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Historia de un amor por zandaleesol

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Título: Historia de un amor


Personajes: Harry/Severus


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos. No percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Esta historia es un AU. Si quieren magia, pues aquí no la encontraran. Pero sí encontraran mucho romance, malos entendidos, angustia, y más romance.





Capítulo 1. Secreto amor



Un amanecer gris y lluvioso inundaba la habitación. Apenas comenzaba septiembre, pero parecía que el otoño había decidido llegar tempranamente. Se levantó de la cama para acercarse al ventanal y, contempló el lejano embarcadero batido por la lluvia. Le gustaba la lluvia, pero ese día por Hermione, deseaba que luciera el sol. Era el cumpleaños de su amiga, casi hermana en realidad, pues vivían juntos en aquella casa hacía diez años.


Le parecía increíble el modo tan rápido en que habían transcurrido aquellos años. Él había cumplido diecinueve años ese verano. Ahora era el turno de Hermione.


La fiesta prometía ser en grande, pues la ocasión coincidía con la presentación en sociedad de la muchacha. Aunque en realidad la presentación de la chica debió ocurrir un año antes. Pero el verano del año anterior había enfermado seriamente, por tal razón su estreno en sociedad se postergó un año.


Pero a Hermione no le había importado ese retraso. Él tenía la impresión de que la muchacha aceptaba esa fiesta, obedeciendo a los convencionalismos vigentes. Todas las jóvenes y muchachos, al cumplir los dieciocho años, debían ser presentados en sociedad, pues de ese modo se ponía a trabajar el negocio de la cacería matrimonial.


A él ni se le pasaba por la mente semejante tontería. Lo había decidido hacía tiempo. No existía razón para dejar aquel sitio en el que era tan feliz. Además estaba Severus. Lo quería demasiado como para abandonarlo en pos de un matrimonio por conveniencia. Porque de una cosa sí estaba absolutamente seguro, jamás amaría a nadie, no del modo en que amaba a Severus. Y como ese amor era imposible, pues se había resignado a permanecer solo el resto de su vida. Quizá no tan solo. Acompañaría a Severus siempre, porque lo cierto era que tampoco el hombre de ojos negros se mostraba interesado en abandonar su ya célebre soltería.


Severus había heredado el título de lord tras la muerte de su padre, tenía treinta y nueve años, era soltero y adinerado. Como decían las madres casaderas de la comarca: «Un partido excelente». Pero Severus no manifestaba ninguna predisposición a abandonar aquella forma de vida que tanto le acomodaba. Y él secretamente rogaba porque nunca se cruzara en la vida del hombre que era su tutor, alguien que llegara a despertar sentimientos en su corazón, eso no podía suceder, si ocurría, él moriría de pena. Amaba a Severus con toda su alma a pesar de saber que el hombre solo podía amarle como se ama a un hijo, aunque no lo fuese realmente.


Se formaba un nudo en su garganta y un dolor le oprimía el pecho cada vez que pensaba en su situación. Desde que cumplió diecisiete años luchaba con aquellos sentimientos que había desertado Severus. Se cuidaba mucho de no manifestarlos de ningún modo. La única persona que conocía aquel secreto era Hermione.


Los suaves golpes en la puerta cortaron el hilo de sus reflexiones. Se volvió, pues sabía que era la muchacha quien asomaría su frondosa cabellera de color castaño. Así sucedió.


-Buenos días, Harry -saludó la muchacha, entrando en la habitación arrebujada en una bata color rosa.

-Buenos días Hermy, y feliz cumpleaños -respondió Harry mientras la abrazaba cariñosamente.

-Oh gracias, es tan lindo que el primer saludo que recibo sea el de mi querido hermano.


Harry sonrió.


-Qué más quisiera yo que fueses mi hermana de verdad.

-Somos hermanos Harry, aunque por nuestras venas corra sangre diferente.

-Es cierto, eres la hermana de mi corazón y eso vale tanto como los lazos de sangre.

-A veces valen más, y son muy poderosos.

-Es cierto -respondió el muchacho.


Harry dejó de abrazar a Hermione y la llevó de la mano hacia la cama.


-Hoy es el gran día por fin, ¿estás nerviosa?

