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RinHaru week 2017 por Yaoi lovers

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Notas del fanfic:

Free! y sus personajes son propiedad de K?ji ?ji y Futoshi Nishiya, son utilizados en esta obra sin fines de lucro y con el único propósito de entretenimiento para los fans.

¡Hola a todos! Llevo siglos sin aparecerme por aquí pero de verdad la escuela no me ha dejado... Así que sólo me he dado un poco de tiempo para traerles esto pero pronto me tendrán por aquí de nuevo y durante el resto de la semana

Un par de años habían pasado desde que ambos terminaron la preparatoria y, si bien no habían perdido contacto, sus caminos estaban más alejados de lo que se hubiera creído al saber que seguían la misma meta. Los entrenamientos eran constantes y no tenían el suficiente tiempo para salir con sus amigos y menos aún considerando la distancia.


No es que estuviera arrepentido de su decisión o que prefiriera haber tomado un camino diferente, es sólo que, desde la última competencia en que habían participado juntos, cierta sensación de nostalgia había surgido en el pelirrojo haciendo que extrañara aquellos días y sobre todo extrañaba cierta presencia.


-Rin ¿Qué sucede?-preguntó curiosa e incluso un poco preocupada la mujer al notar a ese chico alegre y efusivo tan distante y distraído.


-¿Huh? No es nada, sólo estoy muy concentrado en los entrenamientos y pensando en todos los pendientes que aún tengo.


-Sabes que si necesitas algo puedes decirlo ¿Verdad? No tienes que cargar con el peso tú solo.


-Lo sé pero de verdad todo está bien-hizo a un lado el plato a medio comer que tenía enfrente-Tengo que ir a estudiar, lo lamento...-y ante la mirada atenta de la mayor caminó hacia su habitación.


Lo que menos quería era preocuparla pues estaba consciente de que lo conocía suficiente para darse cuenta de que algo sucedía, pero se sentía un poco ridículo al pensar que algo tan insignificante, al menos así lo quería ver, como un nuevo distanciamiento con sus amigos pudiera afectarlo.


Intentaba dedicar todo el tiempo a su formación como nadador profesional y pensar lo menos posible en su situación emocional por más difícil que pareciera. "Pudiste soportarlo cuando eras más pequeño y débil, esto no es más que una nueva prueba para que demuestres todo lo que has aprendido y madurado", se decía para motivarse y poder seguir adelante.


-Aún tenemos una promesa por cumplir Haru, no voy a rendirme ahora...


Y mientras él seguía intentando concentrarse sólo en las prácticas, y pensando que era demasiado infantil lo que no dejaba de dar vueltas en su cabeza, su amigo pasaba por una situación similar pues, aunque no supiera definir qué era lo que le tenía en ese estado, sabía que algo no andaba bien.


-Haru, has estado todo el día distraído ¿Estás comiendo y durmiendo bien?-sentía los ojos verdes de su amigo clavados en él, inspeccionando cada una de sus reacciones para asegurarse que no ocultara nada.


-Makoto, no es necesario que sigas preocupándote por mí. Estoy acostumbrado a mantenerme por mi cuenta y, aunque no lo creas, ahora más que nunca debo estar pendiente de esos temas o de lo contrario las prácticas serían agotadoras e insufribles.


-Pero no te ves igual que siempre ¿Hay algo que te preocupe?-seguía mirándolo sin poder evitar estar consternado por ese pequeño cambio.


-No es preocupación, sólo me pregunto cómo está llevando las cosas Rin-dijo en tono indiferente mientras tomaba una porción del platillo frente a él-Sé que está acostumbrado al ritmo de trabajo y no es como si no hubiéramos hablado un poco pero desde la última vez que lo hicimos lo noto extraño por más que dice que todo está bien.


-Quizá deberías escribirle y dejar que te cuente como ha estado y todas esas dudas que tienes, seguramente luego de eso podrás estar más tranquilo...-fue el consejo que le dio mientras sonreía para tranquilizarlo.


Y es que ¿Para qué mentir? El azabache también pasaba por una situación que lo alteraba un poco pues estaba seguro de que algo había ocurrido luego de la visita a Australia, que el de ojos rubí también había experimentado, además del descubrimiento de aquello que realmente quería hacer con su vida.


Había preferido dejar el tema por la paz pues entendía que así como él tenía muchos largos y un poco pesados entrenamientos, su amigo los tenía de la misma manera pues estaban a sólo unos meses de presentarse en una de sus primeras competencias juntos luego de que salieran de preparatoria.


