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Corrupción por Shadow7845

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Notas del capitulo:

Bueno, espero que les guste, quiero agradecerle a Maria R. Cabrera Jordan, por ayudarme a salir de mi bloqueo de escritora y poder terminar esto.

 

Hace tiempo que me apetecía publicar algo.

Es casi media noche, el lugar parece estar desierto, si no fuera por los informes dados por un colaborador anónimo, al parecer en la casa donde nos encontramos, mis compañeros y yo, se trafican niñas como esclavas sexuales.

 

Tal vez se pregunten qué es lo que hago aquí, bueno, soy agente de policía de la ciudad del Sur, a pesar de que esta ciudad es prácticamente la más corrupta, existen límites y este es uno de los más grandes. Mi nombre es Aria, tengo 26 años y estoy en plena redada policiaca para desmantelar un mercado de trata de blancas.

 

-Tengan cuidado es gente demasiado peligro- Dice el jefe, él dio las señales y todos entramos, apenas puse un pie dentro del lugar y todo se volvió un caos, disparos gritos, fugas, yo tenía un objetivo muy claro, vi a un hombre un poco más alto que yo, salió por una de las ventanas, yo fui tras él, lo estuve persiguiendo por cinco calles hasta que poco a poco fuimos disminuyendo la velocidad.

 

-Gracias por avisarme Aria, si no fuera por ti lo más seguro es que me matarían en prisión- Dijo él apenas se giró para quedar frente a mí, él era un viejo amigo que a cambio de información yo lo dejo escapar.

 

-De nada pero…- Digo con expresión seria.

 

-Sí lo sé, un par de horas antes la saqué de ahí, me costó un poco pero todo por una amiga- Dijo mientras caminaba hacia un callejón, yo lo seguí de cerca, no es que confíe mucho en él.

 

-¿Recuerdas que salió la noticia de que desmantelaron los laboratorios del gobierno de la ciudad del Sur luego del cambio de presidente?, bueno, un amigo me consiguió esta belleza, al parecer era la única que quedaba, las demás fueron arrojadas al mar… menudo desperdicio- Dijo mientas abría la enorme tapa de  un contenedor de basura, luego de este sacó una jaula, debo admitir que el tipo es fuerte, la colocó en el suelo y luego la alumbró con  el flash de su celular, lo único que lograba ver era una esponjosa cola y un par de orejas, al parecer de un conejo, para ser más específica, las de un conejo blanco.

 

-Pero qué… te pedí una chica, no una mascota, quiero follar por el amor a Luna, no estoy tan enferma como para hacerlo con un animal.

 

-Aguarda, no es ningún animal, es una chica, recuerda que estaba en un laboratorio, al parecer mutaban niñas pero creo que nunca consiguieron lo que buscaban así que las arrojaban al mar, esta es la única que lograron salvar, es mitad conejo- Bueno, si la veía más de cerca es verdad que era considerablemente más grande que un conejo.

 

-Supongo que te creeré, como sea, si llego a casa y veo que esto es enserio un conejo te voy a buscar y cuando te encuentre…- Troné mis nudillos y lo miré de forma amenazante.

 

-Está bien, está bien… me vas a destripar a golpes, escucha, creo que tiene unos 12 o 13 años más o menos, es muy tímida, te suplico que tengas paciencia con ella o si no lo más probable es que tengas que conseguirte una chica nueva  y un ataúd para esta- No le presté mucha atención, estaba planeando todo lo que le haré a esta mocosa.

 

-Si como digas, llévala a mi casa, tengo que reportarme con mi jefe, si me falta algo te voy a matar- Esa fue mi última amenaza antes de regresar al lugar de los hechos, no pasó mucho ni nada interesante, el único que se escapó fue mi amigo, los demás o murieron o morirán en prisión, las niñas fueron enviadas a un hospital, el jefe solo le pidió un  informe a uno de los novatos y nos corrió a casa al resto.

