I
El estadio estaba atiborrado, la noche era plena y oscura, pero los inmensos faroles iluminaban la cancha como un tierno día de alba. El pasto vibró y las moléculas de agua brotaron de él, a son de la ligera llovizna.
Dos equipos fuertemente enfrentados, se miraron con discordia a la cara, era más del tercer cuarto y el público aclamaba a un ganador.
Chanyeol tomó una fuerte respiración calmando el alboroto en su pecho, y concentrándose en las mil posibilidades en su cabeza, estudiando cada probabilidad. Vio de reojo al Center (C), en la línea ofensiva y sonrió de lado, descubriendo su jugada.
El silbato chilló fuertemente y los gritos con él.
Vio el balón dirigirse hacia la quinta yarda y sus rodillas temblaron por un segundo. El sudor de su frente resbaló por su mejilla para quedar en la punta de su mentón, cuando su cuerpo se agitó, al raspar con sus zapatillas el gras.
El estadio completo coreaba la canción simbólica de «Big Dragons». Todos y cada uno de ellos gritaba, y las banderas roji-blancas flameaban en conjunto.
Su respiración se hizo densa y el aire a su alrededor se encapsulo en sus poros. Podía verlo cuadro por cuadro, saltó y lo atrapo en el aire, pasando sobre su Offensive tackle (OT). La multitud ovacionó el hallazgo, enloquecida, y las cámaras de reacciones, enfocaron cada ovación en las pantallas gigantes.
Después de ese segundo la realidad volvió como un flash ante sus ojos y corrió con todas sus fuerzas, sintiendo sus tendones carburarse al contacto con el suelo, cuando se puso de pie, sus ojos se movían de un lugar a otro esquivando a sus oponentes con gráciles movimientos. Estaba en la zona, sus nervios eran chispas.
Se cuadró en la tercera yarda y elevó el balón con intenciones de lanzarlo. Gruñó furioso cuando vio a su Tailback (TB) completamente cubierto, movió sus pupilas hasta el Halfback (HB), pero él estaba demasiado lejos. ¿Qué demonios hacia ahí? Perforó sus uñas contra el material duro del ovoide, cuando se topó con el rubio, que, con sólo una señal de sus dedos, le indicó, su posición.
Y como una luz, llegó a sus ojos, reconociéndolo como el mejor en el campo.
La mejor opción.
«Ahí está.»
Suspiró largamente cuando vio a dos dirigirse a su posición, si no se apresuraba en concretar el pase, terminaría en el suelo y sin el balón. Giró su rostro mirando el marcador, y como los segundos trascurrieron uno detrás del otro, y así lo hizo, no pensó, no creó diez mil posibilidades más en su cerebro, solo dejó ir el balón con todas sus fuerzas gritando con la potencia de sus pulmones.
El baló giró en el aire dirigiéndose como un misil hasta la última posición, y fue atrapada por un rubio que saltó por los aires atrapando la bola en un pase improbable y completamente loco.
Chanyeol vio como éste corrió por la cancha, justo después de ser tacleado, y algo adolorido, siguió cada movimiento del alto, no le gustaba admitirlo, pero era impresionante cuando él corría.
Kris llegó a segunda base, después alcanzó la tercera e hizo un touchdown, a solo un segundo del fin del partido.
El árbitro levantó ambas manos en una “x” y luego las separó. El juego había terminado.
“¡¡¡Increíble!!! ¡Qué espectáculo! Estos fueron los monstruos de Salesiana High School”
Las personas en las gradas se levantaron rabiosas de la felicidad. Las porristas estallaron en animaciones estelares.
“Big Dragons consiguió su tercera victoria consecutiva. Boom, babys. ¡En mis catorce años como narrador, jamás había visto un pase tan arriesgado como ese, definitivamente esos chicos son un dúo dinámico!” El narrador, dio su discurso y mencionó algunos productos patrocinadores.
Aún seguía en el suelo, no sabía por qué, pero esa victoria le había sabido a mierda en la boca. Tal vez era porque no había sido él, quien había anotado. De alguna forma, se sentía inconforme, un nudo de insatisfacción se enredó, y no entendía por qué, pero cada victoria, no era más que solo un aleteo de emoción.
Si, bien, era su tercera victoria en la liga. Los patrocinadores iban en motones para reclamar algún jugador, pero hasta ahora era Chanyeol y Kris, quienes daban las victorias, pero eso no bastaba si querían llegar más alto. Más arriba.
Había muchos representantes de universidades increíbles viendo el juego, y muchos preguntaban por las dos estrellas de Big Dragons.
El equipo festejó, abrazándose en medio del campo y levantando a su entrenador, Chanyeol se mantuvo lejos, de la celebración pues cuando sonó el silbatazo caminó hasta las bancas tomando la maleta de primeros auxilios y vendó sus dedos, que al parecer se habían doblado con la caída.
