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Amor Inmortal por LevitaHatake

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Notas del fanfic:

Hola, de nuevo aquí tratando de darle un fanfic más a este fandom y a mi OTP.
 Ahora gracias a que me entro un “hype” por Berserk (lo recomiendo bastante, tanto manga como si viejo anime, el actual es una blasfemia), a que se acerca la nueva temporada de Game of Thrones y que escuche mucho canciones de Saint Seiya, tienen a su disposición una nueva historia con temática fantasiosa-medieval, que tal vez no sea de lo más novedoso, pero tenía que sacarlo de mi sistema y como siempre, con todo lo que se trata de mi ship favorita (Corazon x Law), lo tengo que compartir para que más gente lo conozca y este fandom tan pequeño comparado con otros, tenga más material.

El título de este fanfic (y prácticamente su trama base) lo saque gracias al opening de la saga de Hades de Saint Seiya. Iba escuchando la canción en el autobús y ¡pum! Se me ocurrieron varias escenas y planee el fanfic.

En fin, espero que les guste la premisa, nunca antes había escrito con este ambiente, y la idea falta de establecerse bien, pero bueno, siento que haré algo más o menos interesante, sino, al menos tendrá buenas escenas de vez en cuando.

Cualquier duda, no duden en preguntarme, con toda confianza.

-Doffy, creo que escuche algo por aquella dirección…-dijo un joven de espeso cabello rubio y de tez pálida mientras detenía el caballo blanco en el que montaba. Le había hablado a su hermano mayor con una expresión de preocupación-¿podrán estar emboscándonos?

-Vaya que estás atento hoy, realmente no alcanzo a percibir nada-contesto el hermano mayor que al igual que su hermano tenía el cabello rubio.

-Si quieres iré a revisar…

-Espera, no seas imprudente, no vayas solo. Vergo, Diamante, vigilen el perímetro, mi hermano y yo iremos a examinar esa zona-ordeno a sus subordinados.

-Entendido, Doffy.

-Vamos, Corazon…-y el hermano mayor avanzo primero hacia aquel lugar en donde su hermano le había indicado; este joven iba sobre un caballo color negro que avanzaba con cuidado gracias al control que le proporcionaba el joven.

Doffy, el hermano mayor cuyo hombre real era Doflamingo, era un joven de tez bronceada, con el cabello rubio muy recortado, de cuerpo atlético (era algo grande a comparación de los hombres promedio de la época) que cubría con una vestimenta muy extravagante y distintiva; en primer detalle, sus ojos estaban cubiertos por una especie de cristales de color rubí que habían sido forjados con alineación de metal para sujetarlos fuertemente a su rostro. Sobre sus hombros descansaba un abrigo de abundantes plumas rosadas y sobre su torso una ligera armadura de metal que protegía su corazón y entrañas; esta extraña coraza había sido decorada con distintos tipos de joyas y había sido pintada con una extraña mezcla de tonos rojizos que hacían relucir su armadura cada vez que hacía un movimiento o se exponía a la luz.  
Corazon, el hermano menor, estaba ataviado de una armadura ligera de color marfil en cuyo pecho estaba dibujado un estandarte de corazón con pequeños rubíes, sobre su fuerte cuello tenía una especie de bufanda color negro que parecía dar origen a la capa del mismo color que yacía a su espalda. 

El par de hermanos avanzaron poco a poco a través de árboles y espesos arbustos.
Cada vez se acercaban más hacia el epicentro de los sonidos.
Al estar a unos cuantos metros notaron que todo el grupo de sonidos provenían de un claro del bosque. Una mezcla de gritos, jadeos, risas e inconfundibles ruidos de golpes llegaba a sus oídos con más claridad.

-Vamos…-le indico Doflamingo mientras bajaba de su caballo y sacaba una pesada espada de una funda que tenía a su costado-. Iré a verificar cuantos tipos son…

-Sí…

Y después de unos segundos el hermano mayor regreso con un semblante serio y subió a su caballo rápidamente.

 

-¿Qué paso? ¿Qué clase de sujetos eran?-cuestiono Corazon.

-Son cinco tipos… Nos encargaremos de ellos.

-¿Por qué? ¿De qué se trata?

-Ya lo verás…

 

Y un grito desgarrador inundo los alrededores.

 

-Ese grito… Es de un niño… ¡Maldita sea!-y el hermano al que se le apodaba Corazon tomo su ballesta, la cargo rápidamente, puso en su hombro una porta flechas lleno y avanzó rápidamente hacia aquel lugar de dónde provino aquel perturbador grito.

-¡Espera, no te adelantes…!-exclamo el hermano mayor que hizo acelerar su caballo mientras blandía su espada.

