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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Shu miraba el reloj, eran las dos de la tarde, relativamente temprano para cualquier persona pero no pare el justo en este preciso momento.

El día anterior Valt se había quedado a dormir en su casa por primera vez, al despertar el de cabello azul se avergonzó mucho por dormir en su cama sin permiso. Ambos fueron a la escuela y pasaron un día relativamente tranquilo pues se la pasaron estudiando para el exámen que les aplicaron esa misma mañana.

Pero ¿Porque estaba tan ocupado en un viernes a las dos de la tarde?

La respuesta era sencilla, el pastel de un rubio mimado que Valt le insistió en preparar juntos; odiaba que últimamente no podía negarse a las peticiones de ese chico de mirada brillante. Ahora ambos estaban encerrados en la enorme cocina de la casa de Wakiya, trabajando contra reloj para cumplir su palabra.

—Shu, ¿qué te parece? —preguntó el menor mientras llevaba la cuchara a la boca del albino, este lo miro un poco confundido— Es mi caramelo, quiero ver si ya está bueno.

El albino suspiro, dejó de lado la mezcla y el agitador para tomar la cuchara de manos del de cabellos azules, probó el caramelo bajo la mirada expectante de Valt.

—¿Y, qué tal? —preguntó Valt emocionado, ya era su tercer intento en las dos horas que llevaban ahí así que estaba impaciente por querer avanzar más, aún le faltaba hacer el dulce de crema del pastel. El albino permanecía con los ojos cerrados, evaluando la creación del menor.

—Creo… —Hizo una pequeña pausa haciendo exasperar más al menor— De hecho… está muy bueno.

Valt dió un pequeño brinco de felicidad, Shu lo miró con una ligera sonrisa para retomar sus deberes.

—Que alivio, Wakiya me mataría si hago un caramelo quemado para su pastel —dijo para después reír un poco, Shu solo rodó los ojos ante su comentario— Me tarde un poco pero finalmente me salió.

—Pensaba que la repostería era tu especialidad —comentó el albino mientras agregaba el colorante sobre la mezcla y lo llevaba todo a la batidora, Valt sonrió.

—Lo es, pero creo que estoy un poco nervioso.

Miro al albino quien no dijo nada, aun así pudo leer en el que se preguntaba el porqué.

—Amm.. yo… me pone algo nervioso las fiestas, ¡Si, es eso! —dijo muy rápido y alarmado, Shu aun así no le creyó del todo por lo que decidió cambiar rápido de tema— ¿Cómo crees que te haya ido en el exámen?

—Um.. creo que bien, después de todo fue más fácil de lo que pensaba.

—¿Verdad que si? Creí que las preguntas iban a ser imposibles pero con tus notas pude recordar mejor —dijo mirando algo avergonzado al suelo, Shu lo miró y le causó gran ternura, inconscientemente llevo su mano a su cabeza y revolvió un poco su cabello.

—Solo organízate mejor, tienes una buena memoria —Valt lo miró sorprendido pues jamás lo había tocado así, sus mejillas se sonrojaron a la par que su corazón se agitaba más cuando miro a Shu sonreírle, él también regresó el gesto.

—¡Si!.

Después de eso continuaron con lo suyo, la fiesta de Wakiya seria en tan solo unas pocas horas y aún faltaba que se horneara el bizcocho y la decoración, Shu se comenzó a preguntar porque estaba haciendo todo esto si no le iban a pagar ni un solo centavo.

Como si lo hubiese llamado con la mente el rubio apareció por la entrada de la enorme cocina que era parte de su casa, con una sonrisa más que arrogante se dirigió a ambos.

—¿Qué hay? ¿Ya está listo mi pastel? —preguntó mirando todos los instrumentos en la mesa, Valt volteo molesto.

—Como si fuera tan fácil, ¡Debiste traer a más personas para que nos ayudarán! —dijo enojado, Shu fue al horno del otro lado de la cocina a verificar si ya estaba listo, Wakiya aprovecho esto para hablar con el menor.

