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PERDONA POR DECIR QUE TE AMO por Tamina Bennet Stark

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Notas del fanfic:

Hola!! Esta es mi primera vez por aquí y este es mi primer fic yaoi. Confiezo que hace seis meses jamás hubiera imaginado que estaría escribiendo un fic y mucho menos me imaginaba que sería uno de esta pareja pero misteriosos son los caminos del señor AJAJAJA En fin este es mi tercer fic pero el primer yaoi que hago así que se lo quiero dedicar a la persona que es la razón por la cual empecé a amar al shipp IuyashaxSesshomaru: la autora Daena Blackfyre seguramente la conocen ella me enamoró con su fic "Vínculo predestinado", en fin mi querida Daena te dedico esta mi primera historia y espero que salga al menos la mitad de bien que tu has hecho con tu fic (aunque no sé si leerás esto pero qué importa jajaja te adoro).

Sin más espero que disfruten esta historia romántica.

Notas del capitulo:

Empezamos con drama  pero ya poco a poco verán como mejoran las cosas :)

 

 

 

 

 

CAPITULO 1. Cruel Realidad.

Dio un fuerte suspiro al encontrarse a las puertas del que era su hogar. Sabía lo que estaba a punto de enfrentar, lo cual no incluía solamente una enorme pena por la pérdida que aquejaba a su familia, sino que había algo más, algo de lo que él había estado huyendo desde hace algunos años. Avanzó hacia la puerta y enseguida uno de los sirvientes ya había abierto.

– Bienvenido joven Taisho – le dijo una cara nueva.

– Gracias, ¿puedes decirme tu nombre? Veo que eres nuevo – contestó él ojidorado.

– Claro, disculpe mi nombre es Akitoki Hashimoto – contestó el chico que aparentaba ser de alrededor de 24 años.

– Un placer Akitoki puedes llamarme …

– ¡Sesshomaru! – lo interrumpió la voz de su hermanito quien iba vestido con un traje todo de negro y que apenas escuchó la puerta abrirse corrió para encontrarse con él, bajó las escaleras rápidamente y se abalanzó sobre su hermano mayor dándole un fuerte y cariñoso abrazo rayando en lo desesperado.

Una leve sonrisa casi imperceptible se dibujó en el rostro de Sesshomaru al tiempo que aquel chico se aferraba a él con fuerza, ese tipo de muestras de cariño solo se las permitía a su hermanito. Correspondió aquel abrazo y luego de unos momentos, cuando su hermano al fin se separó de él pudo notar en su rostro lo mucho que estaba esforzándose por no llorar.

– Inuyasha… discúlpame por no haber llegado a tiempo, el clima… –

– No te preocupes – lo interrumpió el joven –  ya estás aquí es lo que importa – concluyó con la mirada llena de pesar.

Sesshomaru observó el rostro de su hermano y tomándolo por la barbilla le dio vuelta para mirar con más detenimiento las suturas que tenía del lado derecho de su frente.

– Me dijeron que no te habías hecho daño – dijo el hermano mayor algo molesto mientras miraba a su ama de llaves acercarse.

– No es algo grave solo son algunas suturas… en realidad el daño que tengo no es físico – dijo Inuyasha agachando la mirada con los ojos brillosos mientras retenía las lágrimas que ya casi estaban a punto de salir.

Y es que Inuyasha había estado aguantando desde que le dieron la noticia y no se había permitido llorar, pero ahora, al ver a su hermano y al ya no sentirse por completo en soledad estaba empezando a flaquear involuntariamente ante la presencia de la persona que siempre lo había protegido de cualquier daño.

– Pueden dejarnos solos por favor – pidió Sesshomaru a los sirvientes dirigiéndose a Kaede, su ama de llaves, no sin antes dedicarle un abrazo a ésta.

Se encargaron de subir las maletas del mayor a su habitación.

– Calma – le dijo a su hermanito en su ya habitual tono de voz que no expresaba muchas emociones – él ya descansa – concluyó mientras levantaba el rostro de Inuyasha por su barbilla y secaba sus pocas lagrimas con un pañuelo tomado de su saco.

 

***FLASH BACK***

Ese día Inu no Taisho invitó a cenar fuera a su hijo menor. No había podido pasar mucho tiempo con él sobre todo esa semana, pues solamente se veían en las mañanas cuando tomaban el desayuno antes de irse a la universidad y al trabajo respectivamente. Todo debido a su apretada agenda de asuntos por atender en la compañía y para cuando regresaba de su oficina ya era de noche y su querido hijo menor ya había sucumbido al sueño.

