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REFUGIO por __cherryblossom__

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Notas del fanfic:

Personajes principales:

Kwon Jiyong (16)

Choi Seunghyun (26)

Teddy Park (27)

Lee Seungri (16)

Kang Daesung (26)

Personajes secundarios:

Dong Youngbae (17)

Lee Chaerin (25)

Nia (26) [personaje inventado]

Capítulo 1

 

 

Seunghyun subió a su camioneta y fue a ver a su nuevo amigo y compañero de trabajo, Teddy. Cerró la puerta después de llegar y vio el vertedero que Teddy llamaba hogar, parecía una choza, pero no se sorprendió, muchos en ese pequeño pueblo vivían así. Tocó un par de veces, pero cuando nadie respondió, entró.

 

—No actúes como una niña, mariposita, es solo una quemadura.

 

Frunció el ceño, confundido. Mientras sus botas arañaban el destrozado suelo y se acercaba a la sala principal, se topó de frente con un delgado chico que le miró y luego de bajar la mirada al piso, salió.

 

—Es mi hermano Jiyong, es tímido.

 

Seung asintió en respuesta y se sentó.

 

 

Papá le había quemado el estómago a Jiyong y todo lo que le había preguntado a Teddy era si parecía de alguna manera infectado, pero en cambio este solo lo llamó niña. Su estómago rugió de repente, tenía hambre y no había comido desde el día anterior, así que fue al arroyo con la esperanza de encontrar algún pez o ardilla para calmar su retumbante vientre.

 

Sintió punzadas de dolor en el estómago después de treinta minutos, y si a alguien le importaba una mierda hablar con él, seguramente se sorprendería por saber de su sensación de vacío en el estómago, pero a nadie le importaba. A Teddy le había importado un tiempo, pero eso había sido antes de que el alcohol y las drogas se apoderaran de su vida.

 

Pudo atrapar dos peces antes de que su estómago le exigiera llenarlo. De camino a casa pensó que podría comerse a los peces crudos, pero no quería enfermarse de nuevo. El solo recuerdo de haberlo hecho una vez, le hizo sentir mareado. Hizo un pequeño fuego al costado de la casa, ya que el horno no funcionaba, y comenzó a destripar el primer pez.

 

Por otro lado, Teddy solamente hablaba de lo buenas que estaban las chicas de los comerciales mientras las cervezas aumentaban. Pasó la mitad del tiempo borracho, así que Seung decidió que era hora de irse. Le agradaba su nuevo amigo, pero era obvio que tenía un serio problema con la bebida.

 

Jiyong estaba demasiado hambriento, así que su instinto solo le hizo destripar el pez lo más rápido posible, pero fue un movimiento estúpido de su parte, ahora solo se había quedado mirando el corte profundo en el costado de su mano. No necesitaría puntos, pero robar un poco de alcohol fuerte de papá iba a resultar terriblemente difícil. Sacudió la mano mientras la sangre goteaba sobre el concreto, sacó su pañuelo sucio y lo envolvió alrededor de su mano. No iba a poder terminar de destripar al pescado con una sola mano, así que la necesidad de comer ganó a la preocupación de poder hacerse otro corte o empeorar el que ya tenía.

 

Seung abrió la puerta de madera y miró a Jiyong a la cara, quien solamente miraba a su pez como si fuera lo más fascinante del mundo. Seung caminó a su auto, pero el rojo fresco sobre el concreto lo hizo detenerse. Miró a Jiyong, quien ahora apretaba su mano envuelta.

 

—¿Estás bien? —Preguntó, acercándose. El chico mantuvo su postura mientras solo miraba al pez. —Jiyong, ¿te has lastimado?

 

Nadie le mostró a Jiyong ninguna preocupación, al menos desde hace un par de años.

 

—Es solo un corte —respondió.

 

Siseó cuando el hombre tomó su mano a la fuerza y la desenvolvió.

 

—¿Sólo un corte? Mi culo. —La mano de Jiyong tembló en las ajenas, eran mucho más grandes que las de él. No le miró. —¿Tienes vendas adentro?

 

Jiyong negó con la cabeza y retiró su mano, recogiendo el pañuelo caído al cemento, pero Seung lo apartó.

 

—Está sucio. —Seung sacó un pañuelo limpio de su camioneta, y cuando regresó, envolvió suavemente la mano de Jiyong. —Conseguiré algunas vendas y volveré.

 

El amigo de Teddy se fue de repente y Jiyong creyó que jamás volvería a verlo.

 

Cogió el sartén sucio y lo enjuagó antes de poner su pez a freír. A veces podía robar condimentos de la tienda, pero no lo había hecho recientemente, así que su comida será sencilla pero nutritiva.