—Tienes que ser más agradecido conmigo Valt, con todo esto puedes pasar más tiempo con Shu —susurró cerca de su oído, él se sorprendió por su comentario.

—¿Qué?

—Es un pequeño favor que le hago a ambos, me lo agradeces después —dijo con soberbia, Shu se acercó a los dos al ver que estaban muy cerca el uno del otro.

—¿Agradecerte que? —preguntó el de ojos rojos con severidad pero Wakiya no se intimidó en absoluto, lo miro despreocupado mientras Valt solo agachaba la cabeza abrumado por lo que sucedía.

—Ya sabes, la fiesta de hoy no será como ninguna en la que hayan estado antes, tanto así que van a agradecerme darles acceso completo a mi casa —dijo con orgullo, Shu lo miro extrañado.

—¡¿En serio?! —preguntó sorprendido el menor antes de que Shu siquiera pronunciará algo, el rubio acomodo su coleta de un solo movimiento de mano vanidoso.

—Claro que si, de alguna manera tengo que pagarles todo esto, además de que podrán quedarse a dormir.

Susurro lo último, Valt comenzó a dar pequeños saltitos en su sitio con emoción mientras que Shu no entendía qué era lo especial de todo aquello, a simples luces la casa del rubio parecía la de cualquier niño riquillo promedio. Se notaba que Wakiya contenía lo más que podía una soberbia risa, causada por su bondad "falsa" según el de ojos rojos.

—Por cierto —cortó el momento el de ojos azules, Valt lo miró expectante al igual que Shu— ¿Rantaro les dijo algo sobre venir hoy? En el instituto estaba algo distante está mañana así que ya no pude preguntarle.

Valt se quedó congelado, por otro lado Shu desvió la mirada incómodo, ambas reacciones solo hicieron preocupar más a Wakiya.

—¿Acaso pasó algo ayer en el instituto? Saben que no pude ir para preparar la fiesta de hoy… —dijo en un extraño tono inseguro, nada característico de él, Shu carraspeó mientras daba un ligero golpe en el hombro de Valt, dándole a entender que el hablara por ambos.

—Eh… la verdad no lo sabemos… Rantaro está actuando raro con todos —dijo en un tono decaído, no quería hablar más del tema ya que sabía que podría lastimar a su amigo.

Wakiya suspiro resignado, hecho un último vistazo a la cocina antes de darse la media vuelta y despedirse diciendo— Espero ese pastel a las seis.

Ninguno de los dos contestó, Valt miro al reloj percatandose de que solo faltaban dos horas para llegar al plazo del rubio. Ambos pusieron manos a la obra para terminar pronto, Shu continuaba preguntándose si todo este esfuerzo valía la pena en algo.

El tiempo pasó volando; Shu ayudó a Valt a terminar el relleno del pastel sabor vainilla, luego los bizcochos recién horneados tuvieron que pasar al refrigerador para disminuir su temperatura, luego se dedicaron a armar la decoración y los detalles que pondrían. Montaron el pastel y lo cubrieron del fondant de tono violeta que Wakiya había especificado, luego las sencillas decoraciones, las velas en forma del número 18 y vuala, pastel terminado. Lo miraron orgullosos, para haberlo hecho en cuatro horas no estaba nada mal.

Valt levantó la mano para chocar los cinco, Shu lo examinó rápidamente notando que su mano estaba llena de colorante morado y mantequilla, estaba muy tentado a declinar su silenciosa petición de no ser porque detrás de aquella mano un gesto que iluminaba su rostro terminó por convencerlo. Rodó los ojos, tomándose con humor su derrota mientras sonreía para chocar ligeramente su mano cuyas condiciones no eran mejores que la otra.

—¡Mira! Nos sobró media hora —dijo Valt mirando el reloj en lo alto de la pared, Shu asintió al percatarse de que era cierto— Vamos a arreglarnos, los invitados de Wakiya no van a tardar mucho en llegar.

