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Ángel Guardián por FATIMA WINNER

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Notas del fanfic:

El alma es inmortal, pero la vida humana es muy corta. Y en cada transición ellos han venido encontrándose una y otra vez a través de los siglos. Aunque solo uno lleve los recuerdos de sus encuentros. 
¿Puede un ser divino tener sentimientos humanos? ¿El amor puede nacer incluso entre seres de distinta naturaleza? ¿Qué es lo que diferencia a Akashi de los demás ángeles? ¿Y qué hace a un humano como Kise tan especial? 

Quizá la explicación esté en una vieja historia que ni si quiera Akashi es capaz de recordar. Un relato perdido de otra era y espacio. Pero algún día quizá esas memorias perdidas aparezcan. Y entonces todas esas preguntas podrán ser resueltas. Hasta entonces el destino trágico que los une seguirá su curso. Por un amor imposible en espera de ser condenado o perdonado por Dios. 
¿Lograrán alcanzar la redención o...?

Notas del capitulo:

La historia entre ellos comenzó hace muchos siglos atrás, este es solo el comienzo de este relato...

Pareja principal: AkaKi (Akashi x Kise).

Pareja secundaria: AoKuro, y quizá alguna otra(?) -en mi vida pensé escribir AoKuro aunque sea angst(?) x’D-

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a mí, sino al grandioso y cruel de Tadatoshi Fujimaki, porque si fueran míos el KagaKuro sería canon :v cofcof como decía, yo solo tomo prestado a los bellos personajes de Kuroko no basket esta extraña y dramática historia sin fines de lucro. Sino más bien hacer lo que me gusta y compartirlo con todos ustedes.

Advertencia: Aunque al principio no lo parezca esto será AkaKi, sin embargo habrá mención de AoKi como se darán cuenta luego de leer este primer capítulo.

Dedicatoria: Esto va dedicado con todo mi amor a mi querida Sei. Una linda personita a la que he seguido por años y por quien me siento agradecida por haberla conocido. Estoy escribiendo esto solo por ti 

 

Capítulo 1: Lo que estaba escrito.

Un ángel guardián es aquel destinado a permanecer a tu lado desde tu nacimiento hasta tu muerte. Todas las veces que te toque reencarnar, él estará allí contigo. Te aconsejará y velará por ti con todo su ser. ¿Pero qué pasará cuando su deber celestial y su deseo individual se crucen? ¿Un ser divino podría tener el privilegio de ser tan egoísta como un ser humano?

No, por supuesto que no. "Eso iba contra las reglas del cielo". Y un ángel con un rango tan alto como el que tenía Akashi lo sabía muy bien. Por eso todo lo que le quedaba por hacer era observar en silencio como lo venía haciendo desde hace tantos siglos atrás.

Aunque contemplar a su querido humano fuera una maldición y una bendición al mismo tiempo. Ese era su único destino. Por más que quisiera no podía elegir otro. Lo supo desde el principio, desde la primera vez que lo vio, también cuando se encariñó con esa dulce alma y hasta el día de hoy.

***

En esta época supuestamente "moderna" en la que esa persona había nacido por enésima vez, en esta ocasión como a lo que los humanos llaman "varón". En una clínica de la capital, un dieciocho de Junio, volvieron a encontrarse. Aunque solo uno llevaba las memorias de sus incontables encuentros. El otro vivía ajeno a ello.

Después de ser bañado, el bebé fue entregado a la madre. Quien lo acunó y acarició con ternura.

—Hola~ ¿Eres hermoso, sabes? Papá y yo estamos muy felices de poder tenerte con nosotros, pequeño Ryouta. Así que vamos a amarte con todo nuestro ser al igual que a tus hermanas. Bienvenido a este mundo~

El ángel de cabellos rojizos observó la escena en silencio y luego miró al pequeño. Como bien decía la madre, era en verdad un niño muy hermoso, risueño y puro. Su alma brillaba por si sola. Era como un pequeño sol. Sin embargo, al mirarlo pudo verlo todo a través de los enormes espejos ámbar. Y entonces recordó la conversación que tuvieron hace no mucho.

Siendo el hijo menor de una familia de clase acomodada, debería de esperarle una buena vida. Pero no sería así. ¿Por qué el destino era tan cruel? Sabía que era por las leyes del karma, ¿pero y dónde quedaba la misericordia divina? Aunque era consciente de que todo era justo y que incluso la propia alma lo había aceptado antes de nacer. Pero aun así.

Pensando en ello, se acercó con calma y acarició los suaves cabellos del menor.

­—Ryouta —susurró con ternura —. ‘Nos volvemos a encontrar, aunque tú no te acuerdes de mí. Yo jamás te olvidaría’.

El recién nacido giró ligeramente hacia el ser alado y como si pudiera verlo sonrió hacia él. Quizá porque acababa de nacer aún conservaba esa visión especial. Ojalá pudiera quedarse con ella toda la vida. Era lo que deseaba Akashi incluso sabiendo que no sería así. Pero nada le costaba desearlo.

***

Un niño de cabellos dorados y unos cinco años de edad, se entretenía jugando con un peluche en forma de conejo y otro en forma de oso. Esta era una escena demasiado dulce para cualquiera. El pequeño era adorable. Aunque ni eso lo dejaba libre de la maldad de este mundo ni de esos peculiares seres que solían molestarlo.

Una figura redonda y oscura dio vueltas por el piso. El menor, que estaba sobre la cama y gracias a su corta edad, fue capaz de verlo. Por lo que, asustado, se abrazó al peluche más grande (el de conejo) que tenía en manos. 

—Mami... —llamó, con miedo.

El ser hecho de negatividad lo miró curioso al darse cuenta de que el menor era capaz de verlo, pero antes de que intentara acercarse, una fuerte e imponente voz se escuchó.

—Da un solo paso hacia él y te desintegraré.

El ente dirigió esta vez la supuesta vista hacia el ángel.

—Así que es un niño especial. Lo suficiente como para ser capaz de verme y tener a un guardián de rango tan alto como tú. Ahora entiendo porque brilla tanto. Pero sabes que es justamente por eso que los otros se sienten atraídos por él, ¿verdad? Así que no puedes juzgarnos. Por querer corromperlo y alimentarnos de ese niño. Ya que ese es nuestro trabajo.

—Repugnante.

—¿Qué podría saber alguien que nació siendo un ser divino y siempre vivió en la luz de Dios? Además, y por más diferentes que puedan ser nuestras existencias, yo estoy vivo. Aunque sea en un nivel muy distinto al tuyo y al de los humanos, yo y los demás seres negativos seguimos y seguiremos existiendo siempre. Es parte del balance del universo.

