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Venganza por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Gravity Falls no me pertenece. Esta sensual obra ya terminada le pertenece a su sensual creador Alex H.
¿Será que me regala solo a Dipper y a Bill? *w*

Okno, al fic.

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“Cuando golpeas y maltratas a alguien, generas violencia. Preocúpate porque esta no se vuelva en tu contra más tarde”

El castaño salió corriendo apenas la puerta de los baños se abrió, por accidente un chico de curso más bajo había entrado y lo había liberado del encierro en que algunos de sus compañeros lo habían mantenido desde el final del receso.

Ni siquiera se dignó a buscar la clase que le tocaba, simplemente siguió corriendo, ignorando a algún profesor que le hubiera visto pasar y salió del edificio. Por suerte se había llevado su mochila consigo al descanso y no tendría que preocuparse por sus pertenencias. Gracias a la adrenalina prácticamente llegó corriendo del tirón a su casa, ignorando como le quemaban las piernas. Sus padres no estaban y no llegarían hasta muy tarde, aunque en ese momento realmente le daba igual. Entró y arrojó su mochila a cualquier lado, se adentró en su habitación y se arrojó en su cama, ocultando su rostro entre sus brazos cruzados por sobre la almohada y luchó porque las lágrimas no acudieran a sus ojos negros.

Detestaba estar en ese lugar. Detestaba su colegio tan ordinario de California... ¡Realmente solo quería regresar a Gravity Falls!

Ese verano, a pesar de lo ocurrido en los últimos días, había sido lo mejor de su corta vida; y ahora, tres meses después, en puertas del frio invierno, simplemente pensaba en regresar y seguir viviendo todas las maravillosas aventuras que aquel escondido pueblo ofrecía. No había nada que le llamara la atención en su actual rutina.

Aquel día se había ganado una exoneración en uno de los ya próximos exámenes gracias a su alto nivel académico o, como decían sus compañeros, su forma de ser nerd. Por esa razón, tres de los abusones de su clase lo habían llevado a rastras a los servicios, lo habían golpeado hasta dejarlo sin aire y finalmente lo habían encerrado allí... Probablemente debía agradecer que no se les dio por empujar su cara dentro del retrete. Tampoco le habían golpeado en zonas visibles para que los profesores no se dieran cuenta, pero sabía que la pálida piel de su torso no demoraría en ganar varias manchas verdosas.

Notó que le costaba un poco respirar, no sabía si se debía al cansancio de haber corrido tanto o si ya empezaba a resentir seriamente los golpes... probablemente una mezcla de ambos.
La garganta le quemaba pero no quería ni levantarse a por un vaso de agua. Con algo de dificultad se revolvió hasta quedar en posición fetal, se pasó un brazo por su propia cintura y la otra la dejó bajo su cabeza.

El estómago le dolía y los ojos le ardían. Dipper dejó caer dos lágrimas solitarias antes de caer rendido ante el sueño, no se percató de la silueta triangular que se deslizó por la ventana y las paredes de su habitación hasta llegar a la cabecera de su cama... entonces desapareció en su cabeza.
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Estaba corriendo por las calles oscuras, cercadas por altísimos edificios que, parecía, iban a caérsele encima en cualquier segundo. Corría a todo dar, seguido de todos aquellos abusones que lo molestaban en el colegio, podía ver a Mabel al final de aquella calle junto a Candy, Grenda y Wendy. Quería llegar junto a ellas... pero no podía.

Tropezó y cayó de panza al piso, pero no halló fuerza para levantarse. Se hizo bolita y, resignado a recibir la paliza que le aguardaba, cerró los ojos con fuerza y esperó... esperó... y esperó... Pero no llegó ni un sólo golpe.
Finalmente percibió una presencia frente a él, no sabía cómo explicarlo pero sentía que, quien quiera que fuese, era poderoso.

Al abrir los ojos se llevó la sorpresa de su vida al encontrarse un joven rubio, como máximo tres o cuatro años mayor que él, cubriéndolo con su cuerpo de sus agresores.
Dipper se levantó del piso y se plantó junto a aquel rubio, viendo como los abusones eran levantados unos cuantos centímetros del suelo por alguna fuerza invisible, con tez de completo sufrimiento y, al parecer, a punto de ahogarse.

Ahora miró a su ¿salvador?
Al muchacho estaba seguro de no haber conocido en su vida. Tenía la piel trigueña, los ojos dorados como el ámbar aunque uno de ellos era cubierto por su flequillo disparejo. Vestía ropa elegante en colores amarillo y negro, y tenía... ¿un sombrero de copa flotando sobre su cabeza?

O sea ¿Qué clase de loco sueño era ese?

Seguro de que todo aquello no podía ser más disparatado, Dipper se atrevió a poner una mano en el brazo del rubio. Este suavizo su cínica expresión para mirarle y, antes de que el castaño se diese cuenta, lo envolvió entre sus brazos, fuertes y cálidos.