El albino no replicó sin embargo siguió a Valt, al parecer el ya conocia mejor la casa de Wakiya así que llegaron a una habitación bastante grande, dos camas king size yacían ahí cubiertas de sábanas de seda como si fuera la tela más común del mundo. En ese enorme espacio una televisión de alta tecnología adornaba la enorme pared, acompañada de un librero y hasta una consola de videojuegos.

—Está es una habitacion de huespedes —dijo Valt mientras del armario detrás de una puerta sutilmente oculta sacaba una toalla y ropa, como si fuera su propia casa— Yo tomaré primero un baño si no te molesta— dijo para retirarse a otra puerta que pasaba oculta en la habitación. El por su lado estaba impresionado por todos los lujos innecesarios de Murasaki con sus habitaciones de uso poco frecuente.

Si que Wakiya era un niño rico.

Poco tiempo después Valt salió del baño, vestido con jeans casuales y una playera azul marino, su cabello aún permanecía mojado así que llevaba sobre los hombros una toalla. El se apresuro en entrar para también tomar una rápida ducha, en poco tiempo ya estaba listo y secándose el cabello en el interior del baño.

—Shu ¿porque tardas tanto? —preguntó el menor del otro lado.

—Me estoy secando el cabello —contestó con simpleza, Valt nuevamente hablo.

—¿Con qué? —Su tono inocente solo lo hacían parecer más torpe, Shu abrió la puerta y le dio de lleno con la secadora en la cara— ¡Wahahahaha!

El fuerte viento provocado por el aparato lo desorientaron un poco y lo asustó, por su lado Shu cerraba rápidamente la puerta con agresión después de lograr su pequeña maldad.

—¡Oye! —grito Valt del otro lado golpeando la puerta sin obtener respuesta— ¡Abre!

—¡No! —grito el albino sin más, Valt continuó haciendo su berrinche por un rato.

—¡Voy a vengarme! —dijo dramático mientra salía a toda velocidad de la habitación; Shu solo escuchó todo el desastre que hacía Valt hasta que se fue, poco después sonrió para sí mismo mientras terminaba de arreglarse.

El timbre de la puerta sonó, rápidamente Wakiya se acercó a atender el llamado, ese día quería personalmente recibir a los invitados como todo un anfitrión hace.

—¡Hola! —saludo felizmente el pelinegro en la entrada cuando lo vio, él le sonrió con felicidad.

—Hoji, como siempre eres el primero —dijo contento, el otro sonrió mientras entraba al recinto.

—Sabía que me matarías si no era así… digo, ¿cómo podría dejar a mi mejor amigo solo desde el inicio de su fiesta? —dijo con un sutil toque de ironía, Wakiya rodó los ojos.

—Jaja, gracioso como siempre —comentó sarcástico, luego se miraron y rieron al mismo tiempo— ¡Vamos! Tienes que ver cómo decoraron los sirvientes la casa.

Wakiya rápidamente le mostró a Hoji la casa que ya bien conocía, la sala donde seria la fiesta era en realidad un salón enorme con diferentes decoraciones color violeta y blanco, rodeado de varias mesas repletas de platillos que lucían exquisitos;incluso contaba con un balcón interno por si se requiere hacer algún anuncio. Una enorme esfera de disco colgaba del techo llamando la atención de Hoji.

—Eso es nuevo —dijo señalando el objeto, Wakiya se alzó de hombros.

—Este año quería hacer algo diferente, ya sabes para variar —contestó simple, Hoji sonrió incrédulo.

—Si claro, y no tiene nada que ver con que el año pasado cierto grupo de personas rompió el candelabro de eventos —dijo burlesco pero Wakiya ni se molesto.

—Para nada, además que una bola disco animará más el ambiente.

Hoji estaba a punto de reír pero se vio interrumpido por el sonido del timbre de la puerta, Wakiya se disculpó y se apresuró a atender la puerta encontrándose con Ken y Daigo.

—¡Feliz cumpleaños! —saludaron animados al rubio y este los recibió contento, al entrar ambos le entregaron sus presentes y Wakiya los dejó en una pequeña mesa en la esquina del lugar.

—Vaya que esto parece un poco más animado que otros años —mencionó Daigo mirando la decoración.

