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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Su despertador sonó de la misma manera molesta en la que lo hacía todas las mañanas, se levantó y lo apagó echándole un pequeño vistazo, pensando con fuerza en las ganas inmensas que tenía de tirarlo.

 

Se dio un baño rápido y fue a buscar su uniforme escolar, luego recordó que día era y se palmeó la cara, tomó la ropa que usaría únicamente por ese día y se la puso. Por un corto instante se contempló en el espejo mirando que de hecho no se veía nada mal, inevitablemente pensó en la reacción de esa persona especial y se sonrojo como un tonto, eso sí, sin evitar que una sonrisa de emoción adornara su rostro. Luego arregló su cabello con su clásica diadema azul y amarillo y bajó rápidamente a desayunar.

 

Ahí sus hermanos ya estaban a punto de terminar su desayuno como siempre, a veces se preguntaba si se despertaban más temprano que el para fastidiarlo por ser solo un “poco” perezoso. En fin, comió con calma el maravilloso desayuno que su madre solía preparar todos los días y partió a la escuela sin notar que sus queridos hermanos gemelos se dirigian a la misma dirección.

 

—¿Ahh, que? ¿A dónde van? Su escuela está hacia allá —dijo señalando la derecha de la calle que se cortaba en cuchilla, Toko lo miro confundido.

 

—¿Acaso olvidaste lo de hoy? 

 

—Pero si te vestiste para el evento y todo —Completó Nika mirando a su hermano mayor, Valt se volvió a dar una palmada en la frente por segunda vez en el día.

 

—Cierto, cierto. Hoy vienen conmigo —Los gemelos suspiraron, sabían que Valt solía ser un poco despistado a veces, el chico repentinamente comenzó a saltar aparentemente emocionado.

 

—¿Ahora qué pasa? —preguntó la de cabellos rosas confundida, Valt sonrió.

 

—¡Hagamos una carrera, como en los viejos tiempos cuando ibamos en el mismo colegio!

 

Toko y Nika se miraron confundidos, luego cuando voltearon para negarse a Valt este ya no estaba, al parecer ya había salido corriendo desde hace un buen rato.

 

Y así era, el de cabellos azules corría sin mirar atrás y asumiendo que era perseguido por los otros dos. En menos de tres minutos ya estaba en la entrada de la escuela, cansado y todo sudado dejando sin sentido su baño matutino; mientras descansaba se dio cuenta que sus hermanos no fueron tras él pero eso poco le importó cuando escuchó un grito detrás suyo, luego se vio rodeado por dos brazos.

 

—¡Valt! ¡Que felicidad! —gritó la persona detrás suyo, no hizo ningún movimiento para zafarse del contacto pues era común para el dar abrazos como saludo.

 

—¡Aiga! —Al pronunciar su nombre este lo soltó, pudo darse la media vuelta para quedar de frente al castaño— Veo que estás muy emocionado ¿eh?

 

Su tono juguetón y la mirada de complicidad colorearon de un sutil rosado las mejillas del castaño, más que intentó disimular con una expresión de falsa indiferencia.

 

—Y..Yo también puedo dar abrazos si quiero ¿sabes? —Valt rió ligeramente ante su comentario, más la sorpresa de verse envuelto de nuevo por el menor lo dejó casi mudo por instantes.

 

—A..Aiga…

 

El menor no volteo a mirarlo, más su agarre sobre su cuerpo se reforzó como si intentara que quedaran pegados de alguna manera, le comenzó a preocupar que el menor pareciera falto de cariño.

 

Por otro lado, un albino de ojos rojos caminaba con calma a la escuela pero se sorprendió por la gran cantidad de personas que ese día se dirigían al instituto. Intento ignorarlo pero era casi imposible pues en una calle donde solían circular a lo mucho veinte personas este día habían quizás el triple de ellas; cuándo llegó a la entrada se encontró con otro gran tumulto de personas entrando, muchas de ellas sin el uniforme escolar, ahora estaba más que intrigado.

 

Fue a dos metros que estaba por cruzar la entrada cuando un color azul llamo su atención, entre tanta gente reconoció el cabello de Valt pero no las ropas que llevaba. Cuando verificó que se trataba del chico se quedó pasmado por lo bien que se veía. Todo vestido de azul, de pies a cabeza; parecía otra persona más alta, imponente y apuesta. Su corazón comenzó a latir más rápido y sus manos a sudar, dudó un momento en acercarse a saludar pues se sentía un poco intimidado por su presencia.