Dipper no pudo contener el rubor que coloreó todo su rostro, sus ojos se abrieron como platos y no pudo más que balbucear sin lograr formar una palabra coherente. Quiso girarse a mirar a su hermana y amigas pero ninguna de ellas estaba ya en aquel lugar. Solo él y aquel guapo rubio... ¡ah! y sus abusones que luchaban contra la falta de aire.

─No volverán a meterse contigo ─prometió el rubio, mirándole cálidamente ─y a quien lo intente le irá peor ─desvió su mirada, de nuevo siniestra y aterradora, a sus víctimas, las cuales cayeron sin fuerzas al suelo. Dipper no sabía si estaban desmayados o muertos ─ya no tienes que preocuparte por ellos, Little Pine ─el castaño reprimió un escalofrío. Esa forma de llamarlo... le recordaba mucho a Bill, pero prefirió dejar eso de lado y pensar que lo llamaba así por su apellido.

Estaba pensando en eso cuando al, aparentemente bipolar, rubio se le dio por tomarlo en brazos al estilo nupcial. Dipper soltó un chillido demasiado agudo para ser un chico. De repente todo a su alrededor se volvió más ligero y agradable.

─ ¿Po-por qué... haces esto por mí? ¿Quién er-es? ─logró preguntar el menor entre balbuceos, dos de las miles de preguntas que surcaban su cabeza.

El rubio lo miró atento y luego soltó una risa que hizo temblar a Dipper ─ ¿Tan rápido te olvidaste de mí, PineTree? ─le dijo al oído con toda la malicia y burla del caso.

Dipper volvió a tiritar, pero esta vez de temor ¡estaba en lo cierto! era… ─ ¡Bill! ─gritó, revolviéndose en sus brazos, tratando de zafarse de su agarre.

─El mismo, PineTree ─aseguró el mayor sin soltarlo ─ ¿me echaste de menos? Yo sé que sí ─comentó arrogante, afianzando más su agarre en el menor.

─ ¿De qué estás hablando triángulo demente? ¿De dónde sacaste ese cuerpo? ¡Y ya bájame! ─siguió chillando Dipper.

─Tan enérgico como siempre mi pequeño Pino ─se burló Bill, con una risa que pretendía sonar conmovida ─ ¿Te agrada esta apariencia? Me esforcé en hacer este cuerpo ¿Estoy guapo verdad? ─siguió riendo, sobre todo al ver el sonrojo de Dipper cuando este recordó que, hace solo unos instantes, había pensado en verdad que era guapo.

─ ¿Qué demonios pasa contigo, Bill? ─preguntó genuinamente desconcertado y ya dejando de pelear inútilmente con el agarre del mayor.

Irónicamente, fue entonces cuando Bill lo puso de nuevo en el piso por sus propios pies, aun así mantuvo sus brazos alrededor del castaño.

─ ¿Así me agradeces que te haya salvado? Que ingrato eres PineTree ─lo molestó, levantando con un gesto de su mano los inconscientes -o inertes- cuerpos de sus abusones ─creo que me merezco al menos una recibida mejor que esa.

Dipper apretó los puños cuando cayó en cuenta de que, de una forma u otra, el rubio tenía razón. Lo había zafado de, lo que prometía ser, una muy fea pesadilla.

─ ¿Cómo sé que tú no creaste este sueño solo para que bajase la guardia? ─lo acusó, frunciendo el ceño.

─Oh mi ingenuo niño… creo que tu afectada mentecilla ─dijo, golpeándole suavemente la frente con el índice derecho tres veces ─es lo suficientemente capaz de crear estos escenarios, no era necesaria mi intervención para ello ─se burló, cruzando su brazos tras su cabeza y dejando su cuerpo flotar despreocupadamente a un metro del suelo.
Al castaño ya le estaba incomodando el hecho de que Bill le esté llamando “mi” cada tanto.

Dipper se llevó las manos dentro de los bolsillos de su pantalón ─Si ese es el caso ¿por qué me protegiste?

─Nadie más que yo puede molestarte ─el rubio llevó una mano bajo el mentón de Dipper, levantándole la cabeza ─ese es mi privilegio… bueno, quizás te comparta con Estrella Fugaz ─rió con malicia y diversión.

La cara de Dipper no se podía describir con palabras ─ ¿Qué diablos le pasó a mi demente demonio triangulo que siempre está haciendo locuras inexplicables? ─ “¿Qué rayos? ¿Por qué dije ‘mi demonio’?” se criticó Dipper al oír sus propias palabras.

Bill lo notó y sonrió ladinamente ─Ohh ¿desde cuando eres tan propio conmigo, mi pequeño Pino? ─rió, flotando bocarriba arriba justo frente a su rostro.

Dipper se sonrojó ante ese comentario, y más porque Bill estaba invadiendo deliberadamente su espacio personal ─ ¡no molestes y ya dime ¿qué es lo que quieres y por qué estás aquí?!