-Hmm… Un poco. De solo pensar que todo el mundo me mirará esta noche, pues me pongo a temblar.

-Menos mal que los chicos no tememos que cumplir obligatoriamente con aquel rito de presentarnos en sociedad.

-Pues son muy afortunados.

-Te hubiese gustado convencer a Severus para que olvidara el asunto, ¿cierto?

-Sí, pero ya vez que por más que lo intenté fue imposible que aceptara saltarse la norma.

-Severus es demasiado estricto con las normas de la etiqueta y el decoro -comentó Harry.

-Es cierto. Pero debemos comprender que así lo educaron desde pequeño. Ojala comprendiera que nosotros somos diferentes, por lo menos yo lo soy. Con la muerte tan temprana de mis padres y mi vida en ese orfanato… pues ese sitio no era la escuela de señoritas de Miss Edinghton.

-Ni la Academia Webster para jóvenes de alcurnia -respondió Harry con tono levemente burlón.

-Sé qué debo hacer esto por Severus. Es lo que él espera de mí, y aunque la idea no me enloquece no tengo alternativa, jamás haría algo que lo decepcionara.

-Debes estar tranquila Hermy. Piensa que esto solo será una noche.

-Afortunadamente la inexistencia de una dote y sumado mi origen, pues ningún «caballero» se interesará demasiado en mí. Así que no pasaré a formar parte de la lista de las señoritas «elegibles» para conveniente esposa y madre.

-Lamentablemente yo no tengo la misma suerte. Mi padre era de una familia noble y adinerada como la de Severus. Mi llegada al orfanato donde nos conocimos se debió a la maldad de la hermana de mi madre.

-Esa espantosa mujer, aún recuerdo que iba a visitarte con su insoportable marido.

-Aquello no eran visitas Hermy, solo aparecía una vez al año para comprobar que para su desgracia yo aún seguía vivo. Solo con mi muerte ella podría tener la fortuna de mi padre.

-Gracias a Dios te encontró Severus. Estoy segura de que esa mujer hubiese pagado al administrador del orfanato para que te envenenara.

-No lo dudo.

-Fui muy afortunada en que Severus quisiera sacarme de ahí, se sentía obligado contigo por la amistad que había tenido con tus padres, pero yo no era nadie.

-Ya éramos hermanos Hermy. Recuerdas nuestro lema: «juntos hasta el fin».

-¿Y hemos cumplido, no?

-Pero ya no tenemos nueve años. Somos adultos y nuestras vidas cambiaran aunque nosotros no queramos -dijo Harry con tristeza.

-Así es. Cuando cumplamos veintiún años, se nos habrán acabado las excusas.

-Solo faltan dos años. Si para entonces ninguno de los dos muestra interés por el matrimonio de seguro que Severus nos impone a alguien -dijo Harry.

-Por lo menos tú podrás negarte si lo deseas. Yo no puedo, deberé casarme, sería terrible para Severus que yo llegara a los veinticinco sin esposo.

-Severus espera que te cases antes de los veinte Hermy. A los veinticinco ya pasarás a formar parte de la lista de las… bueno tú sabes.

-Oh sí aquella palabra prohibida, «solteronas».

-Estoy seguro que encontrarás a alguien Hermy, alguien que sea capaz de ver lo bella que eres.


La muchacha sonrió.


-No me refiero a lo físico Hermy, eres bella nadie puede negarlo. Hablo de la belleza de tu alma.

-Eres un soñador Harry, a nadie le importará la belleza de mi alma sin una dote.

-Te equivocas absolutamente.

-No lo hago, pero no importa. Igual que tú, desearía quedarme para siempre en esta casa.

-No digas eso, debes conocer el amor y formar una familia.

-Deseas eso para mí y no para ti.

-Tú sabes porque no deseo marcharme de aquí.

-Sí, por Severus.


Harry asintió con la cabeza y miró sus dedos. Hermione le rodeó con su brazo.


-Muchas veces me he preguntado qué diría Severus si llegara a saber lo que sientes por él.

-No es difícil imaginarlo.

-Él te quiere Harry.

-Querer no es lo mismo que amar.

-Quizá deberías correr el riesgo y confesarle tu amor.

