En solitario sólo puedo sentarme a reflexionar en esta oscura y fría habitación, ¿Cuánto tiempo ha pasado…? ¿Horas o días? ¿Años o meses? No lo sé, el tiempo es irrelevante acá…
¿Qué día es hoy? Puedo calcular que han pasado unos seis años desde que estoy encerrado en este lugar llamado Freddy’s Fazbear Pizza. Es curioso que a pesar de tener nuevos mascotas en sus espectáculos sigan conservándonos, pensé que al reemplazarnos nos esperaría una muerte segura. Yo tampoco creo que ellos tengan mejores cualidades que nosotros… aunque no he llegado a hablar con ninguno de ellos, de hecho no hablo con alguien en años… a excepción de mí mismo.
— Y mañana será otro día… — Escuché una voz susurrar en la oscuridad.
Tengo que tranquilizarme. No hay nadie más aquí… eso lo sé, pero desde hace varios años escucho una voz que no proviene de ningún lugar específico, hace tiempo tenía tanto miedo de él pero estoy comenzando a acostumbrarme a su presencia… quizás pueda decir que lo considero un… amigo…
Su voz es muy similar a la mía, mi amigo imaginario quizás… O quizás sólo terminé por enloquecer…
Me pregunto dónde estarán los demás… Freddy, Bonnie, Chica y Foxy… los extraño mucho.
— No tengas miedo… — Nuevamente es esa voz.
— No puedo evitarlo… — Le respondí en un susurro. Él no siempre responde, a veces calla y a veces habla.
— No pienses en ello.
— Es imposible…
Nuevamente ese silencio que en lugar de tranquilizarme me hacía desesperarme, siento que terminaré perdiendo la cordura si continúo así…
No soy capaz de describir la impotencia de encontrarme en esta situación.
El ruido de la puerta al abrirse hizo que me sobresaltara, haciendo que me escondiera en un rincón del cuarto. Visualicé una silueta humana que no fui capaz de definir correctamente hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz y noté que parecía ser un encargado del local, nuestras miradas chocaron por largos momentos en los que parecía analizarme.
Sentí aún más miedo al momento en que vi que portaba una vara de metal en la mano. Lo observé fijamente esperando lo peor.
— ¿Eres Golden Freddy? — Tardé en asentir a lo que él sonrió. — Bien… debo admitir que en verdad estás menos “estropeado” que los otros. — Por inercia miré los pequeños rasguños que cubrían mis manos, yo los había causado. — Levántate.
Me apuntó con la vara a lo que rápidamente obedecí, sólo que al estar tan débil casi terminé cayendo un par de veces a lo que él rio. No paro de preguntarme quién es esta persona y el por qué está aquí pero temo que me lastime así que no tengo planeo responder a nada de lo que me diga… a no ser que me obligue…
De la nada, se acercó a mí haciendo que me congelara.
— Te ves patético, Fredbear… Bah, olvídalo, sólo muévete.
¿Fred…? ¿Quién es…? No tuve tiempo para pensarlo bien ya que me dio un empujón obligándome a avanzar.
— No tenemos todo el día.
Suspiré resignado, viendo el lado positivo de la situación podría decir que me están sacando a dar un paseo… aunque tengo un raro presentimiento. Ambos fuimos hasta la puerta a lo que él me hizo una seña para que me detuviera, miro a los lados y me dejó salir, al estar acostumbrado a la oscuridad la luz del pasillo era cegadora. Pareció estar unos segundos pensativos antes de ordenarme algo en voz baja e irse, dejándome afuera.
No suena complicado… sólo llevar unos niños a una sala apartada y volver aquí lo más rápido posible. Los humanos son extraños…
Ahora que lo pienso.
¿Desde cuándo el uniforme de los empleados es morado?