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Cuanto me haces falta por Arteemisse

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Notas del fanfic:

No soy dueña de Fairy Tail (Aunque desearia)

Notas del capitulo:

¡Buenos días/noches/tardes o lo que sea!

Este no es mi primer Fanfic, pero es el primero que público...

Soy una persona que no le da vergüenza decir algo... así que ustedes también pueden hacerlo...

Díganme si les gusta, odian, repugnan, aman, quieren, desean o si quisieran agregar o cambiar algo de la historia...

Bien, eso es todo... ¡Hasta luego!

¡Disfruten de la historia!

--¿P-por qué? —murmuro él con tristeza; tratando se no llorar.

--No te hagas el tonto, Natsu; tú sabes porque lo hice—estaba molesto, demasiado.

--No sé de qué hablas—

--¿¡Eres estúpido o que!? ¡Tú me engañaste primero! ¿¡Que no lo recuerdas!?—estaba lleno de furia, pero trataba de contenerme.

--¿¡Que dices!? ¡Yo nunca te engañe! ¡Nunca lo he hecho! —

--¿Crees que soy un idiota? ¡Yo mismo te vi! ¡Te estabas besando con ese maldito de Sting frente a un bar la semana pasada! —ya no aguante más, y lo tome del cuello; era más pequeño que yo, por lo que era sencillo.

--Para tu información; Sting está saliendo con Lucy, y hace dos meses se mudaron al extranjero; además, yo no he tenido tiempo por culpa de mi trabajo desde hace dos semanas; así que no entiendo cómo es que desconfías así de mi—sus ojos estaban llenos de lágrimas; y en su mirada se marcaba la tristeza y decepción.

--Pues no te creo, maldita zorra—dije, arrojándolo al suelo; disfrutando el cómo se retorcía de dolor--¡Eres una maldita puta! ¡No puedo creer que llegue a quererte! ¡Desearía nunca haberme topado contigo! —sabía que mis palabras lo lastimaban; y más los golpes que le daba sin detenimiento.

--E-espero que tus deseos se hagan realidad, Gray Fullbuster—exclamo, abrazándose a sí mismo con fuerza; lleno de tristeza y lágrimas.

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Se han cumplido ocho años desde que Natsu se fue; y no puedo creer que aun duele.
Se marchó, dejando todo lo que cinco años había creado conmigo; solo con un poco de dinero y ropa, dejando su anillo junto al mío.

Aunque los primeros días no habían sentido nada; poco a poco sentí el dolor de no tenerlo a mi lado.

Ya no despertaba con su hermosa sonrisa, o su bella voz diciendo “te amo”; fui un imbécil que no lo tomo en cuenta, que no creyó en sus palabras, en su verdad.

Después de que se fue; llego una carta de su ex-secretaria Lucy, diciendo que estaba muy feliz con su novio Sting, y que vivía alegremente el sueño americano.

Eso rompió toda mi fortaleza; y me hizo sentir la peor basura que existe en la tierra.

Desesperado, buscando su perdón; comencé a buscarlo por todas partes, pero había desaparecido sin dejar rastro.

Busque en el hospital donde trabajaba; pero me dijeron que había renunciado por teléfono público; siquiera ellos sabían donde estaba.

Nadie lo vio partir; no encontré persona alguna que me dijera algo acerca de él; parecía como si se lo hubiese tragado la tierra.

Me sentía mal, estaba desesperado; no sabía qué hacer.
Había perdido el amor de mi vida se había marchado de mi lado; y fue gracias a mi estupidez.

Pasé los últimos ocho años de mi vida buscando algún indicio de “Natsu Dragneel” por todo el continente; pero no encontré siquiera alguna pista sobre él.

Temía que le hubiera pasado algo malo; sabía que todo eso habría sido mi culpa, y no podía estar tranquilo.

Lamento haberte lastimado, Natsu; tanto verbal como físicamente; te extraño, te necesito; por favor, vuelve.

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--¿Gray-sama? ¡GRAY-SAMA! —exclamo mi secretaria, Juvia Loxar; cómplice del peor error que cometí en mi vida.

--¿Qué es lo que quieres, Juvia?; estoy muy ocupado ahora mismo—y en realidad así lo era; tenía el trabajo acumulado; y todo era por buscar a mi prometido.

--Erza-sama lo está llamando, lo quiere en su oficina en este instante--

--Okay, Okay; voy para allá—

Bien, podría decir que era mala suerte de que mi ex-amante trabajara para mí; pero sería totalmente falso; ya que ella es mi actual pareja.

Sé muy bien que no es un orgullo decirlo, pero me ayuda a liberarme de la tensión.

Me apresure a entrar a la oficina de mi jefa; y ella no tardó en darme una fría y calculadora mirada.

--Gray, llegas tarde—

--Lo siento mucho, estaba algo pensativo—

La pelirroja sentada en el lugar de jefe se llama Erza Scarlet; es dueña de gran parte de los hoteles de todo Japón; y junto a ella se encuentra su socio más importante, Laxus Dreyar; dueño de algunos de los centros recreativos más famosos de la región.

Juntos formaban la segunda cadena turística más famosa de Japón; después de los Fernández.