—Y ciertamente existen demasiados como tú como para que alguien se percate de tu ausencia. Así que desaparece de una vez antes de que me arrepienta de dejarte ir —amenazó haciendo brillar sus enormes y hermosas alas, casi acabando con la lamentable existencia del ser negativo con ello.

El ente tuvo que huir lo más rápido posible para no morir, ya que como toda criatura oscura odiaba la luz. Porque la luz era capaz de destruirlos. Es por eso que ellos solo podían vivir en lugares oscuros alimentándose de malos hábitos y pensamientos. En este caso en particular, este ser se alimentaba de los sentimientos negativos de la madre del niño.

—¿Por qué tienen que molestarte solo por vivir en la misma casa? Tú no los creaste, fueron ellos. Tú, Ryouta, eres lo más puro y hermoso de este mundo —comentó al acercársele —. Mi querido niño—susurró acariciando los cabellos del menor.

El rubio sin entender el por qué sintió una increíble paz en ese momento. Al mismo tiempo una inexplicable calidez recorrió todo su ser. ¿Qué era esta agradable sensación? Como si alguien más estuviera con él.

—Huele a flores...

Akashi sonrió al escucharlo.

—"Ese es mi aroma" —contestó aun sabiendo que no podían escucharlo.

***

—¿Se atrevió a contestarte?

—Lo hizo. Siendo solo un montón de basura reunida se atrevió a hacerlo.

—Quizá no le importaba morir.

—Quien sabe. De todos modos me da igual su existencia mientras no se meta con Ryouta. Y ya les deje eso muy claro a todas esas criaturas.

—En realidad a ti... —pero fue interrumpido antes de terminar la frase.

—Nos vemos, Nijimura —se despidió y se fue, dejando al otro ángel solo.

—"A ti solo te importa ese humano, ¿verdad?" Incluso como para dejarme con la palabra en la boca. Esto... No creo que acabe bien, Akashi.

***

El pequeño creció conservando los nobles sentimientos con los que nació. Sin embargo su vida no fue fácil nunca. Los señores Kise se separaron ese mismo año y casi no se le vio al hombre luego de eso. Excepto por las llamadas telefónicas, solo veía a sus hijos dos veces al año. Un rato en navidad y en las vacaciones de medio año.

Ryouta sentía que no lo conocía y lo añoraba con desesperación. Poder conocerlo de verdad, pasar tiempo juntos. ¿Por qué los demás niños tenían el privilegio de poder vivir con sus padres y él no? ¿Por qué él estaba tan solo en este mundo? ¿Por qué no había nadie con quien pudiera hablar sobre ello?

Sus hermanas mayores se independizaron pronto dejándolo solo con Mamá en esa enorme casa.  Pero ella no lo escuchaba, la mujer se volvió depresiva luego de la separación y no podía vivir sin estar dopada. Los medicamentos también la volvieron histérica, por lo que la única vez que el pequeño trató de contarle un problema la señora solo le echó la culpa de lo que había pasado.

Desde entonces Ryouta no solo comenzó a recluirse a sí mismo sino que también aprendió a culparse por las cosas. ¿Si mamá decía que era así debía de serlo, no? Incluso el que papá se haya ido... ¿También fue su culpa, verdad?

El rubio de siete años se abrazaba a sus piernas mientras lloraba en silencio. Había aprendido a hacerlo. De todos modos incluso si trataba de decir algo, nadie lo escucharía. ¿Así que para qué seguir intentándolo? Era mejor de este modo.

«¿Por qué nadie me quiere...? ¿Soy tan malo como para ser odiado por mamá y papá?»

Pero el menor no estaba realmente tan solo como pensaba. Porque había alguien allí acompañándolo no solo esta vez si no desde el principio de los tiempos. Ese era su ángel guardián. Su más fiel compañero. Quien era capaz de escuchar los pensamientos y entender los sentimientos del menor.

Akashi lo miró con tristeza y lo rodeó con los brazos en un intento por hacerle entender que él estaba allí. ¿Por qué no podía escucharlo?

—Yo te quiero, Ryouta, y yo estoy aquí contigo justo ahora y por toda la eternidad. Para siempre yo estaré a tu lado.

El pequeño alzó el rostro sin saber por qué y aún en medio de ese amargo llanto fue capaz de darse cuenta.

—Huele a flores de nuevo.

No podía verlo, tampoco escucharlo. Pero ese peculiar aroma nunca pasaba desapercibido para él. Y algo tan pequeño como eso, de algún modo lograba hacerlo sentir mejor aunque solo fuera un poco. Como si no estuviera solo. Aunque según él si lo estaba.

***

El pequeño creció siendo un niño muy solitario y sensible. El no saber expresarse excepto a través de silencio y lágrimas le dificultó el hacer amigos e incluso llevarse bien con sus compañeros del colegio. Puesto que los demás niños al no entenderlo, se alejaban o se burlaban de él llamándolo "niña o llorón".

Ryouta pensaba que siempre sería así y que simplemente era incapaz de relacionarse de verdad con los demás, pero ese pensamiento cambió cuando él entró a la secundaria. Esta vez iba a intentarlo con todas sus fuerzas. Para ya no estar más solo, el rubio tenía que enfrentarse a todos sus miedos para lograrlo. Y como basta con desearlo para que el cielo te escuche, el universo respondió al anhelo del rubio. Aunque fue hasta mediados de año cuando todos ellos se conocieron.

Kise, quien estaba acostumbrado a estar solo siempre, reunió todo el coraje necesario para acercarse a un grupo de chicos de su salón. Sin embargo, al hacerlo, fue rechazado por ellos.

—Hola... ¿Puedo jugar con ustedes?

Los muchachos que practicaban fútbol lo miraron y uno de ellos habló.

—¿Si quiera sabes jugar?

—En teoría... Puedo aprender con la práctica.

El grupo rió en burla hacia el rubio.

—A un chico de secundaria que no sabe jugar fútbol, no se le puede considerar "hombre".

—"Eres una niña"~~

—¿A caso no tuviste papá?

El rubio no supo que contestar y solo guardó silencio mientras intentaba no llorar. ¿Por qué tenían que llamarlo "niña" y por qué tenían que mencionar a papá?

—Quiere llorar, quiere llorar, quiere llorar~

Se burlaron deliberadamente del rubio. ¿Cómo es que personas tan pequeñas podían ser tan crueles?

—Estúpidos humanos.

Pero el ángel no podía hacer nada, solo esperar.