 

No voy a negar que estoy muy emocionada, si está mutada posiblemente no tendré que gastar en orejas de animales, lástima que no sea mitad gato, pero tener una mini conejita playboy no suena nada mal, mi compañero y yo fuimos a la estación para cambiarnos y poder finalmente ir a casa.

 

Falta poco para que llegue, eso de no tener vehículo es muy feo pero lo más probable es que si tienes uno a los pocos días solo encuentres un par de tornillos o quizá ni eso, finalmente llegué a mi casa, todo estaba apagado, antes de entrar me di cuenta de que había una nota pegada en la puerta que decía:

 

“No me diste las llaves, te la dejé en la parte de atrás, está amarrada.

 

P.d. Me llevé la jaula”

 

Maldito agarrado, como sea, lo bueno de vivir casi a las afueras es que no tengo vecinos, tal vez porque a unas cuantas calles está la estación o por el simple hecho de que se dice que las casas están embrujadas o ya tienen dueños que las ocupan para hacer negocios turbios, como sea, entré a mi casa y me quité mi chaqueta solo para aventarla a mi sillón, busqué la llave de la puerta de atrás y cuando al fin la encontré fui a buscar a mi nuevo juguete, al salir a mi patio trasero pude ver un bulto cerca del pequeño cobertizo, parecía estar temblando, encendí las luces de afuera y al fin pude verla claramente sin unos barrotes de por medio.

 

Fácilmente se le distinguían sus orejas de conejo, al parecer era de esa especie que tiene las orejas pequeñas y caídas, como la niña estaba de espaldas podía notar una pequeña y esponjosa cola, su cabello era de un negro casi azulado, su piel era blanquecina y se le podían notar unas cuantas cicatrices en sus muslo que el pequeño vestido blanco que usaba dejaba ver a simple vista.

 

Me acerqué lentamente intentado hacer el menor ruido posible, su pequeño cuerpo se ve tan apetecible, cuando estuve lo suficientemente cerca me arrodillé y giré su cuerpo, sus manos y piernas estaban atadas, tenía una mordaza y una venda en sus ojos, cuando la toqué para poder girarla su cuerpo tembló bruscamente, dándome a entender lo asustada que estaba, bueno es normal, la cargué como si de un costal de papas se tratase y entré nuevamente a mi morada.

 

No es por nada pero el olor que desprende me bajó todo el libido, mínimo me hubiera hecho el favor de bañarla antes de dármela, pero bueno, la llevé a mi cuarto y la recosté en el suelo, no quiero ensuciar mi cama, le quité la mordaza y la venda para poder apreciar mejor su pequeño rostro, sus facciones eran delicadas y desprendían dulzura, su pequeña nariz perfecta y esos labios rosaditos, sus ojos que al parecer aún no se acostumbraban a la luz eran de un color rojizo, me pregunto si es por culpa de la mutación o ya los tenía así.

 

Cuando al fin sus ojos se adaptaron a la iluminación de mi cuarto estos se posaron sobre mí, podía ver el miedo reflejados en ellos, no solo eso, la tristeza y la desolación que estaba impregnada en toda ella, sus ojos se cristalizaron poco a poco, señal de que estaba por llorar, pero todo seguía en silencio, ella solo derramaba unas cuantas lagrimas cada cierto tiempo y mantenía su mirada sobre la mía, maldición, odio esta sensación que me produce, no es culpa, eso lo tengo claro, creo que es lastima o compasión, esta niña se ve tan frágil, siento que si tan siquiera la rozo con la punta de mis dedos ella podría romperse, que hago maldita sea, quiero follarmela y torturarla de una y mil formas posible pero a la vez quiero cuidarla y protegerla y puta mierda.

 

Ella sigue mirándome, yo suelto un suspiro cansado por la estupidez que estoy a punto de hacer, supongo que luego me la follaré pero primero… intentemos ser buena gente, a ver qué tal resulta.

