Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Arreglo por Kikyo_Takarai

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Mi amiga Kris (nightliferogue en AO3) escribió 3000 palabras sobre Le Chiffre y Adam Towers, una historia que me encantó pero fue tan breve que me dejó llena de dudas, llena de ganas de saber que sucedió. No puedo vivir así, así que le pedí permiso de expandir su historia, y así lo hice. Con creces. Convertí sus 3000 palabras en casi 10 000. Así que… bueno. No es una traducción, pero hay partes traducidas directamente de su fic, con su permiso, claro.

Revisen su trabajo, es maravilloso. En el futuro quiero traducir mi fanfic favorito en la vida, que es de su autoría. Denle amor, ella se lo merece.

El fic original está aquí.: http://archiveofourown.org/works/10884513/chapters/24186798

Notas del capitulo:

Mi amiga Kris (nightliferogue en AO3) escribió 3000 palabras sobre Le Chiffre y Adam Towers, una historia que me encantó pero fue tan breve que me dejó llena de dudas, llena de ganas de saber que sucedió. No puedo vivir así, así que le pedí permiso de expandir su historia, y así lo hice. Con creces. Convertí sus 3000 palabras en casi 10 000. Así que… bueno. No es una traducción, pero hay partes traducidas directamente de su fic, con su permiso, claro.

Revisen su trabajo, es maravilloso. En el futuro quiero traducir mi fanfic favorito en la vida, que es de su autoría. Denle amor, ella se lo merece.

El fic original está aquí.: http://archiveofourown.org/works/10884513/chapters/24186798

No olviden regalarme un Like en facebook si disfrutan mi trabajo, o comprarme una tacita de cafe si quieren ayudarme a empezar a vivir de la escritura.

Adam era un omega feliz. No tenía Alfa, no tenía cachorros, tenía casi 30 años, una carrera respetable (o eso le gustaba pensar) como periodista, su propio departamento, dinero para gastar, un rostro bonito y una personalidad encantadora. Adam lo tenía todo.  Y lo sabía, justamente porque lo sabía dedicaba su vida a disfrutarlo.

No quería responsabilidades y no quería problemas. Tenía ambiciones y metas, en ninguna parte de su plan estaba casarse, mucho menos tener hijos. Tenía dos tipos de amigos, los que conocía de toda la vida y los que había hecho cuando se convirtió en adulto.

Los primeros nunca cambiaban y tenían la vida que él no quería. Iba a verlos cuándo quería algo de calma, cuándo quería estabilidad o cuándo un celo especialmente salvaje le recordaba su naturaleza y cuán conveniente sería tener un gran y fuerte Alfa cuidando de él. Mientras sus amigos iban por ahí con tres o cuatro cachorros alrededor, viviendo en casas aburridas en calles aburridas, Adam recuperaba la perspectiva.

Los segundos eran los que lo acompañaban en noches como esta. Habían pasado ya por tres bares antes de llegar a este. El ambiente era agradable igual que la música, los tragos no eran demasiado caros y había la suficiente exclusividad para sentirse celebridades por un rato. Entre el retumbar del bajo, los gritos para comunicarse y el constante flujo de alcohol Adam lo estaba pasando de maravilla. Se reía, coqueto, exponiendo su cuello desnudo, sin marcar, con orgullo. Dejando en la mesa vaso tras vaso  de licor y pavoneándose como el ejemplar que sabía que era.

Para Jean la vida no era muy diferente. Había nacido en un pueblo pobre al sur de Francia y se había cambiado el apellido en cuanto tuvo oportunidad, alejándose de la sombra de su padre adicto y su madre desinteresada tanto como pudo. Una educación formal, un linaje extraordinario, ser un Alfa de pura sangre, nada de eso tenía valor alguno para Jean que había tenido una niñez tan miserable. Quería formar una familia, tener niños que criar como nunca lo criaron a él.

Pero tampoco tenía prisa en llegar a ese día. Había pasado toda su juventud  usando su mente excepcional para construir, de forma casi siempre ilegal, la fortuna que ahora podía gastar como le viniera en gana. Por ejemplo en negocios sólidos y legítimos como el que ahora se encontraba.

No solía ir al club de noche, no era especialmente aficionado al mismo ruido y caos por el que la gente prácticamente le arrojaba dinero cada noche, pero había tenido un día especialmente ocupado y no había tenido más remedio. Ahora trataba de revisar los libros, llenar órdenes de pedido para proveedores, firmar cheques para su personal y hacer declaraciones de impuestos en medio de la incesante música y los gritos de emoción de la gente que llenaba el local. Menos mal que era una persona brillante, o aquello representaría un reto.

Al final de la noche estaba cansado y malhumorado, su guardaespaldas Basil iría por el auto y podría irse dormir. Tenía lugares en dónde estar, dinero que ganar. O en eso pensaba hasta que lo vio.

La pista de baile era una bacanal de gente moviéndose a un ritmo salvaje que tenía poco que ver con la verdadera habilidad y más con la pasión o la decadencia. Las luces llenaban el ambiente con una sensación que a Jean le recordaba más al color rojo que a los extraños tonos de azul que transformaban los cuerpos en seres purpúreos y sobrenaturales.

