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I'll be right back (in 24 years) por PruePhantomhive

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I'll be right back (in 24 years)
 
AnaIsFangirling (Ana_K_Lee)
 
(Disclaimer)
 
Los personajes y escenarios de Teen Wolf pertenecen a Jeff Davies y MTV. Son usados en ésta historia sin fin de lucro.
 
Esta es una traducción de I'llbe right back (in 24 years), escrita por AnaIsFangirling (Ana_K_Lee) y publicada en AO3.
 
(Resumen)
 
[Traducción autorizada por AnaIsFangirling (Ana_K_Lee)] Cuando Derek pensaba en viajes en el tiempo —y lo hacía, mucho—, esto no era lo que tenía en mente. Había pensado que se encontraría con su Yo más joven, le diría que dejara en paz a Paige y que NUNCA confiara en Kate Argent. Pensó que podría regresar al presente una vez hecho eso y todo sería perfecto. Nunca pensó que tendría que vivir de nuevo toda su vida.
 
 
 
 
Introducción
 

 
Cuando Derek pensaba en viajes en el tiempo —y lo hacía, mucho—, esto no era lo que tenía en mente. Había pensado que se encontraría con su Yo más joven, le diría que dejara en paz a Paige y que NUNCA confiara en Kate Argent. Pensó que podría regresar al presente una vez hecho eso y todo sería perfecto. Nunca creyó que tendría que vivir de nuevo toda su vida.
 
Se suponía que sería fácil lidiar con la bruja. En realidad, ella no estaba lastimando a nadie, pero el sheriff había empezado a preocuparse por todas las "rarezas" que estaban ocurriendo: un marido infiel siendo incapaz —literalmente— de ponerse los pantalones, un jefe malvado entregándose a la policía alegando haber cometido un fraude para luego negarlo, abusivos de escuela convirtiéndose en esclavos de sus víctimas, por voluntad propia. Todas esas cosas podrían considerarse justificadas, pero la gente había comenzado a hacer preguntas, así que John le pidió a Derek y su manada que investigaran la situación.
 
Pocos días después, encontraron a la bruja por fin. Intentaron hablar con ella, pero Derek siendo… bueno, Derek, se las arregló para enfurecerla rápidamente. Nunca lo vio venir y, antes de que se diera cuenta, todo se puso negro.
 
Cuando despertó, estaba en una cuna gigante. Al menos, eso pensó hasta que se percató de que la cuna no era grande: su cuerpo era pequeño. Ni siquiera podía levantar la cabeza, así que supuso que era muy, MUY, joven; posiblemente por eso comenzó a llorar incontrolablemente.
 
 
 
 
 
Capítulo 1
 

 
No pasó mucho tiempo antes de que Derek se diera cuenta de que ser un bebé apestaba. Seguro, cuando su madre entró a su habitación para arrullarlo y hacer que volviera a dormir, todo se sintió como un sueño… y luego despertó con el pañal sucio. Obviamente, dado que era "técnicamente" un bebé, no tenía nada de qué avergonzarse… como un hombre de veinticuatro años, todo era un infierno. Al parecer no tenía control sobre su propio cuerpo aparte de poder hacer ridículos sonidos de bebé y quizá unas cuantas —probablemente irreconocibles— expresiones. Su madre regresó e inmediatamente lo puso en la mesa para cambiar pañales.
 
—Dios, apestas, Derek —dijo, observándolo con adoración.
 
Gracias, mamá, restriégamelo, ¿por qué no…? Por su salud mental, Derek decidió cerrar los ojos e ir a su lugar feliz hasta volver a estar limpio y vestido.
 
Cuando lo estuvo, ella lo tomó en brazos, manteniéndolo cerca de su pecho. En la cocina, encontraron a su papá haciendo panqueques mientras una Laura de cinco años le hablaba sin parar a un Peter de diez. Talia lo puso en un bambineto sobre la mesa, justo al lado de Peter. Ella comenzó a calentar una botella para Derek y qué bueno, porque se estaba muriendo de hambre. En esos momentos estaba muy agradecido de que su madre odiara amamantar. Recordaba cuando Cora era una bebé; le había preguntado qué era esa cosa extraña con forma de bolita. Dios, cómo se había arrepentido.
 
Todo estaba tranquilo hasta que Peter decidió picarle el estómago.
 
—¿Por qué está tan callado?
 
¿Por qué eres tan estúpido? ¡Déjame en paz, idiota! Tristemente, la furiosa mirada patentada de Derek parecía no estar funcionando a esa edad. Talia finalmente se sentó junto a su hijo con su comida. Lo tomó de nuevo en brazos antes de dársela.
 
—No lo sé… parece que todo está bien. Tal vez está cansado —dijo.
 
No, no lo estoy. No te atrevas a ponerme de nuevo en esa cuna.
 