—Si, este año vendrá mi equipo desde España a celebrar —dijo Wakiya con soberbia mirando a los otros— Por cierto, ¿Rantaro no iba a venir con ustedes?

Ambos azabaches lo miraron impresionados, luego se miraron mutuamente acordando un pacto silencioso.

—No, de hecho no lo vimos hoy después de las clases —contestó Ken, Wakiya los miro interrogante pues no les creía del todo.

—Es que hay algo muy importante que debo hablar con él y quería saber si vendría —dijo con una calma que mantenía amenaza bajo cada palabra, los tres azabaches en la sala sintieron su sangre enfriarse en sus venas. Se veían incapaces de contestar a la voz severa que Wakiya casi nunca utilizaba, era un hecho de que pronto todo sería un desastre.

De no ser porque un tornado color azul llegó corriendo al lugar.

—¡Ya verá! ¡Esto no se va a quedar así! —grito descontrolado, corría con los ojos cerrados así que no pudo darse cuenta cómo fue que derrumbó a Murasaki de un solo empujón en el duro y frío suelo.

Cuando sintió que chocó con algo al instante se detuvo y abrió los ojos, Wakiya estaba justo frente suyo pero con la cara en el suelo y los brazos extendidos a los lados, al parecer no pudo amortiguar el impacto.

—¡Ah! ¿Qué haces Wakiya? —preguntó el chico con inocencia, miró a sus demás amigos que parecían contener la risa— ¿Qué es tan divertido?

Como si ese fuera el detonante los tres se echaron a reír, Valt los miraba confundido y Wakiya se levantó del suelo con la cara roja, quizás por el dolor de la caída, la vergüenza de ser visto en esa pose ridícula en el suelo o por el enojo que le recorría por lo que hizo Valt.

—¡Corre Valt, va a matarte! —Pudo decir Hoji entre carcajadas, este no entendió nada hasta que un fuerte grito se escuchó detrás suyo.

—¡Valt! —El mencionado saltó debido a la voz tétrica, su mente le decía que no lo mirara directamente pero su cuerpo desobedecía sus órdenes e inevitablemente su mirada chocó con la azulada, esa que transmitia terror y muerte. Sin dudarlo sus pies se empezaron a mover sin cesar a dirección contraria al rubio quien comenzó a seguirlo de nuevo.

—¡No escaparás Valt! —grito mientras lo perseguía, los presentes reían sin parar; hacía mucho tiempo que no pasaban un rato así entre amigos.

El timbre de la puerta comenzó a sonar insistente, Hoji aparentemente fue el único que lo escucho así que intentó detener a Wakiya.

—Oye, alguien está llamando —Pero por más fuerte que hablara, Wakiya no le hizo caso; resignado no quiso decir más pues no quería convertirse en la siguiente víctima de Wakiya.

—¡Wakiya que los invitados se van! —grito Daigo, esas palabras fueron las que finalmente robaron su atención así que decidió dejar libre a Valt para atender el llamado.

Valt ya estaba a poco de darse por vencido y dejar que Wakiya lo matara, aliviado se acercó al pequeño grupo.

—Gracias Daigo —dijo abrazando débilmente al chico— Creo que me cansé muy rápido.

—¿Tú crees? —pregunto incrédulo Hoji, a su lado Ken asintió.

—He visto a Keru correr más rápido que tú, y no tiene piernas —dijo su títere Besu, Valt sonrió ligeramente.

—Los exámenes me agotan física y mentalmente.

—Pero como no piensa solo es físicamente, tienes razón, perdón por molestarte Valt —dijo Wakiya quien ya había regresado con el grupo, el mencionado enrojeció enfadado.

—¡Oye…!

—¡Valt! —Un grito interrumpió una nueva pelea entre ambos, miro a donde esa voz provenía y se encontró con un chico castaño de ojos turquesas.

—Aiga —pronunció su nombre cuando se detuvo frente suyo, le sonrió y notó que detrás de él estaban Ranjiro y Fubuki— No sabía que iban a venir.

