Lluvia, es lo único que se podía ver por la ventana del estudio de Ignacio, estudio bastante pequeño, muy íntimo, con apenas espacio para la cama, la mesa y un par de sillas, pero él lo tenía ocupado con sus instrumentos, le gusaba la música, era su pasión, soñaba con llevar su música al mundo, pero era un sueño frustrado. Esa mañana estaba tranquilamente tomando su café en la pequeña mesa mirándo con entusiasmo sus partituras, otra nueva obra estaba naciendo de sus ideas, y la lluvia le ayudaba a salir. Digamos que Ignacio es una persona que expresa mediante sus intrumentos su ánimo, ahora trabaja en una balada triste para refeljar la frustración de que sus compañeros no le dejaran vivir su sueño de ser artista, por ello la lluvia le daba alas a su imaginación. Pensando en nuevas formas de darle forma a su nueva composición, perdio la noción del tiempo, llegaba tarde a su clase, así que dejo el café a medio terminar y corrió a su clase lo más rápido que podía.
Apenas pudiendo respirar, se sento en una de las mesas del fondo del aula, intentanro recobrar el aliento, entonces uno de sus compañeros de acercó a él de forma alegre y mirando su mçovil, ya que nunca podía vivir sin mirarlo, era David, un jovén algo inocente y de carácter infantil, a parte de tener un pésimo gusto para la ropa.
-Ignacio, no debería correr si no puedes, mira como estás- le dijo con un tono de madurez falsa.
-Lo sé, pero odio llegar tarde no como otros- replicó Ignacio con tono guasón. Por cierto, vaya camiseta más gay que me llevas hoy -Río con carcajadas suaves antes de ser interrumpido por una voz femenina.
-¿Qué pasa Ignacio? ¿Qué ser gay es malo? -Dijo esa voz femenina con bastante borderío, se trataba de Yena, otra compañera de Ignacio, y amiga de David. Esta chica era peculiar, era basante extremista y le gustaba dar lecciones de moralidad a todo el mundo, aunque no tuvieran sentido alguno.
-No, no, no quería decir eso, de verdad- Se disculpo Ignacio queriendo agravar la situación.
-Pues debería dejar de hacer esos comentarios, me ofenden- Replicó Yena con un tono de castigo. ¿A qué si David? ¿A qué ofenden?
-Sí, Ignacio, deberías cambiar y no hacer esos comentarios- Continuo David aunque sin idea de lo que decía, porque se dejaba llevar por las ideas de Yena sin tenerlas claras.
-¿Qué os pasa con Ninfa? Es su humor y si sois sus amigos deberías conocerlo ya -Grito Sey, una amiga de Ignacio, al cual le llamaba Ninfa, desde el fondo de la clase, sentándose a su lado.
Tras sus palabras Yena y David se sentaron delante sin decir nada cortados por la frase Sey.
-Tranquilo, no les hagas caso- Dijo Sey mientras sacaba los libros de la mochila, para colocarlos sobre la mesa antes de ser interrumpida por una mochila que caía desde lo lejos sobre la mesa en la que ambos estaban, haciendo que se sobresaltaran del susto.
-¡PUTOS!- Gritaba otro de sus amigos corriendo hacia la mesa. -Ninfa, fuera, al lado de Sey voy yo- Decía con un tono burlón el propietario de la mochila, que se trataba de Tae el mejor amigo de Ignacio, que no iba sólo, iba acompañado de Sarah, otra de las amigas de Ignacio.
-No le hagas caso, nos sentamos detrás, vamos Tae- Decía Sarah cogiéndole de la oreja a Tae para llevarlo a la mesa.
-¡No quiero! ¡Yo quiero estar con Sey! -Replicaba Tae como si fuera un bebé caprichoso.
-Si te vienes, te enseño fotos de Hongki- Trato de convencerle Sarah pero cuando se quiso dar cuenta Tae ya estaba sentado en la mesa esperando a ver las fotos de Hongki.
Toda la clase se podía resumir en cuchicheos por parte de David y Yena, y risitas por la parte de Sarah y Tae. Al finalizar fueron todos querían ir a tomar algo pero Davod agarró del brazo a Ignacio y lo alejó del grupo para hablar con él, junto a Yena. Mientras todos estaban en el bar de la universidad tomando algo, Ignacio estaba siendo juzgado malamente por ellos dos, haciéndole sentir algo mal por algo que parecía totalmente inocente, esto hizo que Ignacio faltara a las clases siguientes, marchándose a casa preocupado por si había ofendido a sus amigos por su comentario sobre la camisa de David.
Todas las clases, Sarah, Sey y Tae se preguntaban por donde andaría Ignacio, ya que no era normal que faltara en mitad de la jornada académica, aunque la mañana transcurría con calma Sey se enteró en uno de los cambios de que David y Yena habñian aprovechado antes para echárle la bronca a Ignacio, fue en ese momento en el que Sey les dijo a ambos que no eran nadie para decirle a Ninfa lo que puede y no puede decir y si no saben aceptar una broma que no se pongas así y que lleva conociendo a Ninfa tantos años que sabe de sobra que esos comentarios son de broma. Algo bien dicho pero que hacía quedar a Sey como la mala, porque Tae y Sarah no tenían mucha relación con el resto del grupo, así que no solían inmiscuirse en sus asuntos. Entonces los tres decidiron ir al estudio de Ignacio y saltarse las clases del resto de la mañana.
-¡NINFA NO SEAS TONTO!- Gritó Sey entrando bruscamente en el estudio, donde se encontraba Ignacio componiendo una melodio con su bajo.
-Hola, Ninfa, ¿Qué tal estás? ¿Podemos entrar?, no sé podíais empezar así- Dijo Ignacio con tono burlón intentando parecer no estar mal
-¡Qué te calles y nos escuches! ¡No te dejes hacer sentir mal por culpa de ellos! No has hecho nada, son unos dramas -Continuo Tae acercándose a él, para poder ojear la partitutra que estaba compiniendo. -Oh, es buena, es algo bueno, ¿por qué no te centras en esto?
-Es mejor que me centre en la carrera, la música es sólo un pasatiempo.
-Mentira, pasas más tiempo al bajo que con los apuntes- Continuó Sarah
-Que no, que tengo que acabar la carrera, la biotecnología es mi futuro, además es cierto que pasó mucho tiempo con esto- Dijo dejando el bajo sobre la cama -Debería centrarme en los estudios, como me han dicho-
-¿Dicho quien? ¿David y Yena? ¿Los que van a clase una ves al lustro?- Preguntó de forma irónica y burlona Tae
-Venga Ninfa, tiene razón Tae, déja de pteocuparte por sus dramas y si te apasiona la música hazlo, además cerca de nuestro piso hay una agencia que esta haciendo audiciones, pásate- Dijo Sey pasando la mano por el hombro de Ignacio para calmarlo un poco.
-Es verdad, las audiones eran la semana que viene, venga Ninfa, ánimo tu puedes- Asintió Sarah con una sonrisa mientras jugaba con los subrayadores de Ignacio.