Inuyasha de diecinueve años era su hijo consentido, sobre todo en ese tiempo que su hijo mayor Sesshomaru de veintiséis años se había ido lejos de casa a estudiar en el extranjero. Lo llevó a su restaurante favorito en compensación por haber estado ausente casi todo el mes, se habían puesto al día en sus vidas con la sorpresa de que Inuyasha le informó que ya tenía una novia a quien conoció en la universidad.

– ¡Vaya ya era hora de que dejaras a Kikyo en el pasado! – dijo muy alegre el patriarca de los Taisho.

– ¡Papá! – reclamó su hijo con reproche – no digas tonterías –.

– Vamos no tiene nada de malo aceptar que te costó mucho olvidarla, sobre todo porque ella te desfloró… –

– ¡¡¡¡¡SHHHH PAPÁ!!!! – gritó el joven avergonzado con las mejillas rojas, porque tenían cerca a una mesera.

Su padre solamente respondió riendo y así estuvieron durante la velada, comiendo y disfrutando de su mutua compañía como habían hecho desde que Sesshomaru decidió irse al extranjero a continuar con sus estudios universitarios.

Cuando salieron del lugar ya había comenzado a llover. Se subieron al auto favorito de su padre, un hermoso mercedes color plateado y fueron rumbo a su hogar. En el camino la lluvia se intensificó bastante, tanto que parecía diluvio y estaban transitando por una curva bastante pronunciada cuando de la nada otro vehículo venía frente a ellos, al parecer había perdido el control por ir a exceso de velocidad mientras derrapaba en la carretera invadiendo el carril por el cual los Taisho iban transitando.

Inu no Taisho trató de esquivar el impacto girando hacia el lado contrario, pero esto provocó que fueran impactados por el otro vehículo a una velocidad muy alta de lado del conductor causando que ellos se salieran de la carretera y que su auto se volteara.

– ¡¡¡¡PAPÁ!!!! – fue lo único que Inuyasha alcanzó a decir antes de perder la conciencia.

Cuando el joven abrió los ojos se encontraba en el hospital y era de día, vio que estaba acompañado por Kaede el ama de llaves quien era la encargada de cuidarlo desde que él tenía memoria. Tenía dolor de cabeza y se tocó la frente sintiendo las suturas que le habían hecho, al mismo tiempo que empezaba a recordar vagamente lo que había sucedido. Tenía una imagen en la cabeza donde lo estaban transportando en una camilla.

– ¿Inuyasha? ¿Me escuchas? – le dijo Kaede, quien tenía un rato hablándole sin que él contestara pues estaba absorto en sus pensamientos.

– T-te escucho… en donde… ¿en donde está mi padre? – preguntó con voz preocupada.

– Inuyasha, anoche tuvieron un accidente…

– ¡Eso lo sé Kaede! ¿pero en dónde está él? – volvió a preguntar una vez más alzando un poco la voz ante la desesperación.

Inuyasha observó a la mujer quien hizo la expresión de tristeza más desconcertante que le había visto hacer ya en una ocasión, y entonces supo que su vida cambiaría para siempre una vez más.

– Él… no sobrevivió al accidente... todo el impacto del choque se dio del lado del conductor… –

Mientras su nana decía esas palabras, sintió como si el corazón se le hubiera detenido, como si por unos momentos hubiera dejado de respirar. El solo hecho de pensar en que no volvería a ver a su padre parecía sumamente irreal, no podía creer como era que la tragedia volviera a su vida acorralándolo y ahogándolo una vez más. Comenzó a hiperventilar, se le dificultó respirar y fue cuando Kaede llamó a las enfermeras para pedir ayuda, viniendo el doctor enseguida para administrarle un calmante al joven.

Cuando nuevamente abrió los ojos trató de incorporarse enseguida. Trató de asimilar esa horrible noticia que le habían dado, y notó que ya era de noche. Se levantó para llegar hasta Kaede que estaba dormida en un sillón frente a él y le movió el hombro para despertarla. Cuando la mujer se despertó, él se sentó junto a ella y trató de fijar la mirada hacia un punto distante para contener su tristeza.

– ¿Qué es lo que debemos hacer ahora Kaede? – preguntó ya más tranquilo, pero con un tono por demás triste.