—Pues claro que si, son tus amigos después de todo ¿no? —dijo Wakiya, Aiga asintió.

—Wakiya fue muy amable en invitarnos, aunque no debía tomarse la molestia —dijo Fubuki aclarando las cosas.

—Vamos no sean así, después de todo los conocemos desde niños ¿no? O me van a decir que no aprendieron nada de su servidor —dijo Wakiya con soberbia, luego todos rieron.

Valt miró con una enorme sonrisa a todos convivir juntos, realmente extrañaba este tipo de diversión con sus amigos.

—¿Valt? —escuchó una voz detrás suyo, al mirar vio a Shu quien finalmente ya había terminado de arreglarse, usaba una camisa blanca y pantalones negros, su peinado seguía siendo el mismo así que el cambio no había sido nada notorio; a pesar de eso pudo arreglárselas para dejarlo embelesado como un tonto admirando cada uno de sus rasgos— ¿Qué sucede aquí?

—Emm, Valt —Aiga a un lado suyo también había notado la presencia del albino, golpeó ligeramente el brazo del de cabellos azules para que reaccionara— Te están hablando.

—Oye —dijo el albino ahora mirando al castaño, se acercó a él con suma atención— Tú eres el chico del otro día ¿cierto?

Aiga lo miro confundido, no entendía de qué estaba hablando, el silencio fue lo que extrañamente hizo reaccionar a Valt y se apresuró a intervenir en la conversación.

—Oh, es verdad — dijo Valt, palmeo ligeramente la cabeza de Aiga como si de un niño pequeño se tratara a pesar de que ya tenía quince años— No los he presentado, el es Aiga Akaba, es uno de mis discípulos.

—Fuí uno de tus discípulos —dijo remarcando la primera palabra, Shu frunció el ceño y Valt sonrió algo apenado, el castaño dio un paso para quedar frente a frente al albino examinandolo de arriba a abajo.

—Si tienes razón —dijo manteniendo la sonrisa tímida en su rostro, luego se giró y señaló orgulloso al albino, como si lo estuviera presumiendo de alguna manera inconscientemente— Él es Shu Kurenai.

—Un gusto —dijo el de ojos rojos extendiendo su mano, Aiga lo saludo y apretó con fuerza, Shu se sorprendió pero no dijo nada más disimulo la acción y apretó con la misma intensidad al contrario, una guerra silenciosa había nacido entre ambos.

—Es verdad, hoy conocerás a muchas personas más Shu, estoy tan emocionado —dijo el menor conteniendose, Shu le sonrió con ternura para después ser arrastrado con el resto del grupo.

Fue presentado con la "pandilla de niños locos del bosque", como él la había nombrado en su mente pues ahí estaba el par de rubios que lo amenazaron en el parque hace tiempo. Conforme pasaban las horas más gente iba llegando, Valt parecía muy entusiasmado en presentarlo con todos, cuando menos se dio cuenta ya había una multitud de personas.

—Voy por algo para tomar, ¿me acompañas? —preguntó al menor quien conversaba felizmente con un chico de cabello azul y lentes, ya había olvidado su nombre entre tantas personas que le presentaron esa misma noche.

—No así estoy bien —dijo el menor con una sonrisa, el suspiro aliviado y se dirigió a la mesa entre la gran cantidad de gente que bailaba en medio de la pista, la bola disco de Wakiya le irritaba con tantas luces aleatorias que lanzaba, casi corrió cuando atravesó la puerta que daba al patio trasero.

Cuando finalmente llegó ahí se sintió libre.

Por otro lado un rubio ya estaba cansado de abrir y cerrar la puerta, por suerte ya no faltaban muchos invitados y normalmente ya no los estaría recibiendo; si fuera por él habría dejado a Hoji o a Ken esa tarea pero no podía hacerlo aún, todavía no llegaba Rantaro.

No podía faltarle así, no en ese día. Ya estaba muy decidido en hablar con él y no daría marcha atrás ahora, las manos le sudaban cuando escucho el timbre de la puerta; abrió apresurado sin soltar la puerta y ahí estaba, Rantaro finalmente había llegado.