 

Tomo su cuerpecito entre mis brazos y la llevo al baño, la dejo sobre la tapa de la taza y pongo a llenar la bañera, después de todo esto es algo que tenía que hacer sí o sí, enserio huele mal, una vez que está llena y el agua huele a fresas y otras cosas dulces me giro para poder ver a mi juguete, ella sigue mirándome atentamente, su mirada sigue siendo la misma solo que con un dejo de duda, me acerco a ella y me inclino hasta quedar a su altura.

 

-Te voy a bañar, claro que tengo que desatarte, si intentas hacer algo estúpido morirás… no por mí, yo sería incapaz de hacerle algo así a una niña – Mentira – Lo digo porque si te escapas a las demás personas, sobre todo a las de esta ciudad, no les importará violarte y venderte a alguien que sí sea realmente cruel y despiadado, ¿entiendes?- Ella no me contestó pero el pánico en su mirada me dio a entender que no intentaría nada malo.

 

Le desaté sus manitos y sus piecitos, la soga ya les estaba dejando marcas de lo apretada que estaba, me deshice de su vestidito blanco, su cuerpo era sublime ante mí, tenía varias cicatrices esparcidas por todo su pequeño ser, que a decir verdad, solo la hacían ver más hermosa. Volví a cargarla y la deposité en la tina, estuve restregando su cuerpo y lavándole el pelo hasta que no tuviera ningún rastro de mugre, ella parecí más tranquila al notar que no le hacía nada malo, claro hasta que tuve que lavarle sus partes más íntimas, sus pequeños senos no fueron tanto problema, era casi plana, solo se sonrojó un poco pero cunado bajé hasta su vagina… bueno, esa fue otra historia, su cara se puso de un rojo casi ridículo, su cuerpo temblaba y sus manos estaba hechas puños a sus costados, podía sentir su miedo y los escalofríos que le recorrían el cuerpo a cada roce, pero decidí no hacerle nada, quiero ganarme su confianza, prefiero tenerle bien atada a mí, quiero que sea mía en todos los sentido y si no se puede, bueno, mi sótano es muy acogedor.

 

Cuando la niña al fin estaba limpia del todo la saqué de la tina y la enrolle en mi toalla, la llevé a mi cuarto y la sequé cuidadosamente, tuve especial cuidado con sus partes animales, saqué una de las bragas que tengo de colección y se las puse, luego le puse una de mis camisas del diario que le quedaba como un vestido, por Luna, se ven tan follable.

 

-Escucha pequeña, no te aré nada malo, soy oficial de policías, esta casa es el lugar más seguro que encontraras en toda esta ciudad, yo te protegeré, lo único que tienes que hacer es hacerme caso en todo lo que te diga- Ella seguía mirándome y podía notar la desconfianza emanar de ella, seguro recordando lo que hablé con mi amigo.

 

-Entiendo que desconfíes de mí luego de lo que me escuchaste hablar con ese tipo, pero entiende que lo hice para que él te dejara conmigo, si se entera que en realidad no te voy a hacer nada entonces él se quedaría contigo y enserio pasarías un mal rato- Intenté transmitirle con mi mirada una falsa confianza que al parecer ella intentaba creer, yo acaricié su cabeza y pude sentir como se estremecía, le dediqué una falsa sonrisa inocente y la volví a cargar entre mis brazos, creo que estoy desarrollando un fetiche con esto de cargarla.

 

Estaba por llevarla a la cocina y darle algo de comer pero mi celular empezó a sonar, lo ignoraría de no ser porque al mismo tiempo mi comunicador empezó a sonar, daban la indicación de que todas las unidades debían de buscar un fugitivo, dejé a la pequeña sobre mi cama y contesté el celular.

 

-Bueno… estoy en mi casa, ya terminó mi turno… entiendo pero… lo sé pero… está bien, voy en camino- Mierda, ahora que hago, al parecer el idiota de mi amigo fue visto por un oficial que lo reconoció y ahora están enviando a todos a buscarlo, no me preocupa el, me preocupa la niña, no estoy segura de dejarla sola.

 

-Escucha pequeña, mi jefe me necesita, quiero que te quedes aquí, volveré pronto y cenaremos juntas- Posé mi mano sobre su cabecita y me agaché a su altura mientras le decía esto, ella simplemente asintió, enserio no me da confianza pero si la amarro entonces ella no confiará en mí.