Pero en medio de todo eso había una criatura preciosa, una que gustaba tanto de él como el mismo, pues cuándo sus ojos, dos hermosas orbes azules como el mar, se fijaron en los suyos no pudieron desviar la mirada. O así fue hasta que Adam pensó que hacerlo sería la mejor forma de empezar la cacería, ya había encontrado su Alfa por hoy.

No le importaba mucho que ya estaba bailando con alguien más, alguien mucho más aburrido comparado al alto e imponente Alfa que cruzaba la pista con determinación. Parecía un hombre severo, con ese traje negro perfectamente cortado y el pelo castaño rojizo peinado impecablemente. Adivinada además un cuerpo firme, ancho de hombros. Adam se atrevería a apostar que debajo de toda esa ropa había vello corporal, mucho si tenía suerte.

 Tal vez eran sus angulosas facciones o tal vez el ojo nublado lo que lo hacía tan amenazante, pero Adam también veía pasión ahí, y más importante aún veía deseo. Y con eso era suficiente para darse a entender.

Jean se tomó un momento para limpiar una gota de sangre de su ojo antes de comenzar a moverse, lo que menos quería era lucir aún más aterrador cuándo trataba de conocer a alguien. El muchacho era precioso, con piel pálida y suave, rizos castaños hasta los hombros y esa forma de vestir. Había muy poco que imaginar debajo de aquellos ajustados pantalones de cuero.  La camisa negra a medio abotonar era refinada y  elegante, buen gusto. Mientras más se acercaba, además, notó su aroma.

Con razón era tan hermoso. Debió saber que era un omega en el segundo en que sus ojos se cruzaron.  Bailaba con alguien más, bueno si a ese extraño ritual de frotar sus cuerpos al ritmo de la música podía considerársele baile. Algo en su interior se encendió como una hoguera, una necesidad imperiosa de pelear y reclamar.

—Buenas noches.

—Hey.

—Tu vaso está un poco vacío. —Dijo señalando cortésmente, Adam ensanchó su sonrisa y dejó de bailar. — ¿Me permites?

—Por favor

—Oye, viejo, yo lo vi primero…—Dijo el chico detrás de Adam, tomándole del brazo cuándo este comenzó a caminar hacia la barra. Fue suficiente una mirada para hacerlo retroceder.

—Por aquí. —Adam se despidió con una sonrisa deshonesta y lo siguió a la barra. — ¿Qué estás bebiendo?

—Hace horas que deje de preguntármelo. —Adam miró dentro de su vaso, no estaba lo bastante ebrio como para meterse en líos, pero estaba un poco confundido. —Tomaré otro de estos.

—Yo estoy bien. —Le dijo Jean al hombre de la barra que asintió, casi corriendo para atender a su jefe. — Soy Jean Le Chiffre.

—¿En serio? Wow, me han dado nombres falsos antes pero este se lleva un premio. —Bromeó el Omega, dejando salir una risa tonta, tal vez este no era el tipo de hombre que creía. De igual forma se sentó en uno de los bancos altos de la barra, pero el alfa se quedó de pie, cerca, de forma predatoria.

—No es mi nombre de nacimiento, pero es mi nombre legal.

—Temo preguntar, así que no lo haré. Soy Adam.  Adam Towers.

—Europeo.

—Sólo tanto como tú. —Jean sonrió. — Me gusta tu traje.

—Me gustan tus pantalones.

—Me veo mucho mejor sin ellos…—Añadió rápidamente, Jean ensanchó su sonrisa pero no se movió. Adam le dio un trago al vaso que finalmente estaba frente a él y soltó un suave jadeo ante lo refrescado que se sentía. Jean irradiaba mucho calor, no podía dejar de mirarlo, era como un sol. Y mierda si olía estupendamente, nadie olía de ese modo, Adam lo sabía ahora, nadie olería nunca tan bien como este Alfa Europeo con un nombre falso.

— ¿Es bueno?

— ¿Quieres probar?

—No bebo en el trabajo.

— ¿Eres policía? Porque juro que soy mayor de edad. —Dijo alzando los brazos. Le Chiffre sonrió de nuevo.

—Este es mi bar. —Adam alzó una ceja, impresionado.

—Es de mis favoritos. Hay otras formas para probar además de beber. —Aseguró, dándole otro trago a su bebida y luego aferrándose al cuello de Jean para unir sus labios en un beso. Al principio era sólo un juego, una forma coqueta de dejarlo probar el licor de sus propios labios, pero luego se convirtió en algo más. La forma en que su lengua se adentraba en la ajena, más aún la forma controlada y sin embargo ardiente en que Jean le respondía, presionándole contra la barra, robándole el aliento,  sus manos en sus caderas y las de Adam aferradas al cabello de su nuca.

Separarse fue casi doloroso. Adam sentía unas ganas casi salvajes de hacer el amor ahora. Menos mal, pensó, que faltaban 3 días para su celo o esto sería muy peligroso. Podía sentir el aliento caliente de Jean que acariciaba sus propios labios entre abiertos.

