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Bug love por minima

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Notas del fanfic:

Advertencias sexo entre insectos? O_o o si quieren imagínenselos como humanos para mayor comodidad. No soy experta en biología así que me guie por un par de documentales y la imaginación, la Wikipedia y animal planet también ayudo, entre otros tipos de materiales. No me hago responsable si traumatizo a alguien, si están leyendo esto ya saben lo que vendrá, soy pobre así que no estoy dispuesta a pagar pscicologos o abogados. ¿Estoy loca por escribir esto? Probablemente, ahora ustedes pregúntense ¿Están locos por leer esto voluntariamente? 
Y si, lo sé, soy asco en los resúmenes en mis propios fics :/

Bug´s love

-Al fin servirá de algo-

-Ya no tendremos que soportar sus inventos-

Había pertenecido a esta colonia por toda su vida como todas las demás hormigas en esta isla, pero siempre se sintió fuera de lugar al ser tan diferente, aun así constantemente trataba de encajar y ayudar con lo único que era bueno, sus inventos e ingenio, y aun así siempre de una u otra forma terminaba creando problemas, solo fue cuestión de tiempo que cometiera uno demasiado grande del cual no podría arreglar con un simple lo siento o una reparación.

Su colonia vivía en una agradable isla con un enorme árbol en el centro, era una gran ubicación sin muchos depredadores sino contabas al ave ocasional y las plantas ahí siempre daban rico alimento y suficiente grano para todos en la colonia, por generaciones la colonia había vivido y prosperado espléndidamente, solo había un pequeño problema que igualmente había durado varias generaciones.

Los SALTAMONTES.

Si fuera uno o dos quizás no hubiera tanto problema pero era toda una banda de ellos, y aun así uno solo de ellos les doblaba el tamaño así como en fuerza, además de que podían volar, y siendo que las únicas que podían volar en su colonia eran la reina y sus hijas las princesas era intimidante y por instinto la mayoría de ellos respetaba a los insectos capaces de volar.

Cada año en la misma época cuando cosechaban su alimento las hormigas tenían que separar una generosa porción de su propia cosecha para la banda de saltamontes que pasaba por su isla para su migración, era eso o enfrentar las consecuencias y todos, incluidas la reina y sus hijas tenían el suficiente temor como para evitarlas.

Era simple sentido común, hacían lo que les pedían y ellas seguirían estando sanas y salvas en su colonia.

Hasta que Flik la hormiga lo arruino todo otra vez.

Para ser una hormiga Flik carecía de cosas realmente comunes en la colonia, un miedo sano a lo desconocido y a lo muy conocido como los saltamontes, y el espíritu de hacer las cosas como todos los demás en la colonia, no hacer cosas extrañas como los dichosos “inventos” entre otras cosas. Flik era una hormiga rara y hasta muchos la tachaban de individualista y eso en una colonia no era visto bien, ya que el individualismo podía derivar a egoísmos personales que afectarían a toda la colonia en el peor de los casos, en una colonia no era necesario hormigas “diferentes”, es como pensaba la mayoría, pero como todos y cada uno de ellos aún tenía el espíritu de “colonia” a pesar de muchos de los errores y accidentes que había cometido Flik no lo habían castigado expulsándolo de la colonia sino con una que otra reprimenda o castigo… hasta ahora.

Ese día estaban recolectando alimento, granos, vallas y demás productos que daban las plantas en la isla, era un trabajo excelentemente coordinado y ordenado el que podían hacer cientos de hormigas cuando se lo proponían, eran tan natural para ellas como respirar.

El único que no estaba haciendo las cosas como todos los demás era Flik, ese dia habia salido con otro de sus inventos, una “cosechadora automática” o algo así, supuestamente ayudaría a recoger el grano más rápidamente, pero la mayoría pensaba que si ya sabían hacer el trabajo y tenían las manos suficientes era absurdo crear esas cosas, aun así Flik no se desanimó en tratar de explicar cómo funcionaba su invento y los posibles beneficios que este traería.

Con uno que otro atropellado por las ramas que tiraba este no podía faltar.

