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Sólo una vez más por Mazeni

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Notas del fanfic:

Advertencia: Este contenido es chicoxchico, si no te gusta te invito a que no lo leas.
Tiene mucho victuuri y también un poco de yuuyu.
Se mezclaran tres historias en una sola, en las que una de ellas contendra Omegaverse.

 

Aclaración: Esta historia actualmente también se está actualizando en Wattpad, por si alguién la llega a encontrar no piense que es plagio o algo por el estilo, yo soy la autora del fanfic, pero los personajes no me corresponden. 

Desde tiempos inmemorables han existido seres que son los responsables de controlar el equilibrio de la vida, y el equilibrio espiritual, muchos de ellos son llamados dioses, cada uno fue creado con un propósito en especial en la vida, estos seres fueron creados por sus más grandes deidades, y aunque muy pocos de los actuales dioses los conocen no son capaces de revelarse o a ir en contra de sus obligaciones.

Los más grandes deidades son dos, llamados An y Ki, An es soberano del cielo, y Ki es soberano sobre la tierra, hace miles de años estos dioses eran dos almas unidas en la nada, ni siquiera se consideraban a ellos mismos dioses, antes de los planetas y antes de la vida solo eran ellos dos amándose en la eternidad, solo existían las estrellas y existían solo por capricho de los dos, si aquellas estrellas hablaran contarían cuanto se amaban uno al otro, pero a pesar de que se tenían a los dos estar en la nada los hacía sentir muy solos por eso crearon los planetas, cada uno con una característica especial. 

An amaba demasiado a Ki y él hacía todo lo que él anhelaba, por esta razón como regalo An hizo un planeta especial para Ki con vida natural en ella, llamada Tierra.

-Ki, quiero que tengas este planeta como regalo, quiero que tu corazón siempre esté lleno de vida como lo está este planeta, lo he creado con vida, todo lo azul que ves es agua, y lo demás es tierra, en algunos años habrá vida vegetal que crecerá como el amor que te tengo. – el dios no pudo responder a lo que su amado estaba diciendo ya que a lo lejos observaba el planeta con amor.

-El agua es como tú, y la tierra es como yo. – Al comprender lo que le estaba diciendo su amado An, es lo que pudo decir – la tierra sin el agua no puede estar hidratada y si es verdad que en algunos años ese planeta crecerá con vegetación entonces representará el amor que te tengo.

-Eres tan tonto – An tomó a su amado y lo acercó a su cuerpo tomando un dulce beso que era en ellos especial.

A pesar de que Ki era un ser bondadoso, An era un poco más reservado y más estricto, pero eso no quitaba que cada uno amaba al otro a su manera.

De todos los planetas que habían creado, para Ki, la Tierra era su favorito, y en cada oportunidad que tenían iban a la Tierra solo a amarse el uno al otro,  algunos pensaran que amar a una persona es acostarse con ella, ellos no lo hacían, se amaban de una manera más pura, pues con solo tomarse de las manos y decirse lo mucho que se querían era como hacer el amor.

Para ellos la palabra amarse era cada día conocer más del otro, pues aunque llevaban miles de años amándose cada día había algo nuevo por descubrir acerca del otro.

Una noche estando en la Tierra An le preguntó a Ki algo que lo tenía inquieto.

-Ki, ¿Alguna vez has pensado crear a seres parecidos a nosotros? – An preguntó con curiosidad mirando a la persona que tenía a su lado, mirando esos ojos que embriagaban su alma.

¿A qué te refieres con seres parecido a nosotros?

Al ver a Ki que se levantaba An hizo lo mismo

-Cariño, me refiero a seres más pequeños, como nosotros, ya sabes, la Tierra es preciosa ya que con cada beso que te doy nace una nueva vida vegetal. –  y aunque eso no era mentira le preocupaba ya que la Tierra estaba mucho mejor habitada desde el día que se la regalo a su amado

- ¿No te gusta lo que nace de nuestro amor? – An, al ver que su amado Ki ponía esos ojos tristes que tanto quería lo tomó de la cintura y le dio un tierno beso en la mejilla, lo que provoco que otro tipo de planta creciera

-¿Lo ves?, es lo que provocas – a pesar de que sonaba como una acusación su tono de risa le quitaba todo lo serio. – Con seres vivos te refieres algo así como a unos hijos

Ki miró a An de una forma traviesa y enredo sus brazos en su cuello.

¿HIJOS? – Esa proposición tomo desprevenido a An que casi cae al suelo de la impresión – cariño, yo no hablaba exactamente a…

-Pensándolo bien, no sería mala idea, ya que como van a ser seres parecidos a nosotros serán como nuestros hijos, además en este planeta ya hay animales y he visto como tienen a sus hijos. – La inocencia de Ki era más de lo que An podía soportar, no podía negarle nada pero que Ki considerara esa idea había sido su culpa

-¿Quieres que tengamos hijos como lo hacen esos animales? – temeroso por lo que estaba pensando An se atrevió a preguntar

-No seas tonto, lo tenemos prohibido, pero me parece bien que haya personas parecidas en este planeta, sería interesante.

-¿Estás seguro de lo que estás diciendo?

-Estoy completamente seguro, además tú lo propusiste. – An no pudo negar que fue su idea, pero nunca pensó que Ki la tomaría tan en serio

-De acuerdo, será lo que tú digas – An miró a Ki y solo pudo ver su sonrisa para que todas sus dudas se fueran – aunque hare a muchas personas parecidas a ti, tiernas y dulces.