-Eso que dices es una locura Hermy. Severus me ve como un hijo, y no solo él, toda la gente lo hace. Para todos soy su hijo adoptivo. Sería un tremendo escándalo que él se fijará en mí.

-Harry, hemos conocido muchas historias de hombres mayores que se enamoran de sus pupilas o pupilos y nadie ve aquello con malos ojos.

-Sí lo sé.

-¿Recuerdas al Duque de Darlington?

-Claro que sí.

-Las malas lenguas dicen que el Príncipe regente lo designó como tutor de aquel jovencito hijo del Duque de Lancaster. Al comienzo el hombre no quería saber nada del joven, aceptó la tarea solo porque era un mandato real y no podía negarse, pero luego de convivir con el joven durante un mes, pues ya estaba enamorado y lo desposó feliz de la vida.

-Muy bonita historia Hermy, ya lo conocía, pero ya sabemos que eso no me sucederá a mí.

-Harry, si te la recuerdo es para que comprendas que no es del todo imposible tu amor por Severus.

-Es absolutamente imposible y lo sabes.


Hermione iba a responder, pero unos golpes en la puerta cortaron su intención. Un rostro sonriente se asomó.


-Buenos días. Sabía que te encontraría aquí Hermy -dijo Remus con una sonrisa adentrándose en la habitación-¡Feliz cumpleaños mi querida niña!


La muchacha sonrió alegre.


-Gracias, Remus.


El hombre de ojos dorados la abrazó fuertemente.


-Me hace feliz saber que por fin cumplirás el sueño de toda señorita.


Harry sonrió con disimulo al oír aquellas palabras.


-Claro Remus, el sueño de todas las chicas es el baile de presentación y el día de su boda.

-Esta noche serás el centro de todas las miradas, mi niña.

-Espero estar a la altura. Sino la escuela para señoritas de Miss Edingthon quedará en mal pie.

-No digas eso. Eres perfecta, una dama de pies a cabeza.

-Gracias Remus, espero que la gente del condado piense igual.

-Remus tiene razón, estarás perfecta esta noche, no tienes nada que temer -apoyó Harry.

-Bueno, me voy a vestir, Severus no soporta que lleguemos retrasados a desayunar -dijo Hermione caminando hacia la puerta.


Harry y Remus se la quedaron viendo hasta que la chica salió de la habitación.


-Y hablando del estricto apego a las normas de Severus, ¿ya le contaste de aquel hombre? -preguntó Remus.

-¿Por qué tendría que contarle nada? Ese asunto no tiene ninguna importancia para mí -respondió el muchacho.

-Harry, ten cuidado, hay ciertos rumores con respecto a la reputación de ese hombre que…

-Remus, ¿qué más da lo que pretenda? -interrumpió Harry -. No estoy interesado en lo más mínimo por muy rico que sea.

-Me parece bien, mientras más alejado se mantenga de ti mejor.

-No hay nada de lo que debas preocuparte Remus, jamás alentaría a un hombre como ese, ni siquiera le he dedicado una sonrisa.

-No dudo que sea así Harry. Pero con un sujeto semejante es necesario estar muy alertas.

-Severus jamás aprobaría que ese hombre me cortejara.

-Ojala no se presente en la fiesta, es el estreno en sociedad de Hermy y sería una pena que algo saliera mal.

-Nada saldrá mal, jamás permitiré que algo lastime a Hermy.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Poco a poco iba llenándose el salón. Concurrían las más selectas familias del condado. Gente de diversas edades, pero pertenecientes al mismo círculo social. Severus, como anfitrión, debía recibir a cada uno de los invitados y en esa tarea le acompañaba Harry. Podía hacerlo como pupilo de Severus a pesar de tener solo diecinueve años.


Entre los invitados esa noche figuraban lord y lady Malfoy. Harry le tenía especial inquina a Lucius.