Y justo cuando las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas del rubio y los niños a reírse de él, una pelota llegó volando y dio directo donde la cara del líder. Quien por poco se cae hacia atrás, por lo que todos giraron a ver qué pasaba. ¿De dónde había salido ese balón?

—¡¿Qué rayos?! —se quejó el golpeado.

—Lo siento —se disculpó con sarcasmo mientras iba a recoger la pelota —Ensucié la pelota con tu fea cara.

—¡¿Qué has dicho?!

Se le acercó enojado, pero al moreno le bastó con pararse para mostrar que era más alto y fuerte que él.

—Dije que ensucié mi balón con tu horrible cara. ¿Tienes algún problema con eso? —se mostró amenazante, pero ellos seguían siendo muchos contra una sola persona.

Pero en cuanto los otros chicos del grupo se acercaron, una segunda pelota apareció en el aire y de algún modo golpeó a todos. ¿Qué estaba pasando? Ni si quiera Kise lo sabía. Hasta que una nueva voz se escuchó de la nada.

—Te adelantaste, Aomine-kun.

—Tú fuiste quien se retrasó, Tetsu.

¿Con Aomine-kun se refería al deportista estrella de la escuela? ¿Y quién era "Tetsu"? El rubio tuvo que agachar un poco la mirada para lograr ver al pequeño muchacho que acababa de aparecer.

—Malditos —los llamó el líder aún enojado.

Pero en cuanto trató de acercarse a ellos una pequeña pelota le dio de lleno en la cabeza.

—¡Au!

¿Quién sería ahora? Cuando el rubio giró a mirar vio a un tercer chico acercarse. Este llevaba lentes y se veía más serio que los anteriores.

—¿En qué idioma debemos decirles que se retiren de una vez?

El grupito de chicos molestosos hizo el ademan de acercarse hasta que vieron a un último muchacho acercarse. Era enorme... ¡Ese tipo no podía tener 12 ni 13 años!

—¡Ustedes son extraños! ¡Anormales, teniendo el cabello de colores! ¡Pero esto no se quedará así! —vociferaron antes de salir corriendo de allí.

—Tsk, ¿anormales solo por tener el cabello de colores? Bah —se quejó y miró al más alto —. Te dijimos que no vengas, Murasakibara.

—Pero era aburrido solo quedarme allí, Minechin —contestó mientras comía una enorme bolsa de papas fritas.

¿Minechin y Mura qué? ¿Es que cada uno tenía su propio modo para llamar a los demás? ¿Y quién era ese gigante?

—Así que Aomine-kun quería lucirse frente al chico, eh —lo molestó a propósito, el más bajito.

—Tan superficial como siempre —comentó el muchacho de lentes mientras recogía la pelota de ping pong y trataba de limpiarla. Era su preciado objeto de la suerte después de todo.

Akashi observaba todo desde un lado, ellos habían vuelto a reunirse a pesar de no tener las memorias de sus vidas pasadas. Siendo compañeros incontables veces, como marineros, soldados, clérigos. Sentía envidia de esos chicos por el solo hecho de que su amado pudiera verlos y escucharlos, y tener sentimientos tan fuertes por cada uno. Porque incluso si ninguno de esos niños lo recordaba sus vínculos seguían intactos. Es por eso que el grupo arcoíris no podía solo quedarse viendo cuando uno de ellos estaba en problemas. Su destino, aunque cruel, era conocerse en cada vida y aprender el uno del otro. La mirada del ángel ensombreció al saber cómo acabaría esto.

Por su parte Kise seguía sin entender nada, por lo que el grupo de chicos se acercó a él. El rubio los miró en silencio y antes de que pudiera hablar, el más pequeño de ellos se le adelantó.

—Mucho gusto, soy Tetsuya Kuroko —se presentó y después señaló a su compañero —. Y esta persona violenta, es Aomine-kun.

—Hey... —se quejó y agregó —. Son ellos los que me buscan a mí. En fin, soy Daiki Aomine.

—Shintarou Midorima.

Al no escuchar al más alto hablar, todos lo miraron. Al parecer tenía mucha comida en la boca. Típico de ese glotón.

—Atsushimmg Murasakibaragm —habló con la boca llena.

—¡Cuantas veces te he dicho que no hagas eso, Murasakibara! Muestra algo de educación, por favor —lo reprochó.

—Midochin no es mi madre como para hacerle caso.

—Murasakibara...

Mientras esos dos discutían, Kuroko volvió la vista hacia el rubio.

—¿Y tú?

El muchacho se limpió el rostro lo mejor que pudo y contestó algo tímido.

—Mi nombre es Ryouta Kise... El gusto es mío.

—Cierto, eres Kise-kun. El hijo menor de los Kise.

El rubio lo miró sorprendido.

—Estamos en el mismo salón junto con Aomine-kun. Además todos somos del mismo grado.

Hubo un pequeño momento de silencio hasta que Kise alzó el rostro para mirarlos. Y tratando de no llorar por enésima vez habló al fin.

—Muchas gracias a todos... Por intervenir...

Había pasado tanto tiempo desde que alguien fue amable con él. Que el rubio se sentía demasiado feliz y conmovido por ello. Y daba gracias al cielo por haber puesto a estos muchachos en su camino. Mientras él trataba de no llorar, uno de los chicos se le acercó para poder mirarlo de cerca.

—Tu cara y tus rasgos son muy delicados. ¿Si tienes eso entre las piernas, verdad?

—¿Eh...?

El moreno bajó la mirada hasta la entrepierna del rubio, por lo que este se sonrojó a más no poder y trató de cubrirse. Y justo antes de que Aomine hiciera cualquier acto estúpido, Kuroko lo apartó del otro jalándolo de la oreja.

—Minechin pervertido.

—Aomine-kun, idiota. Estás asustando al pobre de Kise-kun con tus tonterías.

—Eres de lo peor, Aomine.

—Au, Kuroko, suelta ya... No iba a hacerle nada, solo quería asegurarme de que fuera un chico.

—¿De qué modo? —cuestionó el más bajito.

—Pues... ¿Podrías al menos soltarme primero?

—¡S-Soy un chico! ¡A pesar de mi apariencia realmente soy un muchacho! —protestó avergonzado.

—¿Ves? Lo has ofendido —lo soltó —. Ahora discúlpate con él.

—¿Ah? Si no le hice nada... —Kuroko lo fulminó con la mirada —. Tsk, ok. Lo siento, Kise —se disculpó a regañadientes.

—Está bien... Solo no vuelvas a decir algo así de nuevo, por favor...

