Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crystal Heart por mochipervertsan

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

espero les guste

Cuando te conocí no esperé enamorarme tanto de ti, aun recuerdo cuando te hablé por primera vez, te veías tan lindo con tus mejillas sonrojadas. Fue allí donde noté que sentía algo especial por ti, siempre te miraba a lo lejos, te veías tan vulnerable que cada vez me invadían los deseos de protegerte. Eras y sigues siendo tan pequeño a pesar de tener casi 18 años, cuando te conocí solo tenias 8 añitos y pensé que había visto a un ángel, tu cabello rubio tan sedoso al tacto, tus ojitos cafés los cuales desaparecían cada vez que sonreias y esa hermosa sonrisa que solo me mostrabas a mi.

Los años pasaron y sentía crecer más este sentimiento que aun mantengo por ti. A los 10 me dijiste que me quedara a tu lado y así lo hice, cada vez que podía iba a verte, aunque no soportaba verte en esa cama lleno de sueros, hacia mi mayor esfuerzo por sonreirte para que te sintieras seguro

A los 11, me dijiste que querías ver los fuegos artificiales del festival de verano, intenté pedir permiso al doctor pero me lo negó,dijo que estabas delicado de salud, me sentí muy mal por ti, quería verte sonreír como siempre que te cumplía un deseo. Fue allí donde se me ocurrió una idea que de seguro te encantaría. Hablé con la mayoría de los doctores y estuvieron de acuerdo, lo mantuve en secreto hasta el gran día. Te desperté suavemente moviendo tu pequeño hombro y abriste tus ojitos, me sonreiste y mi corazón latió fuertemente, ya quería ver tu reacción. Te ayudé a levantarte y acomodar tus sueros en el tubo de metal para que salieras de la habitación, tapé tus ojos y te sorprendiste pero al decirte que era una sorpresa solo reiste y colocaste tu manito sobre la mía. Nos demoramos algo en llegar pero allí estábamos, en la azotea. Quité mi mano al sentarte en una banca pero no te permití  abrirlos aún, al terminar los preparativos me senté junto a ti y tomé tu pequeña mano y te dije que ahora podías abrir tus ojos. Me sentí muy bien al ver tus ojos brillar cuando alzaste tu vista al cielo y viste los fuegos artificiales que había preparado para ti. Te veías tan emocionado que desee que ese momento fuera para siempre, al acabar el espectáculo te levantaste colocándote  frente a mí, sonreiste algo sonrojado, yo imité tu acción, me alegraba hacerte feliz. Abrí mis ojos al sentir tus cálidas y pequeñas manos en mis mejillas, tu sonrisa había desaparecido pero tu rostro estaba muy rojo, "gracias" dijiste y yo solo sonreía pero este gesto desapareció al ver como te acercabas a mi cara con tu mirada fija en mis labios, allí noté tus intenciones, quería hacerlo, quería besarte pero algo me lo impedía, al estar tan cerca de tus labios podía sentir tu respiración cálida pero desvíe tus labios y estos quedaron estampados en mi mejilla. Aun así sonresiste pero me seguía sintiendo mal por negarme pero aun eras un pequeño de 11 años y yo tenia 19,las cosas debían pasar a su debido tiempo. Después de bajar por las escaleras te dejé en tu habitación y yo fui a la oficina del director del hospital, me dijo que estabas mejorando y que si seguías así podrías salir a pasear por primera vez pero bajo mi cuidado

Cuando cumpliste  los 12 pude sacarte del hospital por primera vez, estabas tan feliz y yo también, te llevé a muchos lugares que sabia que te gustarían. Tomamos helado, quedaste fascinado con el sabor vainilla. Seguimos al parque de diversiones y el día trascurrió tranquilo hasta que comenzó a llover, tuvimos que correr para evitar mojarte, eso empeoraría tu enfermedad. Logramos refugiarnos  pero noté tu cara roja, toqué tu frente y lo que temía había pasado, tenias fiebre, debía hacer algo. Quité mi abrigo y te cubrí con él, te cargué y corrí lo más rápido que pude, debía llegar al hospital pronto o empeorarias, no quería perderte. Logré llegar pero después de eso prohibieron que salieras nuevamente.

