Londres, 11 de Junio de 1997
Entrada 1:
Hoy por fin nos han dado el permiso especial para poder experimentar con humanos, esto nos ayudará en nuestras investigaciones. Esto revolucionará la ciencia.
Podremos mejorar nuestros imperfectos cuerpos, el primer sujeto será mi hija.
Lena.
Dejo el futuro de la humanidad en tus manos.
-Años más tarde-
En una pequeña ciudad francesa, estudia y trabaja, Lena Oxon. Ella nació y creció en un pueblo muy lejos de Francia, vivía a a las afueras de Londres con su familia adoptiva, jamás ha conocido a sus verdaderos padres, pero a Lena no le importaba.
Hacía poco tiempo que se había mudado ahí, al menos no estaba sola, su amiga Angela Ziegler se había mudado con ella. Mientras Lena estudiaba bellas artes, su compañera estudiaba medicina y ambas, para mantener su piso, trabajaban en una cafetería que es de las más elegantes de la zona.
Un día como cualquier otro Lena se fue a la Universidad en metro, escuchando su música favorita para relajarse por el camino.
Pero algo le sacó de su rutina habitual, vio enfrente de ella a una chica de pelo largo y recogido en una coleta, estaba sentada y leyendo un libro de filosofía. Lena se quedó mirándola un buen rato, le pareció hermosa. Por desgracia aquella mujer, no mucho mayor que ella, se bajó en la primera parada.
Tuvo un día relajado en las clases, hasta que llegó la última clase:
-Oye Lena
La joven Lena se giró y vio que a su lado estaba Hana Song:
-¿Que pasa Hana?
-El tiempo
-...Buen chiste
Hana se rió un poco por su propio chiste y continuó hablando:
-Ahora en serio, ¿sabes que va a incorporarse una nueva profesora?
-¿En serio?
-Sipi, al parecer nos dará la clase de pintura y escultura
-Pintura y escultura...
Justo la clase que se le daba peor, esperaba que al menos con esa nueva profesora se le diese mejor la asignatura.
Horas más tarde se terminaron las clases y Lena volvió al metro, se dirigió a su casa y se cambió de ropa, se puso su uniforme de trabajo y cuando Angela regresó de sus clases ambas se fueron a trabajar.
Se pusieron a trabajar nada más llegar al trabajo y, como las clases, todo pasó como siempre.
Llegaban clientes, les atendían y luego se marchaban.
Todo normal, hasta que la misma mujer hermosa de esta mañana, entró en la modesta cafetería. Nada más verla Lena la reconoció en seguida, casi le parecía un sueño que se volviesen a encontrar; aquella mujer tan hermosa se sentó en una de las mesas, casi parecía que esperase a alguien. Lena, con un poco de desesperación, buscó con la mirada a Angela para ver si podía atenderla en su lugar, pero ya estaba ocupada, con muchos nervios se acercó a la mesa en la que se había sentado, con una voz un poco temblorosa le preguntó:
-¿Qu-que desea tomar?
Antes de contestar, la mujer miró de arriba a abajo a Lena, solo consiguió ponerla más nerviosa:
-Un café con leche, gracias
Su tono era algo cortante, pero Lena no le tomó importancia a eso:
-Estará listo en seguida
Contestó ella antes de marcharse, mientras se alejaba podía notar como la mirada de ella se Le clavaba en la espalda. Su nerviosismo aumentó durante todo el tiempo que tardó en beberse el café y marcharse, mientras Lena trabajaba podía notar como la otra seguía sin apartar la mirada. Después de un buen rato terminó el café y Lena se acercó rápido, quería sentirse cómoda de nuevo:
-Aquí tiene la cuenta
La mujer no dijo nada, dejó el dinero en la mesa y se levantó, estaba frente a Lena, a pocos centímetros. La mujer dijo finalmente:
-¿Nos vemos mañana en el metro?
Y tan pronto como dijo esa frase, se fue.
Lena se quedó muda y bastante avergonzada.