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Felonía por LatexoHPo

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Notas del fanfic:

Fic escrito en una paranoía, antes y después de ver Civil War, en medio de fiebres en su autora (o sea yo) xD

No fic largo como es mi costumbre. Al menos no de muchos capítulos.

Personajes propiedad de Marvel. Yo sólo los utilizo a mi gusto y no me arrepiento de ellos muajajajaja.

Completamente SLASH (No yaoi por ahora)

 

Notas del capitulo:

¡Mi amores!

Les traigo este escrito por ahora ya que estoy de luto por mi antiguo PC de escritorio, e intentando rescatar los fics que tenía ya actualizados en ese computador.

Si no lo logro (pues la empresa se ve peliaguda), tendré que reescribir mis actualizaciones de nuevo Y,Y

También tengo ya un fic post-CW que será... dígamos diferente.

Por lo pronto, espero que les guste éste. Y prometo por el Osito Bimbo que tendrá un final.

 

Sus pasos resonaron en el pasillo que conducía al laboratorio. Negó con la cabeza fastidiado y un ligero dolor de cabeza se hacía eco justo detrás de sus sienes. Cada vez era más pesado ir a la oficina y liderar juntas con los accionistas; al menos en unos días Pepper se reincorporaría a su puesto como CEO de la empresa, y pensar en el bebé que acababan de tener sus dos mejores amigos le hizo sonreír un poco. Era una criatura hermosa, morenita como su padre pero con los ojos verde azulados de su madre. ¡Y ya era hora!,  pensaba. Porque Rhodey y Pep se habían casado hacía ya casi cinco años y hasta ahora decidieron tener familia.

Tony Stark deslizó el dedo índice por el panel de código y tecleó la contraseña que con años de repetirla era un movimiento más que automático.

El aroma de las mezclas inundaron sus fosas nasales. No era agradable, pero era tolerable. Aunque Tony sospechaba que el tufillo provocaría el aumento de su jaqueca. Entrecerró los ojos cuando vio la inconfundible figura de su esposo reclinada sobre el microscopio. La bata de laboratorio siempre le había sentado bien a Bruce, y había significado cierto tipo de fetiche cuando se conocieron. Adoraba tener sexo con Bruce desnudo salvo una bata de laboratorio encima… Pero hacía tiempo que no tenían sexo. Tony ocupado en la empresa, viajes de negocios y juntas interminables. Y Bruce encerrado día y noche en el  laboratorio, salvando al mundo.

De pronto la figura de Bruce se enderezó y se giró para sonreír a Tony y acomodarse las gafas. Dejó sus apuntes a un lado y se encaminó hasta el otro, sin dejar de sonreír.

Tony compuso una sonrisa automática. No es que no le alegraba ver a Bruce, sólo que estaba cansado.

Bruce se acercó lo suficiente para llevar sus brazos al cuello de Tony y besarle en los labios recatadamente.

-¿Cómo fue la junta?- preguntó Bruce abrazando a Tony.

Tony suspiró y llevó sus manos a la cintura de Bruce, mientras recargaba su cabeza en hueco entre el hombro derecho y el cuello de su esposo.

-La misma mierda de siempre. En serio, aún no entiendo cómo es que Pep disfruta su trabajo.

Bruce rió bajito y Tony volvió a suspirar. Estar en los brazos de Bruce, tener a Bruce rodeado con los suyos, era algo muy reconfortante. Bruce siempre estaba calientito, y siempre olía bien. No usaba lociones caras, era el simple jabón de baño, el shampoo con un discreto aroma a hierbas y el familiar almizcle dulce que Bruce desprendía naturalmente.

-Pepper regresará pronto. Y tal vez quieras hacerme compañía aquí, o crear algo maravilloso en tu taller- le consoló Bruce despacito y besando su sien.-¿Quieres salir a cenar fuera? Peter llamó para decirme que llegará más tarde, tiene que entregar un proyecto escolar mañana.