 

-No le abras a nadie, aunque toquen la puerta, yo tengo llaves, si escuchas cualquier ruido escóndete y no salgas hasta que yo regrese- En su mirada pude ver algo de miedo cuando le dije que se escondiera, por un momento pude notar como una de sus manos se movía en mi dirección para luego apretarla contra su regazo, ¿acaso quiso impedir que me fuera?

 

Me aseguré de cerrar bien y traer mis llaves conmigo, salí prácticamente corriendo a la estación, mientras más rápido termine mejor. Al llegar mi compañero ya me estaba esperando en la patrulla, me cambié rápidamente y me subí al vehículo.

 

-Lo vieron por la entrada Norte, al parecer se estaba yendo sin despedirse- Dijo mi compañero de forma jocosa, yo no dije nada, solo espero que otra unidad lo atrape de una vez para poder irme a casa.

 

Estuvimos patrullando por casi dos horas hasta que el jefe nos dio el permiso para retirarnos, le pedí a mi compañero que me dejara en casa, no quería perder el tiempo en la estación, de todas formas tengo un uniforme limpio ahí.

 

Estaba por entrar pero noté que las luces estaban apagadas, recuerdo dejarlas encendidas antes de salir, abrí la puerta sigilosamente y no noté nada fuera de lugar, esperé un momento a que mi vista se acostumbrara y entré por completo, siendo lo más sigilosa posible, husmee por toda la casa y al final revisé  la habitación, donde se supone que estaba mi juguete, entré lentamente y pude notar un bulto en la cama, tal vez se asustó y apagó todo para hacer como que en realidad no había nadie.

 

Encendí la luz y lo que vi me excitó pero a la vez me molestó como nunca antes, mi pequeña conejita estaba atada a la cama y desnuda, sus ojos estaban vendados y en su boca había una especie de mordaza, estaba por correr a desatarla y preguntarle qué pasó pero vi a mi amigo que estaba parado a un lado de la cama.

 

-Al fin llegas, creo que me quedaré una temporada contigo, y para que no me digas que no, te conseguí este collar rastreador para que se lo pongas a la mocosa, nadie más que tú se lo podrá quitar ya que funciona con huella digital- Me enseñó el dichosos collar que aparentaba ser un simple collar para perros con una plaquita redonda y dorada que estaba en blanco.

 

-¿Cómo entraste?- Se supone que todo estaba cerrado, yo me aseguré de eso.

 

-Por la puerta de atrás, logre abrirla con este pasador- Dijo enseñándome el pedazo de metal.

 

-Supongo que está bien… ¿la tocaste?- Dije apuntando a mi juguete.

 

-No, solo para quitarle la ropa, quería sorprenderte un poco para que me terminaras de decir el sí, estoy seguro de que ya quieres comértela, pero quería saber si me la prestabas un rato-…

 

-Claro, pero primero acompáñame, te enseñaré tu habitación- El me siguió hasta el sótano de mi casa.

 

-Oye, no seas mala vi que tienes un cuarto para los huespe- No dejé que terminara, le di un fuerte golpe con uno de los tubos que estaban regados por el lugar, este hijo de perra que se cree, nadie toca mis juguetes.

 

-Aquí la oficial Smith, encontré e inmovilicé al sospechoso cerca de la salida norte, solicito refuerzos- Dije por medio del comunicador, me apuré a arrastrar el cuerpo lejos de mi casa, lo más cerca de la salida posible, apenas estaba subiendo por las escaleras cuando me avisaron que llegarían en dos minutos, cuando estuve lejos de mi casa me apuré a sacar mi arma y apuntarle como si en cualquier momento fuera a despertar, las sirenas cada vez se acercaban más, ahora que lo pienso, lo más seguro que este imbécil me delate, así que le di un tiro en la cabeza, las patrullas se estacionaron y mi jefe se acercó al cuerpo.

