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Todo o nada por Lady York

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Notas del capitulo:

Bienvenidos mis adorados lectores, no crean que los he olvidado, hoy les presento una ship diferente con nuestros amados personajes de Mads y Hugh, en Casino Royale y Loca por las compras. Espero les agrade. 

 

¡Reveille toi!/¡Despierta!

Fue la orden acompañada del golpe de agua helada sobre su rostro para asegurase que el joven prestaba atención. Luke levantó la cabeza sintiéndola pesada, apenas con energía suficiente para dejarla caer de nuevo, esta vez sobre su hombro izquierdo. Y de nuevo otro golpe de agua sobre su cabeza que se sintió como agujas sobre su cuero cabelludo, provocando un zumbido en sus oídos. Escupió el agua que no lo dejó respirar por un instante, sintiendo que con las pocas fuerzas que tenía incluso con esa cantidad de agua podía llegar a ahogarse. Se removió en su lugar tosiendo con fuerza, intentó llevar las manos a su rostro hallándolas restringidas por una soga detrás del respaldo de la silla, así como sus pies sujetados a las patas del asiento.

Entonces lo sucedido, minutos, horas, tal vez días antes, llegó a su memoria como el flash de una cámara sobre su rostro. Era el segundo día de su visita a Montenegro por trabajo, cuando una lujosa camioneta negra de vidrios polarizados se detuvo a su lado mientras compraba la revista de moda donde su ahora ex novia trabajaba. Apenas le prestó atención, enfocado en el apartado donde Rebecca Bloomwood publicaba su columna semanal, ahora sin seudónimo, sólo ella.  Ni siquiera reaccionó cuando dos hombres igualmente vestidos de negro descendieron del vehículo y lo capturaron, forzando un pañuelo con cloroformo sobre su rostro mientras lo subían con ellos a la parte trasera del auto, estuvo consiente el tiempo necesario para percibir la rapidez con la que se condujeron maniatándolo y sujetando sus pies, sin duda eran profesionales.

Y ahora estaba ahí, inmovilizado, sin saber que era lo que sucedía realmente, ¿era un secuestro?, posiblemente, aunque a juzgar por el trato no esperaban que saliera con vida. Parpadeó alejando el agua de sus ojos para observar por primera vez el oscuro lugar donde estaba, era una especie de almacén subterráneo alumbrado por una bombilla incandescente, olía a aguas residuales y un picor de humedad, y todo ello incrementado por el calor, era insoportable y sofocante.

—Se Réveiller Monsieur Graham/ Despierte Señor Graham— dijo el hombre que le había arrojado agua tomándolo por los cabellos para que lo mirara a la cara. Era un sujeto mayor, cincuenta años tal vez, con marcadas ojeras y su francés tenía un peculiar acento ruso.

—¿Monsieur Graham? Non, non vous me confondez / ¿Señor Graham? No, no usted me confunde— gimió Luke apenas logrando proyectar su desesperación.

El hombre sonrió fingidamente como si escuchara lo mismo todos los días. Se subió las mangas de su camisa blanca mostrando tatuajes en los antebrazos y se dirigió a una mesa con elementos que Luke ni siquiera se atrevía a pensar para qué servían. Entonces hubo un golpe en la puerta de fierro y su captor de mala gana fue hacia la puertezuela deslizable para asomarse y hablar con otro hombre en un idioma que no entendió algo como “Monsieur LeChiffre”, pero no tenía sentido, en realidad nada lo tenía. Acto seguido la puerta se abrió dando paso a un hombre alto que vestía un elegante frac negro sin corbata. Luke levantó la mirada en el momento en que el visitante aspiraba de un inhalador plateado que volvió a guardar en su bolsillo.

—Nos volvemos a encontrar señor Graham— pronunció el recién llegado en inglés con los ojos clavados en los suyos y las manos en los bolsillos. Su voz era como el sonido de un relámpago que anuncia la tormenta, masculino y sobrecogedor.

El joven lo miró detenidamente cuando se acercó a la luz, apenas prestó atención a sus rasgos, sobre todo a una cicatriz en su ojo izquierdo, pero se sentía tan débil que sus ojos estaban nuevamente sobre el piso y los lustrosos zapatos del hombre.

—No soy el señor Graham— replicó.

