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A Itachi no le gusta... por Yae

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto, historia sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Intento de humor.

 

 

 

La universidad era el escenario más agotador para Naruto, aunque le costase horrores aprobar el examen de ingreso empezaba a cuestionarse si realmente podría con tanto estudio. Sin considerarse muy brillante para el aprendizaje superior, atesoraba sobremanera los días de vacaciones donde podía disfrutarlos a sus anchas.

Por eso en aquel momento más complacido no podía hallarse, recostado en el perfecto jardín de aquella hermosa residencia, solo faltaba que le llevasen una limonada fría para sentirse satisfecho.

La casa Uchiha era sin duda digna de elogios, una propiedad bastante amplia en las afueras de la ciudad que transmitía toda la paz que ahora necesitaba. Agradecía enormemente que su mejor amigo le dejase quedarse esas vacaciones con él.

Aunque ciertamente Sasuke no lo invitó cordialmente, tuvo que acceder luego de metódica insistencia y la aparición sorpresiva del rubio en el tren la noche anterior.

“Si generas el mas mínimo estorbo, te vas”

Fue la amable advertencia que le hiciera antes de presentarlo con su familia.

Los padres de Sasuke fueron casi cual siempre se los imaginó, con Fugaku Uchiha como padre disciplinado y mirada aterradora, fue una suerte que no lo echase en aquel momento, quizá se debió a la presencia de Mikoto Uchiha; la madre de Sasuke era encantadora y amable. Naruto se emocionó al recordar un poco en ella a su propia progenitora fallecida.

No obstante la encarnación de perfección a ojos de Naruto fue el hermano mayor de Sasuke.

Oh, era hermoso sin duda.

Tal vez se haya debido al cabello largo desafortunadamente sujeto en una cola baja, o puede que por la magnífica simetría del rostro y cada facción de este. También pudo deberse a las extraordinariamente bellas pestañas que adornaban los negros ojos.

Naruto boqueó de emoción y embobado por unos instantes. De no haber sido por el ligero empujón de Sasuke se habría quedado soñando despierto por horas.

Indudablemente Itachi Uchiha había provocado que un sinfín de mariposas le revolvieran hasta el alma.

Y aunque la cena fue demasiado formal para los gustos del rubio, no se quejó al poder contemplar con calma a su más reciente enamoramiento. Si bien Sasuke sabía que Naruto era gay jamás pareció molestarle ese hecho, puede ser que por ello podía obviar las peleas que siempre tenían y seguir siendo mejores amigos.

 

Esa noche la habitación de invitados más le pareció un hotel de lujo pero no pudo disfrutar de la mullida cama tanto como quiso, sus pensamientos fueron abarcados en su totalidad por Itachi. Se preguntaba si tenía la más mínima oportunidad con el hermano mayor de su amigo, invitarlo a salir, conocerse mejor, enamorarse aún más y conseguir ser correspondido hasta el punto de casarse, adoptar un cachorro, mudarse a una casita en la pradera donde vivirían juntos hasta envejecer.

De tanto divagar se quedó dormido casi al amanecer, así que cuando bajó a desayunar a eso de las once de la mañana no debió sorprenderse de que nadie estuviese en el comedor. La amable mucama le sirvió el desayuno indicándole que los señores Uchiha habían salido muy temprano al igual que Itachi, solamente Sasuke se encontraba en la piscina en el jardín de atrás.

Una piscina.

No se imaginó los lujos con los que contaba su amigo y toda su familia.

 

 

 

Así que sin ánimos de mojarse se limitó a observar los clavados de Sasuke a un lado, estaba pensando en la mejor manera de abordar el tema con él, preguntarle por su hermano y obtener la mayor cantidad de información posible.

 

 

— Si mis padres te ven haciendo el vago todo el día, van a echarte.

— ¿Entonces hay una cuota a pagar por quedarme aquí? — preguntó sin mirar al otro, con los brazos cruzados tras la nuca observaba la nubes moverse muy lentamente, aun no entendía como su amigo Shikamaru podía encontrar diversión en eso.

— Puedes limpiar la piscina o bañar a los perros, — sonrió cansino sentándose a su lado mientras secaba su cabello con una blanquísima toalla.

— Oye teme… — murmuró virando tan solo un poco su mirada, — ¿tu hermano sale con alguien?

Sasuke guardó silencio unos segundos antes de resoplar algo fastidiado, — ya te habías tardado, dobe. —La mirada curiosa y suplicante de Naruto le causó cierta gracia, — que yo sepa hace unos meses terminó una relación no en muy buenos términos, — explicó casi por compasión.