Con 13 aun no te dejaban salir, yo sufría por cada vez que llorabas solo en esa cama. Hacia mucho que no te escuchaba reír, era como si te hubieras apagado, tus ojos ya no brillaban como antes, eso me preocupaba, sabia perfectamente que fingias estar bien pero en el fondo te dolía ser diferente a otros niños de tu edad. Una noche entré a tu habitación, aun dormías por eso hoy no lo recordaras. Me senté a tu lado y acaricié tus cabellos, seguían siendo suaves, pase mí mano a tus cachetes y los acaricié, apretaste un poco tus ojos cerrados pero luego sonreiste un poco, te veías hermoso y no pude evitar dejar un beso en tu cachetito, noté como te acurrucaste entre las sábanas y susurraste "hyung", maldición, soy muy débil a ti, estampe nuevamente mis labios en tu carita y prometí que nunca te dejaría llorar de nuevo.

Pasaron 2 años, ya tenias 15 y para tu cumpleaños quise llevarte a la playa, tu salud era mejor después de varias trasfusiones de sangre, que por cierto, eran mías, algo de lo que nunca te dije. Si era para salvar tu vida yo haría cualquier cosa incluso si eso significaba renunciar a la mía, eres demasiado preciado para mí, nunca te dejaría morir y menos por una estúpida enfermedad, aunque era peligrosa si no la tratábamos. Conseguí el permiso e incluso alquilé una casa de playa para nosotros dos. Salimos la noche anterior al día de tu cumpleaños, además quería devolverte el gran regalo que me hiciste en mi cumpleaños #23, me cantaste una hermosa canción "serendipity", nunca la olvidaré, tu voz era más hermosa de lo que había imaginado. En todo el camino hablábamos de cosas triviales, adoré tu expresión al ver donde nos quedaríamos pero comencé a ponerme nervioso cuando noté tu sonrojo al ser los únicos allí, no pensé que te molestaría ese detalle pero al parecer si te afectaba, igual o más que a mí, rodee con mi brazo tus hombros y entramos a la casa. Era acogedora, tranquila y silenciosa, se podían escuchar a las cigarras, ya era tarde pero te negaste a dormir, querías salir a caminar por la playa, no debía dejarte, el sereno empeoraría tu enfermedad pero nuevamente mis deseos de verte feliz me ganaron. Tomé un abrigo grueso negro y un gorro de lana, te lo puse y acaricié tus mejillas rojitas, te sonrojaste y besé tu frente, sentí tus manitos alrededor de mi cintura haciendo presión en mi espalda, correspondí tu abrazo flexionando mis rodillas un poco para que tu cabeza quedara en mi hombro y mis brazos estaban en tus hombros. Tomados de la mano salimos cerrando la puerta, la playa quedaba casi frente a esta, la luna llena se reflejaba en el mar y las olas estaban calmadas. Caminamos un poco y nos sentamos en la arena mirando al horizonte, sentí un peso extra en mi hombro y ese eras tú, poco a poco te sentaste entre mis piernas y te hiciste una bolita, solo atiné a abrazarte y apegarte a mi pecho, escuché cuando reiste y me sujetaste de los antebrazos. Miré hacia abajo y vi tus orejas rojas, puse mi cabeza en tu hombro y besé tu mejilla, giraste hasta quedar de rodillas frente a mí, de esa manera eras de mi tamaño y un poco más alto."Gracias" dijiste y sin previo aviso juntaste nuestros labios, eran suaves justo como lo había imaginado e incluso dulces, esto lo supe cuando comencé a ondear suavemente mis labios atrapando tu labio inferior,en ningún momento te negaste, solo intentabas seguir mi ritmo, estaba