 


 


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Los días seguían pasando y ninguno de los dos quería exteriorizar su sentir; muchas cosas estaban pasando y simplemente las ignoraban por el bien de la competencia, aunque lo que realmente buscaban era descifrar el motivo para tener ese estado de ánimo que para nadie pasaba desapercibido.


El pelirrojo se mantenía distante, ajeno a lo que pasaba a su alrededor sin siquiera notar lo cerca que estaba de reencontrarse con aquel que lo mantenía distraído, apenas y se daba cuenta de cuando comenzaban y terminaban las prácticas.


Una noche, a tan sólo una semana de las competencias, se encontraba frente a la mesa escuchando el monólogo de la mujer, que ella intentaba volver una conversación aunque sin mucho éxito, mientras sus pensamientos vagaban entre recuerdos y anhelos.


-¿No te entusiasma?-preguntó de repente mientras lo observaba, creyendo que al menos estaría un poco interesado en el tema por el que ahora preguntaba-Llevas esperando este día desde que eras pequeño, te has esforzado mucho cada día y, aunque no me lo hayas dicho, sé que tu rendimiento ha mejorado incluso desde antes que volvieras.


-Yo...-se pasó la mano por el cabello por fin escuchando las palabras que le dirigían-En verdad lo lamento, no es que sea grosero ni que esté desinteresado en el tema, es sólo que tengo muchas cosas en mente y no puedo concentrarme.


-Puedo darme cuenta de eso... Pero deberías verte un poco más feliz, además de todo en esta competencia por fin vas a encontrarte con Haru ¿No es cierto?


Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del chico, es verdad que estaba emocionado, tanto por el evento como por ver a su amigo y eterno rival, pero no podía ocultar que también se sentía un poco ansioso por el mismo hecho.


-Sí, esta es nuestra primera competencia desde hace mucho... No he hablado con él últimamente pero cuando lo hicimos me dijo que se presentaría-rio un poco antes de ver a la mujer-Le prometí que no lo dejaría ganar fácilmente y él insistió en que dejara de hablar y se lo demostrara en la piscina.


La mujer se limitó a sonreír viendo el cambio tan repentino en el chico pues, después de tantos días, por fin había conseguido que ese rostro cansado y distraído formara una de sus mejores sonrisas.


En cuanto al azabache simplemente seguía en las mismas condiciones, no había tenido suficiente tiempo para encontrarse con su mejor amigo en las últimas semanas y lidiaba sólo con todos los pendientes y sus emociones.


-¿No has hablado con Rin?-preguntó esa tarde mientras charlaban por teléfono-Recuerdo que dijiste que competirían juntos por fin y que una vez más prometió vencerte.


-Sabes que siempre es así con él, pero le dejé en claro que competiría más en serio que nunca-fue la respuesta que dio mientras terminaba de empacar sus cosas y revisar que todo estaba en orden pues al día siguiente, durante la tarde, partiría para la competencia.


-Dale mis saludos y dile que espero que podamos vernos pronto, seguro a Nagisa y Rei les alegraría mucho también.


-Se lo diré, no te preocupes... Y antes de que empieces a hacerlo prometo que estaré bien, si puedo te llamaré para avisarte como estuvo el viaje-casi pudo ver la pequeña sonrisa en los labios del castaño pues había adivinado por completo lo que iba a decirle; sin más se limitó a desearle suerte antes de despedirse y dejarlo nuevamente con sus pensamientos.


 


 


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El gran y tan esperado día había llegado: había personas por todos lados, entre personal del lugar, entrenadores, nadadores, gente de medios y patrocinadores; no tenía más que un par de horas de haber llegado e iba rumbo al hotel en que se hospedarían pues, aunque su estancia no sería muy larga, por cuestiones de seguridad y orden los organizadores preferían tener concentrados a todos en un mismo lugar.


La vista era en verdad maravillosa, el lugar se veía bastante atareado y definitivamente estaba siendo una de las mejores experiencias que había tenido durante su vida como nadador pero simplemente sentía que algo faltaba.


-Muy bien chicos, estas son las habitaciones asignadas para ustedes. Compartirán con alguno de sus compañeros y tendrán lo que resta del día para instalarse y descansar. A partir de mañana serán asignados los horarios de las prácticas...


Y fue así como, sin tener tiempo siquiera de buscar entre los presentes, terminó encerrado en su habitación escuchando a sus compañeros hablar de lo pesado que fue el viaje, lo entusiasmados que estaban por ver el recinto en que nadarían y un montón de cosas más que tenían al pelirrojo sin cuidado pues, al menos por el momento, estaba más interesado en la aparición del ojiazul.