Pero estos incidentes la mayoría los dejo pasar, más adelante lidiarían con la nueva excentricidad de Flik ya que había preocupaciones mucho más importantes.

Era esa época del año en que los saltamontes vendrían a recoger su botín, siempre dejaban la ración para ellos apartada en el exterior y se metían dentro de la colonia tan pronto como escuchaban el batir de las docenas de alas a lo lejos.

Todo el mundo les temía, incluso Flik, pero a diferencia de sus demás compañeros aun guardaba la esperanza de que las cosas podrían mejorar si algo cambiaba, solo que aún no descubría ese “algo”.

Pero ahora era más que seguro que jamás sabría que podría cambiar en la colonia para hacerla mejor, ahora tampoco seguiría tratando de mejorar la colonia con sus inventos o molestar con ellos, que para sus demás compañeros era lo mismo, porque ahora ya no sería parte de esta.

Su último error, su gran torpeza e ingenuidad, le habían costado su propia vida.

-Dot, quédate aquí- la princesa Atta le dijo a su pequeña hermana Dot, no quería que estuviera cerca de los saltamontes de nuevo, ni siquiera para despedirse de Flik por el cual tenía afinidad.

-¡¿Cómo pueden hacerle esto a Flik?!- grito la pequeña hormiguita tratando de encontrar una forma de escaparse de los adultos que no la dejaban salir de su habitación.

-…l ya ha cometido muchos errores princesa, esto lo redimirá- le explico uno de los adultos de forma clara y serena, esperando que sus palabras calmaran a la joven princesa.

Esto solo horrorizo más a la joven, sabía que Flik era torpe y extraño, pero era divertido y la trataba bien no solo por ser hija de la reina sino por ser ella misma, a pesar que conviviera con chicos de su edad o demás adultos estos siempre la terminaban comparando con su madre o su hermana mayor, pero Flik no hacia eso, le decía que debía ser paciente para esperar a que crecieran sus alas de una manera algo tonta y graciosa con piedras que supuestamente eran semillas, también que no había nada de malo ser como era y que no debía de tratar de imitar completamente a su hermana o madre porque ella sería una princesa tal como era ella, y de vez en cuando le regalaba uno que otro de sus inventos, cosas raras y únicas que contrario a los demás en la colonia pensaba que podrían tener algo de utilidad al menos como entretenimiento.

Pero no importaba nada lo que la joven e “inmadura” Dot pensara, era solo una niña, los adultos, ¡su HERMANA! Habían decidido deshacerse de Flik de una buena vez por todas, entregándoselos a los saltamontes.

-No es justo, esto es horrible, Flik no se merece esto. ¿Mamá acaso sabe de esto?-

-Si… yo tome la decisión y ella acepto-

-¡Te odio!- grito con toda sus fuerzas a su hermana mayor.

Atta se quedó impactada por las palabras de su hermana menor, le dolieron, pero ¿ella que podía saber de la pesada carga que era dirigir una colonia siendo su líder? Era solo una niña que aun ni siquiera podía usar sus alas para volar.

-Cuando seas mayor, comprenderás- le dijo dando media vuelta y saliendo de la habitación de su hermana.

Para Atta la decisión tampoco había sido sencilla, no es que odiara a Flik, hasta cierto punto era agradable, pero esto había pasado los límites, y la única forma para apaciguar la ira de los saltamontes era darles lo que querían, en este caso al mismo Flik.

Mientras su hermana se iba y la dejaba con sus “niñeras” Dot corrió a su cama de flor y se cubrió con sus pétalos para llorar con relativa privacidad, en ese momento se juró que jamás llegaría a ser como su hermana, insegura, indecisa, nerviosa y también ahora incomprensible para quienes eran diferentes. Odiaría a su hermana de ahora en adelante, y cuando tuviera oportunidad ella misma se largaría volando, no quería ser mas parte de esta colonia.