Bill soltó su risa maníaca ─ ¿qué ocurre Pino? Solo vine a verte ¿no crees en esta sensual y linda carita? ─se señaló.

Dipper arqueó una ceja con la incredulidad impresa en la cara ─No ─respondió serio.

Bill rió más ─oh Dipper, admite que me extrañabas ¿tan difícil es? ─siguió molestándolo, envolviéndolo en sus brazos de nuevo. Dipper trató de no inmutarse ─no tienes por qué estar tan a la defensiva, relájate Pino ─se encogió de hombros ─mira, te traje una pequeña ofrenda de paz para que creas en mis buenas y sanas intenciones ─dijo con una cara de inocencia que, más falsa, imposible. Luego levantó su mano derecha, desde la cual hizo aparecer unas tres llamas azules, las cuales se convirtieron en tres libros de cubierta rojiza.

Los ojos de Dipper se abrieron como platos ─ ¡¿Los diarios del tío Ford?!

Bill sonrió más al ver los ojos brillantes de Dipper ─para ti, niño ─se los ofreció ─ ¿o tampoco te agrada mi regalo?

Dipper estiró la mano hacia los diarios, pero se detuvo a medio camino ─ ¿Cuál es el truco, Cipher? ¿Qué quieres a cambio?

Bill volvió a levantarle el mentón ─a ti ─pronunció lentamente. El castaño se puso rojo como un tomate ─jajajaja ─Bill se llevó la mano libre al vientre por las risas, soltando por fin al chico ─ ¿en qué has pensado, mi pequeño Pino? Quien te viera, tan aparentemente inocente jaja.

─Eres… un imbécil ─Dipper se tomó la visera de la gorra para jalarla hacia abajo y cubrirse el rostro ─ya… solo quiero despertar ─murmuró el chico, retrocediendo algunos pasos.

─Oh, para ahí pequeño sensible ─Bill chasqueó los dedos y una gran cama de sabanas doradas apareció tras Dipper, quien irremediablemente chocó con ella y cayó en la suavidad de aquel enorme colchón ─ ¿a dónde crees qué vas? ─Bill flotó justo sobre él y lo tomó de los brazos, aprisionándolo contra la cama.

─Este es mi sueño así que puedo hacer lo que quiero ¡Ahora déjame en paz! ─gritó ya molesto.

Bill sonrió ladinamente ─ ¿has olvidando con quien estás tratando, Di-pper? ─remarcó su nombre ─así que relájate un poco ─dijo sin soltar su agarre en el menor.

─… ¿Vas a decirme cómo es que estás aquí?

─Pff, no fue tan difícil ─le restó importancia, sentándose ahora a horcajadas del chico para poder soltarle los brazos sin dejarlo ir ─solo un pequeño hechizo antes de “desaparecer” ─marcó las comillas con los dedos ─junto a la mente del viejo Stan y el resto fue sencillo ─sonrió victorioso y arrogante ─no esperabas deshacerte de mí tan fácil ¿o sí, Pino?

Sí, claro. Fácil” bufó irónicamente Dipper para sus adentros ─Bien, ahora ¿Qué haces aquí y qué quieres conmigo?

Bill mostró una gran sonrisa divertida y se inclinó a escasos centímetros del rostro del castaño ─Vine por ti, porque Tú. Eres. Mío ─y sin decir más, lo besó.

Y Dipper se quedó frío, sintiendo las manos del rubio en su cintura y los traviesos labios tratando de hacer a los suyos cooperar.

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Dipper se despertó de golpe y muy sobresaltado, el corazón le latía fuertemente y su garganta estaba seca. Por inercia se llevó una mano a los labios, los sintió inusualmente sensibles y algo húmedos por lo que inconscientemente los relamió, percibiendo un sabor algo peculiar… algo que nunca antes había sentido.

Agotado mentalmente como para ponerse a analizar su sueño Dipper volvió a arrojarse a su cama bocarriba, dándose cuenta de que había algo duro bajo su almohada con lo que se había golpeado

─ ¿Pero qué es…? ─Dipper levantó su almohada, solo para encontrar el diario número tres bajo su almohada ─ ¡Qué! ¿Qué diablos? ¡No es posible! ─Dipper sacó el diario y lo abrió, pasando rápidamente las páginas, viendo los apuntes que él había hecho ¡estaba en perfecto estado! ─ ¿Qué es esto? ─una pequeña tarjetita dorada cayó de la última página, así que Dipper la tomó; había algo escrito en tinta marrón con una muy elegante caligrafía

“-3 Cuando llegue a 0 todo acabará”

Dipper parpadeó tres veces lentamente ─ ¿Qué?              

Notas finales:

Bueno, aquí vengo con otro fic de GF.
Espero que les guste, creo que será un tree-shot (o eso pretendo)

Nos leemos pronto! Ciao ;) :* 

=3 


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