feliz de ser el primero, un gemido se te escapó cuando estiré suavemente con mis dientes tu hinchado labio y fue allí donde no pude más, quería más, siempre te habia querido de manera diferente a otros pacientes, intenté no pensar demasiado en lo que sentía en verdad por ti y me negaba a aceptar que al igual que yo, tu me amabas porque aun eras un niño y era mi deber ser tu protector. Había caído por ti y a decir verdad, fue lo mejor que me pudo pasar. La falta de oxígeno se hacía presente y tuve que separarme, despacio abrí mis ojos pero tu los mantenías cerrados, estabas sonrojado y tus labios mas rojos que de costumbre, una imagen perfecta que no pude evitar besar, esta vez suave y cortamente, te abracé y sonreias y me hiciste caer acotado en la arena, tu seguías riendo y ahora estabas sobre mi, te acomodaste en mi pecho  y escuché claramente tus ultimas palabras antes de caer dormido: "te amo Yoongi ". Dormías plácidamente y te cargué en brazos hasta llegar a la casa, te deposité en la cama y me acosté a tu lado rodeándote por la cintura para mantener el calor ya que había comenzado a hacer más frío y no quería que te enfermaras, no ahora que ya casi etabas curado. A la mañana siguiente desperté después que tú, al notar que no estabas en la cama me asuste, corrí por las escaleras rumbo a la sala y allí estabas, viendo una película, corrí hasta llegar a ti y te abracé fuertemente, sonrojado señalaste a tu lado y me senté allí. Para cuando lo noté tu cabecita reposaba en mi regaso, jugaba con tu cabello enredándolo en mis dedos, ya casi debíamos volver al hospital, este sería nuestro último día aqui. Me habías dicho que querías bañarte en la playa, algo con lo que no estaba muy de acuerdo, temía que te pasara algo pero después de tanto ruego accedí y al final todo salio bien. Jugamos un rato con la pelota, hiciste un hermoso castillo de arena e incluso pusiste nuestros nombres en la arena frente al castillo. Corriste a mi y me abrazaste con el impulso di unas vueltas haciéndote reír mas. Definitivamente estos días habian sido uno de los mejores de mi vida. Después de que volviéramos al hospital, no pude verte por un tiempo ya que mis exámenes finales estaban cerca, cada que tenia un tiempo iba a verte a tu cuarto y veía que estabas mejorando mucho, ya ni te hacían falta los sueros, solo que a cada 8 horas debías tomar píldoras y recibir 2 inyecciones, nuestros besos se mantuvieron, claro que en secreto o sino me expulsarían del hospital y mi padre me mataría por enamorarme de un paciente, según él eso no era permitido y menos en su centro de trabajo.

Los años pasaron como por arte de magia, ya eres mayor de edad, tienes 18 años y yo 26, tengo mi trabajo como doctor pero también soy compositor, al fin después de 10 largos años a tu lado, viéndote crecer y enamorarme cada vez mas de ti, logré curar tu enfermedad. Todos estaban estupefactos, nadie creía que había encontrado la cura para  "corazón de cristal", es más ni yo mismo lo creía pero estaba muy feliz de que al fin salieras de ese hospital, de que tuvieras una vida normal, aun no era tarde para rehacer tu vida. Estaba feliz pero asustado, en un lugar muy remoto de mi corazón no quería que te fueras, quería tenerte para mi pero eso seria demasiado egoísta por mi parte, tu debías ser libre, no me pertenecías aunque mi corazón y alma ya fueran tuyos desde que te conocí.

