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PERRO. por Huitzil

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Notas del fanfic:

Los personajes que aqui aparecen no son de mi propiedad y no lucro con ellos ademas si tuviera al rey del infierno frente a mi si le daba duro contra el muro.

Notas del capitulo:

Fic y Ship raro, no me juzguen, tenia que sacarlos de mi cabeza :3

Era divertido ver como un día estabas sentado cómodamente en tu trono recibiendo un masaje en la cabeza por la esclava bruja de tu madre y al otro día recibiendo la paliza de tu vida en un calabozo. Muy cómico que de la nada tu vida se volviera un sube y baja.

No.

La verdad no era ni divertida ni cómica. Era lo más  terrible que podía pasarte. ¿Y dónde estaban los Winchester? Aquellos niños de Bobby, que él cómo demonio tanto se había encargado de cuidar y proteger, aquellos que lo habían traicionado infinidad de veces y aun así lo seguían invocando y él como una estúpida mariquita seguía acudiendo, o esa niña Amara que trato de matarlo, bueno, de ella no esperaba nada. Definitivamente Crowley no había nacido para ser padre era igual que su madre Rowena, rogando por un poco de aceptación y cariño, y nada más.

Gracioso que el recipiente de Castiel fuera quien le estuviera dando la paliza de su vida por segunda vez.- (Aun recordaba cuando a ese ángel le dio una buena paliza por jugar a ser dios y ahora también a arcángel ¿Qué seguía después? ¿Castiel como demonio?) Estúpido y sensual ángel del señor.

 - ¿te gusta?-

Pregunto Lucifer con una gran sonrisa dibujada en el rostro mientras le rajaba la espalda con una filosa espada de ángeles, el pelinegro solo atino por gruñir como contestación.

Sexto día de castigos para el Rey caído, torturado en este cuarto obscuro a la vista de todos aquellos que le habían servido alguna vez. Entre murmullos y risas. Justo como en la edad media, no. nada cambiaba para Crowley.

Sintió como alguien le tomaba de los cabellos, mientras el trataba de controlar su respiración agitada y nerviosa. Estar frente al comandante de los arcángeles era aterrador.

- ¿sabes que me han dicho? que amas a tus perros es perfecto que ahora seas uno de ellos -

- En el infierno dicen muchas cosas.-

Lucifer chasqueo los dedos y aparecieron todos sus amados canes, enseñando los dientes, furiosos que alguien lastimara a su amo, gruñendo al arcángel que tenía arrodillado dispuestos a partir por la mitad a todos aquellos que lastimaban al único ser que los apreciaba. Los demonios no podían controlarlos y estos perros seguían ladrando y gruñendo con insistencia. Lucifer pateo a Crowley en las costillas tumbándolo en el suelo y en el acto seis grandes perros se le estaban echando encima.

- ¡No!- alcanzo a gritar Crowley pero era demasiado tarde, a todos ellos habían explotado con solo chasquear los dedos, podía sentir la sangre tibia de sus bebes. Su respiración se cortó. El dolor que sintió en el corazón casi lo mataba de tristeza. No se comparaba con el dolor de que le sacaran los intestinos, que le arrancaran las uñas, que sacaran sus molares, que le latiguearan sin descanso, que le rompieran hueso por hueso o le cortaran la lengua como tantas veces ya habían hecho. Por favor él había sido el mejor torturando en el infierno todo esto eran juegos de niños pero que mataran a sus perros eso, eso era maldad en su estado más puro. 

-Oh, bueno, eso fue divertido ¿no? – Lucifer se arrodillo a su lado limpiándole la sangre del rostro al contrario y lamiéndose los dedos para saborearla – tanta sangre excita a cualquiera –

Crowley no dijo nada. Si quería vivir y volver tomar el trono en su poder tenía que soportar todo esto y más. Ya tendría tiempo de vengarse de todos sus subordinados y que mil maneras estaba pensando para hacerlo incluyendo a Lucifer.

“ya habrá tiempo para tomar venganza después Crowley”

“Aguanta todo lo que se tenga que aguantar Crowley”

“muy bien Crowley”

- Que lindo cachorrito… tan valiente. Tan astuto. Tan… traidor. ¿Sabes?- Lucifer le acaricio el rostro y Crowley tembló ante ese tacto – No te odio, solo quiero enseñarte quien es el que manda ¿Cómo decían esos entrenadores de perros que se debía hacer? Hagámoslo a la tradicional - De la nada Lucifer mordió la oreja del contrario con fuerza y hambre arrancándole un sonoro grito a Crowley que la acción le tomó por sorpresa y tuvo que morderse la lengua para guardar silencio. - ¡Wooooo! ¡Que divertido!- exclamo Lucifer – sabe tan delicioso ¿Qué sería de probar todo lo demás de ti? – sonrió con malicia, esa sonrisa en la cara de un ángel no le parecía nada lindo, todo lo contrario, bajo la mirada atemorizado.