--Bien, eso no me interesa; la próxima semana tendremos una reunión de negocios con Jellal Fernández, y si logramos convencerlo, podremos firmar un acuerdo que nos beneficiara al 100%—

--¿Y qué quieren que haga? —

--Queremos que tú y tu secretaria nos acompañen a la casa de campo de los Fernández; estaremos ahí durante una semana, junto con él y su familia; nos iremos en una hora, ¿alguna objeción? —

Ni siquiera me atreví a rezongar; ¿Quién en su sano juicio lo haría?
Esa mujer da más miedo que cualquier película de terror.

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Bien, esto no podría ser peor; tendría que conocer al señor de señores, el gran Jellal Fernández, dueño de la cadena turística más famosa a nivel mundial; a su esposo, que tal vez sería un modelo u actor arrogante y aun par de pequeñajos de seis años, nada podría ser mejor.

--Gracias Fernández-sama, por permitirnos alojarnos aquí durante una semana; estamos a su cuidado—dijo mi jefa, haciendo una pequeña reverencia.

--No hay problema; hace mucho que quería hablar con ustedes, y, además; mis tres amores querían salir de la ciudad; así que aproveche, y me di unas vacaciones—exclamo el hombre; con una sonrisa.

--Esperamos no ser un estorbo para usted y su familia—

--No se preocupen, mi esposo estaba feliz de ello; casi nunca salimos por culpa de mi trabajo, y, además; es más divertido tener unas vacaciones con más personas al rededor—

--Gracias, Fernández-sama—

--Por favor, llámenme Jellal—

--Está bien, Jellal-san—

--Pasen, pónganse cómodos; mi esposo está preparando la cena, en un momento les llamo para ello—

 Su sonrisa era un gran contraste con su apariencia; tenía una formidable figura, era un hombre alto, lleno de seguridad; su piel era blanca y su cabello era de un extraño azul intenso; contrastando el negro de sus ojos.
No parecía el típico hombre de negocios.

--¿Cómo creen que será su esposo? – Erza se miraba emocionada; parecía querer conocerlo ahora.

--No lo sé; pero debe ser muy atractivo para que se haber logrado casarse con Jellal-san—Laxus se miraba algo temeroso; creo que su esposo le hubiera ahorcado si le hubiese escuchado.

--Estoy de acuerdo—

A las palabras de mi jefa, trate de imaginarme a la persona perfecta para Jellal-san; pero todo lo que venía a mi mente era mi hermoso Natsu.

--Dice mi papá que ya está la cena—exclamo una mocosa de largos cabellos rosados y ojos negros, acompañada de un niño idéntico a ella, solo que con el cabello corto; vestían esas ropas idénticas de color verde; ya saben, de esas que usan los gemelos.

--Okay, vamos para allá; ¿Cómo se llaman pequeños? —dijo mi jefa; dando una pequeña escena de amor maternal; y… también algo de miedo.

--Mi nombre es Harumi Fernández, y él es mi hermano menor Akito Fernández; encantada de conocerlos—exclamo la enana, dando una pequeña sonrisa, mientras el chico trataba de esconderse detrás de ella—Aki es algo tímido, no habla mucho; saluda Aki…--dijo, empujando al niño frente a ella.

--H-hola, m-mi nombre es Aki—y ambos dieron una pequeña sonrisa.

Esos niños tenían una sonrisa muy hermosa; me hacían recordar muchas cosas, cosas que no veía desde hacía mucho tiempo.

--Vengan con nosotros; los guiaremos al comedor—

Caminamos detrás de los mocosos, la niña iba dando saltitos, mientras su hermanito se sostenía fuertemente de un listón celeste que les unía; era realmente muy tímido.

Los seguimos por el enorme laberinto al que le llamaban pasillo; hasta llegar a una habitación con una mesa llena de majares.

--¡Qué bien que llegan!, veo que ya conocieron a mis lindos tesoros—exclamó Jellal-san; quien estaba de pie al lado del comedor.

--Sí, son un par encantador—

--Yo siempre dije que lo mejor viene en paquetes grandes; y más si se parecen a su madre—dijo elevando a su hijo en sus brazos; mientras que la niña se aferraba a su pierna.

--Y bien, ¿Qué es lo que estaban diciendo de mí? —exclamo un chico pelirrosa, saliendo de la cocina; acercándose al peliazul, quien rápidamente lo tomo por la cintura.

Un momento, esa voz…

--No estábamos diciendo nada malo, mami—dijo la niña, abrazándose a su madre.

--Si, solo me preguntaba de donde habían sacado mis hijos toda su lindura—exclamo el peliazul; dándole un beso en la frente a su esposo.

No podía ver su rostro; pero esa voz me traía antiguos recuerdos, recuerdos muy lejanos.

--¡Basta!, dejen de avergonzarme ante los invitados—dijo el pelirosado; agachando su cabeza, estaba lleno de vergüenza.

--No te preocupes cariño; a ellos no les molesta—exclamo el peliazul; dándole un beso en la mejilla.

--A ellos no, pero a mi si—

--Bien, él es mi bello esposo—dijo este; soltando a su esposo, permitiendo que volteara.

--Mucho gusto, mi nombre es Natsu Fernández--

Notas finales:

¡¡Hasta la proxima semana!!

¡¡Chao!!


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