De confesiones y estrellas
Sabes que día es hoy, no te pone feliz, desde hace muchos años no tienes motivos para que este día sea algo que te guste, o ningún otro día; ¿ qué has recibido desde ese día varios años atrás ? sólo miradas cargadas de aversión con un silenciador de terror y a veces destellos ágiles de pena, esas mismas miradas que antes te dedicaban odio, todas eran iguales excepto la de él; con la anormalidad que precede a todas las reglas y él era experto en romperlas y despedazar todas tus defensas, traspasar tus trincheras y hacerte sentir frágil, quebradizo y ligero.
Pasas mucho tiempo pensando en tu fragmento íntimo de resplandor, ese que ya no es tuyo en realidad, has pasado la mañana con una monotonía de la cual ya no quieres salir, sabes que si pretendes buscarlo te va a doler y aun así constantemente piensas en hacerlo , te lastimas y odias sentirte así pero a estas alturas es la única sensación que conoces , creas el burdo intento de tratar de pasar un instante, un lapso, un ciclo y terminas deseando toda la eternidad con él, comprendes que es posible pero lo defraudarías, ya no quieres que duela, conoces la salida pero un recuerdo te hace parar todo intento, esa promesa que hiciste apresuradamente sin tomar en cuanta cuánto costaría mantenerla “no vayas a hacer algo estúpido” te dijo con la sonrisa linda y rota y tú con un si has puesto el peso de los desamores que se trazan en las historias trágicas y el del mundo sobre tus hombros.
Caminas por calles vacías y encuentras por casualidad, o no, un árbol donde aparecen sombras viejas, estropeadas y llenas de polvo de aquella fecha donde al anochecer te vestiste de valiente y en vez de tú nada más, los dos reconocieron esa endeblez que tenía su alma. Recuerdas que le dijiste que iba de confesiones y estrellas, que con ojos cósmicos como los de él nadie dudaría que las estrellas contaran historias de amor, tenías el perfecto discurso para la confesión más hermosa del mundo pero se averió cuando viste la claridad que estaba desnuda y etérea en sus ojos, había pintado de firmamento tu corazón y titilaban las estrellas mientras se sonrojaba, la cadencia de su abrazo que los invitaba a bailar encima de la noche y un “si” disfrazado de un beso tímido en tus labios respondía la pregunta que ni siquiera habías hecho , su miradas estaban conectadas creando un vals donde sólo cabían ustedes dos, después el amor adhería sus ojos a sus manos acopladas, roces mágicos entrelazaban venas que atesoraban sangre de paz y su pisadas eran livianas como el vuelo ágil de un ermitaño, llegaban al final del soneto donde una puerta los separaba, una última mirada aromatizada de ternura hizo que dieras Fe a las fabulas de amor y después trapazaron reglas, días de oro que jamás vas a poder olvidar, todas las cosas que tenías o hacías se te antojaban mejor si las compartías con él, pasaron años de una interminable alegría una luna tras otra , una vida tras otra y un te amo tras otro.
No te has dado cuenta a donde te han dirigido tus pies o a lo mejor sí, en tu interior sabes bien que era lo que pretendías , estas otra vez ahí y él está otra vez ahí, te acercas con el pensamiento de que el objetivo del mundo es que te duela el alma, caminas y ruegas que tus piernas no flaqueen esta vez y ahí estas como cada año, de cara al dolor delante del desconsuelo y enfrente de esa lapida, con el epitafio de su nombre y la fecha de tu cumpleaños .