 

Y Corazon irrumpió en ese claro donde un grupo de hombres había hecho una especie de campamento. Cuatro sujetos jóvenes, de muy mal aspecto sujetaban unas cuerdas que se encontraban atadas a los delgados brazos y piernas de un jovencito de cabello negro que gritaba y se retorcía para evitar que un desagradable hombre adulto se abalanzara sobre su cuerpo desnudo y repleto de heridas.
Los ojos de Corazon, que eran de un color ámbar, se quedaron sumamente abiertos al toparse con aquella impúdica escena.
Inmediatamente el joven de armadura color marfil apunto su arma y arrojo una flecha contra el pecho de aquel asqueroso hombre que pretendía asaltar el cuerpo de aquel niño.

-¡MALDITO…!-grito el rubio lleno de ira mientras recargaba una flecha y fulminaba los rostros impactados de aquellos sujetos cómplices. Sus ojos reflejaban todo el repudio hacia aquellos individuos.

 

Pronto su hermano mayor se le unió. Doflamingo cabalgo a toda marcha contra aquellos cómplices que soltaron las cuerdas para huir lo más rápido posible...
Finalmente la espada de Doflamingo hirió por la espalda y sus costados a dos individuos mientras que el otro par restante fueron atravesados por flechas del hermano menor.
Al instante de ver a todos aquellos sujetos sin señales de vida, Corazon bajo rápidamente de su caballo y se acercó a aquel niño que máximo tendría unos doce años.

 

-¡Corazon…! ¿¡Que rayos te pasa!?-y Doflamingo bajo también de su caballo-.Vámonos, ya hicimos lo que teníamos que hacer.

-Doffy, dame tu abrigo…

-Dios… No tienes remedio…-y el hermano mayor le cedió su pieza de ropa-¿Qué crees que harás?  

-Creo que la respuesta es obvia-respondió Corazon mientras cubría la desnudez de aquel muchachito-¿Puedes hablar? ¿Cómo te llamas?-pregunto al niño mientras se quitaba el guante de su mano derecha para posarla sobre la frente del afectado-. Al menos no parece que estés enfermo pero tienes muchas heridas…

-Ni siquiera quiere o puede contestar, además te está mirando como si te fuera a atacar, deja de perder tiempo, nuestro trabajo aquí termino-declaro el rubio de gafas de rubí mientras hacía un ademan con su mano derecha para señalar el cadáver de aquel abusador que ahora tenía una flecha atravesada-. Vámonos, no pretendo cargar con una boca más…

-Yo me haré cargo de él hasta que aprenda a defenderse-terció el rubio de cabello espeso que parecía cubrir ligeramente sus ojos-. Además, tú has hecho lo mismo ¿no es así?

-Sí, pero aquellos niños obviamente tenían potencial y habilidades cuando los encontré, no era el mismo caso. Este, por desgracia…

-No te molestara en lo absoluto, te lo prometo. Me encargaré de él… Por favor, Doffy.

 

Y Doflamingo miro con atención como su hermano menor seguía insistiendo con aquel niño sobre su nombre y procedencia. Observo como su hermano sacó un pañuelo y le limpiaba la cara a ese niño de cabello negro que seguía sin decir una palabra.

 

-Está bien, de acuerdo… Eres demasiado piadoso…-dijo Doflamingo con voz calmada.

-¿Quieres venir conmigo hasta que te sientas mejor?-decía Corazon con un tono amigable y alentador-. Habrá comida y un techo donde puedas dormir tranquilo… No volverás a toparte con un hombre como el que te ataco, te lo prometo.

 

El niño, cuyos ojos grises estaban fijados en el rostro del rubio que le alentaba a ir con él, tenía una seria expresión, el precavido impúber trataba de calcular y averiguar si valía la pena escuchar las palabras de aquel sujeto. En esos tiempos no era prudente confiar en alguien, muchas personas solo pretendían abusar y aprovecharse hasta donde pudieran y de todo lo que viviera.

 

-Si alguien vuelve a querer a hacerte daño de esa manera, lo matare sin dudarlo-declaro el rubio con un tono de voz que reflejaba su compromiso y sinceridad. Corazon tendió su mano derecha al niño.

 

El par de iris de color ámbar de Corazon no se movió ni un segundo del rostro de aquel niño ni por un instante, ni su mano vacilo ni por un momento.
Y la delgada, pequeña y lastimada mano de aquel muchachito se movió con lentitud hacia la fuerte y grande mano de Corazon para finalmente sujetarla con fuerza.
Una amplia y cálida sonrisa se dibujó en el pálido rostro de Corazon.

-Vamos…-y el rubio tomo con cuidado al niño entre sus brazos para subirlo a su caballo.