—No crea que puede engañarme una segunda vez Will, en ese momento pude tener la guardia baja, ahora para su infortunio estoy muy consiente. Aunque tal vez lo sobreestimé, parecía bastante inteligente, por lo que veo su amante lo ha dejado y se ha llevado el dinero. ¿No es así?, de otra forma no estaría caminando por las calles sin vigilancia. Ese doctor parecía muy celoso de su seguridad.

—¿Doctor? ¿amante?, no sé de qué habla. Mi nombre es Luke Brandon, y no conozco ningún Will Graham.

—Vamos Will, no tiene por qué fingir, podemos llegar a un acuerdo, aún queda pendiente esa noche que compré, su amante pudo haber escapado con el dinero, pero usted puede pagarme, tal vez después de que me diga dónde fue el Doctor Lecter. ¿Le dijo que falsificaría mí firma? ¿Ese era el plan desde el principio Will, robarme?

—Ya se lo he dicho, yo no soy quien usted cree, si quiere dinero mi madre puede dárselo. Sólo llámela, Elinor Sherman, seguramente ha escuchado hablar de ella en Nueva York.

—Por supuesto no es lo que yo creía, sólo un vulgar ladrón— continuó y se quitó el saco, se lo entregó al hombre mayor quien le entregó una navaja cuando él extendió la mano hacia el instrumental.

—No, no, por favor, se lo suplico, soy un honesto empresario, tengo una editorial. Por favor— rogó mirándolo a los ojos, levantando su rostro hacia él.

El hombre colocó la navaja sobre su labio inferior para hacerlo callar, Luke tembló y su boca también boqueando ligeramente ante la presión de la navaja que simplemente se colocó ahí sin una evidente intención de lastimarlo. Luke pudo ver que la cicatriz en el rostro del hombre surcaba su ojo por completo, pero no perdió el ojo, en cambio, éste parecía cubierto con un velo, una gota de sangre se asomó por el lagrimal, era una visión extraña, el pánico que sentía solo fue encubierto ligeramente por una sensación de compasión ante la condición de su captor.

Le Chiffre, aspiró hondo y quitó la navaja de los labios temblorosos del muchacho, sacó su pañuelo y se limpió la roja lágrima antes de que se deslizara por su mejilla. Lo observó girar el rostro como si no quisiera incomodarlo, entonces vio su mejilla derecha, ahí no había cicatriz, tomó el rostro entre sus manos quitando el cabello mojado de su frente hallándola de igual manera inmaculada, el joven se resistió intentando zafarse de la presión de sus manos. El banquero resopló, tal vez las cicatrices del rostro habían sido mero maquillaje teatral, una farsa bien ejecutada para robarle. Días antes se había encontrado en el Casino Royal con una singular pareja, un doctor y profesor, de qué, nunca lo supo, y no importaba. Él sólo había ido para divertirse, apostar y ganar, sin embargo, aquel supuesto profesor fue toda una visión, con su cabello rizado, voz suave y sensual, y ese cuerpo de dios griego que no pudo evitar le distrajera en algún momento. Luego una lucrativa apuesta, el doctor que le acompañaba se presentó para jugar una partida de póker, fue un oponente admirable, hasta que el dinero pareció irse agotando, así que la apuesta final fue en torno a pasar una noche con Will Graham, el doctor parecía divertido con eso, y él aunque confiaba en otras formas de hacer que ese joven decidiera pasar una noche con él por propio gusto, aceptó la apuesta, después de todo no podía perder.

Y ganó, pero la noche en cuestión cuando Will apareció con una botella de champaña y dos copas en su habitación, cayó bajo el sopor de un fuerte narcótico, que según descubrió después habían colocado en la copa, así que se despertó al siguiente día en su cama, con un fuerte dolor de cabeza, la caja fuerte vacía, así como dos cuentas de banco y sobre todo frustrado, pues ni siquiera había obtenido lo pactado.

 Los ojos de Luke se fijaron en los suyos, lo observó detenidamente, sus pupilas parecían más verdes que azules y aunque llevaba el mismo corte de cabello, le pareció incluso más joven.

—Por favor— volvió a decir Luck.

El banquero tomó el cuello de su camisa y la abrió con fuerza haciendo volar los botones, Luke casi gritó ante esa muestra innecesaria de fuerza, aún más aterrorizado que antes, el hombre con el frac recorrió su toso con una mano deteniéndose en su vientre, parecía buscar algo en él. Casi gruñó al no encontrarlo y luego le bajó la camisa por los hombros bruscamente, pasó sus manos también por esa parte de su cuerpo, con un tacto delicado, completamente contrastante a la fuerza ejercida sobre su pobre camisa ahora hecha jirones. Luke respiraba lentamente, pero dejó de hacerlo cando sintió la exhalación del otro tan cerca de su hombro derecho, el fantasma de su aliento sobre la piel húmeda que le provocó otro escalofrío.