Lucifer no era un ser racional, seguramente todo el odio que le tenía a dios, todo ese rencor por ser el segundo para su padre lo había hecho perder todo sentido de razón, estaba loco y nada más temible que un ser poderoso e invencible en el cuerpo de un demente.

- odio tu mirar perro. Siempre desafiándome, retándome ¿Qué necesito hacer para que me ames y me obedezcas ciegamente? –

- Y- yo ya te obedezco ciegamente –

 Y en cuatro el ex rey del infierno termino la frase sintió como un gran dolor comenzaba a quemarle por dentro las entrañas. El arcángel brutalmente le había atravesado con la mano el estómago en un ataque de ira.

- ¡Mentiroso! Puedo verlo en tus ojos, olerlo…  hueles a rebeldía, a independencia ¿crees que no me necesitas? Si te soltara la correa te irías y no mirarías atrás ¡Tú eres la razón por la que yo estoy aquí! ¿Crees que me gusta estar con estos demonios? Eres tal como mi padre, teniendo prioridades y no ves que tu amo te necesita aquí, ¿no ves que yo te necesito aquí? – Crowley se reservó las palabras, Lucifer le pateo tirándole al suelo, se escucharon potentes risas en todo el lugar, él solo trataba de que su cuerpo se regenerara y sus órganos no terminaran en el suelo, aunque muchos no lo creyeran Crowley le tenía gran afecto a su cuerpo humano y le gustaba tal y como era.  – Creo que debo darte una lección cachorrito y debes considerarlo todo un honor –

 Alguien le tomo de las piernas y después de las muñecas eran como feroces garras obscuras, hechas de metal, de hierro puro, no veía rostros, solo escuchaba sonoras carcajadas y su ropa solo eran jirones, sabía lo que venía pero su mente no encontraba una palabra coherente para describirlo, no quería saberlo, solo deseaba que de alguna manera quedar inconsciente antes de que se llevara el acto pero no fue de esa manera, podía sentir los labios húmedos de Lucifer por su cuello y descender a sus pectorales, aquellas suaves manos tocar su abdomen y aquel miembro buscar cabida en su interior, quiso rechistar pero ¿realmente eso le serviría? Apretó los ojos fuertemente, debía ser fuerte, debía aguantar para poder llevar a cabo su venganza.

- Odio tu rebeldía, tu incapacidad moral ¿Qué tanto aguantaras perro? Cuanto más debo torturarte para que muevas la cola cuando me veas. – Lucifer lo penetro con fuerza, Crowley quiso sostenerse de su espalda como una mala costumbre de cuando estaba con Bobby más sin embargo levanto las manos y simplemente las apretó conteniendo el dolor, las lágrimas reservándolas para después, no lloraría delante de los demás demonios, no lloraría ante todos esos seres que no podían pensar por sí mismos.

Lucifer le levanto las piernas exponiendo su entrada ensangrentada para los demás que gritaban “¡empálalo!” o “¡pártelo por la mitad!” con gran entusiasmo. Lucifer no tardaba, le gustaba torturar a los demás y lo arremetía con fuerza, con salvajada, arañaba su piel hasta hacerla sangrar, mordía su cuello arrancando pequeños trozos te piel haciendo que casi se ahogara con su sangre. El piso solo era un enorme charco carmín, en el que se escuchaba el chapoteo de la humedad en su interior. Gimió y suspiro entre quejidos fuertes, entre gruñidos de dolor mas no se quejaría, no se quejaba, no le daría ese placer a Lucifer quien no sabía que el experto en dolor era Crowley y a sus ojos el arcángel solo era un niño haciendo rabietas.   

Lucifer termino eyaculándole el rostro, llenándolo de su semilla, embarrándole de su superioridad ante todos y aun cuando el ex rey del infierno se encontraba en el suelo tratando de recuperar el aliento le escupió y ordeno lo amarraran cerca de su trono con ufanía se fue riendo sin embargo Crowley se tapó el rostro y sonrió, Lucifer podía humillarlo, podía golpearlo, violarlo, lastimarlo, humillarlo e incluso subyugarlo pero jamás lograría conseguir su lealtad porque a deferencia de los perros él era independiente, orgulloso y si, con todo esto aún era un sabueso pues entonces ser un perro del infierno no era del todo malo, si con eso podía ser el único de su raza. 

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les haya gustado mucho tanto como a mi me gusto escribirlo, ruego por un poco de amor y comprencion, viva el rey del infierno aunque los escritores lo hayan matado vivira en nuestros corazones :,v 


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