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Cuando nadie me ve por Lady Akari

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Notas del capitulo:

¡Hello! Os traigo un pequeño shot del TaeGi, pareja que me encanta e_é Si no, no escribiría de ella :D

Ni si quiera le hizo falta abrir los ojos, ni si quiera despertar por completo de su sueño, porque sus pies conocían perfectamente el camino hacia su habitación. Todo estaba en silencio, todos estaban en silencio. Hoy la noche estaba de su lado, porque la luna se había encargado de arropar los demás corazones, menos el suyo.

Sonrió entre paso y paso, aún somnoliento, recordando cuando había sido la última vez que había hecho aquello, cual había sido la última noche que les había permitido encontrarse una vez más, sin que nadie lo supiera.

Sería extraño pensarlo, pero para él, aquellos momentos eran los mejores, por muy efímeros que fueran, más que el resto claro. Abrió la puerta de la única habitación a la que nunca entraba siendo vigilado por la realidad, porque no debía hacerlo, porque así lo habían decidido, y porque querían continuar siendo de ellos mismos.

La pequeña luz cerca de la cama le dio la bienvenida, corroborando que era la única que aún dormitaba, como él. La sonrisa suave de aquel chico lo saludó sin mirarlo, porque sabía que era el único capaz de hacer eso. Siguió con su trabajo sobre la cama mientras el nuevo presente cerraba la puerta.

Caminó con lentitud, saboreando el momento, reconociendo su olor, su esencia, su entorno, su él, Yoongi.

Era algo que le encantaba, permanecer en la burbuja del mayor, porque, aunque los demás podrían no verlo, Taehyung sentía su espacio en el aire y podría señalar, sin error, los sitios en los que había estado a pesar de su ausencia:

- ¿Lo demás ya se durmieron? –lo miró por primera vez, hablando en voz baja y un poco ronca.

- Por eso estoy aquí, hyung –medio sonrió a la vez que gateaba hasta su lado.

- Deberías estar descansando, amor –lo miró con un poco de tristeza. Él era una persona que necesitaba reponer su inagotable energía, por muy incoherente que sonase. Taehyung debía dormir y cuando no lo hacía, se sentía culpable de la situación en la que se encontraban.

El menor negó adormilado y se acurrucó al lado de Yoongi, en su sitio favorito, el único sitio que ocupaba Taehyung, eso sí, cuando la realidad no miraba por el agujero:

- Me iré antes de que amanezca. Nadie nos verá –cerró los ojos cuando apoyó su rostro en el pecho del más bajo.

- No te preocupes, Tae –le acarició la mejilla al chico trasnochado-. No creo que nadie sospeche de nosotros.

- Lo hemos hecho bien entonces, hyung –sonrió enroscándose como un pequeño felino.

Yoongi se acercó un poco más a él, dejando el ordenador a un lado, y lo envolvió con sus brazos:

- Muy bien, pequeño –sonrió con toda la ternura que nadie sabía que tenía, porque solo se la dedicaba a él.

Aproximó sus labios a los de su novio y los acarició con delicadeza. Taehyung, aún con los ojos cerrados, sonrió entre el beso y atrapó la boca de Yoongi, degustando el sabor del café nocturno con canela que el mayor tanto adoraba. Posó su pálida mano en el tierno rostro del menor e intensificó el beso que hacía tiempo que habían anhelado.

Solo tras el telón, ellos podían pertenecerse, ser suyos, ser quiénes eran y dejar la máscara en el primer cajón de la angustia. De resto, seguían perfeccionando sus dotes de interpretación, los mismos que les habían permitido seguir amándose en secreto, tal y como lo hacían ahora.

El mayor se separó de esos rojizos labios que lo volvían a tentar y miró los entrecerrados luceros que brillaban para él. Los ojos de Taehyung, cristalizados por el sueño y centelleando de la felicidad, volvieron a hacerle sonreír como el enamorado que era, por lo que no tardó en invadir la boca del menor una vez más, recorriendo cada centímetro, cada gota de amor que llevaba su nombre, pero sobre todo, llevándose consigo las palabras que ellos nunca se decían, porque no hacían falta.

Soltó el labio inferior de Taehyung, tras dejarle un último beso cargado de toda la separación que habían sufrido por los últimos horarios, y posó sus labios en su frente:

- Buenas noches, amor, duerme –los ojitos de Taehyung se iban cerrando como los de un niño al que le habían arrebatado el sueño por tercera noche consecutiva.

- Hyung… -intentó protestar, pero estaba cediendo ante sus caricias en el cabello.

- No me discutas –sonrió, porque estaba seguro de que ni si quiera tenía fuerzas para eso.

- Yo… -balbuceó-. Quie…

- Yo también te amo, Tae.

Su novio sucumbió ante el sueño atrasado y él solo pudo perderse en su apacible rostro. Quería que el descansara, porque si no, mañana no podría ser el Taehyung que todos conocían. Él seguiría trabajando de madrugada, como de costumbre, aunque ver a su pareja dormir había constituido una pequeña parte de su vida desde hacía tiempo, por ello, y aunque posiblemente el menor no lo supiera, que durmiera a su lado mientras él trabajaba le era grato en demasía, a pesar de que Taehyung le pidiera disculpas por haberse perdido en la oscuridad de la noche. Pero después de todo, Yoongi siempre había estado acostumbrado a velar el sueño de las estrellas, a dormir a la luna y tirar del sol para que saliese una vez más.

Arropó al chico y prosiguió a seguir con su trabajo, pero el golpeteo de la lluvia contra el cristal llamó su atención. Miró por la ventana tras la cortina, porque siempre la tenía cerrada para poder dejar su personaje a un lado, para poder dejar a Suga descansar, para poder vivir tranquilamente y, sobre todo, para poder amar a Taehyung de puertas hacia adentro.

Siempre se disculpaba con él por la situación en la que vivían y Taehyung siempre le reprochaba que no tenía nada que ver. Eran celebridades y como tal, la única forma que tenían era esa, al menos, de momento, y desde que aceptaron su amor, aceptaron todos los riegos, porque a veces, las cosas buenas, las malas, las dolorosas y las deseadas vienen tapadas en la misma botella.

Junto a su sueño cumplido, Taehyung era otra de las cosas más importantes que quería conservar para siempre y estaba dispuesto a proteger la imagen de ambos a cambio de poder amarse en secreto, como ellos querían, aunque no fuese suficiente, aunque tuviesen que fingir durante mucho más tiempo, aunque la máscara siguiese permanente en sus rostros, aunque fuese el corazón… El único que pudiese hablar abiertamente con sinceridad desmedida.

 

 

 

 

 

“Te amo cada día más, pero solo… Cuando nadie me ve.”

 


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