Incluso Kise tenía orgullo masculino como cualquier otro adolescente. Aunque lo que más le sorprendió al rubio no fue la peculiar actitud de Aomine, si no el modo en el que Kuroko podía manejarlo tan bien. ¿Qué tan cercanos eran esos dos? Él aún no lo sabía, pero lo descubriría con el tiempo. Muy a su pesar...

—¿Jugamos entonces? —comento el pequeño con el balón en manos.

—Sí —secundaron los demás y Kuroko le pasó la pelota al rubio.

—Tú empiezas.

Kise se sorprendió y se limpió el rostro por última vez. Luego sonrió ampliamente al contestar.

—¡Sí!

Y comenzaron a jugar juntos desde ese día, en el que Ryouta Kise fue salvado por todos ellos, en más de un sentido.

—"Esos chicos te causarán mucho sufrimiento, pero también te otorgarán felicidad... Y tú te quedaras solo con lo bueno de ellos, ¿verdad? Porque sin importar qué, jamás te arrepentirías por haberlos conocido. Ni ellos a ti. Al igual que en todas las veces anteriores nunca se arrepintió ni uno solo. Si no que al contrario, han continuado eligiéndose una y otra vez a través del tiempo. Dispuestos a aprender cada uno del otro".

 

***

 

Desde entonces Kuroko, Kise y Aomine comenzaron a sentarse juntos y a andar para todos lados juntos igual. Pero en los recreos y a la hora de la salida solían unírseles Midorima y Murasakibara. Formando así un hermoso y unido grupo de mejores amigos. Era la primera vez que el rubio formaba parte de uno. Luego de los intentos fallidos que tuvo en el pasado incluyendo a la chica de quinto grado que solo le hablaba porque Kise le compraba regalos. Esta era la primera vez que él realmente se sentía parte de algo importante. Incluso como si ellos fueran familia.

 

Para alguien tan solitario como Kise, quien se sentía solo incluso estando en casa, ya que no había nadie en ese lugar que lo escuchara o le diera un abrazo para animarlo. Para alguien así, estas personas lo eran todo para él. Las únicas personas en las que podía confiar y apoyarse. Como si fueran sus propios hermanos de sangre, el rubio los veía de ese modo. Incluso le puso su propio apodo a cada uno agregándole el "cchi" a sus nombres.

 

***

 

Sin embargo, para finales de segundo año hubo algo que cambió. Aunque la relación con el grupo siguió tan fuerte como siempre, un pequeño sentimiento apareció cuando el rubio solo tenía catorce años. Ni si quiera se dio cuenta de cómo fue que pasó, pero sucedió. Se sentía atraído por Daiki Aomine. El amigo de la infancia de su mejor amigo, Kuroko. Porque ciertamente la razón de porqué Aomine y Kuroko fueron tan cercanos desde un comienzo fue por eso. Porque ellos se conocían desde mucho antes de entrar a la secundaria. Y no solo eso...

 

Habiéndose convertido en el mejor amigo de Kuroko, pudo notarlo por el mismo.

 

Como esa vez que se reunieron durante las vacaciones de verano después de terminar segundo año. El grupo paseaba animadamente por el centro comercial y se tomaban fotos de recuerdo. Kise más que nadie estaba obsesionado con las redes sociales. Por lo que se adelantó para sacar una fotografía con el celular.

 

—Él se ve en verdad feliz —comentó el moreno con una sonrisa.

—Sí —secundó Kuroko con un ligero rastro de tristeza en los ojos.

 

Y es que al chico de cabellos celestes también le gustaba Aomine. Desde mucho antes de que hayan conocido al rubio en primero. Por años. ¿A caso el destino podía ser más cruel?

Al estar tan distraído en sus propios pensamientos se chocó sin querer con un muchacho que pasaba por allí.

 

—¡Fíjate, enano!

—Perdón...

 

El chico hizo el ademan de querer empujarlo, pero Aomine fue más rápido y lo hizo a un lado.

 

—No toques a Tetsu, idiota —sentenció y lo fulminó con la mirada.

—Tsk, estúpidos.

 

Mientras veían al tipo irse y Kuroko le agradecía a su amigo por defenderlo. Kise lo entendió perfectamente.

 

—Muchas gracias, Aomine-kun.

—Oh.

 

La mirada de Kuroko y el ligero rubor de sus mejillas lo decían todo. A él también le gustaba esa persona. Y seguro desde hace mucho incluso antes que Kise, ¿verdad? Siendo mejores amigos y estando enamorados de la misma persona, no había forma de que eso acabara bien. Al menos uno de ellos acabaría lastimado, si no eran todos.

 

Porque aún era pronto como para decir que el destino era cruel. Aunque Akashi era el único que sabía esto. Mas el ángel solo podía observar todo desde su posición como siempre y eso era tan doloroso para este. Verlo todo sin poder hacer nada. Pero esas eran las reglas del juego después de todo.

 

—Ryouta, deberías de ser más egoísta. De ese modo quizá ese desenlace no llegaría. Sin embargo, tú... Los eligirás a ellos por sobre ti mismo, ¿verdad? Y es justamente por eso que nadie te merece, porque eres demasiado noble.

 

***

 

Durante todo tercero, Kuroko fue consciente de los sentimientos de Kise por Aomine, y del mismo modo Kise con respecto a Kuroko. Sin embargo ninguno dijo nada sobre ese tema, porque por encima de todas las cosas querían conservar el fuerte vínculo que los unía a todos ellos. Aunque también sabían que no iban a poder evitarlo para siempre. En algún momento alguno de los tres llegaría al límite. Y eso comenzó a pasar justo para finales de tercero.

 

En la última clase de educación física al no tener nada que hacer la mayoría se dispuso a descansar y otros incluso se fueron por allí al perder el tiempo por los pasillos y el kiosco. Por su parte Aomine y Kise estaban sentados juntos en el suelo del patio mientras esperaban que Kuroko volviera de los servicios. Y sin que el rubio se lo esperara Aomine se le acercó.

 

—Kise, préstame tus piernas un rato.

—¿Eh...?

 

Antes de que el rubio pudiera contestar Aomine ya se había echado sobre los muslos del otro. Kise se sonrojó por esto y sintió como su cuerpo quiso comenzar a temblar. Pero se obligó a controlarlo hasta que el moreno empezó a tocarle las piernas. Entonces no pudo evitar estremecerse. ¿¿Qué estaba haciendo esa persona??

 

—¡¿Aominecchi...?! —exclamó todo ruborizado, a diferencia del otro que se mostraba de lo más tranquilo.