-Pero no puedes enamorarte de ninguno, tú eres mío An

-Y tú eres mío Ki

De ese modo An y Ki crearon a los seres humanos, seres que se parecían no físicamente a ellos, ya que si lo hacían así muchos se confundirían. Pero si tenían los mismos sentimientos que cada uno de ellos, algunos tenían el carácter de Ki y otros el carácter de An, los dotaron con capacidad de depender de ellos mismos y de su propia capacidad, también los crearon con habilidades propias, por cada alma que creaban la separaban en dos partes, y de cada una salía un ser, de esa manera decidieron que los seres también tenían derecho a tener una persona a la cual amar toda su vida como lo hacían An y Ki. 

Pero a medida que iban pasando los años las deidades se dieron cuenta que los seres que crearon necesitaban ayuda, más que ayuda alguien que los guiara, así que decidieron crear dioses para guiarlos por buen camino, los dos seres más importantes fueron la Vida y la Muerte pues no importaba cuantas veces ellos murieran por su alma dividida se volverían a encontrar en otra vida.

Otro dios importante que crearon fue el Amor, ya que ese dios ayudaría a las almas a aprender el verdadero significado que tenía, y a medida que lo iban necesitando An y Ki crearon a más y más dioses, cada uno con una característica especial.

Con tanto trabajo sobre los seres humanos y creando dioses para guiarlos An y Ki habían olvidado amarse, tenían mucha responsabilidad de cuidar a cada uno, por eso no podían seguir amándose como antes, eso a An lo molestaba bastante y a Ki lo ponía muy triste.

An y Ki se reunían muy pocas veces y en esas veces hablaban de los seres humanos, ya no tanto de ellos.

-Ki, cariño, tenemos que hablar – tomando la mano de Ki, An hablo en la forma más dulce que pudo – sé que para ti los humanos son importante, también lo es para mí, pero tú lo eres más.

-Lo sé, pero no podemos dejarles solos, tenemos que cuidar de ellos, sé que estoy siendo egoísta, pero con cada creación que hacemos es importante para mí, además son tan indefensos.

-Sé que lo son, pero… - An no pudo seguir con la frase ya que Ki miraba al cielo y en sus ojos se reflejaban las estrellas. – De acuerdo, tengo una idea, pero será un poco doloroso para los dos, quieres cuidar a estos seres y yo estoy de acuerdo, viviré en el cielo.

-¿Qué? – Sin entender bien lo que acababa de decir su amado, lo miro a los ojos – An, ¿de qué estás hablando?

-Tú los cuidaras en la Tierra y yo los cuidare desde el cielo, así cada vez que mires el cielo me recordaras – a pesar de que eso no lo gustaba nada a An, era lo mejor que podía hacer para mantener el equilibrio tanto de los dioses como de los humanos.

-Pero nunca más te veré An – su voz se escuchó como un susurro, así que para aparentar las lágrimas que caían de Ki abrazó a su amado An – no quiero eso.

-Amor mío, no me iré para siempre, nos podemos ver las veces que quieras, pero tenemos que mantener el equilibrio de la vida, sabes que lo que comenzó como un capricho termino como una gran responsabilidad, por eso tú serás el que gobierne la Tierra y yo el que gobierne el cielo.

-Pero estarás solo – Ki no pudo imaginarse a An en un mundo solo, nunca estaban solos ya que se tenían el uno al otro – yo tendré a los dioses pero ¿y tú?

-Tendré a los ángeles – mirando con decisión a Ki nuevamente hablo – y ellos serán los guardianes de cada ser, serán los seres más puros, ellos mantendrán conmigo el equilibrio, ellos serán los que me ayuden a cuidar a los seres humanos, serán los únicos que no tendrán derecho a cometer alguna acción impropia, si lo hacen serán desterrados.

-¿Desterrados? – Ki no entendía de lo que estaba hablando, pero tampoco le llevaría la contraria.

-Significa que no tendrán permiso para entrar en el paraíso, por eso quiero que me apoyes con esta idea.

-Haré lo que tú me pidas – esta vez Ki fue el que tomo la mano de su amado.

Desde entonces las deidades fueron los más grandes seres que gobiernan el universo y gracias a ellos se mantiene el equilibrio en la tierra como en el cielo. 

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¿Qué haces pequeño sin alas?

El sin alas era el nombre que habían puesto los demás ángeles al pequeño ángel solitario.

-Solo estoy viendo a los humanos – contesto sin importancia y sin ganas al que estaba preguntando.

-Ya sé que deseas ver a los humanos, solo que no entiendo porque eres tan tonto para verlos.

-Bueno, es mi deber, ya que soy un ángel custodio.

-Si, y de los más tontos.

Sin prestarle atención se giró para volver a ver a los humanos, tenía tanta envidia de ellos, ya que a pesar de ser seres mortales tenían el derecho de amar a quien sea, más en cambio él a pesar de amar a alguien ese era su único pecado que había cometido, por eso sus alas rotas.

“Si tan solo me hubieran dado el mismo castigo que a ti, estaría bien incluso si es en el infierno”

Aunque el pequeño ángel pensara eso, sabía que era imposible, ya que su persona amada se había sacrificado por él.

-Mi amado Viktor – dijo el ángel en un susurro, tratando de que sus palabras fueran escuchado por esa persona anhelada. 

Notas finales:

¡Hola! Sé que este capitulo no tiene nada relacionado a la pareja principal, pero aunque no lo crean (o tal vez si) esta pareja va a ser muy importante, va a ser la clave principal para el desarrollo de este fanfic. 

Por adelantado muchas gracias por leer. 

Acepto cualquier tipo de comentario y tambien observaciones, ya que apenas estoy comenzando en este marailloso mundo de Yuri on Ice! 

 


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