—¡Oh, Audaz! —dijo con alivio, rápidamente recompuso su tono irritable— ¡¿Porqué llegas tan tarde?! Creí que no vendrías…

Se detuvo cuando notó que el chico no lo miraba, tenía la vista clavada en el suelo, muy confundido abrió completamente la puerta para acercarse a él y verificar que se encontrara bien.

Nunca espero verla a ella ahí.

Lo tomaba del brazo sonriente, parecía que resplandecía incluso más que antes con ese vestido blanco a mitad de rodilla y ese peinado semirecogido.

—¡Wakiya hola! —dijo felizmente sin soltar a Rantaro— Estábamos en una cita y Rantaro me comentó que hoy era tú cumpleaños.

—Vaya, ¿en serio? —preguntó sorprendido, la chica asintió.

—Si, solo venimos a saludar —dijo con inocencia, él por su lado sentía que le empezaban a temblar las piernas— Pero ya nos vamos, espero que te la pases bien.

—¿Ya se van, tan pronto? —preguntó confundido, quería aclarar aún muchas dudas.

—Si, la noche es larga y tenemos más cosas que hacer —Esas palabras no eran buena señal para Wakiya, rápidamente replicó.

—No por favor, ya es algo tarde para que estén solos en la calle —Kaoru miró a Rantaro quien después de un rato desvió la mirada— Insisto —Ella suspiró en derrota.

—Gracias Wakiya —Y entraron sin soltarse ni un solo momento, el de ojos azules sintió como si una puñalada le atravesará el corazón.

En otro lado del salón un preocupado Valt buscaba a un chico de cabellos blanco y ojos rojos, no se dio cuenta en qué momento se apartó de su lado y la verdad no tenía ningún buen presentimiento al respecto. Ya se estaba desesperando al ver a tantas personas y que ninguna de ellas fuera Shu.

—¡Valt! —grito lo más fuerte que pudo, esa música no ayudaba para llamar la atención del de ojos cafes— ¡Oye Valt!

—Aiga —dijo cuando miro al chico quien tiró de su brazo.

—Valt me preguntaba si…

—Perdón Aiga, ahora estoy algo ocupado —dijo mirando detrás del chico, este frunció el ceño.

—¿Estás ocupado durante una fiesta? Vamos ven —dijo tomando su mano, Valt miró que a través de los ventanales estaba el albino, lejos de todos.

—Lo siento Aiga, hablamos después —dijo apresurado para ir hacia donde vio a Shu, el castaño nuevamente se enfado.

Justo cuando Valt salió a su encuentro con Shu, una romántica canción comenzó a sonar en el salón, una pareja recién llegada fue el centro de atención de todos pues nadie esperaba que llegaran ahí ese día.

Wakiya miraba desde el balcón en medio de la oscuridad a Rantaro y Kaoru bailar uno pegado al otro en un lento ritmo, apretó con fuerza la barandilla sin apartar la mirada de ambos, por más que le doliera no podía hacerlo.

—Mi hermano es un estúpido —escuchó decir a alguien a lo lejos, al voltear se encontró con Ranjiro quien también miraba molesto la escena.

—¿Qué?

—Ayer llevó a Kaoru a la casa, él sabía que ella me gusto y aun así comenzaron a salir justo esa noche —dijo conteniendo el enojo, Wakiya no daba lugar a lo que le decía el rubio.

—Espera, ¿comenzaron a salir ayer? ¿porqué nadie me lo dijo? —susurró para sí mismo, Ranjiro lo escuchó y se alzó de hombros.

—No lo sé, pero esta relación no me gusta nada —dijo señalando la pista de baile, en medio un pequeño grupo de personas rodeo a la pareja y comenzaron a pedir que ambos se dieran un beso, ahí en frente de todos. La presión social era alta y no había manera de negarse, Kaoru se acercó al de ojos cafés y posó sus labios contra los contrarios; Wakiya sentía que le quemaban el pecho desde dentro y desvió la mirada; no quería ver más.