Tony levantó la cabeza y miró a Bruce directamente. Los ojos de su esposo sonreían, con las líneas de expresión marcadas alrededor de sus ojos que siempre brillaban en ese intenso marrón tras las gafas de montura delicada. Tony observó la sonrisa suave, enmarcada por más líneas de expresión a sus costados, los labios perfectos; el superior ligeramente más delgado que el inferior, rosados. El rastrojo de barba que era imposible de afeitar, porque Bruce era peludito y no había pasado ni una hora desde el afeitado matutino cuando ya comenzaba a verse otra vez. Con un suspiro, Tony alzó una mano y recorrió con sus dedos los rizos de Bruce. El fuerte color marrón, casi negro, veteado por canas, muchas por el sufrimiento de una infancia desgraciada y muchas por la edad.

-Prefiero cenar en casa- musitó para enseguida besar esos labios una vez más. El sabor de Bruce estaba ya también grabado en su memoria, la rasposidad húmeda de su lengua, el cálido aliento y la forma en sus dientes mordían ligeramente su propia lengua.

Bruce sonrió en el beso y cuando se separaron acarició la mejilla de Tony.

-Vamos, entonces. Pediremos algo y en lo que llega te pones algo más cómodo.

Tony asintió sin más palabras cuando Bruce le soltó totalmente para retirar la muestra que estaba estudiando bajo el microscopio. Cerró su libreta de notas (que seguía prefiriendo aunque Tony hubiera mandado instalar un montón de pantallas holográficas) y ajustó la temperatura del laboratorio para que nada se echara a perder.

Con otra sonrisa, Bruce tomó la mano de Tony y entrelazaron los dedos como tantas y tantas veces. La mano izquierda de Bruce y la derecha de Tony. Éste llevó la mano de Bruce a sus labios y besó delicadamente, mirando por un momento el anillo liso de oro que él le hubiere colocado hace ya casi dieciocho años como promesa de amor incondicional e infinito. Apretó su propia mano izquierda, sintiendo su anillo también. A veces olvidaba que estaba ahí, en su dedo anular, casi ya siendo parte de su piel.

Una ligera cena de pollo tandoori indio después, la puerta de la cocina en la mansión Stark-Banner se abrió y se adentró un jovencito de dieciséis años con cara de cansancio, pero cuando vio a sus padres en el antecomedor de la cocina el gesto fue cambiado por una sonrisa radiante.

-¡Hey! ¿Por qué no me esperaron a cenar?- inquirió el chico arrojando su mochila por cualquier lado para ir a besar las mejillas de sus padres.

A los dos años de casados, con un matrimonio y una empresa estable, Bruce y Tony decidieron tener familia. Bruce siempre quiso ser padre y Tony no le podía negar nada. Así que optaron por el método de subrogación. Una mezcla de sus genes (proyecto exitoso de Bruce), crearon un cigoto esperma. En el camino encontraron a May Parker, que se ofreció a donar el óvulo para la fertilización y su cuerpo para la concepción. May era actualmente una exitosa abogada que a veces trabajaba para Industrias Stark, y para Peter era su querida tía May. Aunque si alguien le preguntaba, no tenía en reparo en decir que ella era su madre. Sin embargo para el chiquillo sólo existían dos amorosos progenitores, y esos era Tony y Bruce.

Siendo Tony y Bruce los genios que eran, Peter heredó muchas de sus cualidades y también era catalogado como “genio”. Le hacía mucha gracia que sus amigos les llamaran “La Familia de la Ciencia”. Y eso eran.

Entusiasmado por la improvisada cena familiar, Peter actualizó a Tony sobre el proyecto en el que estaba trabajando para la escuela. Intercambiaron puntos de vista entre ellos y con Bruce aderezando la charla mientras lavaba los platos, y Tony se encontró de nuevo con esa rutina familiar. Rutina. Rutina…

Ya pasadas las diez enviaron a Peter a descansar (aunque sabían que se desvelaría investigando o charlando por Internet con sus amigos), y Tony y Bruce se dispusieron a dormir.

En la cama y las luces apagadas, Tony seguía manteniendo los ojos abiertos. Su cumpleaños sería en unos días, su cumpleaños  número 46. Se había observado en el espejo sobre el lavamanos cuando se lavó los dientes e hizo una mueca ante los hilos plateados que se asomaban entre sus cabellos castaños sobre las sienes. Miró las líneas de expresión alrededor de sus ojos, en la frente y en su boca. Estaba poniéndose viejo. Cada vez más cansado, más aburrido, más como el hombre que sentó cabeza a los 28 casándose con Bruce Banner.