-Ja, no lo puedo creer, no pensé que fueses a tener un hijo a tan temprana edad-soltó Doflamingo con una risa suave mientras miraba con interés como su hermano menor aseguraba al jovencito al caballo y se encargaba de cubrirlo bien con su abrigo-. En la que te has metido… Corazon, tienes veinte años, no arruines tu vida con esto…

-No creo que este arruinando mi vida, hermano. Además, dudo mucho que fuese a engendrar un hijo algún día-opino Corazon mientras subía al caballo y revisaba los últimos detalles-, tengo pésima suerte con las damas…

-Eso no tiene nada que ver, ya te lo he dicho muchas veces-dijo Doflamingo mientras subía a su caballo-. Cuando el momento llegue, necesitaremos tener descendencia, no importa como…

-Oh Doffy, de nuevo con esas ideas…

 

 

Y echaron a andar de regreso al bosque.
Cuando se reunieron con su equipo todos miraron sorprendidos al pequeño que acompañaba a Corazon.

 

-¿Qué creen? Mi querido hermano acaba de convertirse en padre-anunció Doflamingo con sorna mientras seguía su marcha y sus subordinados le seguían.

-Ya basta Doffy…

-Vamos, Cora, no es para tanto...-y lanzo otra sutil risa-. Bueno, si ese niño se quedara con nosotros hasta que pueda defenderse por sí mismo, tal como dijiste, deberá entrenar bastante, no podemos perder tiempo…

-Por ahora dale unos días para recuperarse-dijo Corazon-. Está muy herido, es un milagro que siga consciente…

-De acuerdo, de acuerdo. Pero en cuanto se haya recuperado comenzara el entrenamiento.

 

 

Y después de una aproximadamente una hora y media llegaron a un gran campamento conformado por varias casas de campaña muy bien estructuras y grandes (que parecían lucir más como pequeños fuertes), tiendas de campaña más sencillas y pequeñas que eran usadas por subordinados de bajo rango, un par de carruajes, muchas carretillas, varias fogatas iluminaban el lugar y estaban rodeadas por grupos de soldados que calentaban su cena en el fuego. El detalle quizá más importante del lugar eran las muchas banderas cuyo estandarte exponía un par de aves en color rosado y negro que parecían volar hacia una corona de oro que estaba sobre sus cabezas.
Era un pequeño ejército bien organizado.

 

-Bien, ya llegamos-declaro Corazon bajando de su caballo junto a aquel niño que aún seguía cubierto por el llamativo abrigo de Doflamingo-. Vamos, primero hay que atenderte esas heridas y luego comeremos algo…

-¿Me devolverás mi abrigo ya?

-Por favor, Doffy, deja que lo lleve a mi tienda y le pueda dar otra ropa-y Corazon llevo en sus hombros al pequeño-. Te lo devolveré rápido.

 

El rubio camino hasta llegar a una de esas enormes casas de campaña. La suya en particular, además de tener banderines con el estandarte de las aves, tenía una gran lona con el dibujo de un corazón. Al entrar Corazon instalo al niño sobre su gran cama, tomo la sabana con la que se cubría al dormir y con esta envolvió al pequeño para quitarle el abrigo de su hermano.

 

-A mi hermano le gusta mucho su abrigo…-le dijo Corazon un tanto divertido al niño que seguía sin hablar ni esbozar expresión alguna más que la de neutralidad-. Iré a traer al sanador, te curaran rápido esos golpes, no te preocupes. Ahora vuelvo…

 

Y el rubio salió de su tienda. El niño de cabello negro despeinado echo una mirada a su alrededor. Observo con atención las distintas posesiones de aquel hombre de cabello rubio.

Había tres cofres, un par de sencillos de madera y bisagras de metal común, y el otro más vistoso, de un color vino y con detalles en oro.
A un lado de estos descansaba un mueble de madera que fungía como una especie de escritorio; en el reposaban varios libros, pergaminos, una bolsa de piel café, un frasco de tinta con una pluma dentro, una veladora, una jarra de metal y un tarro.
Luego noto con suma curiosidad un par de lanzas que se encontraban al costado de la entrada. Finalmente miro con interés una vieja silla donde yacía un montón de ropa y un par de botas que se recargaban en los pies de dicho mueble.
La carpa estaba iluminada por cuatro linternas de metal cuyas gruesas velas no parecían tener mucho encendidas dentro de ellas.

 

-¿Y qué tal está el mocoso? Parece que ya reaccionó al mundo real…

 

Aquel hombre rubio bronceado había llegado a la tienda, detrás de él venía su hermano menor y un hombre viejo que cargaba una valija.
El par de hermanos se habían despojado de sus deslumbrantes armaduras y ahora vestían sencillas camisas blancas de algodón con mangas holgadas y remangadas hasta los codos y mallas de un color café desgastado.
Pronto el hombre, que no podía ser otro más que el sanador, se acercó al pequeño y comenzó a inspeccionar sus heridas.

