Aquella noche se entregaron con infinito amor. Las suaves caricias y los “te amo” eran prueba de esos puros sentimientos. No obstante, pese al fuerte sentimiento que los unía, esa sería la última vez que estarían juntos, pues el deber podía más que el amor.
-Lo siento, mi amor- susurró un castaño de ojos de color borgoña, mientras acariciaba los plateados cabellos del chico que se encontraba plácidamente dormido a su lado luego de aquella muestra de amor –perdóname… no olvides nunca que te amo…
Antes del amanecer Kuran Kaname abandonó la habitación que compartía en ese momento con Kiryuu Zero, dejando en ella gran parte de su corazón. Encima de la almohada, junto al cazador, había dejado una rosa y una carta en donde explicaba los motivos de su partida, aunque dudaba que este los comprendiera. A las pocas horas, al no sentir el calor del vampiro, Zero comienza a despertar. Mas se percata que la habitación está vacía y es ahí que da con la carta.
Mi amado Zero:
¿Sabes que te amo, verdad? Te amo como jamás podré amar a nadie en esta eterna existencia. No sé en qué momento ocurrió, no sé en qué momento ese odio mutuo se transformó en amor, pero lo que sí sé es que no me arrepiento de haberte entregado mi corazón a ti. Porque sí, tú eres la única persona a la cual le he entregado mi corazón, Zero.
No obstante, pese a todo este amor que te profeso… tengo que dejarte amor mío. No espero que me entiendas y comprenderé si luego de esto me odias… Te amo tanto Zero, pero no puedo estar junto a ti, perdóname…
Antes de poder darte mi motivo para esa decisión, tengo algo que confesarte… Yuuki, ella es mi hermana… Hace muchos años, cuando Rido iba tras mi familia, en un gesto de amor para proteger a Yuuki, Haruka sacrificó su vida enfrentando a mi tío Rido, mientras Juuri se sacrificó sellando la esencia vampírica de Yuuki transformándola en humana. Pero antes de eso, Juuri y Haruka se acercaron a mí y me pidieron que cuando Yuuki tuviera la edad suficiente me casara con ella, que la hiciera feliz y de esta manera la protegería de todos aquellos que quisieran dañarla.
Yo debo cumplir esa promesa… Aunque no ame a Yuuki… Se acercan peligros Zero, por eso debo cumplir lo que mis padres me hicieron prometer… Solo te pido una cosa, NUNCA dudes de mi amor, porque pese a que estemos separados yo SIEMPRE te voy a amar Zero Kiryuu.
Eternamente tuyo,
Kuran Kaname
Luego de terminar de leer esas palabras, el corazón de Zero se había partido en mil pedazos. Kaname, su gran amor, lo había dejado por una obligación y pese a que deseaba odiar al vampiro por eso, no podía. Lloró destrozado gran parte del día y cuando ya se estaba haciendo de noche, decidió regresar a la residencia de Cross. Fue recibido por el director, quien lo miró extrañado al verlo llegar a su lado con la cabeza gacha.
-¿Ze… Zero? ¿Pasa algo?- preguntó preocupado el director de la Academia Cross.
-Pa… Papá…- sin decir más, el menor se lanzó a los brazos del ex cazador llorando amargamente.
-Shh, tranquilo Zero… Sea lo que sea que haya pasado… todo estará bien- susurró con cariño Cross acariciando los plateados cabellos de su hijo adoptivo, mas no recibe ningún tipo de respuesta, pues Zero cayó desmayado en los brazos del director.
Preocupado el director de la Academia tomó en sus brazos a Zero y se lo llevó a su habitación. Lo acostó y nuevamente acarició sus cabellos, preguntándose qué podía tener así a su hijo.
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En un lugar lejano a la Academia Cross, se encuentra el demonio Luka Crozzseria mirando de manera perdida el horizonte, pensando en su vida. Pese a que es un demonio, Luka sabe el verdadero significado de la palabra “amor” al parecer mejor que los seres humanos. Es por ello, que Luka estaba pensando seriamente dejar a Yuki, pues se había dado cuenta que este ya no sentía lo mismo por él. Mentiría si dijera que aquello no le dolía, pero para él lo principal era la felicidad de Yuki.
-Sodom- llama a el demonio quien se posa a su lado – Haré un viaje largo… Quiero que te quedes junto a Yuuki y lo cuides por mí-
Sodom asintió con un poco de pesar, pues no quería que su amo se fuera lejos. Mas entendía las razones de su partida, por lo que lo apoyaría en lo que fuera necesario. Luego de la conversación Luka se dirigió a la oficina de Tachibana Giou para informarle a sobre su decisión.
-¿Qué te trae por aquí, Zess?- preguntó el líder del clan Giou al verlo entrar a su oficina.
-Vengo a avisarte que me iré por un tiempo- dijo sin más el demonio mirando seriamente
-¿No has pensado que esa decisión le hará daño a Yuki?- preguntó igualmente serio el Tachibana
-Es por el justamente que hago todo esto…- el demonio bajó su mirada triste –él no siente lo mismo… estar cerca, estando él enamorado de Reiga, solo le hará daño por hacerme sentir mal y mi prioridad siempre será la felicidad de Yuki- contestó Luka –Mi partida le dolerá al principio pero estoy seguro que luego se olvidará de mí…-
-Sí estás seguro y no hay nada que pueda hacer… pues solo me queda aceptar tu decisión- comentó Giou mirando al demonio.
Luka del interior de su chaqueta saca una carta y se la pasa a Tachibana, quien la recibe mirando de reojo el nombre a la cual va destinada la carta. Zess tenía todo planeado desde hace mucho tiempo, pero no había conseguido el valor hasta ahora para tomar su decisión, es por ello que tenía esa carta en su poder.
-Es para Auki ¿podrías dársela cuando ya me encuentre lo bastante lejos de él?- pide el demonio
-Será como tú quieres, Zess- dijo Giou –espero que vuelvas pronto-
-Será cuando tenga que ser- contestó el demonio antes de irse de aquel lugar e ir por sus cosas para emprender su viaje.