 

-¿Qué sucedió Smith?, pensé que lo habías atrapado con vida- El pateaba el cuerpo intentando ver si realmente estaba muerto.

 

-Sí pero al parecer solo fingía, me atacó y no me quedó de otra más que disparar- El jefe solo asintió y llamó  a los de limpieza para que nadie supiera del incidente, no es como que a alguien le importe realmente.

 

-Pueden retirarse, una vez más, la policía del Norte no deja escapar a nadie, felicidades agente, al menos no tuvimos que enviarlo a prisión, esas cosas ya están hasta el tope- Asentí con simpleza y me fui a mi casa, una cosa menos de la cual preocuparme.

 

Entré rápidamente y fui corriendo a mi habitación, ella intentaba moverse pero estaba bien sujeta, la pobre temblaba, no sé si de frio o de miedo, que manía de ese sujeto el amordazar y vendar a las personas.

 

-Tranquila pequeña, ya hice que ese sujeto pagara, la policía ya lo atrapó- Dije mientras la desataba, le quité la venda y la mordaza y ella me vio fijamente para luego abrazarme mientras gimoteaba, creo que tengo algo que agradecerle a ese idiota. Le estuve acariciando la cabeza por un largo rato, cuando al fin estaba más tranquila me levanté para buscarle su ropa, se la puse lentamente solo para apreciar su lindo cuerpo, ella ni si quiera se dio cuenta al tener la cabeza gacha, cuando al fin estaba vestida, la cargué y la llevé a la cocina, ya era tarde pero de seguro no ha comido nada.

 

-¿Quieres que te haga unos panqueques o tal vez prefieras un sándwich, también tengo para hacer quesadillas?- Ella solo me miraba atentamente, me pregunto si ella hablará o tal vez es muda.

 

-¿Qué es un panqueque?- Escuché en forma de un suave murmullo, acaso realmente habló, tal vez fue mi imaginación.

 

-P-Perdón, no sé qué son los panqueques- Volvió a decir, esta vez más fuerte pero notablemente más nerviosa, tal vez porque no he despegado mi vista de ella desde que escuché el primer murmullo.

 

-Son como unos panes redondos y esponjosos, le puedes poner jarbe de arce o chocolate… espera, te prepararé algunos para que lo pruebes- Dicho esto comencé a cocinar, ella estaba sentada mirando fijamente, que manía tiene ella con mirarme, no me molesta en lo absoluto, el problema es que me excita y está provocando que quiera tomarla por la fuerza, tengo que ser fuerte, pero mi lado pervertido grita que la viole y la torture, enserio quiero oírla gritar.

 

Terminé de hacer la cena y se la puse enfrente, saqué el jarabe de arce y el de vainilla junto con el chocolate, ella pasó su vista de mi cuerpo a los cuatro panqueques que le puse en su plato.

 

-Puedes probarlos así o si quieres puedes ponerle cualquiera de estas cosas, los hacen más dulces- Ella volvió a mirarme a mí y luego a los tres botes que le puse a un lado, tomó el de chocolate y derramó un poco en el primer panecillo, ella intentó cortarlo pero no supo cómo y le estaba costando un poco, tomé el cuchillo y el tenedor para cortarle los cuatro en pequeñas porciones, le volví a dar su tenedor y ella tomó un trozo aun con algo de recelo, al llevarlo a su boca vi como sus ojos se iluminaron, rápidamente comió los otros pedazos que tenían chóclate y cuando no le quedaba ninguno cubierto con el dulce quiso ponerle a los otros pero al parecer se arrepintió y luego me miró.

 

-Puedes ponerle todo lo que quieras, yo casi no como estas cosas, prefiero lo picante- No se lo pensó dos veces y puso una gran cantidad de chocolate en los panqueques, intentó comerlos rápidamente pero solo consiguió atorase con un pedazo.

 

-Hey ten cuidado pequeña, nadie te quitará la comida- Golpee suavemente su espalda, su tos se calmó y me miró con temor.

 

-Descuida, no pasa nada, espera un momento- Abrí el refrigerador en busca de la leche.