Los años de noviazgo habían significado una explosión de investigaciones y trabajo en equipo, viajes de negocios que terminaban en sexo apasionado. El impulso de un amor emergente como lava. Dos jóvenes genios que encontraron en el otro el sentido y significado de la vida y el amor. Y en ese impulso, Tony le pidió matrimonio a Bruce. Fue más bien una Unión Civil de Hecho, y hasta que el matrimonio homosexual fue legalizado, contrajeron nupcias en una fiesta en grande. De eso habían pasado dieciocho años. Cuando Peter nació, ambos cimentaron las bases de su matrimonio y entendieron que eran una familia.

Tony no iba a mentirse, amaba a Bruce. Lo amó desde que lo conoció en aquella conferencia juvenil. Amaba su tranquila personalidad, y amó después sus arranques de rabia adorables. Amó su lealtad y cariño. Amaba todo de Bruce. Pero en éste punto, en el que su vida se había convertido en una rutina, le encantaría escaparse de ella. De Bruce, de Peter, de Industrias Stark…

Ahora, en la cama junto a Bruce, escuchando la suave respiración de su marido, Tony reafirmó en su cabeza que estaba poniéndose viejo. ¿Cuándo fue la última vez que habían tenido sexo?

De pronto pensó en Clint, uno de sus mejores amigos. Clint también se había casado joven con una encantadora chica llamada Laura, y producto de ese amor habían nacido Cooper y Lila, sus encantadores sobrinos. El último y la sorpresa fue Nathaniel. Y fue sorpresa porque en cuanto Nath nació, Clint y Laura se divorciaron. Fue un acuerdo mutuo, el amor se había acabado. Clint le confesó que a veces el sexo con su mujer era sólo eso: sexo. Satisfacer necesidades, pero ya no existía esa chispa. A los pocos meses del divorcio, Clint conoció a un chiquillo que le devolvió la juventud. Pietro era ahora la pareja de Clint; Laura había sufrido mucho al principio, el que un chiquillo hubiera ocupado su lugar con Clint la enfermaba. Pero terminó por aceptar que siempre había sabido de la bisexualidad de Clint, y aunque su relación con Pietro no era la mejor, ambos se toleraban por el bien de los tres niños, que eran la adoración de Clint y Laura, y a los que Pietro comenzaba a amar también.

El amor y esa “chispa” se habían extinguido en Clint. Tony miró dormir a Bruce, relajado y hermoso. No, el amor no se había acabado, pero tal vez la “chispa” sí.

Mordiéndose un labio, Tony se acurrucó más a Bruce. Escuchó el gemidito entre sueños de su esposo y comenzó a besarle la mandíbula. Quería saber…

Bruce se removió y despertó mirando con los ojos nublados a Tony, intentando acostumbrar sus ojos a la oscuridad de la habitación.

-¿Tony?- preguntó soñoliento y con la voz ronca.

Tony no contestó con palabras. Deslizó sus manos por sobre el pecho de Bruce y comenzó a desabotonar la camisa del pijama. Ropa, estorbosa ropa que sin darse cuenta ambos comenzaron a ponerse por las noches cuando antes el simple contacto de sus pieles desnudas eran suficiente. Tal vez fue cuando Peter comenzó a crecer y entraba a trompicones a la habitación de sus padres, con una inocencia que en esos padres ya no había. Así que optaron por usar pijamas en el caso de Bruce, y camisetas y shorts en Tony.

Bruce sonrió aún soñoliento. Ya no preguntó más y dejó que Tony le desnudara mientras él desnudaba a su vez a su esposo. Tony repasó con sus manos el cuerpo de Bruce, ya no era tan firme como al principio, pero seguía fibroso y su piel cálida y tupida. El vello en el que adoraba enredar sus dedos y los pezones oscuros que adoraba lamer para provocar los gemidos extasiados de Bruce.