 

-No es tan grave, solo son heridas superficiales, estará bien pronto-comunico el anciano mientras aplicaba una especie de ungüento sobre las distintas heridas del infante.

-Menos mal…

-Perfecto, así comenzara a entrenar pronto-dijo Doflamingo al mismo tiempo que cruzaba los brazos-. Ahora la cuestión es… ¿Acaso es mudo o algo así? No ha dicho nada desde que lo encontramos en el bosque.

-Law-dijo una débil voz-. Mi nombre es Law.

-¿Eh? Por fin hablaste. Vaya… Tienes nombre. Bien, Law, mañana tienes mucho que hacer, ¿entendiste?-le informo Doflamingo mientras esbozaba una sonrisa arrogante.  

-Sí…-respondió el chico secamente.

-Espera, no… No tienes que hacer eso aún...-intervino rápidamente Corazon balbuceando-. Doffy, ¡al menos dale un día de descanso!

-Descansará, pero no es pretexto para que no empiece a aprender cómo funcionan las cosas aquí, mañana le darás un informe y recorrido de todo el campamento-dijo el hermano mayor mirando a Corazon-. No es nada exhaustivo físicamente, ¿o sí? Espero verlos mañana cumpliendo con eso, buenas noches-y se retiró del lugar.

-Listo… Solo cuida los vendajes. Me retiro, joven Donquixote. Buenas noches.

-Muchas gracias, buenas noches…

 

 

Y de nuevo quedaron solos, Corazon y aquel niño llamado Law.

 

-Así que ese es tu nombre… ¿Puedo saber de dónde provienes?-pregunto el rubio mientras le daba una especie de camisón blanco a Law.

-No.

-Pero…

-No.

-De acuerdo, de acuerdo... Vamos a comer, ¿Qué dices?

 

Y Law se levantó con cuidado de la cama.

 

-No tienes que levantarte, puedo traer algo para que comas aquí.

 

Law negó con la cabeza y se propuso a caminar hacia la salida pero sus piernas estaban sumamente debilitadas.

 

-En serio, no te preocupes, quédate aquí-dijo el rubio adelantándose-. Ya regreso…

 

 

En unos minutos Corazon había regresado con dos platos llenos de verduras y carne.
Ambos comieron sentados sobre la alfombra color vino que tenía la campaña.

 

-Es una buena comida, mi hermano y todos los demás nos esforzamos en conseguir buenos suministros-conto el rubio mientras tomaba un trozo de carne-¿Esta rica, cierto? Pero que tonto… No te traje pan, discúlpame. No acostumbro a comer con panecillos…

 

Law estaba totalmente inmerso en su comida que apenas noto la voz de Corazon.

 

-Y también olvide servir agua…-se levantó para dirigirse a su mesa y tomar la jarra junto con su tarro-. Toma, debes de tener bastante sed…

 

Y finalmente terminaron con su comida.

-Bueno, ya es tarde… Puedes dormir en mi cama-le dijo el rubio con confianza-. Mañana podremos encargarnos de conseguirte…-y bostezo profundamente-, ropa y cama.

 

Law lo miraba con fría curiosidad, seguía cada movimiento y expresión que producía aquel hombre de cabello dorado. Corazon apagaba con cuidado las linternas para finalmente
tenderse sobre la alfombra y estirar sus extremidades.
El niño de cabello negro se quedó mirándolo por unos segundos en medio de aquella leve oscuridad (aun entraba cierta luz externa de la luna y alguna que otra fogata del campamento). Corazon pronto se percató de ello y pregunto amablemente:

-¿No puedes dormir? ¿Quieres que vuelva a encender las velas?

-No.

-¿Entonces?

 

Law negó con la cabeza y se dispuso a recostarse, al fin, sobre aquella cama.
Corazon se quedó perplejo ante el ambiguo gesto del niño y sin poder aguantar más el cansancio, cerró sus parpados y se sumió en el sueño.
Aquel chico de ojos color humo se quedó despierto por unos minutos más…
Escucho los leves ronquidos de ese rubio que dormía profundamente en el suelo, contemplo el techo de aquella carpa e intentó fervientemente de olvidar la razón por la que había sido rescatado y llevado hasta ese lugar.
Qué extraño era el destino, que sorprendente era cada día, que hostil y mecánica era la vida ahora que no quedaba nada a lo que llamar hogar ni a quienes llamar familia.

 

 

Notas finales:

Bien, hasta aquí por ahora. Como es costumbre, los primeros episodios de mis fanfics son algo cortos.
Espero que les haya interesado lo suficiente como para que sigan el resto de la historia.

Gracias por leer y muchas gracias a quienes dejan su comentarios y favoritos.

 

Atte. Levita Hatake


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