Por otra parte, el más bajo llevaba un par de horas en el lugar, por fin había terminado de desempacar y de ducharse para destensar sus músculos luego del viaje y lo único que quería era poder dormir un poco antes de las prácticas del día siguiente.


No podía negar que también había esperado encontrar al chico durante su llegada o incluso en el elevador mientras iban hacia su habitación, ni siquiera cuando bajó a la recepción en busca de su entrenador, pudo coincidir.


Curiosamente las habitaciones de estos dos estaban en el mismo piso y a tan sólo unas cuantas de por medio, sin embargo, ambos estaban tan ensimismados, que permanecieron el resto del día en sus respectivos cuartos intentando despejar su mente y aclarar sus ideas para el día siguiente.


Por fin llegó el momento de la verdad, después de tanto sabrían el horario que les fue asignado para realizar la práctica previa y tendrían una oportunidad más para encontrase en otro momento que no fuera la carrera.


A Rin le había tocado uno de los primeros turnos, cosa que le motivaba bastante pues tendría más tiempo para el resto de preparativos que aún tenía pendientes.


La práctica no duraba mucho además de que compartirían el espacio con tres equipos más y tenía todas sus esperanzas puestas en que uno de ellos fuera el de su amigo; sin embargo, pese a todos sus deseos no logró encontrarse en ningún momento, pues al otro chico la práctica le había sido asignada dos turnos luego del suyo, haciendo imposible el encuentro antes o después pues apenas salió de la alberca corrió a las duchas y luego a su habitación.


Por su parte, Haru había permanecido, por primera vez en todo ese tiempo, concentrado únicamente en la práctica y los consejos que el entrenador daba para cada uno.


Así fue como el día concluyó, sin que ninguno de los dos volviera a intentar encontrarse con el otro, prefiriendo despejar su mente y relajarse para estar preparados al día siguiente.


 


 


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El nuevo día había llegado y junto con él la primera competencia en que se enfrentarían a tan sólo unos minutos de comenzar. El tiempo había pasado muy rápido y antes que pudiera darse cuenta ya se encontraba en la entrada a la piscina, atento a la voz del anunciador que le daría paso.


Se notaba mucho menos tenso que al principio, la tensión había desaparecido de su rostro y en su lugar se había instalado una gran sonrisa, clara muestra de la satisfacción que le causaba poder presentarse en ese momento.


Se posicionó en su carril, terminando de arreglarse el gorro y dispuesto a colocarse los googles, de esa manera que tanto lo caracterizaba, mientras escuchaba las últimas instrucciones de su entrenador. Y hubiera seguido así de no ser por la voz que resonaba en el estadio anunció a aquel que tanto había esperado, haciendo que olvidara por completo la situación y el lugar en que se encontraban centrando su vista en el nadador que recién entraba con su inexpresivo rostro y su figura sólo un poco cambiada.


Su vista se posó en él, analizando cada una de sus facciones intentando descifrar el sentimiento que en su rostro se mostraba y de nuevo se topaba de frente con la pared pues por más que lo observara no entendía que era lo que estaba sintiendo.


Y fue en ese momento que el azabache levantó su mirada y por unos segundos se encontró con la carmín que seguía observándolo; y si no fuera porque el recién llegado volvió rápidamente su rostro hacia el agua podría jurar que sus ojos se iluminaron y una imperceptible sonrisa se dibujó en sus labios.


Una vez que el resto de competidores terminaron de hacer su entrada, todos se dispusieron a tomar sus posiciones y el más alto quiso aprovechar el momento para hacerle notar su presencia que, al parecer durante todo ese tiempo, su amigo había estado ignorando.


-¿Tan preocupado estás porque pueda ganarte que prefieres fingir que no estoy a tu lado?-las palabras salieron casi como un reto, sólo quería molestarlo un poco y ver su reacción.


-No creo que pienses lo mismo una vez que te haya ganado-y por extraño que pareciera, los labios del otro se habían curvado en una pequeña sonrisa que de inmediato se contagió en el contrario.


Unos segundos después, el pitido que anunciaba su salida sonó y, no sin antes dedicarse una última mirada, ambos partieron rumbo a la meta.


 


 


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Se encontraba en los vestuarios terminando de asearse, la adrenalina aún corría por su cuerpo y su semblante estaba del todo recuperado. Tenía una gran sonrisa mientras recordaba la emoción que sintió durante la carrera, su amigo estaba a su lado terminando de secar su cabello para poder poner su camiseta de una vez por todas.