—Tus piernas... Son muy suaves. Siento como si realmente pudiera descansar sobre ellas. Como si... Quisiera quedarme así para siempre —susurró al cerrar los ojos.

 

¿A caso había escuchado bien? ¿Aomine realmente dijo eso? ¿Quedarse de ese modo para siempre? ¿Qué intentaba decir con eso? Pero por más preguntas que quisiera hacerle él ya estaba dormido. Un avergonzado y nervioso rubio suspiró intentando calmarse. Para luego quedarse viendo con ternura el modo en el que su amado reposaba.

 

—¿Cómo puedes solo dormirte con tanta facilidad, eh? ¿Es porque realmente confías tanto en mí como para mostrarte de este modo? Dime, Aominecchi... ¿Cuál es el verdadero significado de tus palabras? ¿Será que tengo alguna oportunidad...? Dímelo, por favor.

 

El pecho de Kuroko dolió al ver esto. Porque entonces quien entendió fue el muchacho de cabellos celestes. Que los sentimientos de esa persona no estaban dirigidos a él si no a Kise. Así que sin saber que más hacer se dio la vuelta y se fue por allí sin decir nada. Era mejor no interrumpirlos y como tampoco podía seguir viéndolos, su mejor opción fue alejarse un rato.

 

—Aomine, Kuroko, ustedes por Kise...

 

***

 

En el transcurso de la primera mitad del año la relación entre Aomine y Kise se hizo incluso más estrecha. Las innumerables demostraciones de afecto entre esos dos se volvieron tan obvias que todas las personas cercanas a ellos lo llegaron a notar. Algo pasaba entre ese par aunque no fueran capaces de aceptarlo. Pero en cualquier momento podían comenzar a salir y no sería sorpresa para nadie, menos para Kuroko quien fue el primero en descubrirlo. ¿Pero qué irónica era la vida, no?

 

A la hora del almuerzo como siempre el grupo se reunió para comer, Aomine robaba comida del taper del rubio.

 

—La comida que traes siempre es tan rica.

—La chica que lo hace tiene buena sazón~

—Eso pienso también. Pero —se le acercó peligrosamente —, ¿cuándo será que pueda probar algo hecho por ti?

Kise se sonrojó al verlo tan cerca y también por el comentario. Nervioso, desvió la mirada.

 

—La otra semana —contesto tímido —. Solo deja que pasen los exámenes y podré darme tiempo para hacerlo.

—De acuerdo —aceptó tranquilo mientras se alejaba —. Pero que sea antes de salir de vacaciones, eh.

—¡S-Sí! Es una promesa —sonrió feliz, pero aún sonrojado.

 

Los demás no dijeron nada al respecto. Los comentarios sobraban. Además para Kise todo era perfecto en ese momento. Solo debía de esperar un poco más hasta que el propio Aominecchi fuera quien lo invitara a salir. O al menos eso pensaba. ¿Cómo podría si quiera haber imaginado que todo estaría por romperse?

 

Mientras tanto para Akashi nunca fue fácil ver que los sentimientos de su amado estaban dirigidos a otra persona. Pero luego de haber pasado por ello tantas veces a través de los siglos, ya estaba acostumbrado. Si al menos alguno de esos humanos pudiera hacer de verdad a feliz a Kise, quizá podría tratar de aceptarlo. Pero en lugar de eso ellos...

 

—¿Cuántas veces más tendré que ver como ustedes le rompen el corazón? Daiki Aomine... ¿No fue suficiente con lo de la última vez? Si tú en verdad lo amaras aunque solo fuera la mitad de lo que yo lo quiero, entonces no lo harías sufrir de ese modo. Es por eso que tú no puedes ser su alma gemela.

 

Pero quisiera o no, el muchacho de cabello azul sí era una de las personas destinadas a Kise. No la principal, pero sí una de ellas. Y era justamente por eso que ellos se conocían y se enamoraban en cada vida. Sin embargo, por una u otra razón no podían estar o quedarse juntos. Al igual que esta vez. El desenlace ya estaba escrito.

 

***

 

Las vacaciones de medio año llegaron y con ello las ruedas del destino comenzaron a moverse. Kise quedó en salir con Kuroko para acompañarlo a comprar un libro que quería y luego pasear por allí como tanto les gustaba. El más bajito fue a recoger al rubio como siempre. Pero esta vez...

 

—Espérame un momento. Voy a despedirme de mamá.

 

Kuroko asintió con la cabeza y el rubio se fue rumbo a la recamara de su madre. Mientras caminaba Akashi no paraba de hablarle a gritos.

 

—¡No vayas! ¡No puedes ir! ¡Ninguno...!

 

Incapaz de escucharlo, lo único que sintió fue el olor a flores, pero eso no lo detuvo. Llegó y tocó la puerta para luego ingresar a la gran habitación.

 

—Permiso.

 

Mientras el muchacho se acercaba a la cama donde su madre se encontraba semi echada, Akashi dirigió la mirada hacia el ángel guardián de la señora Kise. Si los humanos no podían escuchar sus advertencias, entonces...

 

—¡Detenlos! ¡Eres consciente de lo que pasará si él va a ese lugar! ¡Tú mejor que nadie sabes lo importante que es Ryouta para esta mujer!

 

El ángel lo miró inexpresivo. ¿Por qué su compañero se involucraba tanto con los sentimientos humanos? Y entonces lo recordó, la verdadera naturaleza de Akashi. Era igual que Uriel.

 

Si no harás nada, entonces yo...

‘¡Akashi!’

 

La voz de su superior fue lo único que lo detuvo. No importaba cuanto deseara intervenir, si se le prohibía actuar, él no podía hacer nada más que confiar en las promesas que fueron hechas antes de nacer.

 

—Mamá, Kuroko ya llegó por mí, así que me voy.

 

La señora lo miró y el sutil susurro del inexpresivo guardián llegó a ella.

­—Detenlo. Prometiste hacerlo, ¿recuerdas?

Y la consciencia superior nunca olvida.

—¿A dónde?

—Al centro comercial de compras, te lo dije ayer.

—Sí, pero lo olvidé. Además no me siento bien, así que quédate a cuidarme.

—Pero mamá, yo te avisé y él ya está aquí...

—No vas a salir hoy, ya dije. Y tengo jaqueca, así que no me hagas repetirlo, Ryouta.

—Pero...

—Queden para otro día y listo.

—...Ok...

—Y ni te atrevas a irte sin mi permiso, o te pesara.

—Sí, sí...

Acepto a regañadientes y salió del cuarto.