Le Chiffre se incorporó, se secó el sudor de la frente con el pañuelo de su bolsillo, no era Will Graham, aunque no había podido ver mucho de él la noche que lo drogó, pudo darse cuenta de la cicatriz característica en uno de sus hombros, era una herida de bala, esa al menos era real, sus labios se lo habían dicho cuando la besó suavemente, ese joven que estaba atado a la silla no era la persona que buscaba, aunque el parecido era realmente sorprendente. Sacó su inhalador del bolsillo y respiró sobre él. Sus incompetentes hombres se habían equivocado.

—Lo lamento mucho señor Brandon, ha sido una terrible equivocación.

Luke se quedó mirando un momento al vacío, intentando poner orden en su mente, mientras el hombre del frac llamaba a sus hombres en la puerta y les hablaba en otro idioma. Al parecer enfadado. Luego salió, otros dos hombres entraron y comenzaron a desatarlo mientras el más viejo parecía decepcionado recogiendo su instrumental. Cuando el joven editor pensó que todo quedaría como un mal sueño, uno de los hombres lo amordazó y le cubrió el rostro con un talego negro y lo llevaron de regreso a un automóvil. Luke estaba demasiado desconcertado para luchar, así que sólo dejo que lo condujeran.

Cuando por fin llegaron a donde se suponía debía ir, simplemente lo desataron y le quitaron la capucha, dejándolo encerrado en lo que parecía ser una lujosa suite de un hotel cinco estrellas en el centro de Montenegro. Todo era un exceso de elegancia y sofisticación, al principio la iluminación le deslumbró, pero una vez que se acostumbró se movió en busca de una salida, pero todas ellas estaban bloqueadas, además de estar en un quito piso, lo que le hacía imposible saltar. Desilusionado se sentó en la cama en el dormitorio, ahí lo esperaba un juego de pijama color azul zafiro de satén y una tarjeta.

“Espero acepte mis más sinceras disculpas,

He dispuesto para usted una habitación,

Puede tomar una ducha y descansar,

Espero verlo más tarde para exponer mi

Arrepentimiento por incluirlo en tan bochornosa situación”

Le Chiffre.

 

Luke miró la tarjeta por un largo minuto, nada de lo que ocurría tenía sentido, primero el secuestro, luego la amenaza de ese sujeto llamado Le Chiffre y cando parecía que todo terminó, ahí estaba en un lugar contra su voluntad, si el hombre pensaba que esa era una buena forma de pedir disculpas había comenzado bastante mal.

Suspiró resignado, realmente estaba cansado, era tarde pero no por la noche a juzgar por la luz que se filtraba por las ventanas, con pesar se dirigió al baño y tomó una muy merecida ducha en el yacusi. De vuelta en la habitación se puso el pijama y durmió lo que le pareció un día entero, que en realidad no llegaron a ser más de cinco horas.

Despertó cuando sintió la presencia de alguien a su alrededor y su peso sobre un lado del colchón. Efectivamente, cuando giró su rostro de entre las mullidas almohadas se encontró con la cara del Le Chiffre quien le dedicó una mueca complaciente. Ahora, bajo la iluminación cálida de la suite encontró el rostro del hombre mayor bastante agradable, era sereno y completamente pulcro. La marca en su ojo podía hacerlo parecer temible, mas al mirar con detenimiento había líneas suaves en su rostro que mostraban todo lo contrario.

—Lamento tener que despertarlo señor Brandon, espero que pueda acompañarme a cenar, quisiera discutir todo este asunto de una manera decorosa.

—Creo que no tenemos nada que discutir Monsieur Le Chiffre— musitó su nombre en francés pareciéndole más conveniente— más que mi salida del hotel con su disculpa por intentar secuestrarme.

—Es su libertad la que debemos discutir señor Brandon, será en la cena, baje en media hora al comedor del hotel, ahí lo estaré esperando, situé de un cambio de ropa para usted en el armario, siento mucho lo de su camisa.

