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¡Maldita casualidad! por Pikacha-sama

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Notas del fanfic:

LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, SOY DE KISHIMOTO-SAMA.

Notas del capitulo:

Este fic tiene un año en mi mente porque no he finalizado ¿AMANTE?, pero como al fic sólo le faltan dos capítulos, me he visto la necesidad de subir el fic.

Espero que los disfruten.

NARUSASU porque ya me hacía falta xD

¡Maldita casualidad!

NaruSasu

 

 

No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas.

Friedrich Schiller (1759-1805).

 

Capítulo uno.

            Naruto podía olerlo a kilómetros de distancia ¡Esa maldita fragancia tan dulce lo iba a matar! Se había alejado demasiado de la manada para intentar atrapar a ese maldito zorro que lo molestaba por las mañanas. Lo denominaba Kurama, era un pequeño animal que robaba su comida y lo hacía quedar como imbécil delante de los jóvenes omegas. Estaba doblando por un acantilado cuando el ronroneo se escuchó más cerca, cuando su padre se diera cuenta de que ni siquiera se encontraba sobre los límites, lo mataría, pero ese maldito olor lo estaba consumiendo.

 

            Esa mañana su madre le había reñido y se alejó un poco de la camada principal, fue hasta que Kurama se robó las vallas que consiguió haciendo trueques con su padrino, cuando se perdió por otro sendero del bosque. Sin embargo, al estar avanzando entre los cipreses se dio cuenta de un olor desconocido… cuando sus sentidos reaccionaron, su alfa interior rugió escandalosamente anhelando encontrar ese aroma.

 

            Sus cabellos rubios se mecieron contra la corriente de aire y dejó que la esencia se incrustara en su olfato. Estaba cerca de encontrarlo, de eso estaba seguro. Sus orejas de zorro se movieron percibiendo los sonidos más cercanos, Kurama le seguía de cerca y podía sentir como la presencia de otros alfas se aproximaba. Rugió soberanamente y emprendió el camino directo al individuo que lo llamaba.

 

            Corrió sobre sus cuatro extremidades para darse más impulso y velocidad, sin darse cuenta de sus verdaderas intenciones. El aroma cada vez se incrementaba más y no se podía detener, se sentía entre loco y necesitado. Sus acciones hablaban por sí solas, en una de sus patas se había incrustado un pequeño objeto afilado que lo estaba lastimando, su sangre estaba dejando un rastro, pero aun así no se podía detener. Sus instintos le obligaban a correr, a encontrarse con el olor de aquel omega.

 

            El olor se intensificó y su zorro interior ronroneó exitoso. Se había parado justo delante de la corteza de un árbol, mientras su sonrisa se ensanchaba de lado a lado, ansioso por su victoria próxima. Tenía apenas dieciséis años, pero su cuerpo estallaba en llamas por la necesidad de su animal interior. El olor no era nada más que un afrodisíaco para sus sentidos, un olor tan dulce que intoxicaba sus sentidos.

 

            Era obvio lo que pasaba ahí.

 

            Un omega en celo.

 

            Si hubiera sido lo suficientemente inteligente hubiera huido del olor, pero su alfa interior gruñía desesperado, ansioso de tomar una recompensa por tan largo camino. Un grande tronco como protección era lo único que lo separaba de su destino, sin meditarlo, incrusto una de sus garras sobre el tallo revelando el rostro de su próximo apareamiento.

 

            Un gato, eso encontró.

 

            Naruto estaba en mitad de su transformación, sin embargo, al ver al otro chico tomó su apariencia completa de humano. El pequeño azabache ronroneó con más intensidad recordando la necesidad de su cuerpo, sus pupilas estaban totalmente dilatadas, perdido en sus sentidos, solo siendo consciente de su instinto de omega.

 

            Una piel pálida le dio la bienvenida totalmente desnuda. Unas hebras azabaches salieron a relucir mientras el alfa se acercaba ferozmente a su víctima. Cuando el rubio lo tocó se dio cuenta de lo perdidos que estaban los dos. Esa tez le cegó completamente su raciocinio, y cuando pequeños estragos de su consciencia real quisieron salir, se abalanzó contra el omega.

 

            El chico azabache rasguñaba la tierra con sus filosas uñas mientras maullaba cegado por el anhelante deseo que lo descontrolaba. Cerró los ojos perdido en un mar de inseguridades, el celo lo tenía vendado y naufragando sin mente. Movió su cuerpo sobre el suelo, mientras se retorcía esperando tener su recompensa.

 

            El rubio no esperó más, no podía controlarse, era un pequeño alfa en desarrollo que había terminado por una casualidad entre las piernas del omega. Ni siquiera comprendía que hacia el chico ahí, sólo que los dos estaban perdidos y dominados por sus instintos.

 

            Sólo le quedaba saciar sus necesidades…

 

 

 

 

 

 

            Cuando los sentidos de Sasuke regresaron, se dio cuenta de que sus peores pesadillas se habían hecho realidad. Un ruidoso rubio gruñía encima de su cuerpo. Sus respiraciones estaban agitadas, sus cabellos revueltos y sus cuerpos sudorosos llenos de tierra. Su consciencia había vuelto justo en el momento en que el alfa había mordido su pálido cuello.