Mientras estos sucesos entre las hermanas sucedían Flik pasaba sus últimos momentos en la colonia apartado en una habitación hecha solo para él, en la colonia no había tales conceptos como prisión ya que como una comunidad ninguno cometía crímenes graves, bueno, hasta la llegada de Flik, por lo que tuvieron que improvisar en esta ocasión haciendo rápidamente una habitación pequeña para solo una hormiga mientras que un par vigilaba que no se fuera a escapar o salir de dicha habitación ignorando a la vez su propia presencia dándole la ley del silencio.

¿Cómo había llegado hasta este punto?

Pues como ya se mencionó antes fue su propio error, algo sin malicia y más un accidente desastroso, pero no importaba cuantas disculpas o explicaciones diera, el destino de la joven hormiga ya había sido sellado.

Ese día estaban cosechando alimento en el exterior y apartando la ofrenda de los saltamontes, cuando escucharon el batir de sus alas a lo lejos rápidamente las hormigas dejaron los últimos granos y se metieron dentro del hormiguero para así tener el menor contacto posible con los aterradores insectos, Flik también trato de dejar su cosecha que había obtenido gracias a su más reciente invento, pero en sus prisas golpeo una de las piedras que servían de soporte para el lugar donde dejaban la ofrenda (se negaba a llamarlo altar, eso solo daría más poder a los saltamontes de lo que ya tenían) y todo callo literalmente por el precipicio atrás de este (¿a quién rayos se le había ocurrido poner el monumento de piedra ahí? ¿no se habían puesto a pensar que una situación similar llegara a ocurrir alguna vez? Semejante error de cálculo)

Horrorizado inmediatamente se metió al hormiguero y trato de localizar a alguien para decirle que había pasado, como a partir de ese año Atta ya estaba ejerciendo sus tareas como figura de mayor autoridad en la colonia para sustituir a su madre tarde o temprano como reina fue a ella y trato de decirle que paso, quizás si ambos pensaban algo, como hablar con los saltamontes explicándoles que había pasado o algo estos no reaccionarían tan mal, pero ya era demasiad tarde.

Los saltamontes entraron a la colonia rompiendo el techo de tierra con sus fuertes patadas y entrando por los huecos que hicieron, verlos siempre producía miedo entre la multitud de las pequeñas hormigas, eran insectos grandes, intimidantes y fuertes, podrían aplastar fácilmente la cabeza de una hormiga como si fuera una baya sin el mayor esfuerzo, una suerte que nadie quería probar.

Hopper, el líder de la banda, exigió saber dónde estaba su alimento, la desobediencia era algo que no aceptaba, de todos los líderes de esa banda había tenido era el más estricto e intimidante de todos, o al menos es lo que decían los ancianos en la colonia.
Atta, la joven y nerviosa princesa tartamudeo apenas una respuesta que en vez de apaciguar al saltamontes, asi como los ancianos concordaban en que Hopper era el saltamontes más intimidante, estaban de acuerdo en que Atta era una de las princesas más nerviosas e inseguras de todas, trataba de hacer su mejor esfuerzo pero tardaría mucho en tener la confianza y total respeto de una verdadera reina en la colonia.

Las hormigas instintivamente se juntaron unas al lado de otras mientras Hopper expresaba su desaprobación por la falta de alimento, y luego ocurrió. Dot termino en la garras de Hopper y estaba decidido poner el ejemplo de que es lo que pasaba a las hormigas desobedientes entregándosela al más intimidante y desquiciado de los saltamontes, Thumper, no era el más corpulento de los saltamontes pero si el más salvaje y peligroso, prácticamente era como el perro de pelea de Hopper, si él lo ordenaba este saltamontes haría pedazos a cualquier insecto que se le cruzara en su camino en un frenesí incontrolable.

-¡Déjala!- grito dando un paso hacia adelante tratando que le hiciera daño a la joven princesa y su amiga, ahí fue realmente cuando agoto cualquier gramo de suerte que alguna vez llego a tener.

-¿Qué dijiste?- Hopper se voltio hacia él, impresionado e igualmente enojado que una simple hormiga se hubiera atrevido a levantarle la voz a él.

-Y… yo dije que la dejes- volvió a decir esta vez mas consiente que con quien estaba hablando.