Le Chiffre se puso de pie y le dejó su reloj de pulsera sobre la mesita de noche y salió, dejando al joven más desconcertado que antes. Sin más por hacer que obedecer, esperando salir del lugar después de la cena, Luke se vistió, la ropa era a su medida. Aterrador.

Cuando bajo al comedor había el barullo habitual de un restaurante, cuando uno de los camareros lo vio bajar del ascensor, fue conducido de inmediato a la mesa privada de Monsieur Le Chiffre. El banquero lo recibió poniéndose de pie, se sentaron frente a frente y de inmediato les fue servido vino espumoso, al centro de la mesa una fuente de ostras Rockefeller, caviar y langostinos, Luke no se sorprendió, después de todo su madre le había enseñado suficiente de buena comida y aunque no fuera afecto a ello, no podía negar esa chispa de comodidad que sentía al ubicarse en un lugar como aquel.

—El traje le ha quedado magnífico— mencionó el hombre que seguía vistiendo de negro, ahora eligiendo en lugar de frac, un traje más casual.

—Tiene un buen ojo para las medidas— dijo Luke, arrepintiéndose de inmediato, al recordar la condición de la vista de su interlocutor.

—Para eso y para los números señor Brandon. Comience por favor, los langostinos que han preparado esta noche son exquisitos.

El joven asintió, colocó su servilleta sobre el regazo y probó las delicadezas servidas. Prácticamente cenaron en silencio, hasta que Le Chiffre habló de nuevo cuando les retiraron los platos y sirvieron más vino.

—¿Usted baila señor Brandon?

—Sí, sí, pero, ¿a qué viene su pregunta Monsieur Le Chiffre? Hasta donde sé me ha invitado a cenar para hablar de mi libertad, misma que estoy a punto de ejercer para salir por esa puerta.

—Bueno, hay algo que tiene que saber antes de irse, sin embargo, me gustaría me acompañara en esta pieza, ya que es una melodía bastante bella. Me permite— dijo levantándose y extendiendo una mano hacia él. Luke lo miró y tal parecía que ese hombre no aceptaba una negativa por respuesta, así que aceptó, siendo llevado de inmediato como si él fuera la dama en una danza muy parecida al tango— ¿sabe que tiene un rostro demasiado atractivo señor Brandon? Y sus ojos cambian su color con la luz. 

—Si no fuera porque esta mañana estuvo a punto de matarme, pensaría que intenta seducirme ¿Por qué me secuestró en primer lugar?

—Como le dije fue un malentendido, usted guarda un extraordinario parecido con el hombre que me estafó hace unos días, y mis hombres lo confundieron. Pido disculpas por ello.

—¿Ese hombre era su amante?

—No, no exactamente, a decir verdad, usted me parece mucho más atractivo si me permite mencionarlo.

—Pero ha dicho que el parecido es extraordinario.

—Lo he dicho, únicamente si se mira a lo lejos, usted tiene una mirada inocente, algo que no es posible fingir— le dijo girándolo en sus brazos apretando su cintura atrayendo sus cuerpos juntos.

—Realmente intenta seducirme— susurró Luke muy cerca de sus labios. Cautivado por el hombre que podía mostrar semejantes arrebatos de violencia y a su vez tener los momentos más románticos, y no era que él no hubiera realizado una parafernalia similar, sobre todo cuando le pidió a Rebecca que se casara con él, esa noche en que ella lo rechazó.

—Tal vez, principalmente quiero informarle que he tomado la decisión invitarlo a quedarse más tiempo en el hotel.

—¿Y este tiempo sería particularmente bajo llave?

—Así es— confirmó LeChiffre tomando la mano de Luke para colocarla sobre su pecho y seguir el ritmo de la música.

—¿Entonces estoy siendo secuestrado?

—Puede llamarlo así. Como mencioné tengo buen ojo para los números señor Brandon, para las cuentas bancarias en específico, el dinero que me fue robado hace días no volverá a mí en un tiempo, por lo que me veo forzado a tomarlo de otra fuente, y su madre es una mujer rica.

—Por supuesto, me he puesto yo mismo la soga al cuello. ¿Y si ella no paga?

—Antes estaba muy seguro de que lo haría. ¿Por qué no lo haría ahora?, no tema, el que tenga comodidades no lo hace cómplice. Así puedo conocerlo mejor. Ahora está en mis manos Luke Brandon— declaró mientras arqueaba el suave cuerpo de Luke hacia atrás para terminar la canción regresando suavemente, mientras el muchacho parecía hecho del material más flexible y suave del mundo.

