Eres nada. Tú eres nada…pero no para mí.
Kylo Ren, Star Wars: The Last Jedi
Porque llegaste un día a mi vida, inesperadamente, casi como si fuera obra del destino. Con la sonrisa perfecta y una mirada que parecía verme sólo a mí. Y te transformaste en la persona que cambió mis planes, me dio nuevos sueños, modificó mis metas y monopolizó mi cariño.
Nunca necesité motivos para amarte, nunca tuve que buscar justificaciones, sólo te amé y ya. Antes de ti, era feliz, pero eso no era nada comparado con lo que tú me hiciste sentir. Era como si pudiera tocar el puto cielo con las manos. Como si nos hubiéramos conocido de toda la vida, sentí desde un principio que eras perfecto para mí… Y aun así, un día, tan inesperado como cuando llegaste, saliste de mi vida sin siquiera decir adiós. Justo tú… Tú con quien incluso había ilusamente fantaseado con envejecer juntos. ¡Suena ridículo aún al escribirlo!
Y a pesar de todo, lo que más me aterra es pensar que tal vez nunca nos volveremos a ver. Pensar que esa sonrisa que me enamoró, en realidad no estaba destinada para mí, y que mientras yo seré sólo un capítulo más en tu vida, para mí, tú serás mi única y gran historia de amor.
De alguna manera ridícula, siento que a ninguno de los que vendrán después podré amarlos con tanta intensidad como te amé a ti. Suena a herejía sólo pensarlo; que en algún punto dejarás de ser el único en mis pensamientos. Es contradictorio. Quiero amarte por siempre, y a la vez, lo único que quiero es olvidarte. Supongo que los “por siempre” no existen en realidad, o tal vez es que abarcan demasiado tiempo… Sólo sé que he llegado a odiar al destino, es como si el muy puto cabrón se riera de mí en mi cara. ¿Por qué tuve que conocerte si al final no ibas a ser para mí, Kise?
Pienso en ti en todo momento. Unos días más que otros. En algunas situaciones más que otras. Hay ciertos detonantes, ciertas cosas que me recuerdan a ti. Cada canción de desamor, por ejemplo. Te veo retratado en cada letra, presiento tu presencia en cada acorde, y de un día para otro, te transformaste en esa persona de la que hablan todas las canciones.
Compararte con otros, tampoco ayuda.
Incluso he llegado a darme cuenta que mientras más tiempo pasa, más te idealizo. La nostalgia ha borrado tus defectos y, por el contrario, ha resaltado tus virtudes. Me parece que nadie es capaz de besarme como tú lo hacías, nadie puede hacerme temblar de placer como tú lo hacías, nadie puede hacerme sentir la pasión que tú encendías en mis venas.
Los días en que permito que la nostalgia se apodere de mí, son los peores, porque soy capaz de recordarlo todo. Las promesas que no se cumplieron, las palabras que se llevó el viento, las cosas que nunca hiciste… El dolor todavía está aquí, en mi garganta, apretándola, impidiéndome respirar. A veces pienso que si algún día puedo recordarte sin que se me agüen los ojos, ese día habré dejado de amarte.
Creo que a pesar de todo, no hay odio ni rencor en mi corazón. Sería muy egoísta de mi parte pretender que sólo tú me hiciste daño. Supongo que en algún punto yo también te herí, aunque eso nunca podré saberlo ahora. Y aun así, no puedo evitar recordarte sin el dolor. Si lo pienso, creo que nunca fui feliz a tu lado, creo que tú siempre me hiciste sentir miserable. Pero te extraño, lo admito.
A diario me pregunto, ¿qué estarás haciendo ahora? ¿Estarás con alguien más o es que estás solo después de todo? ¿Piensas alguna vez en mí? ¿Me sigues recordando cada vez que escuchas nuestra canción? O será que ya te olvidaste completamente de nuestra historia… Esto es a lo que más le temo, a que me olvides, a que yo sea algo tan fugaz en tu vida, que sea tan fácilmente olvidable como una hoja seca que se la lleva el viento.
Es difícil. Fue difícil en el pasado y es difícil ahora, porque es aceptar un fracaso, es aceptar que a fin de cuentas, tú no me quisiste tanto como yo te quise a ti. Y al final lo entendí, que tú y yo nunca podríamos estar juntos. Sé que no quiero estar contigo otra vez, pero no puedo evitar extrañarte ¡Tanto, tanto, tanto! No puedo evitar querer saber de ti. Tal vez nunca deje de extrañarte, pero sé que estoy mejor sin ti, a pesar de haber quedado roto y perdido.
—Carta nunca enviada a mi príncipe cretino.