Hubo un silencio sepulcral, ni siquiera los saltamontes se atrevieron a hablar temiendo la posible reacción de su líder.

-¿La quieres? Pues tómala- extendió el brazo donde sostenia a la joven princesa de la cabeza a la hormiga insolente que habia salido de la multitud.

Flik dudo, ¿Quién no lo haría? Tenía miedo pero al ver los ojos cristalinos y llenos de miedo de Dot no podía simplemente dejarla así, sería una vergüenza que cargaría el resto de su vida. Extendió sus brazos temblorosos para agarrar a la niña, y con esto Hopper tubo suficiente.

Rápidamente el saltamontes arrojo a la princesa hacia la multitud quien la atrapo para que luego agarrara a la joven hormiga insolente con sus brazos y la pusiera delante de sus grandes e intimidantes ojos, Flik podía ver perfectamente la cicatriz que atravesaba uno de ellos, del famoso encuentro que se decía tubo el gran saltamontes con un ave y logro salir vivo.

-Así que quieres tomar su lugar entonces-

Flik no quiso decir eso con sus acciones, en esos momentos estaba tan aterrado que no sabía que decir, ya ni sabía cómo decir un “no” o gritar de miedo.

-De hecho no es mala idea. ¡Escuchen todos! Tomare a esta hormiga conmigo como pago del tributo que desperdiciaron, y como soy muy generoso les daré tiempo para que hagan otro, cuando las hojas del árbol empiecen a caer espero que esta vez tenga una decente ofrenda de comida para nosotros. Le daré un día para que se despidan de su amigo, regresare mañana al amanecer. ¿Estás de acuerdo princesa?- al terminar de decir esto soltó a Flik quien cayó al suelo, su piernas temblaban y no podían sostenerlo.

¿Qué es lo que Hopper acababa de decir?

-Yo… yo ah sí Hopper-

Toda la colonia estaba horrorizada y miraban con diferentes grados de lastima y temor a la joven hormiga inventora, sea cual sea los planes que Hopper y los saltamontes tenían para Flik estos no serían buenos, pero también la mayoría pensaba lo mismo.

Mejor él que cualquiera de ellos.

Hopper y los saltamontes salieron de la colonia de igual forma de como entraron, mientras lo hacían Flik levanto la mirada y busco los ojos de la princesa que heredaría la corona de su madre, esta no se atrevió a mirarlo a los ojos.

¿Así de fácil le había sido aceptar las condiciones de Hopper?

El consejo junto a la princesa después de eso tomaron medidas para asegurar que nada saliera fuera del plan esta vez, ya estaban planeando hacer dobles turnos y aumentar el proceso de cosecha para que recolectaran el alimento para los saltamontes y para la colonia para sobrevivir el invierno, y en cuanto a Flik, no podían dejar que fuera a ninguna otra parte hasta que llegara Hopper por él.

Es por eso que crearon su actual celda y lo estaban vigilando.

Se sentía tan abatido y triste, desde que Hopper había dicho que se lo llevaría mañana lo habían llevado ahí y no lo habían dejado salir, ¿acaso que huiría dejando a la colonia a su suerte? Por supuesto que no, él siempre quiso ayudar a la colonia como las demás hormigas, no las abandonaría para que enfrentaran la ira de los saltamontes solo por su culpa, pero ahí lo tenían como criminal.

Se supone que debería estar utilizando sus últimos momentos en la colonia para despedirse de sus compañeros, sabía que no era el favorito de nadie, aun así pensó que podría decirles adiós, pero al perecer ninguno querría escuchar aunque sea su despedida.

¿Tan poco valía para la colonia? Y la princesa Atta, siempre tuvo fe que sería una buena reina, siempre se esforzaba lo más que podía, era un buen ejemplo a seguir, pero ahora, dando tan libremente a uno de sus súbditos, dolía tanto como el rechazo total de todos en la colonia. ¿No se supone que la reina debía velar por todos sus súbditos por igual? Pero tenía que ser diferente, imprudente y torpe, y ahora ya no sería el problema de la colonia nunca más.

Al menos le hubiera gustado despedirse de Dot.