—Gracias —susurró Akashi hacia el otro ángel y la mujer, y siguió a Kise.

Al llegar donde Kuroko, el rubio tuvo que disculparse.

—Lo siento, Kurokocchi... Al parecer mamá anda de malas pulgas hoy y no quiere que salga, sorry.

Kuroko entendió, pues conocía el complicado y voluble carácter de la señora.

 

—No te preocupes, Kise-kun. Entiendo. Le preguntaré a alguno de los chicos si esta libre para acompañarme. Nosotros ya quedamos para otro día.

 

—Sí. Me escribes igual si consigues el libro y que tal está, ¿si?

 

Kuroko asintió con la cabeza y caminaron hacia la salida. Akashi se dirigió esta vez al ángel del muchacho de cabellos celestes.

 

—¿No vas a detenerlo?

 

—¿Por qué debería de hacerlo? —contestó sin entender —. Él mismo aceptó esto antes de nacer. Todos lo sabían y esta persona dijo que estaba bien con ello. ¿Así que, por qué yo debería de intervenir en su propia decisión?"

 

—¡Porque él es tu protegido...!

 

—El que sea mi protegido no lo exonera de las culpas que deba de pagar. La ley del karma siempre ha sido igual para todos, no hay excepciones y lo sabes.

 

—¿Realmente no sientes nada?

 

—Nunca he sido humano como para poder entender eso que llaman emociones o sentimientos. Sin embargo, y aunque quizá para ti sea diferente. No deberías de olvidar tu verdadera misión. Nuestro deber es guiarlos y aconsejarlos para que sigan el camino del bien. Y ahora mismo estoy seguro de que esto ayudará a Tetsuya Kuroko a purificarse y por ende lo acercará a la luz de Dios. ¿No es eso maravilloso?

 

La expresión de Akashi se distorsionó al escucharlo. ¿Cómo podían estos seres angelicales ser tan fríos? ¿El haber estado junto por tanto tiempo no logró desarrollar ni si quiera una pizca de afecto? ¿En verdad los ángeles eran incapaces de tener "sentimientos"? ¿Y si era así, entonces por qué él era tan diferente? La respuesta estaba oculta en las memorias perdidas de otra era. Y en alguna parte del tiempo y espacio alguien lo llamaba, pero Akashi era incapaz de escucharlo.

 

—Nos vemos, Kise-kun.

 

—Chau, Kurokocchi~

 

Se despidieron con una sonrisa y el más bajito salió seguido de su ángel guardián. Kise cerró la puerta y se regresó a su cuarto. A pesar de lo enorme que era esa mansión, el rubio siempre prefería estar en su cuarto. Allí tenía todo lo que necesitaba, su cama, su escritorio,  la laptop, la biblioteca, los headphones, su celular y cargadores. Más que suficiente, no necesitaba más. Además se sentía más cómodo de ese modo.

 

Tomó un libro y se sentó en la cama para leer. Su pasatiempo favorito a parte de escribir. Amaba imaginar historias propias y las que otros escribían también. Ese era su propio mundo. Ajeno a lo que pasaba afuera en ese momento...

 

Akashi lo miró con tristeza y lo abrazó antes de irse.

 

***

 

—¿Qué se supone que intentabas hacer, eh?

Pero el ángel de cabellos rojos no contestó.

 

—Tú no podías intervenir y lo sabes muy bien. Que nadie puede ir contra lo que está escrito, Akashi. Además, tú mejor que nadie, era consciente de todo lo que estaba por suceder. Conocías las promesas que ellos hicieron antes de nacer, tanto la que hizo Tetsuya Kuroko para tomar el lugar de su mejor amigo, como la promesa de la señora por detener a Ryouta Kise, y la de Daiki Aomine de proteger al primer chico.

 

—Lo sé.

—¿Entonces por qué querías cambiarlo? ¿A caso no querías que ese chico se sacrificara por tu protegido? ¿Sabes que si eso sucedía entonces quien habría sido atacado seria Ryouta Kise, no? ¿Eso era lo que querías?

—¡Por supuesto que no! Yo solo quería que salieran lo menos lastimados posible. Para que Ryouta no llorara tanto y quizá Daiki...

—"Está escrito" —sentenció —. Ellos estaban destinados a conocerse, pero no a quedarse juntos. Además mientras continúe con vida, Ryouta Kise podrá conocer a alguien más.

—Solo van a lastimarlo. Todos y cada uno de ellos.

—Es su destino. Ellos son sus almas gemelas después de todo. Se han elegido a través de los siglos para poder aprender el uno del otro.

—No lo aceptaré. Ninguno de ellos puede ser su verdadera alma gemela.

—¿Y quién entonces? ¿Alguien que aún no conoce acaso? —Al no obtener respuesta lo miró con seriedad —. Akashi, tú sabes perfectamente que no hay forma de que su "otra mitad" sea alguien que no es humano. El amor solo puede darse entre seres de la misma naturaleza y tú incluso eres un ángel de alto rango.

¿Que si lo sabía? Por supuesto que sí.

—Lo sé muy bien. Pero sabes, por qué soy un ángel de este nivel, ¿verdad? Es porque he vivido el mismo tiempo que ese chico desde su primera encarnación humana... Acompañándolo vida tras vida sin poder hablarle o tocarlo más que en sueños que mayormente él no recuerda. ¿Tú sabes lo que es eso? ¿Tu si quiera conoces lo mucho por lo que ha pasado ese muchacho o la nobleza de su corazón?

 

—Es solo un humano como muchos otros.

 

—¡No es solo un humano y no es igual a otros! Nadie se compara con él. Su alma es tan pura como para que un ángel de alto rango lo cuide. Así que, por favor, no vuelvas a decir que es un simple humano.

—Jamás va a notarlo. ¡Continuará viviendo una y otra vez sin acordarse de ti!

—Mientras pueda permanecer a su lado para siempre…

Nijimura guardó silencio al escucharlo. Incluso tantos siglos después, el pelirrojo aún era capaz de decir eso. ¿Puede considerarse eso como a lo que los humanos llaman amor? ¿Realmente un ángel, solo por no ser puro, podría desarrollar sentimientos? O es que acaso, estos supuestos sentimientos en realidad...

 

—Permiso.

 

Akashi se fue sin más dejando al otro ángel muy preocupado. Pues este sabía que esto no acabaría bien.

 

***

 

Entrada la noche Kise cerró el libro y miró el celular. No tenía ningún mensaje de Kuroko ni de Aomine. Por alguna razón ambos lo habían dejado en visto. Hizo un puchero y escribió en el grupal que tenían.