El día continúo con una serie de alimento, eructos, cambios de pañal y siestas. Cuando despertó esa noche, con tanta hambre que dolía, decidió quedarse callado. Era un adulto, podía esperar. Se las arregló para quedarse dormido sólo para despertar probablemente menos de una hora después. Sus padres acudieron, luciendo verdaderamente preocupados. Lo vieron tendido ahí, despierto y en silencio. Lo alimentaron y volvieron a acostarlo, vigilándolo hasta que se volvió a dormir.
 
Los días siguientes fueron básicamente lo mismo. Comió, eructó, le cambiaron el pañal, observó el mundo a su alrededor y durmió. Se mantuvo en silencio aún cuando alguien intentaba jugar con él, lo cual consistía en hacerlo sujetar uno de sus dedos con su mano. Siguió en silencio durante tres días hasta que se dio cuenta de lo mucho que su mutismo estaba preocupando a sus padres. Entonces, un día, cuando vio lo angustiados y exhaustos que estaban, tomó la decisión de al menos pretender ser un infante. Fue difícil al principio. Su primer intento de llanto a mitad de la noche fue algo patético. Sonaba más molesto que hambriento, pero el truco funcionó. Gracias al cielo, no tenia que llorar para que lo cambiaran: el olor bastaba para que cada hombre lobo en la casa supiera que necesitaba un nuevo pañal. Durante el día, las cosas eran más fáciles. Nunca habría imaginado que ser un niño pequeño resultaría tan divertido. Reía, gorgoreaba y sonreía —bueno, lo intentaba al menos— con todos, menos Peter. Cada vez que Peter lo tocaba, gritaba, cuando Peter intentaba hablarle, sólo lo miraba y, la única vez que Peter intento cargarlo, se aseguro de abofetearlo tan fuerte como pudo. No fue tan fuerte en realidad, pero Peter recibió el mensaje.
 
Jódete, tío Peter, no me agradas.
 
Pocos meses después, Derek se sentía como si estuviera volviendo a la civilización. Se podía mover un poco mejor —en su mayoría sólo girar de adelante a atrás— y mantener la cabeza erguida pero, lo más importante, podía balbucear… y era increíble. Cada vez que alguien le hablaba, podía responderle. No le entendían la mayor parte del tiempo, no podía formar palabras ni nada de eso, pero podía comunicar mejor sus emociones, especialmente a Peter. Ahora las miradas y golpes —cada vez más fuertes— estaban acompañados de gritos furiosos e insultos balbuceados. Derek estaba bastante seguro de que su primera palabra sería "imbécil", de hecho, probablemente se aseguraría de que así fuera.
 
Siete meses después de su llegada, ¡Derek por fin podía gatear! Bueno, algo así. Casi. Estaba en manos y rodillas, intentando moverse hacia adelante o atrás, pero quedándose tristemente fijo en su sitio. Probablemente lucía ridículo moviéndose de adelante a atrás sin levantar ninguna extremidad, pero podía sentirlo: pronto podría moverse por todos lados.
 
Cuando finalmente logro ponerse de pie usando la pierna de su padre como soporte, se sintió tan contento como para festejar. Desgraciadamente, su danza de la felicidad improvisada lo envió de vuelta al suelo. Sus ojos se llenaron de lágrimas aunque no estaba triste o herido, sólo muy frustrado, y su papá lo levantó, besándolo en la frente antes de abrazarlo contra su pecho.
 
—Probablemente debamos comenzar a hacer todo a prueba de niños —le dijo a Talia.
 
Dios, nunca pensé que diría algo así, pero espero con ansias la pubertad…
 
—…imbéil —el silencio que siguió a la primera palabra real de Derek bastó para dejar en claro que le habían entendido, sin importar lo mal que había sonado. Y Derek nunca se había sentido tan orgulloso de sí mismo. Definitivamente había valido la pena ganarse así su primera reprimenda.
 
El primer cumpleaños de Derek fue uno de los mejores días de su vida, pasada y actual. Estaba sentado en el regazo de su madre, rodeado por la manada entera, incluyendo al otro hermano de su madre, Jared, que estaba estudiando leyes en UCLA, a su abuela paterna, así como a su tía Malory, hermana de su padre, y su hijo Tom. No recordaba a su abuela en su vida pasada, pero ahora entendía de donde había salido el lado "zen" de su padre.
 
Derek abrió sus regalos con el entusiasmo y destreza esperados en un niño de un año. Los juguetes eran bonitos a pesar de que sabía que sólo jugaría con ellos si tenía que pretender. Y el pastel, que estaba comiendo, era delicioso. Observó a su familia, su manada, y sonrió. Esta vez, todo sería mejor, él se aseguraría de eso. Esta vez, nadie moriría.

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