A la mañana siguiente se escucharon nuevamente el ruido de las alas de los saltamontes acercarse a la colonia, y afuera de esta esperaron solo unas pocas hormigas, la reina, la princesa, las hormigas del consejo y Flik.

-Me apena mucho que hayamos tenido que llegar a esto- la reina dijo en voz alta para que todos escucharan.

-Mamá yo…- la princesa trato de hablar con su madre justificando su decisión, aunque ambas ya sabían que había respondido más por el miedo que en realidad respondido pensando las consecuencias de su decisión.

La reina alzo la mano haciéndola callar. Si la reina se oponía en estos momentos de la decisión que había tomado su hija en esos momento tal vez salvaría a Flik pero pondría en crisis a toda la colonia, pondría en duda el liderazgo de su hija y la confianza que tenían las hormigas en su futura líder hasta el momento haciéndola una reina débil, y en el peor de los casos Hopper elegiría arrasar con la colonia si no respetaban el trato o exigir una vida mucho más importante poniendo en riesgo incluso las vidas de las princesas y de la misma reina.

Era una labor difícil el gobernar, y Atta aún tenía un largo y duro camino que aprender.

-Muchacho, no puedo ni siquiera lo difícil que es para ti estos momentos, lo único que puedo ofrecerte ahora es que no serás olvidado- fueron las únicas palabras de consuelo que pudo reunir para la infeliz creatura delante de sus ojos.

-Gracias… su majestad- no le daba mucho consuelo sus palabras pero sí que al menos la reina le dirigiera alguna palabra, desde que lo llevaron a su celda nadie le hablo, ignoraban su existencia y de esa forma ya se sentía muerto.

Recibir el rechazo de toda la colonia antes de que Hopper hiciera lo que sea que quería hacerle había sido más doloroso que la idea de morir a manos del saltamontes.

Esta vez no toda la banda de los saltamontes llegaron a la colonia, solo Hopper y un par de otros saltamontes, entre ellos su hermano.

-Me complace ver que esta vez tengan todo listo como debe de ser- dio un pequeño elogio Hopper mientras se acercaba al pequeño grupo de hormigas.

-Oh si, aquí mi hermano se estuvo quejando todo el día de ayer por que no pusieron la comida, todo un cascarrabias-

-Cállate Molt- dijo el líder de los Saltamontes rodando los ojos con fastidio, como detestaba a su patético hermano.

Uno tratando de ser intimidante y Molt con sus comentarios lo arruinaba.

-¿Qué? Es la verdad-

Realmente se arrepentía haberle prometido a su madre no matar a su hermano en esa clase de momentos. Era torpe, demasiado inocente, descuidado, no pensaba antes de hablar, en realidad parecía que jamás pensaba en realidad, si no fuera por él su hermano menor seguramente ya hubiera muerto.

Ahora delante de él ahí estaba la hormiga que había reclamado como su pago, una pequeña luchadora entre un mar de hormigas temerosas y sumisas bajo su opresión, reconoció el leve indicio de peligro en un espíritu como ese, por eso lo mejor era deshacerse de esta antes de que contagiara a las demás hormigas como una plaga incontrolable. Pero algo andaba extraño en esa hormiga ahora, ya no se veía tan temeraria o luchadora si no completamente derrotada y eso que él no había hecho nada significativo aun.

Lo que paso del día de ayer al de hoy no importaba en realidad, agarro a la hormiga y con una clara advertencia que si cuando las hojas del árbol habían terminado de caer y no tenían su comida haría cosas peores, fue as i como Flik la hormiga desapareció de las vidas de las hormigas de la colonia y comenzó una nueva con los saltamontes.
Notas finales: Los invito a leer mis otros fics y a que pasen por mi página de youtube donde subo fanarts (nombre del canal Iranea Barrera) además ya que llegaron hasta aquí me gustaría saber su opinión en comentarios, o alguna sugerencia de otra película de Disney, pixar u otra que podría yaoisar (¿existe esa palabra?) para ver si escribo un fanfic (estoy tratando de buscar inspiración fuera de mis parejas conocidas así que se los agradecería :D)

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