombras tenebrosas por toda la habitación. El viento frío pareció arremolinarse de un momento a otro a su alrededor, no es que le diese miedo pero claro que manejaba con respeto cada una de sus acciones.

Luego de barajar las cartas las dejó a un lado y cerró los ojos, tomando su sortija entre sus manos, rezó al todopoderoso Ra por protección y a la gran Isis por su guía… Ya estaba listo.

Partió su mazo en tres y empezó a acomodar las cartas correspondientes. Sacó siete y las colocó bocabajo,  luego dejó el resto a un lado y volteó las cartas, acomodándolas en forma de “u” para que tres pares quedaran confrontados y una última abajo en el centro, uniendo a las demás.

Las primeras en confrontarse fueron “el Mago Creador”  y “la Sacerdotisa” Ryou no pudo evitar fruncir el ceño. Las siguientes fueron “El Ermita” y “la Indecisión”. Finalmente “El Regreso” y “El Amor y el Deseo”. Cerrando estaba “El Crepúsculo”.

Ryou suspiró mirando las siete cartas frente a él, una de ellas no estaba entre las 22 principales del tarot egipcio*, El amor y el deseo… El joven albino de ojos verdes se volteó bruscamente al sentir algo parecido a una presencia extra en el lugar, sin embargo era una presencia cálida, eso le extraño ¿alguien había entrado? Pero de ser personal del hotel lo habrían reprendido enseguida.

Ryou frunció el ceño y se levantó ─ ¿Quién anda ahí? ─dijo serio y con voz firme, sujetando su sortija con una mano. No obtuvo respuesta alguna pero sintió cierto movimiento a su izquierda ─sé que estás ahí, sal de una vez ─miró fijamente al lugar donde, creía, estaba el intruso. La luz no era suficiente para distinguir bien lo que le rodeaba.

─Tranquilo pequeño, no voy a hacerte daño ─le murmuró algo ronco, una voz sensual y conocida a sus espaldas. El dueño de la misma había caminado lentamente a su espalda y llevó sus manos a los costados para sujetarle los hombros.

Ryou se tensó, soltando un respingo y luego botando el aire que había retenido al reconocer la voz pero… ¿qué hacia él allí?

─ ¿…Ba-Bakura? ─tartamudeó un poco, girando levemente la cabeza ─ ¿cómo sa-… es decir, por qué estás aquí? ─tembló un poco, sintiendo los dedos del mayor deslizarse perezosamente por sus brazos descubiertos.

─Marik me dijo ─respondió con simpleza.

Debí saberlo” rodó los ojos, luego escuchó la risilla de Bakura ¿lo habría dicho en voz alta? Se ruborizó, como le apenaba los ‘esfuerzos’ de los egipcios por ponerlos a él y a Bakura en situaciones algo incomodas porque sabían que él estaba enamorado del albino de ojos lilas.

─Eres muy malo ─se quejó el mayor, haciendo un puchero que Ryou juzgo adorable, hasta sintió deseos de besarlo allí mismo ─ ¿por qué no me invitaste a mí? ¡Esto parece divertido! ─regañó, apresando entre sus brazos al menor para apretarlo con algo de fuerza para luego posar su mentón en el hombro ajeno.

─Yo, yo no… yo… lo siento ─balbuceó sin sabes realmente que decir, bajando un poco la mirada para esconder sus ojos tras el flequillo, sin embargo Bakura pudo notar el suave rubor que adornaba las mejillas del menor, cosa que solo lo hizo sonreír.

─ ¿Estabas haciendo una lectura del tarot? ─retomó la conversación, mirando hacia el círculo de velas donde las siete cartas seguían acomodadas.

Ryou asintió ─apenas escogí las cartas.

─Esto me encanta y, no es por fanfarronear, pero se me da muy bien ¿te importa si te acompaño? ─dijo el oji-lila.

─Uh~umm ─aceptó sumisamente, nunca podía negarle nada a ese chico.

Bakura no lo soltó, simplemente regresó sus manos a los hombros ajenos y avanzó junto a Ryou de vuelta al centro del circulo y se sentaron ambos en la posición de loto. Ryou repasó de nuevo las cartas con sus ojos y Bakura las analizó con tez seria… luego de un minuto de tenso silencio el mayor tragó duro, abrió la boca para decir algo pero Ryou, sin intención, lo interrumpió.

─Las primeras en emparejarse son El Mago Creador y La Sacerdotisa, se miran el uno al otro, se confrontan ─murmuró el menor.

─El mago anuncia la llegada de amigos leales, compañeros que estarán a tu lado para una meta que tienes propuesta, algo que quieres realizar y que requerirá de todas las capacidades del Mago: tu creatividad, inocencia y voluntad ─comentó el mayor ─así también anuncia la llegada de personas que por celos o egoísmo se interpondrán en tu camino, siguiendo el mismo hilo La Sacerdotisa es la reina del amor, representa la dualidad entre lo positivo y lo negativo, la luz y la oscuridad. Surgirán algunas relaciones en la que se manifiesta la repulsión y la atracción, como expresión de esa dualidad permanente ─Bakura frunció un poco el ceño ─una de tus metas más próximas está relacionada al amor… posiblemente a una amor platónico.

Ryou tragó en seco, buscando su voz ─El ermita y la indecisión ─susurró.

─Hmmm ─Bakura miró ambas cartas fijamente, pensado en lo siguiente que diría.