Llegó el día de tu salida, me apresure en llegar a tu habitación, tenía la esperanza de decirte lo importante que eres para mi pero para mi mala suerte ya no estabas, la cama estaba ordenada y sobre ella había unas flores blancas junto a una nota

" Yoongi-hyung gracias por concentirme en todos mis caprichos de niño, por estar estos 10 largos años a mi lado, debido a ti estar en un hospital gran parte de mi vida fue una experiencia inolvidable, gracias a ti desee vivir para estar a tu lado, para cuando leas esto ya estaré fuera de aquí, no tenía el suficiente valor para decirte esto y menos si es para una despedida, solo te pido que no me olvides, yo nunca lo haré y eso es porque TE AMO, amo tu cara, tu personalidad, tus manos, tus labios, tus besos, tus caricias, todo de ti. Espero que en un futuro podamos encontrarnos nuevamente y para cuando eso suceda te lo diré frente a frente, te amo Min Yoongi

                                         De Jimin".

 

De mis ojos brotaban lágrimas, ¿porqué? ¿por qué no pude llegar a tiempo? ¿por qué te fuiste? Abracé contra mi pecho lo único que me quedaba de ti, dolía, dolía mucho saber que te había perdido y tu ni siquiera habías escuchado lo que tenía que decirte.

A pesar de tenerlo todo me sentía vacío, había logrado ser el jefe del hospital y un aclamado compositor pero no te tenía a ti, mi mundo se había vuelto gris, ya nada me alegraba, todas mis canciones eran dedicadas a ti pero nunca me diste noticias, era como si hubieras desaparecido. Muchas veces sufrí depresión por el hecho de imaginar que te había ocurrido algo o que estuvieras en los brazos de alguien más.

Los meses seguian pasando y con ellos se acercaba un fansing para firmas, mi expresión no cambiaba. Muchas chicas y chicos se acercaban a mi y dejaban regalos, yo solo agradecía, firmaba y repetía este proceso. El encuentro se estaba terminando, ya estaba recogiendo mis cosas cuando sentí que alguien jalaba mi manga, voltee y era un chico bastante bajo, tenia una gorra negra, un chaleco y pantalón del mismo color pero en diferentes tonalidades. "Podría darme un autógrafo por favor" dijo bajito, su voz me era familiar, "por supuesto". Me senté nuevamente y él hizo lo mismo, "cómo te llamas, pequeño", vi como su gorra fue removida dejando ver un cabello rubio, una piel lisa y tersa, unos labios gruesos pero se veían suaves y unos pequeños ojos sonrientes, "Jimin....JIMIN". No esperé ni un solo segundo y me abalancé sobre ti, te envolví en mis brazos y tu correspondiste mi desesperado abrazo, "si hyung, soy yo", las lágrimas volvían a caer de mis ojos pero esta vez de felicidad, al fin te tenía en mis brazos, sentía tu temperatura corporal, tus manitos en mi espalda, tu respiración en mi cuello, todo era tan nostálgico.

Me importaron poco las miradas del staff masculino, tomé tu rostro entre mis manos, acaricié tus mejillas y junté nuestros labios, fue casto y suave demostrando lo mucho que me hacías falta y lo que te extrañé. Fue corto el beso y nos separamos, estabas sonrojado y te veías hermoso, tu piel ya no era tan pálida como antes, ahora era blanca pero tu nariz y mejillas tenian un toque rosadito y tu pelo era mas brillante que antes, claramente estabas curado.

Te llevé a mi casa, estabas sorprendido. Según me habías contado habías viajado y conociste a tu abuela, tu único pariente vivo, estuviste un tiempo con ella hasta que falleció, te había dejado su casa como herencia, conseguiste trabajo, amabas cantar y bailar, en eso no cambiaste y me alegraba.