El motivo de tal sentimiento se debía a que Lucius, a pesar de estar casado, estaba interesado en Severus. El matrimonio del hombre rubio solo era de apariencia, como tantos dentro de aquella esfera social. Pero lo que descomponía el ánimo de Harry por completo, era la evidente atracción de Severus por el hombre rubio; aunque también sabía que debido a los estrictos cánones que regían la vida de quien era su tutor, nunca tendría nada con Lucius. Era tranquilizador saber esto último, pero de todos modos al chico le dolía ver como el hombre que amaba sonreírle al rubio y mirarlo como si lamentara demasiado no tener el valor de cruzar aquella línea invisible que separaba el deseo del deber.


Lucius tan elegante e inmaculado como siempre le daba el brazo a su mujer.


-Buenas noches, Severus -dijo Lucius con una amplia sonrisa.

-Bienvenidos -respondió Severus -, espero que la fiesta les resulte agradable.

-Con un anfitrión como tú no podría ser de otro modo -afirmó el hombre rubio con una mirada intensa.


Harry sintió una punzada en el estómago al presenciar aquello, a diferencia de Narcisa, que prefería ignorar los coqueteos entre su marido y Severus, él casi no podía soportarlo.


-Harry, estas convertido en todo un caballero -comentó Narcisa Malfoy, que le resultaba más elegante no tomar en cuenta el flirteo entre los dos hombres.

-Muchas gracias, lady Malfoy.

-Dentro de muy poco mi hijo Draco estará de regreso en Inglaterra, estoy segura que congeniaran muy bien, tiene tu misma edad.

-Estaré encantado de conocerlo lady Malfoy -respondió el muchacho de ojos esmeraldas.


Luego de aquel intercambio de palabras Narcisa y Lucius se unieron al resto de los invitados al baile.


Harry siguió cumpliendo con la tarea de recibir a los invitados, pero con poco entusiasmo, estaba realmente molesto con la presencia de Lucius y la mirada, según su parecer, casi de adoración que le había dedicado Severus.


Pero su mal humor se acentuó cuando vio llegar al hombre del que había estado hablando durante la mañana con Remus. Gilderoy Lockhart, era un hombre muy adinerado, un «nuevo rico» como le llamaba Severus, despectivamente. Este hombre no poseía alcurnia ni títulos nobiliarios, pero su fortuna le abría las puertas de los círculos más selectos y refinados. Además era atractivo, bastante atractivo, pero tenía mala fama. Circulaban respecto a él muchas historias de alcoba, enredos amorosos tanto con hombres como con mujeres. Pero todos sabían que la mayor debilidad del hombre eran los muchachos jóvenes y atractivos.


Severus con mucho placer hubiese prescindido de invitarle, pero ya había sido aceptado en los círculos sociales del condado y sería un afrenta no enviarle invitación al baile.


Gilderoy se acercó a los anfitriones con la mejor de sus sonrisas.


-Lord Snape, me siento muy honrado con su invitación -dijo Gilderoy inclinando la cabeza de forma bastante exagerada.

-Sea usted bienvenido a mi casa señor Lockhart -respondió Severus del mismo modo, pero con más naturalidad.


Luego Lockhart desvió su mirada hacia Harry.


-Señor Potter, es un gran honor volver a verle.

-Encantando, señor Lockhart -fue la respuesta un tanto desabrida de Harry, aunque correcta como la de Severus.


Lockhart sonrió y no se manifestó en su rostro ningún efecto ante la indiferencia del joven de ojos esmeraldas.


Severus por su parte, se preguntó en qué circunstancias se habría visto Harry con ese hombre, le parecía muy extraño, pues aquel personaje no era habitual en el selecto círculo al que ellos pertenecían.


-¿Cuándo has coincidido con el señor Lockhart? -preguntó Severus directamente sin dejar de sonreír mientras los siguientes invitados ya caminaban hacia ellos.

-Cuando acompañé a Remus a casa de los Tonk.

-¿Ted lo recibe?

-Le ayuda en sus asuntos financieros.


Severus no hizo otra pregunta, los siguientes invitados estaban a dos pasos de ellos.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


El baile estaba en marcha. Los husos trabajaban regladamente en sus distintos lugares, y todo se desenvolvía de un modo continuo y armonioso. Tras la presentación formal de Hermione, se inició el baile. Como era tradición la chica lo abrió escogiendo como pareja a Severus, pues era su tutor. Luego fue el turno de Harry y luego Remus.


