"Lee Jeno."
Si Na Jaemin volvía a escuchar ese nombre vomitaría. O le explotaría la cabeza. O quizás él mismo se encargaría de conseguir un arma y volarse los sesos. Porque no podía más con aquella tortura.
Es que en serio, era demasiado. Desde que el famoso "Lee Jeno" había ingresado al colegio hacía apenas una semana, era absolutamente todo lo que Jaemin oía.
Incluso si el maldito Jeno, no estaba en su clase, todo el mundo parecía saber quién era. Jaemin no necesitaba ni siquiera verlo para saber que lo detestaba.
Jaemin no era popular. Más bien, bueno, todo lo contrario. Era atractivo, atlético, y gracioso.
Pero la escuela secundaria tampoco es el mejor lugar para hacer amigos. No importa cuán genial seas. Y ser atractivo, atlético, y divertido, parecen carecer de importancia cuando los rumores surgen y nadie quiere juntarse con el "maricón". El consejero escolar le había propuesto a su madre cambiarlo de clase,pero Jaemin dudaba que fuese diferente. Así que decidió quedarse donde estaba.
Finalmente, una niña llamada Koeun se le acercó, junto con Lami. No eran exactamente sus amigas. Pero ellas creían que así era, y eran igual de impopulares que él. A Jaemin no podía importarle menos quién era Lee Jeno, lo guapo que era, aunque callado, y que se había vuelto amigo de : "¡Oh mi Dios! Mark el chico canadiense y su grupillo".
Todos esos comentarios acerca de alguien con el cual ni siquiera compartían clase lo hacían poner los ojos en blanco cada vez que oía algo al respecto y reforzar su figura falta de carisma social. En fin, si volvía a escuchar ese maldito nombre de niño popular su cabeza sería dinamita.
Durante la hora del almuerzo, Jaemin acostumbraba a quedarse en el aula vacía disfrutamdo su soledad. Era partícipe unánime de su rutina habitual cuando Lami y Koeun entraron con sus biandas.
-Nana ¿Por qué no almuerzas en el comedor?- preguntó la primera.
¿Y arriesgarse a escuchar Lee Jeno lo suficiente como para que su cabeza doliera para siempre?
No, gracias.
-No lo sé, prefiero aquí.-
-¿Te molesta si vamos al comedor por hoy?-
-Umm, para nada.- Ni siquiera tuvo que forzar la sonrisa esta vez. La idea de disfrutar su soledad le emocionaba tan auténticamente que se le escapó de manera involuntaria. Cuando sus "amigas" desaparecieron por la puerta, se sintió aliviado.
Almorzar en el comedor era lo peor. Cada mesa era fiel a sus estereotipadas vidas. Los "nerds", los artistas, los deportistas, los "geeks", etcétera.
No estaba interesado en el desfile de socio-tipos orgullosos. Quizás él mismo era fiel a su arquetipo de anti-social, homosexual rechazado almorzando solo en un aula vacía y haciendo a todo el mundo a un lado. Pero no podía interesarle menos.
Sin embargo, Jaemin no es tan deprimente como parece. No, porque aquel chico de la clase de danza es todo lo que necesita para sonreír.
Sólo se cruzan unos diez minutos por día, pero Jaemin está seguro de que sus sonrisas coquetas y esos cortos minutos que pasan en soledad en el aula rodeada de espejos,sin decir palabra alguna, estan surtiendo efecto.
Esta seguro, segurísimo de que le interesa al chico. Y el sentimiento de realización y ansiedad lo llenan por completo cada vez que le corresponde su hora de práctica en solo. El bailarín es el muchacho más atractivo que Jaemin haya visto jamás. Y cada vez que ingresa al aula lo mira de pies a cabeza de una manera que lo hace temblar.
Jaemin terminó su almuerzo en una soledad pacífica. Se acomodó en el asiento y pensó durante el momento que le quedaba cómo debería saludar al muchacho ese día. Usualmente Jaemin diría "Hola", esperaría la sonrisa encantadora del otro y su usual "¿Cómo estas?", se mordería el labio inferior, le respondería que está bien. Se sentaría en el banco y lo observaría bailar hasta que el reloj marcara las seis en punto. Entonces, el muchacho dejaria de bailar juntaría sus cosas y se despediría de Jaemin sacandole radiografía completa pero con una eye smile que lo neutralizaría por completo.
Un suspiro se escapó de sus labios.
Quería hablarle, quería saber su nombre, hace cuánto tiempo bailaba, su edad, en fin. Todo. Pero no tenía las agallas para intentar hablarle y tampoco el tiempo.
No pudo continuar con sus pensamientos debido a que sus compañeros comenzaron a ingresar al aula. Sus amigas se sentaron en el asiento de atrás. Jaemin podía escucharlas cuchicheando acerca de: ¿Quién? Sí, Lee Jeno.
Realmente le dolía la cabeza. Se sobó las sienes intentando ignorar por completo la charla apasionada de las dos. -Psst, Jaemin-Koeun le tocó la espalda. -Hoy Mark, el nuevo capitán del equipo preguntó, por ti.-
Jaemin respiró hondo guardandóse la indignación que sentía. -Sabes que me patearon del equipo, Koeun.-dijo en un susurro apenas volteándose un poco.
-Si,pero no fue Mark quien te echó. Además, dijo que el panel es nuevo o algo así-
-El plantel, Koeun. Como sea, no me interesa- Escuchó a la chica resoplar.
-Le dijimos que hablarías con él- intervinó Lami.
-¿Q-que hicieron qué?¿Por qué?-
-¿Algo que compartir Na?- fue su profesora, con gesto de fastidio.
-No lo sé, lo siento, se me salió.- le habló bajito Koeun.
A Koeun le gustaba Mark.
Para Jaemin, Mark estaba en el clóset. Pero no era su problema. Decidió dejar el tema. Por un momento hasta que la alerta de la prisión le hizo entender que era libre. O mejor dicho, sonó el timbre.
Y Jaemin salió huyendo.
Koeun trás él. Tiró de su manga cuando lo alcanzó en el pasillo. -¿Vas a hablar con el, cierto?-
Qué pesada.
-Tal vez mañana, hoy tengo danza-