 

-¿Te gusta la leche?, tengo normal y de vainilla- Le mostré los dos embaces, ella miró fijamente la de vainilla, entendí su mensaje pero quería escuchar sus dulce voz.

 

-La de v-vainilla- Dijo tímidamente mientras apuntaba el envase, sonreí satisfecha y le serví un poco.

 

Cuando al fin terminó de comer la levanté de su lugar, enserio me encanta cargarla, su cuerpo es tan liviano y suavecito, además ahora huele rico.

 

-Tengo una habitación libre, te puedes quedar en ella- Apenas terminé de decir eso  ella se aferró a mi cuerpo.

 

-P-por f-favor, no quiero estar sola- Escuché su voz algo rota

 

-Como gustes pequeña- La llevé a mi habitación y la recosté en mi cama, estaba por ir al baño a cambiarme cuando noté el collar que ese imbécil me había traído a  modo de ofrenda, lo tomé entre mis manos, estaba por desecharlo pero recordé que esta es la maldita ciudad del Norte, si ese imbécil había logrado colarse a mi casa, posiblemente alguien más lo intente otra vez, qué tal si se llevan a mi juguete, mínimo con esta cosa tendré como encontrarla.

 

-Escucha niña, me temo que tendré que ponerte esto, si se repite lo que pasó hoy y te secuestran, al menos podré encontrarte con esto- Dije “al menos” porque si se la llevan y se dan cuenta que es un collar rastreador la mataran, un pequeño riesgo que prefiero tomar.

 

Ella asintió rápidamente, al parecer quedará traumada con lo de hoy, por lo menos ahora confía más en mí.  Le puse el collar y cuando lo abroché la plaquita comenzó a brillar indicando que colocara mi dedo en el centro, al colocarlo dejó de brillar y poco a poco fue apareciendo mi dirección y número de teléfono en la parte de atrás, al voltear la placa me indica que colocara el nombre, posiblemente de mi juguete.

 

-¿Cómo te llamas pequeña?- Ella aun miraba algo sorprendida el collar, o creo que eso intentaba, al tenerlo en su cuello no creo que pueda ver mucho, levantó su vista y me miró atentamente por unos segundos.

 

-Me llamo Charly- Su vos esta vez era más clara que las veces anteriores, al parecer me estaba ganando su confianza rápidamente, tal vez no tenga que recurrir a la violencia, aunque eso significa nada de torturas, supongo que buscaré a otra que torturar, mi juguete es muy bonito como para romperlo.

 

-Charly- Dije claramente para que el collar lo registrara, la placa poco a poco fue escribiendo el nombre, cuando al fin terminó lo dejé estar.

 

-Bueno Charly, me pondré mi pijama y nos podremos ir a dormir- Entré al baño a cambiarme, no porque me diera pena, si por mi fuera dormiría en bóxer, pero quiero aparentar algo de pudor frente a la niña.

 

Cuando salí del baño pude ver a Charly jugando con la plaquita del colla, he de admitir que me pone bastante verla en esa camisa y saber que debajo solo lleva unas bonitas bragas de encaje, intenté calmarme y no mojarme nuevamente, apagué las luces y me acosté en mi suave cama, pensé que ella simplemente se dormiría dándome la espalda pero grande fue mi sorpresa cuando noté que se acurrucó contra mi cuerpo, aproveché para abrazarla y taparnos, la noche era fresca y la luna estaba en todo su esplendor, de verdad espero divertirme con este juguete.

 

¿EL FIN?

Notas finales:

Bueno, es algo corto a comparación de mis anteriores one-shots, pero si les gustó y quieren que escriba un segunda parte pueden dejar su review, pueden hacer alguna sugerencia de lo que podría pasar y lo más probable es que escriba sobre eso en un futuro capitulo si no es que se me ocurre algo antes.

 

También quiero decirles que en unos días subiré el primer capítulo de mi segunda historia, posiblemente sea algo corta pero hasta donde sé les gustará, o al menos eso espero.


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