Lo primero que sintió Ritsu antes de abrir los ojos fue un increíble dolor de cabeza, por no mencionar el dolor que sentía en sus caderas. Sus ojos aún estaban cerrados cuando recordó todo lo que había pasado la noche anterior y una sola palabra vino a su mente.
Mierda.
Mierda, mierda y más mierda. Y es que, debido al alcohol, ¡se había acostado con su jefe y primer amor, Takano Masamune! Empezó a revolverse por la cama aún con los ojos cerrados, ¡todo había sido culpa de su jefe por insistir en celebrar la re-impresión de su primer manga y acabar emborrachándolo!
Finalmente se dijo a sí mismo que no ganaría mucho más autocompadeciéndose en la cama de su jefe y desnudo. Así que por primera vez en el día, abrió los ojos. Aunque eso no fue una muy buena idea. La luz que entraba por el ventanal de la habitación lo cegó por unos instantes pero, más que eso, fueron los constantes pinchazos de dolor en su cabeza que empezaron a intensificarse.
- Realmente debería agradecerte por las vistas que me estás dando, ¿cierto? - dijo la voz grave de Takano Masamune.
Temeroso, Ritsu bajó la vista para darse cuenta que su cuerpo desnudo y con más chupetones de los que podía contar con los dedos de las dos manos estaba totalmente a la vista. Sintió como el color empezaba a subir a sus mejillas y rápidamente se apresuró a cubrirse con las sábanas.
- Yo... ¡debería irme! - exclamó Ritsu con nerviosismo mientras se levantaba de la cama aún envuelto en la sábana.
Aunque lo que no planeó fue que el intenso dolor en sus caderas le impidiera caminar y lo hiciera caer al suelo. Su vista se quedó clavada en el suelo, muerto de vergüenza. Recordaba vagamente la noche anterior pero no con total claridad... ¿qué carajos habían hecho para que no pudiera ni andar? Pero todos esos pensamientos se esfumaron cuando sintió los brazos de Takano-san a su alrededor que lo ayudaban a levantarse. Rápidamente intentó deshacerse de su agarre pero lo único que consiguió fue volver a tener otro calambrazo de dolor, así que finalmente se dejó ayudar por su jefe.
Lo miró asqueado y sonrojado cuando volvió a dejarlo encima de la cama con una sonrisa burlona. Takano se incorporó y empezó a buscar la ropa del menor por la habitación para después lanzársela y salir del cuarto, no sin antes dedicarle una última mirada al cuerpo desnudo del chico.
En cuanto Masamune estuvo fuera de la habitación, Ritsu se apresuró a vestirse intentando levantarse lo mínimo de la cama y en cuanto estuvo mínimamente presentable, se levantó, apoyándose en la pared para no caer. Suspiró. Debía tener en cuenta que esa era la primera vez que estaba con un hombre en los últimos diez años, así que no era de extrañar que le doliera, aunque tanto... realmente le gustaría recordar los detalles de la otra noche, aunque en parte prefería no hacerlo. Sospechaba que si a esas alturas ya estaba avergonzado, si recordara cada detalle de la noche anterior no podría mirar a nadie a la cara durante los siguientes días.
Era un hecho, él y el alcohol no eran buenos compañeros. Y él, el alcohol y su primer amor, mucho menos.
Abrió la puerta tímidamente, aún apoyado contra la pared, y miró a su alrededor. Para su mala suerte, Takano-san lo esperaba en la cocina para desayunar. Aunque para la mala suerte de su jefe, estaba demasiado avergonzado y enfadado como para quedarse a desayunar. Así que tras dedicarle una última mirada, se encaminó hacia la puerta de salida de la casa de su apartamento.
Totalmente sonrojado y avergonzado, salió por la puerta del apartamento de su jefe dando un portazo e ignorando olímpicamente el desayuno que le había preparado. No podía permitirse pasar más tiempo con él después de lo que habían hecho. Si lo hacía en esos momentos, probablemente acabaría sucumbiendo ante sus verdaderos sentimientos y confesándole su... amor.