—Si no tengo otra opción— suspiró.

Esa noche Luke regresó a su habitación acompañado de Le Chiffe, quien educadamente lo dejó en la puerta, depositando un suave beso en la mejilla a manera de cortejo. Luke no pudo evitar soñar con él esa noche, había algo misterioso y seductor en ese hombre que no podía negar que le atraía.

Durante una semana se vieron para desayunar, cenar y bailar. Casi como una rutina Le Chiffre le despertaba acariciando el cabello ensortijado y su rostro. Luke simplemente disfrutaba de la atención y los halagos, después de todo su viaje a Montenegro también había sido una forma de curar su agobiado corazón después del rechazo de Becky. Hablaron de finanzas la mayoría de las veces, Luke parecía fascinado con la forma en la que el banquero hacia crecer el dinero con diferentes inversiones, fueron charlas bastante amenas, después de todo tenían algo más que el baile en común. Luke le contó sobre su relación con su madre y sobre Rebecca, quien al final no se había podido curar de su adicción por las compras ni a derrochar el dinero en cosas sin sentido, con un triste desenlace de él siendo rechazado en su propuesta de matrimonio.

Las conversaciones fueron agradables, Luke sabía que Le Chiffre escondía algo más debajo de esa faceta de empresario, después de todo que empresario “respetable” parece demasiado cómodo con armas y almacenes de tortura a su alrededor. De cualquier forma, ambos parecían haber encontrado una comodidad inusitada en compañía del otro, Luke halló agradable esa manía del banquero por poner dos dedos sobre su sien cada vez que lo escuchaba hablar, con ese gesto de completa concentración, así como su delicada molestia cuando debía alejarse para limpiar la lágrima sangrienta de su ojo. No obstante, para Luke ese pequeño defecto digno de compasión, tendía a ser una debilidad que lo llevó una noche a utilizar su propio pañuelo para limpiar con suma delicadeza la roja lagrimilla. El atrevido movimiento fue bien recibido por Le Chiffre, quien tomó su mano y depositó un beso sobre la muñeca con pasión cerrando los ojos, mientras él se perdía en la sensación de los labios húmedos del banquero albanés.

La siguiente noche, tras la cena y el baile, el banquero lo invitó al casino donde jugó póker, Luke lo observó, paseando con algunos cocteles en la mano alrededor de la mesa donde Le Chiffre, parecía una estatua de mármol, sin expresión, sólo cuando lo miraba de reojo parecía dedicarle una tenue sonrisa, demasiado breve como para que alguien más lo notase. Regresando a su pose de concentración. Para la madrugada, cuando la última partida terminó favoreciendo a su secuestrador, el joven editor se había excedido un poco con la bebida así que pasó sus brazos alrededor del cuello de Le Chiffre mientras él acomodaba las fichas que había ganado sobre una charola.

—Felicidades Monsieur Le Chiffre, ha dejado a la casa pobre.

—Me ha traído suerte señor Brandon.

—Luke, ya es tiempo de que me llame por mi nombre.

—Luke— repitió ajustando sus brazos a la cadera del joven quien se abrazó más a él.

—¿Me lleva a mi habitación Monsieur Le Chiffre?— le dijo al oído.

—No sabe lo que pide Luke.

—Mejor de lo que usted se imagina, ¿cree que no veo la forma en la que me mira? ¿Qué no soy consciente de que le atraigo? — preguntó sin esperar respuesta, convenciéndose a sí mismo antes de acercarse y besar a LeChiffre sin pudor alguno— ahora, ¿va a llevarme a mi habitación?

LeChiffre le pidió a uno de sus guarda espaldas que recogiera todo con una señal mientras tomaba de la mano a Luke y lo conducía hasta la limusina negra en la que habían llegado, dentro, el banquero mantuvo su mano entrelazada. El joven sólo observaba sus manos juntas, estaba muy nervioso y el alcohol comenzaba a desaparecer de su cuerpo, nunca había intimado con un hombre, pese a que había sido muy claro sobre lo que quería en el casino, ahora no tenía idea de que haría al llegar a la suite.

