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Trick or Treat » y.m por SrMomo

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Notas del fanfic:

Fluff y Lime.
Extensión: dos partes cortas.
Historia corta, estructurada a base de mi imaginación y totalmente mía.

Notas del capitulo:

La segunda parte en Wattpad debido a la poca actividad que tengo en ésta página. Gracias por leer~

Trick or Treat

31 de Octubre, 2011.

Halloween no era exactamente la fecha favorita de ninguno de los dos; por lo menos el menor prefería festividades más emotivas como San Valentín o Navidad, ya que eran fechas más suaves.

La alegría por todos lados combinaba perfectamente con su personalidad suave y fresca.

Pero, a pesar de sus preferencias, en aquella oportunidad estaban teniendo el mejor Halloween de su vida.

Por las calles de aquella ciudad corrían dos chicos entre la oscuridad y las tenues luces de las farolas: uno de ellos tenía un disfraz de vampiro —muy creativo— y el otro, en cambio, tenía puesto un pijama de dinosaurio azul.

Los pasos rápidos de los chicos se oían por la calle que estaba aparentemente sola —“vecindario de amargados”, como diría el mayor—, sus risas las podían escuchar los vecinos del lugar y las miradas cómplices sólo ellos las podían ver.

Ellos habían empezado a correr de una mujer furiosa que se dispuso a corretearlos por el vecindario una vez que una piedra —lanzada por Min— estrellara contra una ventana. La misma ventana de aquella gran casa que no les había querido abrir la puerta debido a que eran muy “grandes” para pedir dulces.

Jimin recuerda la broma de Min, diciendo que les haría un truco a los “viejos amargados”, sin embargo sus expresiones fueron poesía cuando la mujer mencionada con anterioridad salió con una escoba y muchas ganas de hacerles pagar por sus acciones.

—Te dije que el de Kumamon era mejor, el color negro te hace pasar más desapercibido —reprochó el supuesto vampiro en cuanto el par estuvo escondido en un callejón alejado de la multitud, refiriéndose al color del pijama de su acompañante—. Pero el niño quería ponerse un pijama cursi.
—¡Hyung! —El más pequeño hizo un berrinche, arrugando su pequeña nariz y abultando sus rosados labios—. ¡El pijama de Kumamon era muy oscuro, no quería ir por ahí asustando a la gente!
—¿Crees que Halloween se trata de ir repartiendo chocolates?
El menor pareció pensárselo un poco antes de contestar afirmativamente—: De cierta forma es así, hyung. Si tocas la puerta en una casa, te darán carame-
—Ya, ya. Ya lo sé —YoonGi frunció el ceño; estaba cansado y quería sentarse en el suelo, pero temía ensuciar su majestuosa —y costosa— capa de Drácula con lo-que-sea que haya pasado por esa superficie—. El punto es —miró a Park, quien sostenía una paleta roja en su mano, la cual enrojecía de sobremanera sus labios y los volvía más apetecibles—. Podías haberte puesto otro traje menos llamativo que ese.
—Esto no es un traje, hyung —hizo pucheros—. Además me abriga muy bien, estoy calentito. Me siento bien con lo que estoy llevando. —Lamió infantilmente su paleta, pareciendo un niño pequeño a pesar de tener dieciséis años de edad (apenas dos años menos que el contrario).
—No lo sé, Jimin —YoonGi apoyó su espalda en la pared detrás suyo, imaginándose al menor con un traje muy diferente: podía imaginar a Jimin llevando un provocativo traje de bruja, con unas medias negras ajustadas a sus gruesos muslos y un vestido corto que podía cubrir un poco más de su trasero. Oh, sí, ahora tenía una imagen mental que podía ayudarle en ciertos momentos—. Habían muchos trajes ahí.
—¿Como cuáles? —Preguntó inocentemente, ajeno a las cosas insanas que imaginaba el mayor en ese momento, teniéndolo a él de protagonista—. ¡Oh, vi uno de lechuga que me gustó mucho!
—No, no —Min sonrió malicioso, dejando ver sus colmillos falsos brillantes bajo la luz de la luna—. No me refería a ellos, Jimin. Me refiero a los otros tipos de trajes —habló haciendo énfasis para lograr que el menor captara sus intenciones, pero no lo logró. En su lugar, Jimin inclinó su cabeza aun costado, sin comprender lo que oía—. No importa, lo entenderás en un tiempo.

A YonGi a veces le exasperaba la inocencia de Jimin. Sus hormonas adolescentes lo impulsaban a comérselo; quería robarle el aliento, tomar aquel suave y redondo trasero para él y marcar su piel con besos. Pero, de cierto modo le gustaba que fuera así: la inocencia de Jimin lo hacía terriblemente apetecible y la idea de enseñarle las cosas insanas parte de la vida le excitaban en más de un sentido.

Había protegido a Jimin desde los quince años de los demás niños que querían acercarse a su lindo compañero con otras intenciones. YoonGi se había encargado de espantar a los que buscaban esos labios gruesos y no por algún sentido de posesión, sino porque Jimin era tan hermoso que quería ser su primero en todo.

Sólo estaba esperando el momento adecuado en el que Jimin demostrara que sabía para qué servía su pene.

—Hyung, ¿Por qué me miras así? —YoonGi no se dio cuenta de la intensidad con la que miraba a Jimin hasta que el chico tuvo sus mejillas coloradas. ¿Cómo podía ser tan tierno?
—Ven aquí, Garabato —Jimin hizo un puchero por el apodo, pero incluso así obedeció y se acercó a su hyung, siendo recibido con sus brazos cubiertos por la chaqueta oscura—. Tengo muchas cosas que enseñarte, pero eso dependerá de ti.
Jimin alzó un poco la cabeza, mirando a YoonGi con los ojos brillantes pero con un ligero rubor en el rostro—: ¿Qué quieres decir?

YoonGi no evitó clavar su nariz en el cabello de Jimin para respirar más de ese aroma tan característicamente dulce de él. Sus manos bajaron pretenciosas por la espalda del menor, viajando por la cintura y espalda baja hasta llegar al comienzo de sus glúteos.

—Te enseñaré cuando… —YoonGi observó la reacción de Jimin en el momento en que sus manos tocaron finalmente las exquisitas nalgas. Sonrió gustoso cuando el menor dio un respingo y tensó sus hombros, y no evitó un sonido salir de sus labios cuando el muslo derecho de YoonGi rozó su parte baja. El mayor sonrió con malicia, mordiéndose el labio poco después al encontrarse la mirada confundida de Jimin—. Bien, creo que es hora.


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