 

Comenzó a soplar el pescado caliente y recién cocinado, cuando una llamativa camioneta regresó. Seung salió y se dirigió a él con una bolsa de farmacia. Jiyong no pudo evitar burlarse de la tienda que había elegido, era demasiado caro para lo que sea que había comprado para él.

 

Seung miró el pez y luego a los ojos de Jiyong.

 

—¿Por qué no nos lavamos las manos y nos ocupamos de esto?

 

Jiyong señaló el muro donde había una llave de agua.

 

—Eso es todo lo que necesitamos. —Murmuró. Dejó su pez y se lavó las manos.

 

—¿Tienes jabón?

 

Jiyong se rió de Seung y respondió.

 

—Adivina.

 

Seung colocó dos sillas viejas, una frente a la otra, y probó si la silla más robusta podía soportar su peso. Satisfecho, esperó a que el chico se sentara en la otra silla y vertió desinfectante sobre el corte. No era profundo, estaba feliz por eso. Jiyong se burló de nuevo cuando se puso guantes y murmuró algo así como ‘’preocupaciones de gente rica’’, pero no se apartó.

 

Miró a Seung poner puntadas de mariposa en el corte y envolverlo antes de terminar.

 

—Asegúrate de cambiar las vendas y observar si hay infección.

 

Jiyong observó su mano.

 

—Sí, doctor. —Dijo algo tímido, pero en broma.

 

—¿Hay algo más en lo que pueda ayudar a mi paciente?

 

Suspirando, Jiyong se levantó de la silla y señaló a su segundo pez, el que estaba completo.

 

—¿Sabes destripar?

 

Seung no sabía, pero se acercó de todos modos. El adolescente lo miró y aprendió rápidamente cómo lo hacía, o posiblemente la forma correcta de hacerlo, sin saber que Seung simplemente estaba haciendo algo de instinto. El tipo era inteligente y tenía un fuerte aire de hombre rico, por lo menos para Jiyong, pero no se asqueaba mientras tocaba sangre u órganos. Incluso dejó el pescado en la sartén. Jiyong se mordió la uña y no levantó la vista.

 

—¿Quieres comer algo? —Preguntó. Él era mejor que la mierda de familia que tenía, así que intentó ser cortés, aunque no pudiera ofrecer mucho.

 

—No Jiyong, ahora tengo que irme. Por favor, mira esa mano.

 

Cuando el hombre se fue, se reprendió internamente de no dar las gracias e inmediatamente se aplicó desinfectante en la quemadura de su estómago. Se comió su pescado y se sintió aliviado cuando Seung había aceptado destriparlo para él.

 

Mientras masticaba, pensó en lo atractivo que era el tipo. Aunque ese era un secreto largamente enterrado que no dejaría que su padre o Teddy supieran. Jiyong aceptó su homosexualidad cuando decidió probarse los tacones de su madre, aunque su madre solo pensó que había sido tierno que los usara siendo pequeño, pero luego se los hizo sacar y le dijo que nunca más lo hiciera. Ahora no quería usar tacones y parecer una chica, pero sabía que definitivamente era gay. Si mamá todavía estuviera viva, él se lo diría porque a ella no le importaría, pero ella murió mucho antes de que él pensara en alguna vez decirle.

 


 

Seung y Teddy habían terminado sus diez horas de trabajo, y Seung aún no alcanzaba a llegar a casa cuando Teddy lo llamó y le preguntó si recogería algunas hamburguesas baratas de algún restaurante de comida rápida. Quería decir que no porque estaba cansado y había sido un día largo, pero Teddy había salido y dudaba que la nevera de su amigo tuviese mucho, y él también tenía hambre.

 

No estaba lejos del restaurante cuando pensó en el escuálido Jiyong, así que pidió más de las que había previsto.

 

Al llegar a la casa vio el cubo de basura lleno de botellas de cerveza, seguramente Teddy ya había comenzado a beber. Miró que Jiyong estaba barriendo cuando le arrebataron la bolsa de hamburguesas.

 

—¿Por qué compraste tanto? —Preguntó Teddy, sacando una y comiéndosela al instante.

 

Seung miró al niño que ni siquiera se había inmutado en su presencia y lo señaló. Teddy se rió entre dientes y volvió a hablar.

 

—Ah, pero Jiyong prefiere el pescado y la ardilla cruda.

 

Jiyong no levantó la vista. Seung suspiró.

 

—Vi algo de cerveza, ¿ya bebiste?

 

Teddy intentó hablar mientras comía.

 

—Ese es papá, seguramente se quedó sin cerveza y fue al bar.

 

Seung se sentó y desenvolvió una hamburguesa.

 

—¿Está conduciendo ebrio? —Preguntó.

 

Teddy rió y sacó otra hamburguesa.