—Bien, muchachos, tomen una ducha, se lo merecen. —Comentó el viejo entrenador, sonriéndoles, para terminar, yendo con los patrocinadores interesados en su equipo.
Todos fueron a los vestidores mientras reían y comentaban tonterías. Las duchas de agua caliente encendieron el pequeño salón que se llenó de vapor y burlas.
—Había chicas lindas en las gradas. —Canturreo uno, y cuando vio al castaño caminar frente a él, sonrió. —Buen juego, Park…— alegó.
Chanyeol se detuvo y le miró de soslayo. —¿Por qué no estabas en tu posición? Casi me cuestas el juego. Debes seguir el ritmo…—comentó en tono neutro al notar que se trataba del TB.
Pero el pelirrojo que estaba junto a él frunció el ceño. —Oye, tranquilo, todo salió bien ¿no? — Agregó, intentando desviar la tensión repentina.
El castaño dirigió su mirada hasta él. —Tú también estabas bloqueado, ¿crees que esto es una broma? — Preguntó simplemente, ahora al HB. Realmente no sabía sus nombres, más que sus posiciones, pues creía que eso era lo importante para el juego.
El silencio se hizo presente en el lugar, Park Chanyeol no decía mucho en los momentos de ocio, más que unas cuantas palabras, e incluso no solía festejar con el equipo luego de una victoria, pero en ese momento estaba muy hablador.
Realmente, la mayoría del equipo, le temía un poco.
Kris apareció, de pronto, apoyando su hombro contra el loquer de al lado muy cerca del alto. — Whoa, escuchaste eso, ¿Dúo dinámico? —Se refirió al comentario de narrador, con una sonrisa de dientes perfectos. —Que lastima que no seamos compatibles en nada más que en futbol, ¿no crees? — Comentó en tono socarrón.
La atmosfera se había puesto tensa, y los dos corredores involucrados se sintieron inquietos por estar en medio de ambos gigantes.
—Estas bloqueando mi casillero. — Dijo Chanyeol aun manteniendo su actitud calmada.
Kris le ignoró. —¿No vas a decirme en qué me equivoqué, también? — Se burló. —Tu pase fue muy alto, y usaste demasiada fuerza en el último toque, si no hubiera sido yo, nadie podría haber atrapado esa bola. Casi nos cuestas el juego también. — Remembró con un toque de satirismo.
Chanyeol le miró por debajo de su cerquillo, con algo de molestia. Estaban malinterpretándole, él no estaba dándoles ordenes, él solo quería que su equipo fuera mejor, mucho mejor. Si querían llegar a las nacionales debían dejar de tontear, o pensar en chicas bonitas y centrarse en mejorar.
—Sigues bloqueando el casillero. — Alegó.
—Oigan, chicos, no se pongan así, ¿vale? — comentó el Centro, poniendo sus manos sobre sus hombros, era un sunbae de tercero y solía calmar las aguas entre ambos titanes.
—Oh, no… Solo decía…— Kris le miró con sorna, antes de girarse a sus compañeros. —Vayamos a festejar a “Bolozz Happy” — Todos le ovacionaron, batiendo sus toallas y riendo, sintiendo mejor el ambiente. —Después de todo no nos veremos en todo el verano…— Murmuró, quitándose de los casilleros.
Chanyeol abrió su loquer y comenzó a vestirse, mientras todos se iban, quedando practicante solo en el lugar, cuando cerró su chaqueta hasta el cuello, y sopló el vaho. Era una noche fría y se preguntaba que debería comer llegando a casa.
—Hey, 61, ¿qué demonios fue ese lanzamiento? — Siseó Kris, atajándole en la salida de los vestidores.
En los semi oscuros pasadizos la voz ronca del rubio se extendió por las paredes rebotando.
Chanyeol tomó una gran respiración, al verle parado frente a él, con manos en los bolsillos. —Sal de mi camino. — Lo rodeó, cargando su mochila tras su espalda, vistiendo el buzo oficial de su escuela.
—Realmente me irrita tu actitud. —Bufó el rubio cuando Chanyeol se halló detrás de él. —Las personas como tú, que piensan que son lo mejor… de verdad, me irritan. — Masculló.
Chanyeol hizo puños sus manos hasta hacerles crujir. ¿Qué mierdas estaba diciendo? ¿Cuándo había hecho algo como eso?
—Somos once en la cancha, no importas solo tú…— comenzó Kris, mirándolo mal.
—¡Sé cuántos somos! — Le cortó, el alto, ahora fuera de sus casillas. —Y de todos, eres el único que me molesta.
Kris alargó su sonrisa. —Sigues pensando solo en ti. No entiendes anda. — Masculló. —El entrenador está equivocado, no te necesitamos para ganar…
Chanyeol se giró, como un rayo, y le sostuvo con fuerza de la chaqueta estampándole contra la pared. El golpe seco hizo eco en las paredes de gusano. —¿No me necesitan…? —Jadeó, con los ojos inyectados en rabia. —Este equipo no sería nada sin mí. — Afirmó sin siquiera pensarlo realmente.