Mientras te bañabas yo preparaba la comida, todo estaba listo, giré mi vista y te vi con sólo una camisa ancha mía y unos bóxer negros, aun tenias el pelo mojado, te veías sexy definitivamente ya no eras aquel niño que vi en la habitación del hospital. Caminé hacia ti, tomé una toalla y sequé tu pelo, estabas sonrojado, apreté tus cachetes y seguidamente besé tus labios en forma de pececito, rápidamente pusiste tus manitos alrededor de mi cuello y las mías se dirigieron a tu cintura. Nuestros labios iban a un compás lento hasta que jalé suavemente tu labio inferior entre los míos logrando que abrieras tu boca e introduciendo con algo de duda mi lengua en tu cavidad bucal, era muy cálida y agradable, poco a poco me correspondiste y nuestras lenguas se entrelazaban y chocaban de manera excitante dentro y fuera de tu boca. La falta de oxigeno se hacia presente y una placentera punzada en mi entrepierna también. Nos separamos despacio dejando como unión solo un fino hilo de saliva, besé cortamente tus belfos quitándolo, estabas muy rojo y avergonzado, al parecer yo no era el único con un problema en sus partes bajas. Sonreí. Tú también me deseabas y eso me hacia sentir genial. "Jimin, mírame" dije suavemente mientras alzaba tu cara por tu mentón con mis dedos índice y pulgar, tus ojos encontraron los mios, te brillaban y tus pupilas se dilataban constantemente, "te amo Jiminie", tus orbes se abrieron sorprendidos y comenzaste a llorar, te abrazaste a mi cuello, escondiendo tu rostro en el mismo, te tomé de los muslos e hice que enrollaras tus piernas en mi cintura, así lo hiciste. Caminé hasta mi habitación contigo al estilo coala, te recosté en mi cama sin separarme de ti ya que tu no me soltabas. No quería forzarte a nada que no quisieras, "Jiminie, seguro?", al fin me miraste pero sin soltar mi cuello, te sonrojaste y mientras acariciabas mi cabello asentiste sin desviar tu mirada. Acuné tu mejilla y cerraste tus ojos, hiciste presión en tu agarre y entendí lo que querías, me incline sobre ti posando mis labios en los tuyos, esta vez tu tomaste la iniciativa, los movías pausado dándome tiempo de comenzar a quitarte la ropa. Mi mano derecha se coló bajo tu chaleco y te estremeciste, tal vez por el frío de mis manos, tu piel era caliente y suave. Llevé mi boca a tu cuello, el cual llené de besos, mordidas y lametones, de tu boca solo salían gemidos y tu agarre se hacia mas débil, tomé tus manos entrelazándolas con las mías, las coloqué por encima de tu cabeza para facilitarme quitar tu chaleco. Lo tomé por los bordes inferiores y lo saqué lenta y cuidadosamente, tu pecho y abdominales eran algo marcados, pasé mi mano por ellos delineándolos con la punta de mis dedos hasta llegar a tus pequeños pezones, los cuales estaban erectos. Te retorciste cuando chupe uno de ellos y luego hice lo mismo con el otro, tus manos fueron a parar en mi cabeza acariciando mi pelo, sonreí y soplé suavemente sobre tu piel mojada y noté que te erizaste. Fui bajando por tu cuerpo dejando besos y lamidas en cada parte posible, amaba escuchar tus jadeos y gemidos por mi toque sobre ti.