— ¿En verdad? — Naruto se incorporó como resorte con renovados ánimos inyectados. — ¿Chico, chica?... Es decir ya sabes a que me refiero´ttebayo.

Sasuke torció los labios.

— Vamos, no seas así.

— Es una pésima idea Naruto, lo digo en serio.

— Pero… ¿Por qué? — casi gimoteó de desilusión.

La oscura mirada de su amigo se le clavó encima haciéndole tragar pesado, quizá iba a revelarle algún secreto espantoso o tristemente Itachi sería heterosexual.

Un silencio casi de ultratumba prosiguió.

— A Itachi no le gusta que le den por el culo.

— … —

Si Naruto hubiese estado bebiendo alguna gaseosa la habría escupido en su totalidad y en la cara de su amigo, técnicamente sintió como la mandíbula se le desencajaba de la impresión y se ponía tan rojo que seguramente ya no era saludable.

 

 

 

.

 

 

 

¿Cómo podía Sasuke haber dicho cosa semejante?

Naruto ni siquiera estaba considerando -de momento- acostarse con Itachi, solo quería saber si tendría posibilidad alguna de salir con el atractivo hermano y entablar una relación romántica. Ya después resolverían el asunto de las posiciones, cuando estuviesen desnudos y frente a la cama, sin aparentar falsa modestia Naruto estaba seguro de que podría redimir al otro en sus gustos.

 

Y aunque Sasuke no le dijo que a su hermano solo le gustasen las mujeres, le dio a entender que aquel Uchiha había tenido una relación con un hombre, que terminó abruptamente porque Itachi no quería se la metieran. Recolectando retazos de información barajó sus posibilidades y aunque no fuese un galán de telenovela, Naruto sabía que ya no era el niño enclenque que ninguna chica volteaba a ver.

Así que carraspeando varias veces para aclarar su voz se aproximó al estudio, donde Sasuke le indicó que estaba su objetivo, advirtiéndole nuevamente que estaba perdiendo su tiempo y que lo mandarían por un tubo a la zona del amigo, si es que tenía suerte.

 

Con cautela se asomó por la puerta entreabierta ensanchando su sonrisa al ver a Itachi tecleando una laptop con muchísima concentración, sin reparar en su presencia.

— ¿Se te ofrece algo?

O eso creyó, el hermano mayor de Sasuke detuvo sus dedos para levantar la mirada y observarle por escasos segundos que a Naruto le parecieron insuficientes. — E…

— Sasuke está en su habitación. — Agregó regresando a su labor.

— No estaba buscando a Sasuke, dattebayo.

De nuevo tuvo la atención de esos ojos y una preciosa ceja se curvó seguramente intrigado por su muletilla.

— En ese caso, ¿en qué puedo ayudarte?

Naruto se comió su suspiro ilusionado, el tono de voz era perfecto.

— Me… me preguntaba — carraspeó de nuevo dándose algo de valor, — si tienes algo de tiempo… ¿quisieras tomar un café conmigo? — y sonrió mostrando sus impecables dientes.

El antiguo reloj de pared hizo tic, tac, demasiadas veces para los nervios de Naruto, entonces la otra persona en el lugar haciendo hacia atrás la silla con ruedas se puso de pie, creyó oírle un diminuto suspiro antes de acercarse un par de pasos.

— Naruto, ¿verdad? — Cuestionó recibiendo un asentimiento veloz — no sé qué te haya dicho Sasuke pero no estoy interesado.

Y antes de que siquiera pudiese argumentar en su defensa, Itachi pasó por su lado saliendo del despacho.

— Espera, espera — casi corrió tras el de cabellos largos para adelantarlo y cerrarle el camino. Tragó pesado ante la filosa mirada que estaban dedicándole. No voy a metértela -tan duro- si no te gusta,  pensó — solo será un café y si te aburres no vuelvo a molestarte.

Sin poder oír la respuesta la dulce Mikoto apareció sonriente con una hoja de papel en manos, — Itachi necesito enviar un fax, el mío se quedó sin papel y… — calló ante la curiosa escena, a su hijo mayor y al amigo de su hijo menor frente a frente en el pasillo.

— Claro, — sin esperar tomó la hoja de su madre y regresó entre sus pasos.

 

Naruto suspiró desilusionado, quizá Sasuke tenía razón.

— Existen detalles básicos pero muy importantes, — la voz de la señora de la casa le hizo respingar —una apariencia cuidada, paciencia y mucha determinación.