A estas alturas ya no preguntaban quién entraría en quién. Ambos disfrutaban de tomar y ser tomados, y sólo el rumbo de las caricias decidían por ellos. Fue Tony el que llevó un dedo hasta los labios de Bruce para que éste lo lubricara. Quería entrar en Bruce, follarlo hasta perder noción del mundo y adentrarse por unos segundos al paraíso que era el cuerpo de su esposo. Tampoco necesitaban ya de lubricantes, ambos acostumbrados al otro hasta tal punto.

Tony metió el dedo ensalivado en la entrada de Bruce mientras se besaban furiosamente. Los muslos de Bruce pegados a los costados de las caderas de Tony temblaban de anticipación. Los gruñidos entre chasquidos y saliva. Tony conocía la mecánica de sobra: excitar a Bruce y en el proceso excitarse también. Follar hasta que ambos explotaran. Besarse hasta hincharse los labios mutuamente y finalmente caer en un sueño cansado abrazados al cuerpo sudoroso y pegajoso del otro.

Los juegos que antes compartían también habían dejado de existir. Quizá porque se conocían perfectamente ya. Conocían cada rincón del cuerpo del otro, cada lugar que provocaba jadeos ahogados y susurros excitados.

-Follame, Tony- susurró Bruce en un punto, ahogándose bajo el cuerpo de Tony, abrazándole con brazos y piernas. Acariciando lánguidamente el mapa de su piel y encontrando el tesoro ya descubierto hacía mucho tiempo.

Tony gruñó y ni siquiera necesitó mirar. Acoplados por el tiempo, sus cuerpos se unieron en un sexo que comenzó salvaje y poco a poco se convirtió en amoroso. Lento y suave. Las palabras sobraban también. Se miraban intensamente en un suave vaivén. Y Tony aceleró un poco, intentando cambiar la rutina. Bruce gimió sonoramente, su aliento estrellándose en el cuello de Tony. No duró mucho, Tony gruñó y se vino dentro de Bruce con estocadas casi furiosas. Frustradas.

No duró mucho. Tal vez fueron unos cuantos minutos. No había hecho gritar a Bruce. Enojado consigo mismo, se separó de Bruce para masturbarle y al menos darle un orgasmo. Pero Bruce tomó su mano y negó.

-Tony, estás cansado. Es normal- intentó consolarle.

Tony se echó de espaldas sobre el colchón. Apretó los ojos y de pronto tuvo el impulso de llorar de frustración. Cuando Bruce acarició su mejilla y se acercó, Tony se alejó y se levantó de la cama para ir al baño y limpiarse.

Bruce se quedó con la mano en el aire y luego negó ligeramente con la cabeza. Se limitó a limpiarse también con una toalla esponjosa que mantenía en un cajón de su mesita de noche. Su semi erección se había desvanecido con la frustración de Tony. Y entonces un pensamiento lo asaltó: ¿Ya no era deseable para Tony?

Se colocó de nuevo los pantalones del pijama y aguardó sentado a que su esposo apareciera de nuevo. Tony salió del baño con ropa interior nueva y la cara y parte del cabello mojados.

-Tony…- comenzó Bruce, pero Tony se acostó en su lado de la cama y le dio la espalda.

-Estoy cansado, Bruce- contraatacó con las mismas palabras de Bruce.

-Ok. Descansa- respondió Bruce y se recostó también, abrazando a Tony por la espalda-. Te amo- agregó en un susurro y con un beso en el hombro desnudo de su marido.

Pero Tony sólo balbuceó algo y pasó poco tiempo para que comenzara a roncar ligeramente. Bruce tardó mucho en dormir, sin soltar a Tony y pensando que quizá todo era peor: tal vez Tony había dejado de amarlo.

~*~

 

-Está estresado, es todo- dijo Rhodey restándole importancia.

Pepper rodó los ojos y se posó junto a Bruce, recargándose en la barra de seguridad de la cuna de Ginny. La bebé estaba dormidita y contemplarla hacía sonreír a Bruce. Le recordaba las noches de insomnio al cuidado de Peter cuando era un bebé tan tierno y hermoso como Ginny, a lado de Tony que se quejaba de escuchar el llanto y cambiar pañales, pero que en el fondo amaba hacerlo.