-¿Puedes sentirlo?-mostró sus afiliados dientes mientras se sentaba a su lado esperando que pudieran salir-Aún tengo mucha energía, podría nadar otros doscientos o cuatrocientos metros más.


-Sigues bastante emocionado ¿No? Esta no es la primera vez que te veo en una competencia pero definitivamente algo distinto hay en tu forma de nadar-su voz apenas se escuchaba pues su rostro estaba completamente cubierto por una toalla y aún había mucho bullicio en el exterior.


-No te quedas atrás, sabes que siempre me ha gustado la forma en que lo haces pero definitivamente hoy fue una de tus mejores actuaciones. Quizá te parezca un poco extraño que lo diga pero no me había vuelto a sentir así desde el revelo que tuvimos hace tres años. Una imperceptible sonrisa se dibujó en los labios del de ojos azules, recordaba a la perfección el día en que tuvo que ser quien tomara la iniciativa y llevara al pelirrojo a aceptar sus sentimientos.


-Te has ejercitado ¿Verdad?-la mirada confundida del más bajo se clavó en él, no entendía a que venía ese comentario-Se ve que tu masa muscular ha aumentado, tus músculos están mejor definidos y te notas menos delgado que cuando estábamos en preparatoria.


-Te oyes exactamente igual que Kou...-desvío su mirada, no es que se sintiera incómodo con su comentario sino que ni el mismo se había dado cuenta de esos pequeños cambios hasta el día en que registraron su peso-Después de todo tenían que parecerse en algo además del color de cabello y ojos.


-¡Oi! No sé qué intentas decir con eso pero de ninguna manera te lo dije con esa intención. Sólo estoy diciendo que se nota el esfuerzo que has puesto en esto, eres más serio respecto a tu rendimiento y, por lo que vi, dejaste de pensar que no debes preocuparte por tus tiempos.


Volvió a quedarse en silencio mientras tomaba asiento justo a su lado, varias cosas habían cambiado en su forma de actuar luego de entender que ese es el camino que quiere seguir y sólo había hablado de ello con el castaño, apenas podía creer que lo supiera aún sin siquiera haber hablado del tema.


-¿Sabes...?-giró su rostro para poder mirarlo con su pequeña sonrisa sin borrar-Estuve pensando en ti durante las últimas semanas... Es extraño pero estaba un poco ansioso por volver a nadar juntos y antes de que pienses que estaba asustado déjame decirte que no es así, sólo... No lo sé, no estaba del todo tranquilo al pensarlo-sacudió su cabello un poco desviando su mirada sin poder decir más a causa de la vergüenza.


-También pensé en ti, me preguntaba como estabas llevando los entrenamientos. Durante todo este tiempo ni siquiera tuve un momento para enviarte un mensaje-sus miradas se cruzaron; Rin no podía creer, por una parte, que también ocupara sus pensamientos como lo había hecho su amigo con los propios, y por otra, que lo dijera de manera tan sincera.


Un tenue sonrojo se colocó sobre sus mejillas mientras se perdía en la mirada azul del chico a su lado, se sentía un poco confundido y sin saber que decir o hacer, provocando que el otro lo mirara de la misma manera. Estaban en silencio, pero no uno incómodo de los que sólo esperas escapar, sino uno de esos que parecen durar sólo un instante mientras buscas las palabras correctas para expresarte.


Sin embargo, lo que menos pasaban por la mente del pelirrojo eran palabras, sólo podía ver sus recuerdos, todos ellos con el chico presente, y las sensaciones salían a flote sin que pudiera detenerlas. Estaba sumido en sus pensamientos sin poder siquiera razonar lo que estaba a punto de hacer, sólo sabía que de un momento a otro sus ojos se habían cerrado y sus labios se habían plantado sobre los contrarios.


Haru abrió los ojos tanto como le era posible sorprendido a causa del contacto, sin embargo no era capaz de rechazarlo o siquiera alejarlo un poco. No entendía lo que pasaba y sólo podía ver el color subir por el rostro de su amigo quien se negaba a separarse.


Lentamente sus labios se habían separado, casi por inercia, mientras las manos de su amigo se colocaban sobre las suyas presionándolas sólo un poco. Sus ojos se cerraron al sentir la cercanía del chico y al hacerlo una nueva sensación se coló por cada uno de los poros de su piel.