Y Kris soltó una risita seca, tomándole de la muñeca, forzándole a soltarle. —Entonces vete, y míranos ser nada sin ti.
«Sí, tal vez se preguntarán qué sucedió luego de ese enfrentamiento… Y me va a encantar arruinar sus expectativas, pues el entrenador llegó, y nos obligó a separarnos, luego el equipo fue a Bolozz Happy, y yo a casa a descansar.
Oh vaya, mi vida era perfecta como estaba y no lo sabía hasta ese momento… Cuando todo cambio en solo un verano.»
[Triste, triste, muy triste actualidad]
Kyemyung High School
Chanyeol suspiró sonoramente al ver la fachada del nuevo instituto al que asistiría. Era algo grande, pero las paredes tenían un color algo deprimente. Cuando había oído que su padre engañaba a su madre, y que habían planeado abandonarlos para fugarse con su novia de casi la mitad de su edad, no se imaginó que su madre simplemente tomaría sus cosas y con ellas, a su hijo y se irían a vivir a un nuevo distrito, intentando empezar desde cero.
Realmente las vacaciones de verano no habían sido para nada algo placentero, no había podido practicar ni entrenar, la mudanza le había consumido todo el tiempo, además no podía ignorar el hecho de que su madre lloraba todas las noches.
Cuando habían llegado a ese distrito, realmente había sentido la mano de Dios azotarle en la mejilla, pues no conocía muchas escuelas que se especializaran en el Futbol, o por lo menos priorizaran. Era un lugar modesto, pero no había sido tan malo, tenían un mini super cerca, una cancha deportiva y, oh sí, una linda iglesia.
Los primeros meses su madre había empezado a trabajar en un hospital cerca de su nuevo hogar. No estaban acostumbrados a ese nuevo estilo de vida, pero no había sido tan malo. Tenía una habitación propia y con eso le bastaba. Pero realmente no podía seguir dependiendo del sueldo de su madre para comprar lo necesario para seguir su ordenada vida de deportista, y había sido un holocausto infernal, salir a entrevistas de trabajo de medio tiempo.
Era una asquerosa mierda el estado, y sus reglas de no aceptar a estudiantes como trabajadores, además de que no había encontrado nada que se le acomodara, pues ningún dueño de mini-market deseaba a un brabucón o gánster, atendiendo a sus clientes.
Y es que, qué culpa tenía de tener una expresión tan de: ¡Jódanse!
¡No había pedido nacer así!
Realmente no deseaba causarle más problemas a su madre, por lo que había escogido una escuela que quedase cerca de su casa, para caminar hasta ella, y que en algún momento había tenido una gran racha en el Futbol americano.
Pero, no se había esperado, para nada un lugar como ese.
—Heh… Hola…, ¿piensas inscribirte a algún club? — Preguntó con una sonrisa algo nerviosa una chica.
Chanyeol tenía el uniforme de esa preparatoria, era azul marino completamente, el cabello castaño ondulado y una expresión de pocos amigos que Diosito le había regalado al nacer.
Miró los clubes; lectura, fotografía, cocina, blah, blah, era todos clubes culturales.
—Futbol…— Dijo sintiendo la premonición de que algo malo realmente estaba cerca.
Y cuando la expresión de la chica, que era la presidenta del consejo, vio en sus hojas de inscripciones, buscando exactamente la de Futbol, se deformó en una mueca, lo supo.
«Estoy arruinado.»
—¿Club de futbol? Mhm, no hay suficientes miembros, pero, aun puedes unirte al club de tenis.
«¡¿Tenis?! ¿Bromeas?»
—¿No hay… suficientes miembros? — Repitió casi sin aliento. Y si había creído que eso no podía ser peor, pues lo era.
Park Chanyeol no es bueno en nada salvo el futbol, es un idiota en las materias como ciencias y matemáticas, también es un idiota relacionándose con las personas. No es, tampoco, el tipo de chico que hacía muchos amigos en la secundaria u organizaba fiestas increíbles los fines de semana. De hecho, su expresión desenfada y ceño fruncido le habían alejado de poder hacer una vida social normal, no hablaba con muchas personas, solo se preocupaba por el futbol, y sumado con su gran estatura y músculos definidos, le habían hecho parecer un cangpe, de primera clase.
Y aquello realmente no le importaba, no necesitaba amigos, y tampoco los quería. Había practicado ese deporte desde que era un crio, junto a su padre, claro, antes de que este decidiese abandonarlos.
Pero ahora, empezaba desde cero, sin un equipo, sin una oportunidad para ir a las nacionales, en su último año de preparatoria, y por supuesto sin una mínima oportunidad para alcanzar la gloria.