-Estoy de acuerdo en que está estresado- habló Pepper palmeándole un hombro-. Tony nunca ha disfrutado su papel de jefe en Industrias Stark. Pero quizás también le hace falta algo más.

Bruce miró a Pepper al rostro con el ceño fruncido.

Tony se había marchado muy temprano a trabajar y Bruce no tuvo ganas de ir al laboratorio. Dejó a Peter en la secundaria y decidió ir a casa de Rhodey y Pepper, quizá desahogarse le serviría. Y ver a la bebé le encantaba.

-¿A qué te refieres con “algo más”?- preguntó casi con miedo.

-Bruce, no seas tonto. Tony te ama. Es sólo que… piénsalo. ¿Cuántas veces se han disfrutado únicamente ustedes dos en los últimos años? Tú encerrado en ese laboratorio y él en el taller o en la oficina. Sí, sé que ambos hacen una labor encomiable, pero necesitan algo más. Los dos- sonrió Pepper.

-Unas vacaciones- terció Rhodey acercándose también-. Una segunda luna de miel. En unos días es el cumpleaños de Tony. Dale una sorpresa, Bruce.

Bruce pensó en ello unos segundos, desviando su mirada a la bella durmiente en la cuna. Entonces sonrió.

-Es una buena idea. Solos los dos.

-Sólo los dos- enfatizó Pepper con una gran sonrisa.

~*~

 

Peter frunció un poco el ceño y se llevó el dedo índice a los labios, pensativo. Bruce sonrió al ver a su hijo haciendo ese gesto, que era suyo.

-¿Podré hacer una fiesta mientras no están?- preguntó el adolescente con una sonrisa traviesa.

Bruce rió con ganas y revolvió el pelo de Peter antes de ponerse en pie y verificar el pescado a las finas hierbas que estaba en el horno.

-No. Te quedarás con Pepper y Rhodey o…

-¡No quiero ser niñero de Ginny!

-... O puedes quedarte con May. Estará unos días en Nueva York y accedió a quedarse hasta el cumpleaños de Tony.

-Bueno, tía May es más fácil de convencer para hacer una fiesta.

-Peter, no quiero encontrar el laboratorio hecho un campo de batalla… o peor aún, que incendies las casa.

-Gracias por el voto de confianza- reclamó Peter con fingida ofensa-. Sólo invitaré a Harry y Wade. Como una pijamada. No me gusta el alcohol, no me drogo… vamos, sólo videojuegos y toneladas de comida chatarra.

Bruce pareció pensárselo mientras sacaba el pescado. El aroma inundó la cocina.

-Debe haber un adulto.

-Soy responsable…

-Lo sé, y eso me enorgullece, Pet. Pero todavía eres un adolescente. Un adulto o pasas esa semana con Pepper y Rhodey, con May o… con tía Natasha.

-¡No! ¡Tía Nat, no! Me hace entrenar artes marciales de los que no puedo siquiera pronunciar el nombre. Y disfruta verme sufrir.

Bruce volvió a reír.

-Entonces pensaremos en alguien. Después de la fiesta me llevaré a tu padre y, por favor, recuerda que el viaje es sorpresa. No se te vaya a salir la información.

-¡Papá! Si es un regalo para papá Tony no abriré la boca. ¿Qué tal tío Clint y Pietro? A ambos les gustan los videojuegos y son divertidos- sugirió Peter con esa carita inocente que le funcionaba estupendamente hasta que la grasa de bebé dejó de redondear sus mejillas, y que ahora ya no engatusaba a sus padres y tíos.

-Llamaré a Clint- aceptó Bruce finalmente. Vaya, al parecer sí seguía funcionando.

~*~

 

Tony masculló entre dientes cuando firmó el último contrato de la tarde. Estaba más cansado y muy estresado. Pero finalmente era libre. Pepper se reincorporaría a su puesto el lunes y la empresa podría sobrevivir el fin de semana sólo con los asistentes. Ya le pondría al corriente cuando la viera el domingo, en su cumpleaños. Bruce ya le había dicho que organizaría una comida sólo entre amigos para celebrar. Tony estaba de acuerdo con eso. No estaba de ánimos para fiestas y sonrisas fingidas.

