Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ojos Similares (Viktuuri) por Antonyanchan

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de Sayo Yamamoto, Mitsurou Kubo y el estudio MAPPA. Todos los derechos de los personajes le pertenecen, sin embargo, la historia es de mi suma propiedad intelectual. 

 

Notas del capitulo:

¡Hola!

Este fanfic probablemente sea largo. Bueno, esperó que el prólogo logré captar su interés.

Sin nada más que agregar, disfruté del capitulo.

Despertó en la cama solo. Viktor dirigió su mirada hacía a los alrededores en busca de Artyom o de su amada mascota Makkachin. Fue el reloj de la cómoda que le dio la respuesta de la soledad de la habitación.

Eran las 8:15. Artyom ya se había ido a su trabajo. Probablemente Makkachin se había levantado para acompañarlo, e intentar conseguir algo del  zavtrak con la mirada manipuladora que los animales usan cuando desean algo.

Se levantó de la cama y se colocó la bata. Era otra mañana fría de San Petersburgo, y por mala suerte el cuarto que usaba la pareja para dormir, era el más helado del departamento.

—Ah, Tyoma dejó la calefacción encendida ¡Adoro que sea así de considerado! —dijo Viktor cuando salió de la habitación y sentir el calor emitía de la estufa a gas. Makkachin se encontraba acurrucado al lado de ella. Aunque amaba dormir con su dueño en la cama ¡Estar calentito es una prioridad!

El peliplateado  se sentó en el sofá y dirigió su mirada hacia una foto enmarcada que se lucía en la pared. Ahí se podría ver a nuestro susodicho recostado sobre la nieve de un día de invierno, Makkachin se hallaba encima de él lengüeteando su cara. Al lado de esa escena,  se encontraba un hombre rubio de lentes y ojos grises riendo.

Viktor Nikiforov era un hombre de veintisiete años que ostentaba el título de pentacampeón del Grand Prix de patinaje artístico. Su nombre se lucía en el libro de “Records Guinness” sobre puntaje de patinaje en hielo, justo como de niño había soñado varias veces. Otros patinadores lo admiraban o lo envidiaban, las mujeres lo deseaban y lo trataban como “el hombre soltero más codiciado del mundo”.  —Aunque realmente yo no esté soltero…

Viktor se consideraba a sí mismo homosexual, pero debido a que su hogar se hallaba en Rusia, un país homófobo, tenía que guardárselo. Ya había tenido varios problemas con su familia por ello, aunque en aquel instante se hallaba feliz. Ya llevaba tres años de relación estable con Artyom Sóbolev, un hombre de su misma edad. Viktor estaba seguro que nada lo separaría, aunque tengan que esconder su relación al resto de rusos. —Está bien… Después de todo, Tyoma y yo no debemos demostrarle nada a nadie.

Su estómago rugió, así que decidió dirigirse a la cocina. Sobre una encimera, había platos tapados por paños de cocina, probablemente para mantener a las moscas alejadas, además de estar adjuntada una nota que decía lo siguiente:

“Vitya.

Makkachin y yo intentamos despertaste, pero supongo que estabas demasiado cansado para abandonar los brazos de Morfeo. Bueno, no voy a juzgarte. Regresaste tarde por esa gala donde participaste, además de estar cansado por la cantidad de saltos de tu rutina.

No era necesario que te sobreesfuerces para lucirte dentro de ella. Pero tú nunca oyes lo que digo ¿verdad?

Como sea, te deje el zavtrak. Disfrútalo por favor.

Artyom”

Después de leer, Viktor levantó los paños para encontrarse con lo que comería de desayuno, o como los rusos dicen “zavtrak”. Era bastante tentador y de gran porte, además que el pan aún se encontraba caliente dejando dar a entender que Artyom lo había preparado antes que irse.

—Gracias Tyoma. Lo disfrutare, aunque lo haría más si estuvieras a mi lado —dijo Viktor sonriendo. El día había iniciado tan bien ¿Por qué tuvo que arruinarse de esa forma?

Cuando Viktor regresó de su entrenamiento, antes de abrir la puerta pudo apreciar que Makkachin ladraba agitado. Preocupado, colocó las llaves lo más rápido para entrar y ver la escena que menos quería encontrar.