No estuvieron separados mucho tiempo, los besos continuaron subiendo peligrosamente de temperatura, desaparecieron de la pista apenas el tiempo suficiente para que Adam los guiara al baño en la parte trasera, Jean parecía incómodo con eso.

—Esto no…

—Oh vamos, es uno de los baños más limpios que he visto en la vida. —Dijo Adam sin dejar de besar su cuello y frotarse contra su cuerpo, enloquecido por el aroma y la sensación de la lubricación que salía de su cuerpo y escurría por sus piernas, produciendo un aroma que tenía al Alfa duro contra los pantalones que el omega trataba de abrir.

—Vivo muy cerca de aquí.

—No puedo esperar tanto por ti, Alfa…

—Intenta. —Insistió, separándose suavemente y apreciando el puchero que deformó ese hermoso rostro, el rostro de alguien ardiendo por él.

—Bien…

Fueron 10 minutos muy poco agradables para Basil, quién trataba de hacer su trabajo y conducir fingiendo que no escuchaba los suaves gemidos que venían de la parte trasera del auto, o los suspiros de placer de la voz que reconocía perfectamente como su jefe entre mezclados con besos húmedos y el inconfundible sonido de la tela al rasgarse.

Adam nunca supo cómo llegaron tan rápido del ascensor a la cama, pero estuvo muy consciente del esfuerzo que fue quitarse la ropa sin hacerla trizas, más de lo que ya estaba, y tratar de no babear mientras miraba con la boca vierta el cuerpo atractivo que efectivamente se escondía bajo la ropa. No se había equivocado con el vello rubio que bajaba por su pecho y su vientre, un sendero provocativo que siguió a besos hasta un miembro bastante bonito. Grande, húmedo y terriblemente incitante. Pero ninguno de los dos quería pasar más tiempo en juego previo de los minutos que Adam le dedicó mientras largos dedos le abrían suavemente, provocando sonidos terriblemente lúdicos con la humedad que comenzaba a mojas las sabanas.

—Por favor… Alfa. — Eso era espera suficiente, necesitaba sentirlo dentro tanto como Jean necesitaba penetrarlo, su miembro enrojecido e impaciente palpitado contra su entrada mientras Adam se presentaba, sobre sus rodillas como a los Alfa les encanta. Sintió la cabeza forzar suavemente y saboreó su longitud hasta que escuchó un gemido roncó que indicaba que Jean había entrado hasta el fondo.

 Fue una mutua sensación de voluptuosidad que una vez superada se transformó rápidamente en un golpeteo salvaje que lo obligo a recargar el rostro contra la cama, gritando de placer mientras sus dedos se aferraban con tal fuerza a las almohadas que sus nudillos se pusieron blancos.

Jean no se detuvo, mantuvo un ritmo constante y enloquecido, inclinándose suavemente para cambiar el ángulo y Adam dejó escapar un grito ante el certero asalto que comenzó contra su próstata. Aquello era increíble.  Adam había tenido mucho sexo, con muchas personas, pero nunca se había sentido tan perdido, tan maravillado, como si todo su cuerpo se abriera como un fruto maduro sólo para el deleite de alguien más y eso de alguna forma se convertía en el suyo.

—Jean…Jean… Por favor. Por favor, anúdame. —Susurró entre ronroneos involuntarios, ojos húmedos de placer que volvieron a cerrarse ante la siguiente estocada. Jamás le había permitido a un Alfa anudarlo, nunca. Pero ahora lo deseaba con locura, si tenía que probarlo en algún momento ¿por qué no ahora?

— ¿Estás... ¡mierda! ¿Estás seguro?

—Sí, por dios, lo necesito… —Gimió, un ruego que le dio al Alfa en el lugar correcto, presionando un par de veces más y mordiendo suavemente el hombro del tembloroso omega debajo, lo sufrientemente cerca de la glándula de olor para hacerle venirse, su interior presionándolo de forma tan deliciosa que echó atrás la cabeza, completamente perdido, mientras una lágrima de sangre bajaba de su ojo y por su mejilla.

Adam atrapó esa gota su la lengua, volteando a mirarle entre las olas de su propio orgasmo y bebiéndola con devoción. La acción mando al Alfa del otro lado en segundos, presionando su cintura con fuerza mientras forzaba su nudo una última vez, sellándolos juntos y manteniendo dentro de ese cuerpo caliente y perfecto cada chorro de semen que dejó salir hasta caer saciado sobre el moreno.

Rodaron suavemente para quedar recostados uno junto al otro. Adam aun ronroneando como un colegial mientras Jean jadeaba sobre su hombro, llenando su cuello de besos de forma distraída. El nudo no bajaría en un rato pero ninguno de los dos parecía tener ganas de hablar. Aquello era muy intenso para arruinarlo con palabras. 

Notas finales:

Este fic ya está terminado. Fue muy fácil porque ya sabía que iba a pasar. Con mis otros fic me toma tiempo pues tengo sólo la idea y debo encontrr como unirla. Aquí, sólo debía dejarme ir.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).