En pocos minutos estaban en el hotel, y en unos cuantos más en la habitación. Le Chiffre se deshizo de su smoking poco a poco, mientras el editor se sentó en la cama, rígido, como si el deseo que había sentido por el banquero cuando lo vio jugar se hubiera esfumado al tenerlo en su dormitorio. El hombre mayor pareció darse cuenta, por lo que le sugirió tomaran un baño antes, Brandon asintió tomando el tiempo en el que Le Chiffre fue al baño, para tirarse sobre la cama y hacerse el dormido mientras escuchaba el agua correr y llenar la tina. Cuando el banquero regresó lo encontró sobre la cama aún compuesta, Luke se tensó al pensar que tal vez el hombre no tendría paciencia, a juzgar por su primer encuentro, tal vez sólo le arrancaría la ropa y lo obligaría a darle lo que ofreció.

Sin embargo, Le Chiffre simplemente le quitó el saco con cuidado, los zapatos y se metió con él en la cama abrazándolo suavemente. Luke pareció complacido, había sido extrañamente considerado, así que en pocos minutos se quedó realmente dormido.

A la mañana siguiente, Le Chifrre no lo despertó, tampoco había rastro de él en la habitación, Luke se levantó solo y se vistió con un conjunto nuevo, como cada mañana. Tras el desayuno (que tomó solo), se le informó que ese día se llevaría a cabo la entrega del dinero al señor Le Chiffre y él sería puesto en libertad. El estómago de Luke se encogió de pronto, como si temiera perder la comodidad que había tenido con Le Chiffre, acaso era culpa suya por arrepentirse en el último momento. ¿El banquero lo dejaría ir así sin más? Tristemente la respuesta parecía ser sí.

Fue llevado nuevamente a una camioneta negra como la primera vez, salvo que en esta ocasión nadie le cubrió el rostro, fue conducido hasta el aeropuerto donde le hicieron bajar, caminó con uno de los hombres de Le Chiffre hasta las puertas del lugar llenas de gente. Su madre esperaba sentada en una banca junto a dos de sus guardaespadas bien armados, como siempre magníficamente vestida, con un entallado vestido negro de diseñador, un gran sombrero blanco y gafas negras. Ella lo vio caminar hacia ahí, se levantó sosteniendo un maletín plateado y se sentó sola en otra banca. El hombre de Le Chiffre lo hizo sentarse junto a su madre, ella deslizó el maletín sobre el piso, el otro sujeto lo tomó y se levantó yendo directamente a la salida.

—¿En qué demonios te metiste Luke? ¿Sabes cuánto dinero iba en ese maletín?

—Te lo pagaré— dijo cansado. Parecía que su madre hacía otro sacrificio por él.

—Tu pobre empresa apenas puede subsistir. ¿Cómo pretendes pagarme diez millones de dólares en diamantes?

—¿Diez millones?

—Sí, ¿al menos te entregó la información, viste que la destruyera? ¿La información de Frank tu padrastro por la que me pidió que pagara, además de ti claro?

—¿Pagaste ese dinero por información, pero no por mí?

—Era parte del trato cariño, me alegra ver que estás bien, ese hombre es muy peligroso.

Luke se puso de pie, Elinor hizo lo mismo frente a él, intentó acomodar el cuello de su camisa mientras él miró por los cristales, hacia el circuito alrededor de del aeropuerto. Sus ojos encontraron justo lo que buscaba, más allá vio la limusina de Le Chiffre, el hombre que lo escoltó le entregó el maletín por la ventanilla de la limusina y subió a la camioneta negra que custodiaba a la limusina.

—Es hora Luke, tomaremos un vuelo a Nueva York, esto no habría pasado si te hicieras cargo de los negocios como quiere tu padrastro.

—No— dijo Luke mirando aún a la limusina, antes de avanzara.

—¿No? ¿a qué te refieres con no?

—No iré contigo madre. 

Luke tomó desprevenido a uno de los guarda espaldas, sacando el arma de su pistolera y echó a correr a través del aeropuerto. Detrás escuchó perderse la voz de su madre entre la multitud. La limusina ya había desaparecido de su vista, pero le dio alcance a través de otra sección del aeropuerto, en cuanto la vio acercarse se colocó frente al auto apuntando al parabrisas, haciéndolo frenar con un rechinido de llantas antes de alcanzar sus rodillas.

Sin dejar de apuntar Luke fue hacia las puertas traseras, abrió y entró, sentándose frente a Le Chiffre con el arma en su mano temblorosa. Recogió el maletín del piso afelpado de la limusina y lo colocó sobre sus rodillas. El conductor miró por el retrovisor al banquero en espera de hacer un movimiento para protegerlo, Le Chiffre en cambio le indicó con una mirada que todo estaba bien.