 

"¿Saben si Kurokocchi y Aominecchi salieron?"

"Creo que sí, mencionaron algo de comprar un libro".

 

Así que salieron juntos toda la tarde y aun no regresaban a pesar de ser de noche... Kise hizo una mueca y dejó el celular a un lado. No es que estuviera celoso o quizá sí, pero ¿por qué ni si quiera habían podido contestarle el whatsapp? ¿Qué tan ocupados podrían estar como para no revisar el celular? ¿Haciendo qué?

 

—Oh, vamos, vamos... No entres en pánico ahora solo por saber que a tu mejor amigo le gusta esa persona... Además es más que obvio que Aominecchi me eligió a mí... Incluso me invitó a salir el fin de semana aludiendo que tenía algo que hablar conmigo... ¿No puede ser otra cosa más que una declaración, no? Así que solo debo de esperar hasta el sábado...

 

Se calmó a él mismo sin poder saber que esa cita jamás llegaría.

 

***

 

Los ojos de Kuroko se abrieron con lentitud, observó el lugar al tenerlos abiertos. Blanco, todo era de color blanco. Las sábanas y las paredes, y en medio de ellas se encontraban dos personas conocidas.

 

—Mamá... Aomine-kun...

 

Las personas nombradas se sorprendieron al escucharlo. La señora comenzó a llorar y corrió al lado del menor. El moreno también se acercó preocupado.

 

—¡Cariño! —Trató de abrazarlo de lado para no lastimarlo —. ¡Gracias a Dios despertaste! ¡Estábamos tan preocupados!

—Tetsu...

 

¿Qué había pasado? Los recuerdos de lo sucedido hace unas horas aparecieron como flashes en la memoria de Kuroko. Esos sujetos y las palabras que dijeron... En cuanto recordó todo trató de sentarse en la cama de algún modo, pero todo el cuerpo le dolía. Aun así, él tenía que hacer algo.

 

—¿Qué sucede, Tetsu? ¿Quieres ir al baño?

—Por favor, no te esfuerces, amor —lo detuvo preocupada y lo hizo apoyarse en ella —. Lo que necesites te lo alcanzaremos, pero tú tienes que descansar más. Estabas tan herido cuando te encontraron...

—Tengo que hacer una llamada... Mi celular... ¿¿Dónde está mi celular?? —preguntó desesperado.

¿Por qué? ¿Qué podía ser tan importante en un momento así como para afligirlo de ese modo.? ¿Qué?

—Yo lo tengo, pero ¿para qué? —interrogó el moreno sin entender —. Tus padres saben que estás acá.

—Por favor, dámelo. Tengo que decirle...

—¿A quién? ¿Sobre qué?

—A Kise, tengo que decirle...

—Pero cariño, luego podrás hacerlo. Lo importante ahora es que te recuperes.

Ellos no entendían nada. Solo Kuroko que lo había escuchado de esas horribles personas. Por eso tenía que decírselo a su mejor amigo. Antes de que fuera tarde.

—Después tendré tiempo para descansar. ¡Ahora déjenme llamar a Kise-kun, por favor!

 

Ni la señora ni el moreno comprendían lo que sucedía. ¿Qué era eso tan importante que debía de decirle a Kise, qué? Por la seriedad y aflicción que mostraba Kuroko ya no sabían que pensar. Y lo único que atinó a hacer Aomine fue sacar el celular del bolsillo y entregárselo a su verdadero dueño. Kuroko lo tomó con desesperación y marcó un número de favoritos. Incluso escribir le dolía, pero no le importaba. Porque su mejor amigo...

 

—Por favor, contesta... Contesta, contesta... —pero solo sonaba y sonaba —. Maldición.

 

Aomine se aprendió al escucharlo. Pues, su amigo de la infancia no solía maldecir.

 

—¿Qué es lo que...? —intentó preguntar, mas fue interrumpido.

—No fue un robo ni nada fortuito... Fue un ataque planeado —explicó aterrado al recordar lo sucedido y dejar el celular a un lado —. Pero esos tipos no iban por mí. Ellos sabían que me reuniría con Kise-kun hoy y por eso me emboscaron.

 

Las dos personas presentes a parte de quien hablaba, se quedaron helados al escucharlo. Entonces...

 

—"Esos sujetos iban tras Kise-kun"... Y al encontrarme solo decidieron enviarle un mensaje conmigo. Ellos dijeron que esto era solo una pequeña advertencia de lo que podían hacer si el señor Kise abría la boca y también... Ellos sabían todo sobre nosotros. Sobre nuestro grupo de amigos y nuestras familias...

 

Al ver a Kuroko temblar de ese modo, no pudo evitar abrazarlo para tratar de calmarlo.

 

—Ya pasó. Ahora estás a salvo con nosotros, Tetsu.

—Pero Kise-kun...

—Me encargaré de llamarlo y explicarle todo. Así que puedes descansar ahora. Yo los protegeré a los dos —afirmó muy en serio.

—Aomine-kun... —en algún momento había comenzado a llorar —. Gracias… —contestó aferrándose a su compañero.

Mientras la señora aun no terminaba de salir del shock por lo que acababa de escuchar y solo atinó a sentarse. ¿Cómo fue qué pasó esto?

 

***

 

Cansado de esperar se puso a ver anime en la laptop y al tener los headphones puestos no escuchó el timbre del teléfono cuando este sonó. Hasta que hizo una pausa y vio que la pequeña luz de alerta del celular brillaba. Lo tomó y reviso las notificaciones. Se sorprendió al ver tantas llamadas perdidas de sus amigos y un mensaje de Aomine diciendo "¡Kise, contesta! Y por nada del mundo salgas de casa, ni tú ni tu mamá." ¿Por qué Aominecchi diría algo así? ¿Qué había sucedido?

 

Pero antes de que pudiera responder al mensaje el teléfono volvió a sonar, por lo que está vez contestó. Era Aomine.

 

—Aló, Aominecchi.

—¡Al fin! ¡¿Por qué demoraste tanto en contestar, ah?!

El rubio se espantó al escuchar los gritos de su compañero. Definitivamente algo debía de haber pasado. ¿Pero qué?

—L-lo siento. Tenía los audífonos puestos y no escuché el celular —se disculpó afligido.

—Ah, maldición. Cómo se supone que deba de decir esto... —suspiró y se obligó a calmarse.

—¿Aominecchi?

—Escucha, no quiero que te sientas culpable por esto ni que te pongas a llorar. Así que, por favor, guarda la calma, ¿si?

—De acuerdo —fue todo lo que pudo decir.