– Inuyasha yo… ya me he comunicado con tu hermano, desde que me dieron la noticia, pero al parecer no podrá llegar sino hasta dentro de dos días debido a problemas con el clima, se han cancelado todos los vuelos que salen de Inglaterra – contestó ella lamentándose.

– Entiendo… –

– Sesshomaru me ha dicho que es mejor no esperarlo y que comencemos con los preparativos para el funeral – dijo ella.

– Ya veo… – contestó él, que ya se imaginaba que su hermano diría algo así pues sabía que dado su carácter no querría lidiar con la pérdida de su padre – será mejor hacernos cargo entonces Kaede, necesitaré tu ayuda – dijo dispuesto a hacer frente al dolor.

***FIN DEL FLASHBACK***

 

Sesshomaru sabía que toda aquella situación no había sido nada fácil en particular para su hermanito pues él se encontraba con su padre cuando todo ocurrió y para variar también tuvo que hacerse cargo todo con respecto al funeral, ya que él se encontraba atrapado en Inglaterra sin poder regresar ni si quiera en un vuelo privado, debido al mal clima. Aunque sintió alivio por no estar ahí cuando todo sucedió y agradecía por no quedarse con un triste recuerdo de su padre, también se sintió muy culpable por dejar que Inuyasha pasara por todo eso solo, ya que para él su hermanito aún era como un niño.

– Ya estoy aquí – le dijo Sesshomaru a su hermano después de limpiar sus lágrimas – lamento que hayas tenido que encargarte de esto tu solo, pero ahora ya no tendrás que preocuparte por nada – aseguró convencido de sus palabras.

Inuyasha solo asintió con la cabeza y se dirigieron al despacho de su padre para platicar. Se sentaron en las dos enormes sillas que se encontraban en el escritorio, frente a la de que Inu no Taisho ocupaba como habían hecho en varias ocasiones anteriores cuando él tenía algo importante que hablar con sus hijos. Inuyasha le contó a su hermano mayor todo lo que había pasado desde el accidente y como había sido el funeral, también le explicó lo que le había dicho el abogado de su padre con respecto al testamento. Sin embargo, nada de esas cuestiones eran importantes para Sesshomaru, pues él solo quería saber cómo se encontraba su hermanito, se acercó a él y tomó su mano.

– ¿Y tú cómo estás? – preguntó, aunque ya sabía cuál era la respuesta obvia, pero quería escuchar a Inuyasha pues sabía que seguramente no había hablado con nadie más ya que su padre era su mayor confidente.

– Y-yo estoy más tranquilo – los chicos estuvieron acompañándome hasta hace un rato – contestó Inuyasha – aunque para ser sincero me cuesta mucho asimilar que esto me esté ocurriendo otra vez – dijo esto último con mucho pesar.

– Escucha, no puedo decirte que todo estará mejor porque no sería verdad… extrañaremos a padre todos los días de nuestra vida, pero te aseguro que lo extrañaremos con buenos recuerdos Inu – Sesshomaru dijo eso con mucha convicción mientras reforzaba su agarre en la mano de su hermanito.

El más joven se sentía en verdad feliz y aliviado de que su hermano mayor al fin estuviera ahí para ayudarlo con aquel pesar, el cual en esa ocasión compartían como uno mismo. Inuyasha notó que su hermano tenía ojeras muy marcadas y se veía bastante cansado, haciendo obvio que no había podido dormir bien, seguramente desde que se enteró del accidente.

– Discúlpame Sesshomaru… debes estar agotado, es mejor que vayas a descansar después de todo ya es tarde… – dijo mirando el reloj en su muñeca.

Ya eran las once de la noche en punto.

– Vaya si que es tarde, no había notado la hora... creo que si es mejor que ambos vayamos a descansar – contestó el mayor de los hermanos.

Y así hicieron, subieron las escaleras para ir cada uno a su respectiva recamara a descansar. Mientras Sesshomaru tomaba un baño pensaba en lo particularmente difícil que la vida de su hermanito había sido. Ellos eran medios hermanos ya que Inuyasha era producto de una relación extramarital y su madre Izayoi había decidido alejarse de Inu no Taisho para no entorpecer su matrimonio ante lo que había sido una equivocación. Sin embargo, ella siempre había permitido que el padre estuviera presente en la vida de su hijo desde que nació.