Aún no lograba entender lo que ocurría pero de algo estaba seguro y era que, por más extraña que hubiese sido su acción no tenía la necesidad de detenerlo. Con los ojos cerrados el contacto se sentía distinto, podía sentir lo suave y carnosos que eran los labios del otro, lo cálidas que eran sus manos que lo presionaban como si temiera que desapareciera y el creciente deseo de que no se detuviera.


Empezó a vagar por sus recuerdos y en cada uno el más alto estaba presente, desde su primer encuentro durante la escuela primaria hasta su discusión una vez que el chico había regresado de Australia, pasando por sus primero relevos juntos y, sin duda alguna, esa visita que le hizo tomar una decisión y luchar por seguir sus sueños.


Los labios de Haru eran fríos, al menos así los sintió en un principio pues con el pasar del tiempo fue contagiándolos de su propio calor, eran más suaves de lo que parecían y, contrario a lo que creyó apenas darse cuenta de lo que hacía, no dejaban el característico sabor a caballa que tanto consumía al menos en tiempos anteriores.


Ambos tenían sus propias sensaciones en ese momento pero, si en algo podían coincidir, es que ese beso los hizo vibrar mucho más que todos sus encuentros en el agua o bajo los árboles de cerezo. Los recuerdos de momentos así no abandonaban su mente pero ni siquiera ambos juntos podrían causarles lo que estaban experimentando.


Tras un par de segundos más se separaron al fin, tan lentamente que parecía no tuvieran intenciones de hacerlo. Las mejillas del más alto se confundían con el color de su cabello, mientras las del azabache apenas tenían una leve tonalidad rosada sobre ellas. Sus pupilas estaban dilatadas y con un brillo que sólo unas cuantas cosas habían podido provocar.


-Yo...-las palabras salían de manera torpe de sus labios, no sabía de qué manera justificar lo que había hecho.


-Es hora de irnos ¿O no? Sólo teníamos quince minutos para regresar con nuestro grupo y estoy seguro de que han pasado más de veinte-no quiso darle tiempo a más explicaciones, no tenía intenciones de escuchar disculpas o arrepentimientos luego de haber permitido que continuara-¿Nos vemos más tarde? Quizá para la cena-sus labios se curvaron ligeramente mientras tomaba el control sobre las manos contrarias, acariciando con su pulgar el dorso ajeno.


Se limitó a asentir en silencio, apenas mirándolo sin saber muy bien el rumbo que tomaría su relación luego de lo que acababa de suceder. Sus manos permanecieron unidas hasta llegar a la entrada de los vestuarios donde se soltaron lentamente, no sin que antes el de mirada azul aprovechara para besar nuevamente al chico.


 


 


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El regreso a casa por fin había llegado y la recién formada pareja se encontraba despidiéndose pues pasarían un largo tiempo sin poder estar en contacto más que a través de llamadas, mensaje y quizá una video llamada.


El primero en partir era el pelirrojo, su equipaje ya se encontraba dentro del autobús y sus compañeros de equipo que aún faltaban estaban terminando de abordar.


-Te llamaré en cuanto pueda ¿De acuerdo? Si puedes hacerlo antes no lo dudes-acarició suavemente su mano jugando un poco con sus dedos asegurándose de que nadie pudiera verlos.


-Esperaré tu llamada, sólo no te pongas sentimental a la mitad-apretó un poco su mano con una pequeña risa burlona antes de dejarlo partir mientras lo seguía con la mirada.


Una vez escuchó el motor encendiéndose dio la vuelta para asegurarse que el resto de sus compañeros aún no habían llegado justo cuando la vibración de su celular lo hizo concentrarse en otro asunto.


Y ahí estaba el lado romántico del chico que era su adoración, tan inocente que sólo podía verse una parte de sus orejas camufladas con su cabello evitando a toda costa ser visto. ¿Cómo no estarlo? Lo entendía a la perfección y más aún dado que el mensaje recibido era de parte suya.


"Te quiero Haru, no lo olvides" era la frase escrita culminada con un pequeño corazón. Con eso el corazón del delfín dio un vuelco y, cerciorándose de que por fin había perdido la vergüenza y miraba por la ventanilla se acercó al autobús y como pudo respondió un "Yo también" que no hizo más que incrementar el ardor en el rostro del más alto.


La sonrisa más grande que jamás se ha visto se plantó sobre los dientes afilados y para el chico que lo observaba eso había valido más que un millón, pues de algo estaba seguro: el de ojos rojos siempre lograba sorprenderlo y, de manera intencionada o fortuita, siempre terminaba por mostrarle un paisaje que nunca había visto antes.


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