Ese día típico donde sin esperarlo te enamoras perdidamente de alguien, incluso sabiendo que es imposible.
Así es como os contaré esta historia basada en hechos reales
Fue en el instituto San José de Deus en Cataluña.
David salió de casa con cara de cansancio, siguiendo la misma rutina de siempre, aún así él sacaba fuerzas de donde no tenía para seguir caminando.
Llegó al instituto, pasó por la puerta que estaba al lado de consejería, vio a un chico de aspecto mucho más mayor que él, con cara de perdido. El chico se giró rendido, pero al sentir la presencia de David se le quedó mirando, mudo.
Luego de unos momentos aguantando la mirada, el chico rompe el silencio.
—Una pregunta... ¿sabes dónde está la clase 305?—.
—Sí, está al lado de en la planta de arriba,—.
David empezó a analizar el chico, parecía nuevo y por lo que se veía no podía entender el catalán, con lo cual se aventuró a preguntar. —Una pregunta ¿De dónde eres?—.
—¿Yo?, yo soy de Sevilla, hace poco que me he mudado—.
—¿Y tu nombre és?—.
—Yo me llamo Carlos Martínez, y tú?—.
—Yo me llamo David Domenech, y si no es mucha molestia, de que curso eres?—.
—Yo estoy en segundo de bachillerato, y tú en qué curso estás?—.
—Yo estoy en cuarto de la ESO, bueno quieres que te lleve al aula?—.
—P-p-p-por supuesto—.
Dando finalizada la conversación David volvió a analizar a su acompañante.
El chico llamado Carlos era un chico bastante alto, tenía una barba poblada y llevaba unas gafas de marco negro cuadradas. También se dio cuenta que era bastante tímido, con una mirada seria, y transmitía un aura de tranquilidad.
Al llevar a Carlos en a su Aula, David dio la media vuelta y fue a su clase.
La clase transcurrió con normalidad, a primera hora tenía mates con el director, a segunda hora la optativa de economía y a tercera hora Filosofía.
Al acabar matemáticas, en la hora de descanso, su amigo Daniel un chico de piel morena, muy alto, y de aspecto delgado, se dirigió al lado suyo para soltarle sus penas, y a su lado estaba Beth una chica de pelo ondulado color castaño rojizo, de estatura media y de aspecto delgado también.
Ambos se sentaron en triángulo, Daniel empezó con el mismo rollo de siempre, que estaba muy enamorado, que tenía miedo, que no sabía como decirle a Júlio que le gustaba, bla bla bla, películas creadas en su cabeza por el miedo a confesarse. Mientras Beth le animaba a confesarse, ya que no tenía nada que perder.
Luego de esa conversación, continuaron hablando, chinchandose entre si y riendo juntos.
Se acabaron las clases ese día y a punto de salir, se volvió a encontrar con Carlos, guardando sus cosas en una taquilla, dándose cuenta que lo tenía de vecino.
—Otra vez tú —. Dijo David de manera cordial. —Hola, gracias por lo de antes, me has salvado—.
—No hay de qué, al final alguien te ayudaría, y si tenía que ser yo—.
David guardando sus cosas, Carlos le pregunto.
—Una cosa sabes donde esta la dirección “” ?—.
Ahí David se quedó pensando, al ver que era la dirección de su casa