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Bezo por Pandora09

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Notas del fanfic:

Dedicado a la Licenciada Agatha.

- La muchacha de diecinueve años estaba a punto de entrar a la universidad a cursar la carrera de Artes escénicas. La policía…

Xiumin apagó la radio y fijó la mirada en la calle frente a él. Eran apenas las once de la noche y las calles ya estaban vacías, a pesar de ser día viernes. El terror podía olerse en el aire, aunque había ciertos ingenuos temerarios que se paseaban sin miedo alguno por la urbe.

Soltó el humo que contenía en la boca y una sonrisa se dibujó con sus labios. Apresurado, como cada noche, un muchacho atravesaba la calle desierta y oscura.

El bar estaría casi desierto por unos veinte minutos más, pero a él no le importaba esperar un poco más, su vida interminable le había enseñado que todo tiene su tiempo, por lo que la paciencia era una de sus más destacables cualidades.

Esperó quince minutos en silencio, mientras el cigarro acababa de consumirse y el hambre hacía rugir su estómago y casi podía saborear su cena, pero era masoquista y solo disfrutaba viéndolo día por medio, cuando cantaba en ese bar.

La gente comenzó a llegar en grupos pequeños de adolescentes, en su mayoría. Algunos animados por los tragos que consumieron antes; otros, silenciosos buscando la tranquilidad de una cerveza rodeados de amigos. Era un bar pequeño cercano a un barrio universitario, repleto de estudiantes agotados y enfadados, todos buscando consuelos momentáneos en vasos de licor.

Dejó el auto en la parte más lejana y oscura, alejado de los ruidosos universitarios que alardeaban de sus motores. La noche estaba fría, como de costumbre en esa época del año, y el frío lo hacía sentir más cómodo, más él mismo. Sus manos no se sacudían ni se escandalizaban por el roce gélido del aire, pero de todas formas las cubría con guantes de lana, no podía dejar tales detalles a la vista cuando pasar desapercibido era lo que quería.

Al interior del bar, las voces eran demasiado altas y ruidosas, todos peleaban por hacerse escuchar por sobre la música electrónica y las demás conversaciones. Olía a alcohol y sudor mezclado con perfumes baratos y frituras, típico de estudiantes universitarios en la actualidad. Xiumin se preguntaba cómo lo hacía la raza humana para sobrevivir al mundo si poco a poco los humanos se mataban a sí mismos.

Le guiñó un ojo y sonrió a una chica que lo miraba desde un rincón, era la primera vez que la veía ahí y, al parecer, estaba sola. Leía un libro y sostenía una lata de cerveza, de vez en cuando, lanzaba miradas avergonzadas a su alrededor. Durante varios minutos, Xiumin la observó desde la distancia, asegurándose de que nadie se acercaba a ella o la buscaba. Sus facciones suaves y delicadas le recordaban a alguien y se deleitaba con las memorias, queriendo escuchar su voz bañarle los oídos.

Dio dos pasos en su dirección con la intención de hacerle compañía, pero una melodía comenzó a sonar y todos sus impulsos se rindieron al sonido de aquella voz. Sí, esa era la razón de ir a aquel lugar, esa figura pálida y armoniosa. Sus ojos eran como dos pequeñas gemas brillando en la oscuridad.

Xiumin podría haber jurado que esa persona existía solo para deslumbrar a los de su especie. Era la forma en que los Dioses, el destino y todas las fuerzas divinas se burlaban de los malditos como él, era un pequeño Sol que ningún vampiro podría nunca poseer.

La voz del humano cubrió la noche y alimentó su corazón marchito, convenciéndolo de que mañana le hablaría. Mañana, siempre mañana.

Cuando los cócteles se acabaron y las mesas se vaciaron, Xiumin le lanzó una mirada de despedida a LuHan, que lo ignoraba completamente mientras reía con sus amigos, y salió con la chica que lo estuvo mirando toda la noche.


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