Llegué a tu cinturón y lo desate para luego hacer lo mismo con tu pantalón dejándote solo en ropa interior, me posicioné entre tus piernas, las cuales quedaban en mis muslos haciendo que mi erección rozara con tu trasero, "Hyung, tu también". Sonreí ante tus palabras tomándote por la cintura para sentarte en mis piernas, "Quitamela tu, Jimin", te sonrojaste pero aun así desabotonaste mi camisa y la retiraste completamente. Pasaste tu manos por mi pecho subiendo hasta mi cara y dejando un beso en mi boca, el cual correspondí. De un momento a otro ya no tenía pantalones y estaba sobre ti nuevamente, mecí mi cadera una vez haciendo fricción entre nosotros logrando sacarte uno que otro gemido que intentabas acallar, luego otra vez y otra y otra, así seguí un rato, se sentía muy bien el solo rozarme contra ti pero eso no era suficiente, quería sentir todo de ti. Te besé profundamente mientras bajaba mis manos para quitar lo único que nos separaba y así lo hice, tanto en ti como en mi, ahora estábamos completamente desnudos, tocando piel con piel, me separé de tus rojos labios y dirigí mi atención a tu cuello a la vez que envolvía tu erección en mi mano y comenzaba un lento pero placentero vaivén, progresivamente aumentaba el ritmo y la presión, de vez en cuando trazaba espirales en la punta ya que había visto que te gustaba por la manera en que te retorcias y gemias, el pre-semen escurría desde tu glande hasta la base, estabas cerca de terminar, el ritmo de mi mano era casi frenético "Yoongi~ ya ca-casi ahg~" fue todo lo que pudiste decir antes de correrte en mi mano. Besé tu frente, tu respiración estaba agitada y tu pecho subía y bajaba, intenté levantarme pero me detuviste "Yoongi hyung yo...quiero..llegar hasta el final" te interrumpí con un apasionado beso y acerqué mis dedos mojados a tu entrada, el primero entró fácil, lo movía dentro y fuera pero cuando introduje el segundo diste un respingo y cerraste tus ojos de los cuales caían lágrimas, estuve un rato moviéndolos suavemente y luego en forma de tijeras dilatándote lo más posible

Cuando parecías estar listo saqué mis dedos y besé cortamente tu frente y labios, "relájate amor", asentiste rodeando mi espalda con tus brazos, tu vista estaba atenta a mi miembro que friccionaba sobre tu entrada, lo alineé con la misma y poco a poco lo fui introduciendo lo más suave y delicado que me permitía mi autocontrol. El glande entró y claramente te dolía, lo notaba en tu expresión, esperé a que el dolor disminuyera y seguí el recorrido hasta meterlo todo, esperé unos minutos, en los cuales me la pasé secando tus lágrimas y besando toda tu carita, intentaba hacerte olvidar el dolor y lo estaba consiguiendo. Saqué hasta la mitad mi pene y embestí tu cuerpo sacando un gemido agudo, ya el dolor había desaparecido totalmente y comenzabas a disfrutarlo. Las embestidas eran más rápidas y seguidas que antes, había logrado un ritmo que tocaba a la perfección tu punto dulce, amaba como tus uñas se enterraban en mi espalda, tus piernas se aferraban en mi cintura y de tu boca solo salían gemidos y mi nombre. Con mi mano derecha tomé tu dolorosa y desatendida erección comenzando a bombearla casi al mismo tiempo que te embestía. Sentía como tus paredes me apretaban, estabas muy caliente por dentro casi sentía que quemaba y estaba a punto de correrme al igual que tu, me avisaste que ya no aguantabas más y yo aumenté todos mis movimientos logrando que ambos experimentáramos un delicioso orgasmo al terminar, tu en mi mano y entre nuestros cuerpos y yo en tu interior. Nos faltaba el aire, estábamos sudados y agitados intentado regular nuestras respiraciones, cuando nos recuperamos besé tus labios suavemente y salí con cuidado de tu interior para no lastimarte, me recosté boca arriba y puse mi mano como almohada para ti, enseguida te acomodaste y abrazaste mi pecho dibujando círculos imaginarios en el mismo. Sonreí ampliamente, "te amo pequeño", sonreíste y apoyaste tu cabeza en mi pecho, "yo también hyung". El sueño nos venció y caímos dormidos, esta seria la primera de nuestras muchas veces juntos ya que desde ese día comenzaste a vivir conmigo como mi pareja y hemos estado juntos hasta la actualidad y esperó que hasta que muramos. Gracias por ser parte de mi vida Park Jimin, aquel niño enfermizo que conocí en el hospital de mi padre y que ahora es mi esposo, te amo y siempre te amaré.

 .

 .

Fin~                     

 

Notas finales:

denle amor


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).