 

Habría optado por pasar de largo y prepararse mentalmente en la comodidad del salón para ver al menor de no ser porque algo muy particular llamó su atención; eran esos brazos que rodeaban a Valt. Su sorpresa momentánea y nervios anteriores fueron sustituidos rápidamente por la ira de ver que la escena no terminaba por más segundos que pasaran. Camino directo al chico con decisión.

 

—¿Qué haces? —preguntó serio dirigiéndose al mayor de los Aoi, este se sorprendió al escucharlo y se movió un poco, aun sin apartar a Aiga.

 

—¡Ah, Shu! Yo.. estoy con Aiga —Respondió nervioso, Shu miró a la persona que no paraba de abrazarlo notando que su cara estaba casi enterrada en el pecho del de ojos cafés.

 

Aiga movió un poco la cabeza para mirar al albino con una cara que le juraba muerte y destrucción si osaba cometer el error de acercarse a interrumpir más, Shu se sorprendió y no pudo evitar que un tic nervioso naciera en la creciente de su ceja izquierda.

 

El ambiente estaba tenso, Valt no sabia que hacer para salir de la situación. Por más que intentara alejar a Aiga no podía hacerlo, en primera porque su agarre era fuerte y determinado a no dejarlo ir, en segunda porque a pesar de que pudiera hacerlo no lo intentaría, el castaño parecía necesitarlo. Cuándo todo terminará hablaría con él para saber qué pasaba, pero recordó que tenía que hablar con Shu para declararse (y quizás besarse). Agitó la cabeza alejando esos pensamientos poco puros en él, ahora estaba metido en un embrollo.

 

—¡Aiga, que bueno que ya llegaste! —Un rubio de ojos rojos repentinamente hizo aparición y se encargó de zafar el agarre del menor quien no parecía nada contento con su interrupción— Perdonalo Valt, está un poco “adolescente”.

 

Excuso Fubuki al castaño, Valt suspiró aliviado pensando ingenuamente que si ese era el problema de Aiga no había algo que pudiera hacer, aunque no comprendía del todo el término “adolescente”. No importaba, sólo sabía que sus planes de declararse seguían en pie.

 

Fubuki se llevó a rastras a Aiga hacia la entrada del colegio, Valt los miró con alivio y luego recordó a Shu quién a pocos pasos seguía sin decir nada. O al menos eso creía pues cuando volteó a disculparse con el albino este ya no estaba, decepcionado y un poco preocupado entró también al lugar, pensando en la posibilidad de que Shu lo malentendiera todo.

 

Por su parte dos parejas caminaban en la misma dirección, una dos metros enfrente de la otra. La primera conformada por Wakiya siendo escoltado por un inusualmente caballeroso Ranjiro, pues el mayor lo tomaba del brazo mientras que Ranjiro parecía presumirlo a todo curioso que pasara y se atreviera a mirarlos; detrás de ellos Rantaro y Kaoru caminaban de manera casi similar, la chica se colgaba del brazo de Rantaro pero este no la presumía, pues la escena frente a él le hervía la sangre en cólera.

 

Esa mañana Ranjiro quería aprovechar la ocasión especial que ocurriría en el instituto para recoger a Wakiya en su casa antes de las clases, le platicó su plan al rubio quién estuvo de acuerdo al enterarse que Rantaro hacia lo mismo por Kaoru y ya que no estaban en la misma escuela esta oportunidad de alterar al mayor de los Kiyama era única.

 

Sin que Wakiya lo notará Ranjiro volteó un momento para mirar a su hermano, le sonrió burlón, como si le escupiera en su cara el hecho de que fue un total imbécil por dejar ir a Murasaki. En ese momento Rantaro rompió con los dientes su paleta y con desición camino a realizar fratricidio, inevitablemente Kaoru notó su mal humor y decidió entrar en acción.

 

—¡Audaz mira! Una dulcería, vamos por unos chocolates.

 

La chica prácticamente arrastró al mayor de los Kiyama al interior del local, Wakiya quién había escuchado volteó un poco para mirar la escena. La decepción no se hizo esperar en aparecer en su rostro, habían fallado en poner molesto a Rantaro. De un tirón se zafo del agarre de Ranjiro quién no le reclamo nada pues entendía perfectamente las emociones del rubio; el resto del camino lo terminaron en silencio.