Harry sabía que Hermione no deseaba aquella fiesta, por eso le parecía increíble la capacidad que tenía la chica de soportar la atención que recibía de pronto. Pero el muchacho de ojos esmeraldas también sabía que era parte de las formas que toda aquella buena sociedad respetaba, en realidad no les importaba Hermione, pues todos sabían que su origen era humilde. En el futuro de ella no se veía un matrimonio brillante, eso solo sucedería en el caso de que Severus decidiera asignarle una dote. En tal caso solo algún galán sin fortuna, pero con ambición pondría sus ojos en ella. Y Harry lo lamentaba porque deseaba que su amiga hiciera un matrimonio feliz, por amor, con alguien que realmente valorara su persona.


Sin embargo el muchacho pronto comenzó a preocuparse por asuntos más inmediatos que el futuro de Hermione. En ese momento Gilderoy Lockhart caminaba hacia él, estaba seguro que le pediría bailar, y él por cortesía no podría negarse.


-Señor Potter, ¿me concedería el honor de este baile? -preguntó Lockhart con bastante aplomo, sabiendo que Harry no le rechazaría.

-Por supuesto, señor -respondió Harry tomando la mano del hombre rubio.


Harry mientras caminaba hacia el centro del salón donde las demás parejas se aprestaban a bailar sentía que las miradas bien disimuladas de todos se fijaban en él.


Para Severus tampoco pasó inadvertida la invitación de Lockhart a Harry. No le gustaba que ese hombre se acercara al muchacho. Ahora se arrepentía más que antes de haberle invitado. A pesar de encontrarse junto a Lucius, un hombre que le despertaba sentimientos muy intensos, ya no podía concentrarse en lo que le decía el hombre rubio, tenía la mirada fija en Harry y su pareja de baile.


No le había gustado nada el modo en que había mirado a Harry hacía poco más de dos horas. Ahora bailaba con el chico. Todo era perfectamente correcto, pero de igual modo no le agradaba que su protegido estuviera cerca de aquel hombre; Harry era demasiado inocente para un sujeto como Lockhart.


Harry deseaba que la pieza acabara lo antes posible para desentenderse de Lockhart, algo en el modo en que le miraba hacía que se sintiera incómodo.


-Deberé agradecerle eternamente a Lord Snape, por esta invitación -dijo el hombre en un claro intento de establecer algo de intimidad con el muchacho de ojos esmeraldas.

-Eso no es necesario señor -respondió Harry.

-Lo es, créalo. De no ser así no estaría viviendo este maravilloso momento con usted -respondió el hombre con una atractiva sonrisa.

-Solo estamos bailando señor.

-Para mí esto es mucho más que un baile.

-Creo que no le comprendo -dijo Harry, a pesar de entender la intención de tales palabras.

-Si me permite decirlo, es usted el joven más encantador que he tenido el gusto de conocer.


A Harry tales palabras le causaban más molestia que agrado, pues sabía perfectamente cómo se relacionaba Lockhart con los jóvenes. Cuando la música terminó y la orquesta comenzaba otra pieza, Harry quiso apartarse del hombre, pero este le retuvo.


La cortesía obligó a Harry a continuar bailando, a pesar de saber que el bailar dos veces seguidas no le convenía, pues cualquiera podía pensar que tenía algún tipo de inclinación por ese hombre.


Severus a pesar de estar muy ocupado con los invitados no dejó de advertir que Lockhart pretendía acaparar la atención de Harry. Naturalmente eso no podía permitirlo, pero tampoco podía ir hasta donde el muchacho e interrumpirle, como anfitrión estaba impedido. Por tal razón encargó la tarea de apartar a ese hombre de Harry a Remus.


Remus sabía que Lockhart no tendría más remedio que liberar a Harry. Naturalmente percibía la incomodidad de éste último, por eso fue en su ayuda.


Harry sintió alegría al verse libre de aquel hombre, sin embargo al dejarlo fingió lamentarlo como las normas de la etiqueta demandaban.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Harry no se permitió el preocuparse por Gilderoy Lockhart otra vez, era la fiesta de Hermione así que solo dedicó el resto de la noche a divertirse.