Se alejó de la baranda y caminó en dirección a su habitación, una mano rápidamente le dió la vuelta y en medio de la confusión y el dolor sintió una suave presión en su boca. Confundido no pudo apartarse, solo sintió como el aire se le iba entre más tiempo pasaba.

Ranjiro se separó de Murasaki lentamente y miró con seriedad al rubio que aun estaba en shock.

—¿Qué…?

—Te propongo algo —dijo con voz grave, Wakiya aun asimilaba lo que había ocurrido— Se que Rantaro se distrae muy fácil cuando se trata de sus amigos, suele dejar de lado las cosas importantes. Si tú y yo comenzamos una relación él se preocupara mucho por ambos, su hermano y uno de sus mejores amigos saliendo —dijo triunfante por su idea, Wakiya no podía creer cada palabra que salía de la boca de Ranjiro.

—¿Me pides que te ayude a destruir la relación de tú hermano? —preguntó incrédulo, Ranjiro asintió— Enloqueciste, no se porque tienes la idea de que te voy a ayudar, al final de cuentas tú buscas quedarte con Kaoru.

—Sé que lo harás —dijo deteniendo al de ojos azules— Sé que de esta relación Kaoru no es la persona que te duele, yo me parezco mucho a él, somos casi como gemelos así que no te va a costar trabajo fingir que yo soy mi hermano.

Wakiya se sorprendió al igual que la persona en las escaleras que se dirigía a saludar al rubio.

—¿Pero cómo es que lo sabes? Yo… —Fue interrumpido por el menor.

—Eres muy bueno fingiendo Wakiya, nadie más lo sabe pero yo los vi ese día, después del parque de diversiones —Wakiya negó, de nuevo se acercó a la baranda para despejar su mente, no quería oír más de esto.

—Déjame en paz.

—Tú tienes oportunidad con mi hermano pero antes debemos detener esta relación, solo nosotros podemos ponerle un fin —dijo detrás suyo, Wakiya alzó la mirada y observó que la pareja continuaba bailando románticos, con lentitud muy juntos, le molestaba lo bien que se veían y desvió la mirada antes de que se volvieran a besar.

—Piénsalo bien Wakiya, ellos no… —Un beso lo interrumpió, se vio sorprendido por Murasaki quien con ese acto dio su completa aprobación para dar inicio a ese plan.

—No… —susurró un chico de cabello verde que a la lejanía fue testigo de todo, esto no iba a salir bien para nadie

/

—¡Shu! —escuchó el grito detrás de él más no apartó su mirada del cielo oscuro ausente de estrellas.

Valt se alegró de por fin dar con el chico, así que prácticamente corrió hacia él cuando lo vio.

—Me preocupaste mucho —dijo al estar a pocos metros suyo, más el al uno no respondió— ¿Porque te fuiste así?

Se sentó a un lado suyo en el suelo, miro en la misma dirección que el albino encontrando un poco extraño que mirara a la nada.

—Me sentía un poco mal —dijo calmado, Valt le ponía toda su atención— Así que decidí tomar un poco de aire.

—Comprendo —dijo el cabello azul decaído pues no había notado antes que Shu no estaba bien.

Se quedaron así un rato, apreciando el cielo vacío que de alguna manera tenía un toque especial, al menos así le parecía a Shu pues Valt por su lado pensaba que el panorama era bastante desolador.

—Oye —Valt llamó su atención, lo miro calmado— ¿Quieres explorar la casa de Wakiya? Es divertido hacerlo cuando él está ocupado.

Shu estaba por negarse pero Valt posó su mano sobre la suya, un calor que nunca había sentido se disparó a su corazón y luego a todo su cuerpo, no podía resistirse.

Entraron por otro lado de la casa, para extrañeza de Shu bajaron las escaleras y llegaron a un sitio que daba con diferentes puertas, Valt entró a una y le indico que lo siguiera.

Una luz azul lo cegó, poco a poco se fue adaptando y se encontró con una enorme alberca. Impresionado se acercó a la orilla para verificar que no se trataba de un sueño extraño.