Señaló acercándose para arreglarle el cuello de la chaqueta negra y naranjada que vestía, el chico rubio quedó estático. — Habla de… — tragó pesado.

— Un expreso quizá, — agregó sonriendo levemente — pero no le digas que yo te dije — para sorpresa de Naruto ella le guiñó un ojo, — me gustaría hablar contigo después.

 

 

 

.

 

 

 

Fue cauteloso, sigiloso, como un ninja o espía entrenado. Naruto se tomó cada día en adelante para intentar que su proposición fuese aceptada, pero Itachi era un hueso duro de roer, si bien nunca le dio un “no” rotundo siempre alegaba no estar interesado. Sasuke solía reírse cuando le comentaba de sus fallidos intentos.

Pero en cambio su madre era quien le levantaba el ánimo con toda la sutileza del mundo. Le intrigaba porque la señora Mikoto se veía tan calmada porqué un chico quisiese cortejar a su hijo mayor.

— ¿Te gusta el cilantro?

— No lo sé, nunca había escuchado de un platillo con ese nombre dattebayo — respondió agotado, sentado a la pequeña mesa en la cocina.

— Es un condimento, Naruto. Le da buen sabor a la comida, — explicó mientras terminaba de sacar las compras hechas— pero creo que olvidé comprar los fideos del ramen.

— Ya iré yo, Mikoto-san — de inmediato se puso de pie.

— ¿En verdad?...

Y esta vez fue el Uchiha de los sueños de Naruto quien entró a escena, — madre, Naruto-kun — hizo una pequeña venia antes de acercarse al refrigerador y buscar en su contenido.

— Itachi, cariño. Olvidé comprar un par de cosas, ¿podrías ir por mí?

— Desde luego.

— Perfecto, Naruto puede acompañarte así traerán todo sin problemas — repentinamente ya tenía una lista en manos.

— Puedo ir solo — algo contrariado recibió el papelito donde venían anotadas un sinfín de cosas, dejó la lata que acaba de sacar del frigorífico para memorizar el encargo.

—Será más fácil si van los dos, llévense la camioneta y tómense su tiempo — finalizó entregándole una llave de auto al rubio.

— No se preocupe por nada Mikoto-san — Naruto no pudo sonreír mas, casi salió disparado como si llevase en manos una cuestión vital.

 

Itachi suspiró antes de dedicarle una última mirada a su madre, — no me interesa.

— La cena, la cena, mejor empiezo a prepararla ahora — ignorando a su hijo empezó a rebuscar en las alacenas

 

 

 

.

 

 

 

 

Naruto hizo un nuevo hallazgo en el camino al supermercado, aunque creyó que a Itachi le gustaba la música clásica o algo así, este pareció disfrutar cuando colocó algo de rock. Aunque no pudieron hablar tanto como el rubio quisiera estuvo feliz de compartir algo de tiempo con el otro.

Se sorprendió bastante cuando al estar empujando el carrito de compras por los pasillos que el de cabellos negros colocase cada cosa de la lista, sin siquiera necesitar echarle un vistazo al papel que Mikoto les diese.

 

 

 

— Dos expresos — se atrevió a pedir por ambos cuando al fin pudo convencerlo de tomar el dichoso café, tenía las llaves del auto y la mitad de las bolsas de compra. Itachi tampoco podía negarse. — ¿Aun estudias?

— No, trabajo en una constructora — respondió por cortesía, bebiendo el café una vez lo pusieron delante de él.

— Oh — no pudo evitar algo de sorpresa, creía que Itachi solo era un par de años mayor que Sasuke. Era obvio que le llevaba unos buenos años, no es que a Naruto le incomodase aquello, si incluso podía asegurar en la apariencia del pelinegro que esos años no se le notaban en lo absoluto o tan solo era la imagen que él veía alterada por su amor.

Amor.

Un suspiro ilusionado tuvo que comerse, tal vez era demasiado pronto para definirlo como amor, sin embargo no le cabía duda de que se sentía demasiado a gusto al lado del otro.

Fue más un golpe de suerte que la zona de árcade estuviese demasiado cerca de la salida, por primera vez Naruto vio cierto interés en la mirada ajena al proponerle jugar un poco en las máquinas.

Fue tan obvio.

En cuanto se pusieron a jugar el rubio pensó ingenuamente en dejarle ganar, pero grande fue su sorpresa cuando literalmente barrieron el suelo con su mejor avatar en esa virtual pelea.