-Tock, tock.

Tony alzó la mirada cansada y no pudo evitar sonreír al ver a Clint en el umbral de la puerta de la oficina.

-¿Qué aires te traen por aquí, cerebro de pájaro?

Clint se internó y posó su trasero en el escritorio desparpajadamente. A sus 43, Clint todavía se veía joven y atractivo. Cortaba su cabello en graciosas puntas y las ropas que usaba parecían más las de un motociclista vándalo.

-Nos llegó la invitación a tu comida de cumpleaños el domingo y aunque estaremos ahí, pensé que te gustaría celebrar por adelantado esta noche. Sólo tú, Thor y yo.

Tony alzó una ceja.

-¿Loki va a dejar que Thor salga al tipo de celebraciones que acostumbras?

-Loki no está en la ciudad y Thor no pudo viajar con él. Así que es libre, al menos está noche. ¿Qué me dices de ti?

Tony entrecerró un momento los ojos y miró la expresión divertida de Clint. A pesar de que las líneas de expresión en su amigo eran visibles, todavía no se veía como un viejo. Meneó la cabeza, debía dejar de pensar que estaba a punto de entrar a un geriátrico.

-Le avisaré a Bruce que no llegaré a cenar- dijo finalmente.

-¡Esa es la actitud, viejo amigo!

Se encontraron con Thor cerca del lugar que Clint había elegido para pasar una noche entre amigos. Thor tampoco aparentaba la edad que tenía, aunque Tony nunca había preguntado cuál era con exactitud, era obvio que era mucho más joven que él y Clint. Tal vez todavía no estaba ni en los cuarenta, sin embargo habían hecho una buena amistad. La familia de  Thor había hecho negocios con Industrias Stark desde hacía muchos años. Y fue gracias a Clint que su rubio y musculoso amigo conoció a Loki, un chico que trabajaba con el castaño en la escuela en la que ambos enseñaban. Clint como instructor de acrobacia y tiro con arco, y Loki como profesor de Literatura. Thor y Loki comenzaron a salir al poco tiempo y vivían juntos hacía apenas un año.

-Me alegra que Clint te haya convencido de venir, Tony. Te ves un poco cansado- le saludó Thor con las llaves de su auto en una mano.

-Es bueno verte, Thor. Fueron tres meses exhaustos, pero si he de ser un jefe justo, Pepper los merecía.

-Espero conocer a su bebé en tu comida el domingo- sonrió Thor alegremente-. Por ahora disfrutemos esta noche.

Tony iba a responder, pero Clint le quitó el saco con un chasquido.

-¿Qué haces?- preguntó  Tony intentando alejar las manos de su amigo.

-A dónde vamos no necesitas el saco y la corbata. Algo más casual, arremángate también la camisa.

-¿A dónde vamos?- preguntó Thor curioso, mirando a Tony que rodó los ojos pero obedeció a su amigo y ya se estaba quitando la corbata.

Clint dejó las prendas en el auto de Tony y sonrió.

-Pietro me sugirió el lugar. Tampoco lo conozco, pero dice que hay muy buen ambiente.

Thor y Tony compartieron una mirada. Ambos sabían de sobra que los lugares que Pietro Maximoff frecuentaba no eran los más… decentes, por decirlo de alguna manera.

-Sólo vamos a divertirnos- sonrió Clint con fastidio al ver el gesto de sus amigos.

Caminaron un par de cuadras y al fin señaló el lugar. Era un edificio gris y con una única puerta estrecha flanqueada por un hombretón enfundado en un traje gris oscuro. Tony enarcó las cejas.

-¿Avenger’s?- inquirió mirando el destartalado letrero en rojo neón-. Clint, somos muy viejos para un antro.

-No es un antro, es un lugar de convivencia. ¡Y no somos viejos!

-Cierto, yo me siento muy joven todavía- sonrió Thor mirando el lugar con ojo clínico.

Tony rodó los ojos y se dejó arrastrar por un entusiasmado Clint y un curioso Thor. Fue buena idea quitarse la corbata y el saco, aquél lugar no se veía muy formal a primera vista. El hombretón discutió algo con Clint, de lo que Tony sólo alcanzó a distinguir el nombre de Pietro, y les cedió el paso moviendo la cadena.