—Oye —Se giró a ver a Valt, su sonrisa traviesa y su mirada divertida no le parecían muy confiables ahora— ¿Recuerdas el día que nos conocimos?

Si lo recordaba, ese día tiró a Valt en la alberca de la escuela y estar junto a una ahora mismo ya no le parecía tan buena idea.

—No Valt, espera —dijo alarmado más el chico no le hizo caso, comenzó a correr en su dirección mientras se quitaba la camisa.

—¡Te dije que iba a vengarme! —grito y poco después lo empujó, ambos se sumergieron en el cuerpo de agua para después salir a tomar algo de aire.

Valt comenzó a reír, Shu estaba molesto pero ver a Valt así de feliz lo tranquilizó así que con ambas manos empezó a lanzar agua al rostro de su acompañante.

Pronto ambos ya estaban jugando a lanzarse agua, por ese momento no les importo tener la ropa mojada o si alguien más escucharía sus risas, ahora eran solo ellos dos disfrutando del tiempo juntos.

Valt en algún momento se había acercado al de ojos rojos, este también se acercó para lanzar más agua al otro. Quizás fue la adrenalina del momento o la felicidad de compartir ese momento con el de ojos rojos pero a Valt se le había ocurrido abalanzarse a el.

La parte mala es que no salió como esperaba.

El chico aún estaba algo lejos así que solo se dejó caer al agua, se sumergió muy rápido y la posición en la que lo hizo no ayudaba a que saliera a flote. Por supuesto que Shu se preocupo y se sumergió para rescatar al menor, lo tomó de ambos hombros y nadó lo más rápido que pudo a la superficie.

Por suerte no había transcurrido mucho tiempo desde que el de cabello azul hizo tan mal movimiento así que no perdió la respiración. Se abrazó asustado al albino quien correspondió preocupado por el chico, sin decirse nada nadaron juntos a la orilla de la alberca.

Ahí Shu dejó a Valt sentado en la banca del lugar, fue rápido por unas toallas que vio en la entrada y regreso con el, le entrego una para que se tranquilizara.

Se sentó al lado suyo y se quedaron mirando el reflejo del agua en la habitación, era un espectáculo bastante hermoso.

—Gracias Shu —dijo el menor después de un rato de estar en silencio absoluto, lo miro encontrándose con esos ojos llorosos de color chocolate.

—No iba a dejar a te ahogaras allá ¿Sabes? —dijo tranquilo, Valt juro que esos ojos rojos nunca habían resplandecían tanto como en esa noche— Un funeral es bastante costoso.

Y rieron por el pequeño chiste, Aoi miro al albino con ese rostro enamorado de siempre, no sabía que tenía el mayor que lo atraía tanto. Shu esta vez no ignoró su atención y también lo miro, le parecía tan encantador verlo así, con el cabello mojado hacia abajo y los ojos cristalinos llenos de luz y vida, hasta ese momento había notado lo mucho que Valt significaba para el.

Acercó su rostro al menor, este alzó más el suyo, ambos actuaban de manera inconsciente, solo se estaban dejando llevar por un deseo sin forma ni nombre. Ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos cuando los labios del mayor tocaron el borde de los contrarios, en ese momento despertaron.

Valt miró sorprendido a Shu y este también lo miro así, sin poder creer aún lo que había hecho.

Más no dijeron nada al respecto, Valt no se movió de su lugar y él tampoco. No se hablaron cuando tomaron otra toalla y se dirigieron a su habitación, no se hablaron cuando Shu fue el primero en entrar al baño a cambiarse mientras Valt lo hacía en la habitación, tampoco se hablaron cuando sus manos se rozaron al acomodar sus respectivas camas para dormir.

Pero sus corazones gritaban, ambos estaban felices de lo que había pasado y ya no se lo podían negar más.

—Buenas noches Shu.

—Buenas noches Valt —contestó él al uno, miró al techo recordando una y otra vez esa sensación, con un solo pensamiento en mente.

"Quizás… amar no es tan malo"


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