 

—Solo podemos esperar que golpee un árbol, ¿no, hermanita?

 

Jiyong se sonrojó, pero no lo miró.

 

Sonó la bocina de un auto y Teddy se levantó como si su vida dependiera de ello, y salió.

 

—¿Teddy espera compañía?

 

Jiyong se acercó un poco.

 

—Marihuana —respondió, mientras tiraba el resto de la basura en una bolsa.

 

—Te he conseguido algo de comida. —Jiyong miró de reojo la bolsa que Seung había levantado. —Adelante, come.

 

Jiyong se acercó y se zambulló en la bolsa agarrando la hamburguesa demasiado rápido, como si pensara que se la quitarían y la tomó con un gran mordisco. La hamburguesa se había ido antes de que Seung pudiera terminar el pequeño mordisco de su propia hamburguesa.

 

Jiyong no miró a otro lado sino al frente y movía su pierna derecha en una agitación constante. Seung intentó entender el motivo y pensó que solamente se podría tratar de nerviosismo. Tomó otra hamburguesa y la empujó contra el brazo de Jiyong, él la miró antes de tomarla.

 

—¿Cómo está la mano? —Preguntó.

 

Jiyong pareció algo desconcertado.

 

—Está bien, gracias por envolverla y por la comida.

 

Seung sonrió.

 

—De nada, Ji.

 

La segunda hamburguesa estaba siendo comida igual de rápido. Jiyong se estremeció cuando sintió una mano en su codo, aunque había sido gentil.

 

—Lo siento —respondió Seung quitando la mano —, es que te vas a enfermar su comes tan rápido.

 

Jiyong asintió con la cabeza y comió más lento, aunque parecía el ritmo perfecto. Seung podía contar exactamente treinta segundos entre las pausas de Jiyong antes de tomar otro bocado.

 

—¿Qué fue lo último que has comido? —Preguntó Seung.

 

—Pescado.

 

Seung se había expresado mal cuando preguntó ‘’Qué’’ en lugar de ‘’Cuándo’’, pero igualmente obtuvo su respuesta. Miró sorprendido a Jiyong.

 

—¿Al que destripé?

 

Jiyong asintió y dio otra mordida a su hamburguesa.

 

Eso había sido hace más de veinticuatro horas.

 

La confirmación había hecho a Seung perder el apetito. Miró a Jiyong y luego sacó seis hamburguesas.

 

—¿Tienes algún lugar donde puedas esconder esto para después? Ojalá sea en la nevera para que no te vayas a enfermar.

 

Jiyong lo miró con sospecha, pero tomó la comida y se la llevó. Luego volvió y se volvió a sentar sin mirar a Seung.

 

—Hay más comida acá. Vamos, toma otra.

 

La pierna derecha de Jiyong comenzó con la agitación de nuevo, pero después de un minuto tomó otra hamburguesa.

 

—¿Cuántos años tienes? —Preguntó Seung.

 

Jiyong tragó el bocado y respondió.

 

—Dieciséis.

 

Seung apretó la mandíbula. Puso una mano en la pierna haciendo que se detuviera y la mantuvo ahí hasta que Jiyong le miró.

 

—¿Tienes alguna familia con la que puedas contactarme? Tal vez para ayudarte a salir de aquí.

 

Jiyong desvió la mirada, frunció el ceño y sintió su cara arder, no sabría distinguir si era por rabia o vergüenza.

 

—¡No necesito tu maldita caridad! —Gritó, llevándose la hamburguesa con él mientras volvía a sus tareas del aseo.

 

Seung iba a hablarle, pero Teddy había vuelto.

 

—Ustedes dos mierdas sí que son codiciosos. —Dijo Teddy riendo mientras veía la disminución de comida.

 

Jiyong no volvió a tomar otra hamburguesa y tampoco volvió a mirar a Seung.

 

—¿Aún vas a enseñarme a pescar? —Seung preguntó a Teddy.

 

—Sí, en el arroyo el sábado.

 

Seung miró a Jiyong, titubeó en hablarle, pero no quería que Jiyong estuviera enojado con él.

 

—Ji, deberías unirte con nosotros. —Dijo finalmente.

 

Jiyong no quiso volver a mirarlo.

 

—No me interesa enseñarle a gente elegante como tú a pescar.

 

Teddy rió y Seung descubrió que se trataba de un mecanismo de defensa.

 

—Destripé un pez ayer, no puedo ser muy elegante después de eso. Vamos, y luego los freímos en mi casa, habrá papas fritas y aros de cebolla por doquier.

 

Jiyong mordió su labio inferior y no se resistió a mirar de reojo al hombre, tampoco se resistió a un buen pescado acompañado.

 

—Bien, pero no pienses que iré solamente para enganchar tus gusanos.

 

Seung sonrió.


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