Clint sonreía como gato de Cheshire y al fin se entraron a lo que parecía… un restaurant-bar. Había mesas pequeñas redondas con sillas estrechas a su alrededor. Un escenario pequeño en el que Tony supuso se presentaban bandas en vivo. Y la gente, bueno, al menos no todos eran jovencitos alocados de aspecto dudoso. Había hombres y mujeres. Muchos. De distintas edades, corpulencias y estratos sociales, si Tony distinguía el tipo de ropa que llevaban. Lo peculiar era que las mesas eran compartidas por pequeños grupos mixtos o por parejas… del mismo sexo.

-¿Es un bar gay?- preguntó Thor  mirando alrededor.

-Supongo que sí. Pietro sólo me dijo que el lugar era bueno.

-Bienvenidos. ¿Mesa para tres?

Los tres hombres miraron al chico que había hablado. A Tony se le cortó la respiración por un momento. Era un espectacular joven rubio, con los ojos más azules que hubiera visto en su vida (y eso que Thor tenía ojos bonitos), espesas pestañas casi blancas y hoyuelos en las mejillas sonrientes. Una hilera de perfectos y blancos dientes en una sonrisa casi inocente. Era alto y por lo que Tony pudo deducir, músculos trabajados bajo esa camisa azul y el chaleco típico de los camareros.

-Mesa para tres, por favor- asintió Clint al joven y éste se giró para que lo siguieran.

Tony se mordió los labios. Un espectacular trasero se adivinaba tras la tela de los pantalones estrechos.

El joven mesero les sonrió y les dio una mesita un tanto alejada del escenario. Los tres hombres se sentaron y recibieron los menús.

-Mi nombre es Steve. No duden en llamarme cuando decidan qué van a ordenar- les dijo el joven y se marchó sin dejar esa sonrisa encantadora.

-Creo que pediré una cubeta- comentó Clint sin abrir el menú-. No para mí, a alguien se le está escurriendo la baba.

Thor rió estrepitosamente y Tony fulminó con la mirada a su amigo. No se le estaba escurriendo la baba, el que el trasero de ese chico fuera un imán no era su culpa.

Un poco avergonzado, Tony centró su atención en el menú; no había más que botanas y bebidas de muchas clases y precios.

-¿Cerveza?- inquirió Thor.

-Por mí está bien- se encogió de hombros Clint.

-Yo prefiero un martini seco- terció Tony.

-El abuelito y sus martinis- resopló Clint.

-Cerveza entonces- masculló Tony molesto. ¿Tan obvio era en sus gustos de “abuelito”?

Unos minutos después Steve regresó para apuntar sus ordenes. Seis cervezas oscuras, un plato de botanas grande…

-Y tu número de teléfono- le guiñó un ojo Clint, obviamente bromeando.

-Ese pedido no está en el menú- sonrió Steve de vuelta, recogiendo las cartas del menú. Antes de marcharse a por la orden, miró a Tony por unos momentos, y la sonrisa se ensanchó en su blanco rostro.

-Uy, creo que alguien tendrá suerte esta noche- comentó Clint al ver el intercambio de sonrisas.

-No digas eso ni en broma, Clinton- refutó Thor ceñudo-. Tony no sería capaz de engañar a Bruce.

-¡Es una broma, hombre!- se carcajeó Clint. Y Tony le imitó alegremente. Aunque su mirada siguió a Steve.

No. No sería capaz de engañar a Bruce. ¿O sí…?









Notas finales:

Vale, muchas gracias por leer!

Sé que están acostumbradas(os) al Superfamily, pero aunque en español casi no hay, también existe el Sciencefamily. Tony y Bruce como padres de Peter. A mí personalmente me encanta~

Cuéntenme qué les pareció.

¡Un beso gigante!

Látex.

 

PD. A mis lectores asiduos, les pido que me digan qué fic quieren que actualicé de los que tengo inconclusos, por los RR, creo que "Poder Femenino" lleva la delantera, pero tengo varios más, así que ustedes decidan, ¿vale?

Ahora sí me despido :3


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