 

            Se había estremecido de pies a cabeza mientras maullaba desesperado. El chiquillo imbécil además de marcarlo como su propiedad se había vinculado con él, podía sentir su caliente miembro ensanchado dentro de sí. Sus piernas temblaban al igual que su cuerpo del reciente orgasmo, pero su mente maldecía todo lo que estaba pasando.

 

            — ¡E-eres u-un maldito i-imbécil! —  gritó en medio de su cólera con la respiración entrecortada. Ni siquiera podía hablar bien, ni tenía la fuerza para quitarse al muy idiota de encima.

 

            Naruto aulló y lambió una de sus mejillas totalmente compenetrado con el azabache. Sus pupilas estaban afiladas y rojos, victimas del reciente espasmo. Sentía su cuerpo derretirse del elixir que acaba de probar, había sido su primera vez. Al principio había sido medio ingenuo en sus movimientos, pero la necesidad del omega estaba tan cegada que se encargó de ayudarle.

 

            — L-lo sien-ento — contestó ocultando su cabeza entre el cuello del chico.

 

            ¿Lo sentía? Ese idiota ni siquiera podía saber de qué magnitud era el problema en que se habían metido. Con la poca fuerza de física que tenía lo separó de su cuerpo con lentitud, necesitaba que el acoplamiento no se llevara a cabo, pero cuando lo empujó un poco más sintió el dolor incrustarse en su parte baja. Cerró los ojos con pesar y una lágrima resbaló por su mejilla.

 

            — N-no t-te m-muevas ´ttebayo — soltó el rubio en un extraño aullido, limpiando el líquido de agua salada con su lengua. Era una muestra de afecto que regularmente los lobos emparejados tenían entre sus allegados.

 

            Sasuke tuvo que esperar unos minutos para que el adolescente saliera de su cuerpo. Sin embargo, cuando lo hizo, un extraño vacío se instaló en su pecho y la noche se puso helada. Cierta calidez se escapó de su cuerpo y su omega se sintió desprotegido, aunque en ese momento, lo que menos quería era complacer a su instinto.

 

            — ¡Voy a matarte, maldito dobe! — vociferó el azabache mientras trataba de ponerse de pie —. ¡¿Cómo se te ha ocurrido morderme, idiota?! — estaba tan cansado que al final solo logró sentarse, sus piernas le dolían por las diferentes posiciones en las que había sido sometido. Sus mejillas se sonrojaron tratando de olvidar esos pensamientos.

 

            — ¡¿Ah?! — preguntó el rubio consternado. Ni siquiera había podido controlarlo, una voz en su cabeza le había gritado que lo hiciera, se lo había exigido—. ¡No me llames así, mi nombre es Naruto! ¡No ha sido mi culpa ´ttebayo! ¡Tú eras el que chillaba y dejaba el área vulnerable!

 

            — ¡Eres más estúpido de lo que pensé! ¡Estaba en celo, maldito imbécil!

 

            — ¡No debiste estar a la intemperie, teme! ¡He dicho que dejes de insultarme!

 

            Sabía que en parte era su culpa, por haber estado lejos de casa en su celo. Por el amor a los Dioses, tenía veinte años y se había dejado morder por un chiquillo que acababa de pasar la pubertad, su padre iba a matarlo, pero todo radicaba en eso. La culpa la tenía él e Itachi por no haberlo detenido cuando pudo. Había estado tan cabreado con la decisión que habían tomado que al final huyó.

 

            — ¡Voy a matarte! ¡Lo haré! ¡Así dejaremos de estar emparejados! — gruñó molesto mientras sus orejas resaltaban entre su cabellera y sus uñas relucían bajo la luz de la luna.

 

            — ¡Detente, teme! — exclamó Naruto esquivando el reciente movimiento del gato. No podía creer que esas cosas solo terminaran pasándole a él por ser tan idiota. Su intensión jamás había sido morderlo, su madre iba a destrozarlo si sabía que de nuevo había dejado que su alfa tomara el control de su cuerpo. La semana pasada había retado a su progenitor por el liderato de la manada completamente cegado por el instinto animal.

 

            — ¡Eso debiste pensarlo antes, usuratonkachi! — Ya ni siquiera le importaba que su cuerpo temblara por lo cansado del sexo, sólo que necesitaba desquitar la furia que bullía dentro de sí como una erupción. Lo iba a descuartizar.

 

            — ¡Ya te dije que mi nombre es Naruto! — vociferó esquivando otro ataque. A pesar de que los dos estaban desnudos a ninguno le importo. Esa noche se habían conocido más que cualquiera, el rubio trataba de esquivar cada uno de los ataques del omega, Sasuke probablemente volvería a caer bajo el celo en unos minutos más. Todavía quedaban dos días más para que este desapareciera.

 

            Cuando estuvo a punto de atacarlo de nuevo, sus piernas volvieron a temblar y sintió su cuerpo calentarse. Maulló con dolor mientras peleaba contra sí mismo, estaba a punto de volver a perderse ¡Lo sabía! Retrocedió unos pasos y tocó su cabeza, negándolo todo. No quería, no quería, no quería… Cuando volvió a levantar el rostro sus pupilas de nuevo se habían dilatado.

 

            Y Naruto retrocedió nervioso.

Notas finales:

Vale velga la vida.

Dejen comentarios para leer la continuación, probablemente si tengo diez comentarios la subo :)

Adiós xDDD


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