Artyom sostenía varias maletas e intentaba salir del departamento, pero Makkachin lo tenía acorralado mientras sus ladridos parecían decir “¡Detente! ¡No puede ser que te vayas!”.

—Vitya… has llegado… no quería encontrarme contigo… —pronunció el rubio nervioso sin mirar al otro a la cara.

— ¿Qué pasa aquí? —preguntó Viktor sin entender, o mejor dicho sin querer entender que pasaba frente a sus ojos.

—Hoy mi madre me llamó durante el trabajo… se rompió en llanto durante la llamada… porque tenía miedo que me hicieran algo por estar contigo.

Los padres de Artyom habían puesto todas las dificultades posibles en su relación con Viktor, especialmente la madre quién no dudaba en usar lágrimas de cocodrilos para hacer sentir mal a su hijo, y hacerlo “recapacitar”.

—Tyoma, nosotros estamos bien. Puede que haya caso donde golpeaban a gays por tomarse de la mano en la calle, pero nosotros sabemos pasar desapercibidos…

—Pero ¿Qué pasará si nos pasa algún día? Vitya, tu eres una figura pública, ¿Qué pasaría con tu reputación?

—Me da igual mi reputación, mientras pueda seguir patinando…

— ¿Y sí por eso no te deja patinando? Cuando me besaste frente a tu entrenador y ese chico… ¡Tuve miedo por tu carrera!

—Yakov sabe desde hace mucho que me gustan los hombres, y además si él dejará de entrenarme por mi orientación ¡Buscó otro entrenador y punto!

—Vitya… yo no soy tan fuerte como tú… Siento que le estoy haciendo daño a mi madre… Por eso ya no puedo seguir —las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Artyom —Yo realmente te amo Vitya… eres lo mejor que me ha pasado, pero soy un cobarde…

— ¡Pues yo te enseñare a ser valiente! Tyoma, podemos salir adelante… solo, solo… solo no me dejes por favor… —Viktor tampoco pudo contener el llanto, e incluso Makkachin paró de ladrar para soltar unos sollozos.

—Eres el hombre más maravilloso que he conocido, incluso en cien años más seguiría pensando lo mismo… pero yo no soy tan fuerte como tú, Vitya. No puedo cortar lazos con mi familia como tú lo hiciste… tampoco tengo el valor para enfrentar a la sociedad ¡Ni siquiera puedo mirarte a los ojos ahora!

— ¿Por eso quieres huir?

—Sí, y por eso mismo soy un cobarde… Lamento mucho que hayas perdido estos tres años con un imbécil como yo.

—No los perdí… ame cada minuto contigo…

—Yo igual…

—Entonces… ¡¿Por qué carajos te vas?! ¡Yo soy capaz de hacer sacrificios por ti! ¡Haré lo que sea para que tu familia me acepté! —gritó Viktor con la voz rota, pero fue callado por un beso. El último beso que recibiría de su amado.

—Pero yo no soy capaz de sacrificarme por nada… siempre me voy por el camino seguro… ya no puedo cambiar, lo siento Vitya… —la voz del rubio se hallaba quebrada igual.

Y ambos lloraron sin decirse nada. Cuando Artyom paró, tomó sus cosas y se fue. Viktor quedó destrozado mientras sus lágrimas corrían agitadamente. Makkachin se lamentaba por no poder hacer nada para ayudar a su amo a sonreír como siempre lo había hecho.

Viktor Nikiforov era un hombre que había hecho sus sueños realidad, pero no tenía la estabilidad de una familia, y si no se hallaba solo, se hallaba con una pareja que tarde o temprano lo abandonaría por la presión social rusa. 

Notas finales:

Realmente lloré mientras escribía el prólogo... A pesar de que tenía claro que debía escribir la ruptura de Artyom y Viktor... me rompió el corazón hacerlo... 

Bueno, cabe mencionar lo siguiente: 

Vitya y Tyoma: Son diminutivos de los nombres Viktor y Artyom respectivamente.

Zavtrak: se le llama de esa manera al desayuno ruso. 

 

Bueno, sin nada más que decir, espero que hayan disfrutado del prólogo.

Saludos

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).