Inu no, visitaba cada fin de semana a Inuyasha. Al principio Sesshomaru con siete años se veía reacio a la idea de tener un hermanito sobre todo porque poco después de enterarse de la existencia de Inuyasha la madre de Sesshomaru, decidió divorciarse de Inu no, aunque esto nunca pasó debido a que le descubrieron un cáncer muy agresivo y después de dos años de tratamiento ella murió.

Sesshomaru sabía que sus padres nunca tuvieron una buena relación y que estuvieron juntos más por compromiso con sus respectivas familias que por otra cosa. Lo sabía por los constantes pleitos que solía escuchar muy seguido, aunque Kaede siempre trató de evitarlo. Cuando su madre murió su padre comenzó a llevar a Inuyasha más seguido, Sesshomaru al principio no había reaccionado bien pero poco a poco se fue acostumbrando a la presencia de su hermanito y su padre siempre le decía que ahora tendría con quien jugar, aunque él no se explicaba como sería eso pues Inuyasha apenas y babeaba todo lo que encontraba a su paso.

Las cosas cambiaron cuando su hermanito cumplió cuatro años pues, Izayoi enfermó de esclerosis múltiple, haciéndole un poco imposible hacerse cargo de su hijo por lo que decidió muy a su pesar y por petición de Inu no ir a vivir a casa de éste para que pudieran atender su enfermedad e Inuyasha estuviera bajo los cuidados de su padre y conviviendo con su hermano. Y así pasaron los años con las recaídas de Izayoi entrando y saliendo del hospital, fue ante esa triste situación que ambos hermanos se volvieron muy unidos siendo niños.

Para Sesshomaru su hermanito se había convertido en su más grande tesoro, cuidaba de él en todo momento y trataba de compensar como podía la cruel situación que Inuyasha enfrentaba con la enfermedad de su madre hasta que finalmente después de once años de luchar con su enfermedad Izayoi murió. Sesshomaru pensaba en todo eso mientras terminaba de vestirse después de su baño, cuando algo lo sacó de sus pensamientos. Era el sonido de la puerta, así que se apresuró a abrir.

– ¿Qué ocurre Inuyasha? – dijo al ver a su hermano pequeño parado afuera de su habitación.

– P-pues yo, no logro conciliar el sueño y me preguntaba si… tal vez… –

Él ya se imaginaba lo que Inuyasha iba a decirle.

– ¿P-podría… dormir aquí contigo? – preguntó el joven titubeando.

– Vamos Inu, ya no eres un niño para seguir con eso – contestó el mayor como en un reproche.

– … Escucha, estos últimos días me he sentido solo y miserable más que en toda mi vida… –  hizo una pausa dejando escapar un suspiro – no he podido dormir bien, esta casa se siente tan sola que me angustia demasiado y ahora tu estás aquí Sesshomaru y siento que tal vez con esto pueda retener la poca cordura que aun conservo así que por favor no me hagas pedirlo de nuevo – dijo él a punto de dejar salir las lágrimas de sus ojos pero reteniéndolas por su orgullo de siempre.

Pero que idiota había sido, su hermano estaba roto por la situación y a él no se le ocurrió otra cosa más que reprocharle su actitud, ahora sí que se sentía todo un patán. Terminó de abrir la puerta de par en par y se hizo a un lado extendiendo la mano en un ademán de que era bienvenido a entrar. Aunque Inuyasha no hubiera dicho esas cosas, él sabía en el fondo que su hermanito se saldría con la suya de una u otra manera pues no era solo el consentido de su padre, sino que también había sido su consentido siempre y de una manera que al mismo Sesshomaru asustaba.

A pesar de estar en aparente clama el mayor sentía por dentro una terrible tensión pues sabía que tener así de cerca a su hermanito solo haría que pasara lo inevitable, que los reclamos de su partida al extranjero surgirían tarde o temprano a pesar del luto, que la molestia de Inuyasha retumbaría en sus oídos como nunca y que de ninguna manera podría decirle que el motivo por el que se fue de su casa es porque lo ama con locura y no confía en él mismo al estar bajo el mismo techo con la persona que más ama. Nada de eso estaba bien, no era posible que estuviera enamorado de su hermanito.

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Notas finales:

Bueno ¿qué les pareció? espero que les haya gustado mas que nada porque es una historia relajada con drama pero con mucho romance y algo de comedia ya verán más adelante.

Espero sus comentarios besitos!!

ATT. TAMINA BENNET STARK


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