—Nos volvemos a encontrar señor Brandon.

—¿Pensabas irte sin decir nada Le Chiffre?— preguntó con nerviosismo, olvidándose por completo del apelativo Monsieur que había utilizado durante su tiempo juntos. 

—Sin despedidas, era mejor así, lo mantuve secuestrado y ahora lo estoy dejando libre. ¿Por qué no regresa con su madre?

—Ella no me quería a mí, ¿cierto? Solo la información. ¿por qué quieres que vaya con ella?

—Porque lo cuidará, mejor que yo al parecer, pese a la concepción que tiene de mi carácter no planeo forzarlo a nada Luke, lo entendí bien. Será mejor que baje eso o puede lastimase.

—Ella no me cuidará, no lo ha hecho en años.

—¿Y qué harás ahora?— cuestionó tomando su copa de champan de un minibar a un costado de su asiento.

—Voy a secuestrarte— contestó Luke con los ojos bien abiertos lamiéndose los labios. Dejó aún lado el arma y el maletín para subir al regazo del banquero robando un beso profundo de Le Chiffre.

—¿Señor?— preguntó el conductor mirando de nuevo por el retrovisor cuando escucharon el claxon de la camioneta que los seguía.

—Conduce, iremos a Mónaco— respondió Luke apenas separando sus labios del otro.

—¿Señor Le Chiffre?— preguntó de nuevo.

—Conduce, el señor Brandon está a cargo— sonrió. La limusina se puso en marcha de inmediato, mientras Le Chiffre volvió a besar a Luke— así que ahora que yo no te quiero regresas.

—Son las leyes del mercado Monsieure Le Chiffre, a menor oferta mayor demanda. Y ahora voy a mostrarle mi oferta, ¿está dispuesto a apostar?— preguntó acariciando el rostro de su banquero besando suavemente sus mejillas.

—Siempre estoy dispuesto— mencionó Le Chiffre mientras subía la cortinilla polarizada entre ellos y el conductor.

 Luke lo miró con sus grandes ojos verdes, mordiendo su labio inferior mientras Le Chiffre le fue desabotonando la camisa, lentamente, tomándose su tiempo, luego, los labios del banquero viajaron por su cuello jugueteando con su lengua y sus dientes. El joven soltó un suspiro cuando esas mismas caricias se mudaron a su pecho y a sus pequeños pezones, Le Chiffre lamió uno de ellos y Luke no pudo contener una risilla debido al cosquilleo que le provocó.

—Lo siento, me provoca cosquillas— dijo separándose un poco.

—Por lo visto prefieres que sea un poco más firme en mi tacto— contestó Le Chifrre sin darle oportunidad de otra palabra, tomando un bocado de su cuello justo debajo de la oreja.

Luke tembló, gimió de sorpresa y deseo aferrando sus manos a los hombros del hombre mayor. El banquero sonrió y continuó torturando su piel. Susurrando a su oído indecentes palabras de lo que haría con su cuerpo en cuanto llegaran a Mónaco, palabras cargadas de lujuria y deseo. Brandon no podía creer que su cuerpo reaccionara a tales circunstancias, respiraba con dificultad y tenía las mejillas arreboladas de un carmín casi inocente.

Le Chiffre lo tomó por el cabello para observar los signos de su excitación, Luke de nuevo gimió y su boca fue ocupada por la tenaz lengua de su amante, la sonoridad de sus jadeos murió en esa boca cuando el mayor abrió sus pantalones y acarició su erección completamente tumefacta. Deliciosa agonía que le hizo vibrar de placer, su mano se manejaba con firmeza, exprimiendo en cada movimiento el dulce almíbar que precede a su clímax.  Luke sudaba y temblaba en sus brazos hasta que no pudo más y dejó que el orgasmo lo invadiera, jadeando el nombre de Le Chiffre. 

El mayor se encargó de colocarle la ropa adecuadamente y mantenerlo entre sus brazos, le dio de beber champaña y besó su frente con cariño dejándole dormitar sobre su pecho.

—Le Chiffre— lo llamó con voz somnolienta.

—Si, Luke.

—Te das cuenta que ahora no te podré dejar ir.

—Entonces la casa gana.

Notas finales:

No dejen de comentar, alimenten mi corazoncito con su amor que me ayuda a seguir escribiendo. 

 


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