─El Ermita simboliza el acto puro basado en el amor y la sensatez ─recordó Ryou, algo sonrojado ─es el instrumento de la conservación pero también, de la renovación. Representa las acciones humanas iluminadas por la luz divina; es sinónimo de discreción, de misericordia y conocimiento…

─Está emparejado con la indecisión… hay algo que sabes, que solo tú o pocas personas conocen, pero tu estas en medio de la balanza, guardarlo o revelarlo, callar o confesar ─concluyó ─la indecisión en tu vida está bajo la influencia del amor ─señaló a la sacerdotisa, pero no dijo nada más al respecto.

Ryou estaba muerto de la pena, se sentía tan expuesto a Bakura en ese momento ─Acaba el Regreso junto El amor y el Deseo.

─El regreso… Surgen riesgos de regalos insidiosos. Se vivirán desilusiones y promesas falsas, pero también se vivenciará el final de algunas cosas y el inicio de otras ─Ryou bajó la cabeza, después de que el amor había sido mencionado en las anteriores cartas, escuchar esto ahora no era lo mejor que podía recibir ─sin embargo está ligada al Amor y al Deseo, eso no lo comprendo y bien… esa carta ofrece una reflexión: que a través de la propia labor se logra adquirir grandes beneficios. Augura una vida llena de ilusiones, plena de atractivos, en la que también se vivirán pasiones fogosas.

─Bakura ─musitó el menor.

─No sé muy bien que decir respecto a esas dos cartas, lo siento.

─Está bien ─le sonrió el menor ─me extraña es que el crepúsculo este de último, no comprendo por qué.

Bakura lo miró extrañado ─Es la manifestación mágica de la luz ─dijo, con clara obviedad en su voz ─claro que te representa a ti ─Ryou se mostró sorprendido por la intensidad en su afirmación ─Simboliza el comienzo del poder magnético, es la exclamación que conduce a la indagación, es el poder de encantar ─Bakura se mordió el labio inferior y se arrimó más al menor ─es la exhalación que conduce al deslumbramiento… En el aspecto mental lo negativo toma fuerza para dar origen a lo positivo… Propende, en el terreno mental, a desarrollar los procesos que se vinculan con la expresión de los poderes que se encuentran ocultos; cosa que se entrelaza perfectamente con ‘La indecisión’ ─Ryou pareció pensárselo un poco ─Ryou ¿acaso hiciste una lectura de tu futuro amoroso? ─dijo, tratando de integrar algo de broma a su pregunta.

El menor negó firmemente ─no, era una lectura general ─respondió franco.

Bakura frunció el ceño ─pues el amor tiene mucha fuerza en este momento de tu vida… ¿e-estás enamorado de alguien?

Ryou ladeó el rostro ─yo…

─Lo siento ¿no debí preguntar? ─dijo serio, apartando la vista.

─No, es que yo… bueno sí hay… hay alguien que me gusta pero… no sé si deba decírselo ─admitió.

─ ¿Por qué? ─Ryou guardó silencio ─ ¿es alguien que yo conozco?

El pequeño albino lo miró ─…sí.

Bakura dudó en preguntar ─ ¿Malik?

Ryou abrió los ojos como platos y frunció el ceño con extrañez ─ ¿Qué? ¿Quieres que Marik me asesine? ─dijo con gracia, luego negó con la cabeza ─no, Malik es mi mejor amigo, es como un hermano para mi ─explicó.

Bakura frunció un poco el ceño, pensando en quien podría ser.

Ryou se llevó una mano a la sortija del milenio, aquel precioso colgante que el chico a sus espaldas le había regalado. Soltó un suspiro y una brisa fría corrió, levantando una de las cartas del suelo y haciéndola volar hacia Bakura.

─ ¿Eh? ─Bakura la sujetó y volteó para mirarla ─ ¿Amor y Deseo?

─Waaa ─Ryou se ruborizó fuertemente, trató de tomar la carta de manos del oji-lila pero por los nervios terminó provocando que perdieran el equilibrio. Fue una suerte que las velas estuvieran bastante separadas porque Ryou quedó de espaldas en el piso y Bakura sobre él, medio apoyado con sus manos.

─ ¿Ryou?

Al aludido le temblaron los ojos, su rostro sumamente sonrojado estaba expuesto con su cabello desparramado por el piso y los ojos verdes no se apartaban de los lilas que lo miraban entre sorprendido y curioso.

─…Lo siento.

─Ryou ─Bakura llevó una mano a la mejilla del menor ─ ¿qué te sucede?

Ryou entreabrió un poco los labios para decir algo pero se arrepintió, sujetó la mano de Bakura en su rosto y elevó la cara, plantándole un beso con los ojos cerrados fuertemente. Bakura se tensó por la sorpresa, el corazón se le aceleró y llevó una de sus manos a la espalda baja de Ryou para sostenerlo en lo que correspondía el beso.

─… ¿Ryou?

─Eres tú quien me gusta ─se confesó, temblando entre los brazos del mayor.

─Tú también me gustas ─admitió el otro, volviendo a besarlo apasionadamente. Las velas se apagaron una tras otra, producto de una extraña corriente fría y la carta ‘indecisión’ quedó volteada bocabajo.      

 

Notas finales:

FIN

*El tarot egipcio "original" posee solo 22 cartas, sin embargo hay una edición más moderna que ocupa 78 cartas

         


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