Ya estaba lo suficientemente afligido y ansioso como para decir algo más. Necesitaba que Aomine hablara ya.

—Kise, esto es serio... Tetsu fue atacado hoy por la tarde cuando caminaba hacia el centro comercial solo.

¿Qué...? ¿A Kuroko hoy...? Después de que lo dejara irse solo...

—Los muy malditos lo golpearon hasta dejarlo inconsciente y lo abandonaron en un callejón de por ahí. Rato después fue encontrado por un transeúnte gracias al timbre del celular que no dejaba de sonar. Era yo quien lo llamaba, pues habíamos quedado de vernos a última hora, pero él no aparecía. Esta persona llamó a una ambulancia y yo a los padres de Tetsu. Pero yo era quien estaba más cerca, así que fui con él hasta el hospital en donde trataron todas sus heridas. Sus padres llegaron después.

—¿¿Cómo está él ahora?? —preguntó con el corazón en la mano —. Por favor, dime que no fue nada grave...

«Dios, por favor... Por Kurokocchi...»

—Él está bien ahora. Solo fueron golpes y heridas. Obviamente tiene todo el cuerpo adolorido, pero todo ya fue tratado. Ahora solo estará en observación por el golpe que tuvo en la cabeza y posiblemente mañana lo den de alta.

—Gracias a Dios…

—Pero no es solo eso.

¿Había más? Aomine se preparó para hablar.

—El ataque a Kuroko no fue un robo ni nada casual. Fue premeditado.

—¿Qué...?

—Los tipejos que lo atacaron se lo dijeron. Que lo habían seguido porque creían que se reuniría contigo. Pero al verlo solo decidieron emboscarlo de todas maneras y mandar un mensaje con él. Tetsu dijo que amenazaron con hacer algo peor si tu papá abría la boca. También dijeron que sabían todo sobre nuestro grupo de amigos y la familia de cada uno. En otras palabras, nos han amenazado a todos. Y al parecer por algo relacionado con tu padre. Él debe de tener enemigos realmente peligrosos como muchos otros políticos. Pero eso no es tu culpa para nada, ¿de acuerdo? Ninguno de nosotros ha hecho nada malo por lo tanto no puede ser culpa de nadie del grupo, ¿ok?

—Uh...

Silencio. Incluso sin verlo se percató de lo que pasaba. Kise estaba llorando. En silencio como era su costumbre.

—Rayos, te dije que no lloraras...

—Lo siento... Pero Kurokocchi... Y todos ustedes... Por mi culpa...

—No es tu culpa, tonto. Tú no has hecho nada malo... Tú eres tan inocente como todos nosotros, ¿ok?

Silencio de nuevo. Aomine realmente no sabía que más decir. Suspiró.

—Iré para allá.

—¡No, es peligroso que andes solo de noche!

—Pero...

—Dejaré de llorar, lo prometo. Así que, por favor... Cuídate mucho y también a Kurokocchi, ¿si?

—Uh, ni si quiera tienes que decirlo. Yo los protegeré a los dos, tenlo por seguro.

—Gracias, Aominecchi...

—Descansa, ¿si? Eso te ayudará por ahora. Mañana la mamá de Tetsu irá a hablar con tu madre. Por ahora tú solo descansa. Todo estará bien, lo prometo.

—Sí, gracias… Nos vemos entonces...

—Chau, Kise. Buenas noches.

 

Sin embargo, en cuanto acabó la llamada, Kise continuó llorando un rato más. Sin saber que esto era solo el comienzo. Y Akashi a pesar de saberlo todo, no podía hacer nada. Solo se acercó al rubio y lo abrazó con todas sus fuerzas. ¿Por qué no podía sentirlo? Que él estaba allí.

 

—Estaré a tu lado para siempre, Ryouta. Incluso si tú nunca llegas a notarlo. Yo siempre estaré aquí.

 

Kise notó el peculiar olor a flores, pero no reaccionó a ello. Ahora estaba más preocupado por lo que pasaría con sus amigos y su familia.

 

—Papá... Mamá... Aominecchi... Kurokocchi y todos... Dios, por favor, protégelos... Por favor...

 

Pero lo que pasaría y lo que no, ya estaba escrito.

 

Continuará.

Notas finales:

Nota de Autora:


¡Hola, yo aquí de nuevo! Aunque esta vez con un supuesto oneshot que tuve que volver twoshot (y espero no alargarlo más lol) y para mayor sorpresa de una shipp de la que jamás imaginé escribir ni en mis más locos sueños xD Pero es la OTP de una amiga muy preciada para mí y se lo prometí, así que debía de cumplir uwú Además de que he ampliado mis horizontes con esto xD Ahora hasta me siento multishipper lol he traicionado tanto a mi OTP AoKi que en algún momento me daré el gusto de hacer un KasaKi xD Perdóname negro, la culpa es de Kise por ser tan pasiva y shippeable xD


Volviendo a lo importante, siempre he amado los temas místicos/esotéricos, cosas sobre ángeles, dioses, magia, energía, reencarnación, karma, almas gemelas. Amo todo eso desde que soy niña y siempre he estado leyendo sobre ello, por lo que en la mayoría de mis novelas siempre meto algo de estos temas. Sin embargo, es la segunda vez que lo hago en un fic y la primera vez que lo hago de una serie base que no es de Clamp xD Este es un AU netamente mío, con todas las referencias que he recolectado a través de los años con respecto a los ángeles y demás.


Por supuesto sobre lo que es cierto o no, o lo que esté basado en hechos reales, eso solo lo sabrán las personas más cercanas a mí uwu Por ahora les dejo este primer capi, que espero que sea de su agrado~ Y aunque quizá no puedan darse cuenta ahora, he dejado muchas pistas en esta primera entrega y en las sinopsis. Así que espero sus teorías xD No importa que tan locas parezcan, realmente me encantaría saberlas *-*/


Es todo por ahora, disfruten de esta trágica historia y esperen por un final que aun ni yo he decidido del todo xD Solo diré que preparen sus pañuelos :v Y ya saben si les gustó, voten, comenten, agreguen, y sigan todo lo que quieran~ Yo les responderé con mucho amor (*a439;?a439;)a417;


¡Nos vemos en el capítulo dos (posiblemente el final)!


PD: Para los que siguen mi fic de "El camino hacia ti", lamento mucho la demora, pero es que estuve escribiendo esto xD No me odien pls, ahora mismo me tomaré un descanso para comenzar a escribir el capi 12 :'D ¡Por favor, espérenlo!~


Muchas gracias por llegar hasta acá c:


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