 

En el instituto, Shu caminaba entre la gente, su mirada se posó en cierto pelinegro y rápidamente fue con el 

 

—Daigo —El chico volteó a mirarlo al escuchar su nombre— ¿Tienes idea de que está pasando?

 

El pelinegro lo miro confundido pero aún así contestó.

 

—Es el torneo Bey, nos quedamos ayer a organizarlo ¿Recuerdas? 

 

El albino miró alrededor con expresión seria aunque en el interior se hallaba incrédulo.

 

—El evento es mucho más grande de lo que creí en un principio.

 

Susurró siendo apenas escuchado por su amigo, pues el día anterior ayudó un poco a los chicos; limpió y pulió un estadio que al parecer era el que usarían ese día y luego se retiró, dejando a los demás encargarse de los preparativos finales que al parecer eran demasiados. Ahora no podía evitar sentirse mal por aquello.

 

—Buenos días chicos —saludo Ken usando a su títere Besu— ¿Están listos para las beybatallas de hoy?

 

—Claro que sí, siempre vengo listo —dijo Daigo sacando a su compañero, luego las miradas de ambos se posaron sobre el de ojos rojos.

 

—¡Ah! Lo siento, yo no…

 

—El no combatirá, ¿Acaso son tontos y ya olvidaron que Shu no es blader? —Una cuarta voz se unió a la conversación, sorprendentemente Wakiya caminaba hacia ellos como si no hubiera ocurrido nada el día anterior.

 

—¡Oh! Es verdad, lo sentimos Shu —Se disculpó Ken con Besu, el mencionado solo asintió en respuesta.

 

—En cambio Valt sí que arrasará con todos hoy —pronunció Ranjiro entrando en la conversación, tanto Daigo como Ken no evitaron ponerse incómodos con su presencia.

 

—¿Valt competirá? —preguntó Shu recibiendo a cambio una mirada confundida del rubio.

 

—Pues claro que sí, después de todo el organizó el evento junto con Aiga. Con el propósito de que cualquier persona sea capaz de enfrentar a dos de las leyendas más grandes del Beyblade en este mundo, ¡Es emocionante! ¿No crees?

 

Termino de decir Ranjiro completamente emocionado, después tomó a Wakiya de la mano cuando notó que en la entrada su hermano junto con Kaoru habían llegado.

 

—Si nos disculpan iremos a alistarnos, nosotros también entraremos.

 

Sin decir más tomó a Murasaki de la espalda y comenzó a empujarlo disimuladamente, llevándoselo de allí bajó la mirada curiosa de todos.

 

—¿Valt, una leyenda? —susurró asimilando la información.

 

—¿Acaso no lo sabías? —preguntó Daigo sorprendido, Shu negó.

 

Una enorme pantalla instalada en el patio se prendió dejando ver a un sujeto de ojos y cabello cafés, emocionado comenzó a hablar.

 

"Sean todos bienvenidos a la segunda convivencia anual Beyblade. Aquí en el Instituto de Estudios Superiores de Beigoma comenzarán retos increíbles donde todos podrán combatir unos contra otros. Recordemos la dinámica, todos los participantes comenzarán desde abajo sin importar su estatus y finalmente los dos mejores se enfrentarán para disputar el primer lugar. ¡¿Están tan emocionados como yo?! ¡Entonces es el momento, todos al gimnasio principal del Instituto!”

 

Shu escuchó un tanto indiferente las reglas del tipo que parecía el más entusiasmado en todo esto, sintió como una mano lo tomó por la muñeca y miró a Ken quién lo comenzó a llevar en dirección al gimnasio.

 

—Si no nos apresuramos nos quitarán nuestros lugares —dijo el de cabello negro, él no muy emocionado se dejó llevar por el chico siendo seguidos por Daigo.

 

Entraron y ya el lugar estaba repleto, por un momento creyó que no había espacio para ninguno de ellos y que deberían de ver todo de pie. Luego Ken examinó rápidamente y encontró varios espacios libres hasta el frente.

 

—Estos lugares los reservamos para nosotros —dijo Daigo cuando se sentaron, Shu asintió.

 

—¡¿Y qué hay de nosotros?! —gritó alguien detrás, era Wakiya quien contemplaba irritado un espacio pequeño, donde con dificultad una sola persona sería capaz de sentarse.

 

—Lo sentimos Wakiya, pero tardaste en llegar y la gente se recorrió un poco más de lo previsto —dijo Ken señalando al chico al lado del diminuto espacio quien había apartado un lugar poniendo un suéter de forma poco disimulada.