Severus también creyó que Lockhart ya no sería un problema y que disfrutaría el resto de la noche, pero estaba totalmente equivocado. Apenas se percató de la presencia del hombre hasta que éste se encontró junto a él.


-Lord Snape, hace mucho tiempo que no asistía a una fiesta tan agradable.

-Muy amable de su parte -fue toda la respuesta de Severus.

-Su pupila es una joven bellísima, estoy seguro que muy pronto la perderá usted -dijo Lockhart mientras sus ojos seguían a Hermione.

-Ya estoy hecho a la idea, lo más importante para mí es que elija a la persona adecuada.

-Sin duda así será -respondió Lockhart.


Hubo una pausa entre los dos hombres, tiempo que emplearon para mirar a Hermione que en ese momento bailaba con Harry.


-Su pupilo es también un joven encantador.


Severus simplemente agradeció el cumplido con una inclinación de la cabeza.


-Ya había tenido el honor de conocer al joven Potter, en casa de la familia Tonk -comentó Lockhart.

-Estoy al tanto de ello -respondió Severus como si estuviese enterado desde hacía tiempo, cuando en realidad lo había sabido apenas esa noche.

-Lord Snape, soy sincero al decir que siento profunda admiración por su pupilo y que me sentiría extremadamente honrado de que usted me permitiera cortejarlo -dijo Lockhart con total desparpajo.


Severus era el tipo de hombre que tenía control total sobre sus emociones, por ello al escuchar la descarada declaración de aquel sujeto se mantuvo impasible. Aunque en realidad había sentido un pinchazo en el estómago y deseaba expulsar a Lockhart. Pero él era un lord, no podía actuar como un gañan de taberna, lamentablemente.


-¿Cortejar a Harry? -preguntó Severus con fingida sorpresa. Su intención era disuadir al hombre de que era completamente impropia aquella petición, pero no logró su objetivo.

-Espero que no considere la diferencia de edades un impedimento -dijo Lockhart, fingiendo no darse cuenta de la intención en las palabras de Severus.


Severus había previsto la respuesta del hombre.


-Harry cumplió años en el verano, solo tiene diecinueve.

-Lo sé, pero eso no es un problema para mí.

-La verdad desearía que Harry cumpliera los veintiún años, y recién entonces pensara en aceptar ser cortejado.

-Creo que a un joven como Harry, con tantas cualidades, no le resultará ofensivo que un hombre con más experiencia lo pretenda y desee cortejarlo, lord Snape.



Aquellas palabras consiguieron molestar más a Severus. No podía creer que el descaro de aquel hombre llegara a tanto.


-Tiene usted toda la razón señor Lockhart. A Harry no le molestaría que un hombre respetable le cortejara. Y como usted no entra en esa categoría… niego mi permiso. Olvide cualquier pretensión que tenga hacia mi pupilo.


Lockhart nunca esperó una respuesta tan rotunda y franca de parte de Severus. No le pasó por la mente que sería rechazado de aquel modo.


-Lord Snape usted ni siquiera me está dando la oportunidad de…

-Así es señor Lockhart -interrumpió Severus -, no pienso darle oportunidad alguna, olvide por completo que mi pupilo existe. Aunque usted fuese la última persona en el planeta igualmente no permitiría que se le acercara.


Gilderoy Lockhart enrojeció levemente. La furia se apoderó de él, nadie le había ofendido de aquel modo.


-Su arrogancia lord Snape…


Severus cortó de golpe las palabras del hombre.


-Arrogancia la suya, señor Lockhart, al pensar que es digno de cortejar a mi pupilo. Usted no está a su altura.

-Debí imaginar que al no poseer un título como el suyo…

-No hablo de títulos señor, usted no posee honorabilidad, estoy al tanto de sus líos con jóvenes de moral tan dudosa como la suya, su cercanía solo le traería descredito a Harry.


Con esas palabras Gilderoy Lockhart tuvo más que suficiente. No era el tipo de hombre que controlara sus impulsos, pero comprendía la inconveniencia de provocar una escena. Guardó silencio por algunos segundos y luego miró a Severus con profundo rencor.


-Lamentará el haberme ofendido de este modo lord Snape, se lo juro -dijo el hombre y luego le dio la espalda.


Severus no le dio importancia a esas palabras.




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