— ¡Espera! ¡Espera! — vanos intentos hacía para mantener lo poco de la barra verde de vida que le sobraba, casi tirando de la palanca y destrozando los botones se negaba a ser derrotado tan fácilmente.

— Juegas peor que Sasuke.

¿Cómo era aquello posible? Casi se deslizó como una masa gelatinosa al perder todas sus monedas en su afán de querer ganarle. Con el porte de riquillo y modales impecables no se imaginó que Itachi supiese de juegos de consola.

— ¡Probemos ese! — queriendo recuperar algo de su orgullo herido lo retó a todos y cada uno de los juegos que habían en el lugar, siendo derrotado estrepitosamente en ellos.

A excepción de uno.

En lo único que Naruto se declaró victorioso fue en el juego de golpear a los topos, quizá porque golpeó con tal rapidez los hoyos que pudo atinarle casi a todos los roedores mejor que el de cabellos largos.

Al menos pudo sentirse mejor con ello.

Desde aquel día las cosas se fueron dando de manera lenta pero constante.

 

 

.

 

 

Había podido verlo en traje de baño en contadas ocasiones, sintiéndose demasiado entusiasmado; su figura de modelo y su rostro estilizado solo acrecentaron el desmedido gusto que sentía por Itachi. Si Naruto hubiese tenido un diario seguramente le habría dedicado páginas enteras a describir lo encantado que se encontraba, como su corazón y otras partes de su cuerpo se llenaban de sangre de manera excesiva.

Fue una suerte que Itachi dejase de apartarlo cuando rondaba cerca, ahora el otro le enviaba sutiles sonrisas y se relamía los labios cuando se hallaban a solas, el rubio no tenía idea de si este se estaba burlando o deseaba conquistarlo.

Pero iba a arriesgarse.

La primera vez que le besó pudo sentir que hasta la punta de sus dedos se estremecían por el anhelado contacto.

Aquel día en particular Fugaku y Sasuke prepararon carne asada en el jardín, el dueño de la casa organizó una reunión donde varias personas fueron invitadas, pese a que Naruto se sintió fuera de lugar se esmeró en ayudar cuanto pudo, más concretamente en los encargos que Mikoto le daba. Por ello aprovechó la oportunidad en cuanto la noche llegó por completo, hallando a Itachi en la parte trasera del verdoso espacio parecía jugar con esos furiosos perros que custodiaban la enorme casa.

— ¿No vas a ir con los demás? — preguntó acercándose con cautela, no quería que los canidos le brincasen encima.

— No bebo, así que pensé en quedarme un poco por aquí, — respondió viendo como Naruto dejaba las bolsas de hielo que llevaba sobre el césped.

— Puedo acompañarte si quieres´ttebayo.

Un paso más, demasiado corto, casi tanteando el terreno.

— Creo que te divertirías mas allá, — casi sonriente no podía evitar la gracia que le causaba el pavor del chico de ojos azules por resguardarse de los colmillos de las mascotas, así que aventando la pelota que tenía en manos dejó que ambos perros se fuesen corriendo para jugar con ella.

— No — ya sin peligrosas barreras se acercó cuanto pudo, — tampoco tengo ánimos de beber.

— Es bueno oírlo…

Y allí estaba de nuevo, sonriéndole, relamiéndose los labios como si estuviese tentándolo. Podría recibir un golpe o ser echado de la casa por exceder el espacio personal del otro, así que jugándosela se aproximó más hasta que sus labios hicieron contacto.

Fue maravilloso, mucho mejor de lo que había fantaseado, los labios de Itachi en aquella noche de verano fueron tan memorables que ciertamente dejó de pensar. De dulce y simple pasó a desesperado, su audaz lengua osó recorrer hasta el más escondido recoveco de la boca contraria y memorizar con maestría las reacciones de Itachi.

Cuando accedía a continuar y cuando prefería parar.

 

La sonrisa que tuvo luego de concluidos los candorosos besos nadie se la pudo quitar.

Quizá hubiese querido celebrarlo pero tenía una relación que consolidar, se pasó los últimos días de vacaciones detrás del hermano mayor, ya con mayor permisividad podía repetir las caricias y los besos con libertad.

Hasta el momento que no fue suficiente.

Hasta el día que quedaron frente a la cama en aquel elegante hotel, casi por completo desnudos producto de la excitación.

“Oh, demonios” pensó, casi seguro de que cuando llegase el momento Itachi cedería y podría demostrarle lo placentero de aquella posición.

Pero la enorme negativa tatuada en la mirada oscura le hizo considerar que sería más complicado de lo que creía.

— Te juro que si no te gusta jamás lo volveremos a hacer de esa manera — casi como cachorrito desesperado le suplicó, estaba apostando literalmente el trasero a que podía complacerlo y darle una espléndida experiencia.

Itachi pareció pensárselo.

Pensarlo demasiado.

Y cuando los segundos se transformaron en minutos, Naruto consideró que tendría que entregar la retaguardia, quería seguir con Itachi, así que estaba dispuesto a consentirle el pedido si en verdad su flamante novio se lo pedía.

 

 

.

 

 

 

Ya era el último día de vacaciones, tendrían que regresar al campus en la tarde así que Sasuke quería pasar lo que restase del día tomando algo de sol y nadando en la piscina. Por lo que con un vaso de limonada en manos solo con traje de baño se fue acercando a la silla plegable, el aire ausente de Naruto recostado en la otra silla le causó curiosidad, llevaba lentes de sol puestos, vestido igualmente solo con pantalones cortos y con los brazos cruzados tras la nuca parecía demasiado abstraído observando el amarillo sol.

— Me sorprende que estés pensando en algo, — dijo con afán de sacar al rubio de ese estado letárgico, se sentó a su lado dándole unos sorbos a su bebida.

Pero Naruto no le respondió, en lugar de eso soltó un hondo suspiro haciéndole enarcar una ceja.

— Ya te dije que Itachi te mandaría de paseo — sonrió cansino, ciertamente se había dado cuenta de cómo los últimos días el dobe de su amigo se mantenía demasiado cerca de su hermano pero estaba seguro de que su mayor no tardaría en cansarse y alejarlo de una patada… quizá literalmente.

— Oye Sasuke…

Respingó ante el tono neutro pocas veces usado por el de ojos azules.

— ¿Hn? — apenas musitó volviendo a beber su limonada.

— ¿Por qué me mentiste?

Esta vez Sasuke enarcó ambas cejas, — ¿en qué te mentí?

Naruto volvió a suspirar, se incorporó con lentitud quedando a la par de su amigo, bajando levemente los lentes oscuros le miró con seriedad. — Dijiste que a Itachi no le gustaba que le dieran por el culo.

— …

El de apellido Uchiha tardó demasiado en reaccionar pero cuando lo hizo devolvió la limonada que tenía en la boca al vaso, con tanta fuerza que fue inevitable no embarrarse por completo.

— O sea que tú… — farfulló en tono de ultratumba.

Por ello Naruto estuvo seguro que era mejor caminar hacia la habitación de invitados, así que poniéndose de pie empezó a alejarse…

Tal vez lo mejor sería correr… fue apresurando los pasos más nervioso, sin atreverse a voltear…

Volar… volar a su habitación era sin duda mejor idea.

 

 

 

 

— Ah, ese Naruto siempre tan enérgico, — Mikoto sonrió enternecida al ver al muchacho rubio corriendo para entrar en la casa, seguido de Sasuke que lo perseguía a la misma velocidad.

Itachi observaba curioso la escena, de pie sujetando una sombrilla para cubrirse.

— Oye Ita.

— ¿Si?

— ¿Por qué usas camisa en un día tan caluroso? — cuestionó el hecho de que su hijo mayor tuviese puesta una camisa de mangas cortas al estar todos en traje de baño. El sobresalto del otro le hizo arrugar el entrecejo, — ¿por qué no querías sentarte a desayunar esta mañana? — inquirió de nuevo casi segura de que Itachi empezó a sudar. — ¡Si Naruto lleva apenas dos semanas aquí!

 

 

.

 

 

 

Notas finales:

 

 

Y fin.

De hecho esta idea la tuve en un sueño, exactamente la frase de Sasuke; “a Itachi lo le gusta que le den por el culo”, sueños más raros los míos y con un Naruto contradiciéndolo se me antojó escribirlo. También quería hacer algo menos angst para bajar el estrés, espero les haya gustado, no soy buena en la comedia pero sigo en mi lucha.

Sasuke de algún modo quería cuidarle la “flor” a su hermano ja ja, por Mikoto lo dejo a su imaginación, de hecho si tenía una explicación para su interés en ayudar a Naruto pero hubiese alargado la cosa y agregado drama donde no quería.

Desde muy joven le tengo aversión a los faxes, ¿aún se usan?

Gracias por leer, espero les haya resultado entretenido, si alguien lee “Rapsodia” actualicé después de eones y si no… bueno, espero leernos en otra historia (:D), cuídense mucho y saludos.

Yae.

 

 


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