 

Murasaki estuvo a punto de reclamarle el desperdicio de espacio que hacía de no ser por Ranjiro quien se acercó y susurró algo que él solamente pudo escuchar. Instantáneamente se sonrojo pero asintió con dificultad, aceptando su propuesta; el rubio más alto se sentó en el pequeño lugar y Wakiya con mucha vergüenza se sentó en sus piernas. Shu quien estaba al lado de la pareja no evitó ponerse incómodo con su rara posición pero no dijo nada, igualmente el chico sentado del otro lado se recorrió un poco para no estar cerca de esos dos. 

 

Rantaro sentado en el otro lado del gimnasio observaba la escena melosa de ambos, ahora se arrepentía de pedirle a ese chico que usará los dos lugares; pensó que con ese espacio tan pequeño podría separar a ese par pero obviamente su plan no funcionó. Apretó con fuerza sus puños en su pantalón. Wakiya miró de reojo sintiendo un poco de felicidad por ver a Rantaro tan enfadado, buscó con la mirada a la chica rubia que era su novia sin encontrarla por ningún lugar.

 

—Creí que Kaoru estaría con Rantaro —susurró al menor de los Kiyama debajo suyo.

 

—No, escuche que ella está en los pocos grupos que tienen clases hoy en el Instituto.

 

El de ojos azules no pudo contener la sonrisa que surco en su rostro, está vez podrían hacer enfadar a Rantaro sin distracciones de por medio.

 

Las luces se apagaron sin previo aviso, luego un par de lámparas en el techo iluminaron dos espacios en el centro del gimnasio. El espacio de la derecha fue ocupado por un chico quien hizo varias acrobacias impresionantes antes de llegar al punto de encuentro, Shu lo reconoció, se trataba de Aiga. Antes de siquiera poder preguntarse las razones por las que estaba ahí una segunda figura apareció entre la oscuridad, corriendo mientras alzaba los brazos llegó emanando emoción a todos lados como siempre, Valt se reveló. Ambos se llevaron gritos de emoción del público.

 

—¡Bienvenidos sean todos! —comenzó a hablar Valt— ¿Están listos para las batallas?

 

El público gritó con alegría un “Sí”

 

—Muy bien, recuerden que tanto Valt como yo también competiremos —continuo Aiga— Pero no se alarmen si les toca combatir contra nosotros.

 

—Así es, todos tenemos las mismas oportunidades para ganar, así que comencemos ¡Tres, dos, uno! ¡Let it rip!

 

Finalmente todos gritaron con emoción y alegría la ya muy conocida frase, las luces se encendieron y Valt volteo a mirar un momento a Shu, enviándole una sonrisa avergonzada antes de retirarse a sentar lo más cerca del estadio siendo acompañado por Aiga. Poco después en la pantalla del gimnasio aparecieron los primeros combates.

 

En cambio el albino estaba impactado, no ponía mucha atención en lo que estaba sucediendo en la convivencia pues toda esa seguridad que Valt emanaba en frente de tantas personas y esa emoción que desbordaba era algo que no había visto antes en el pequeño chico.

 

—Es increíble ¿verdad? —preguntó Daigo a su lado despertandolo de sus pensamientos.

 

—Uh sí, eso creo… —respondió saliendo de sus pensamientos.

 

Las batallas comenzaron y miró el estadio donde se disputaban todas ellas aunque en realidad no ponía mucha atención. Pronto llegó el momento en que los chicos del club pasaron a combatir y ganaron en un tiempo récord dejándolo más que impresionado; fue después el combate de Wakiya. Luego llegó la hora en la que Valt pasó a disputar su propia batalla. Shu puso más atención que anteriormente y juró que pasaron muy difícilmente cinco segundos antes de que Valt ganará con facilidad.

 

—Es.. grandioso… —susurró siendo escuchado por Daigo.

 

—Así es, no por nada permanece como una leyenda —respondió el pelinegro, Shu se sintió feliz y orgulloso de las capacidades extraordinarias de Valt.

 

Las batallas avanzaron y con ellas muchas personas ganaban y perdían, entre ellos Ken que perdió al enfrentarse a Rantaro; el rubio con una indescriptible fuerza terminó el combate en un santiamén pero a pesar de haber ganado parecía muy furioso por algo. Luego tocó que Ranjiro y Wakiya combatieran entre sí, ambos rubios se miraron impresionados al enterarse de su combate y se susurraron algo; Wakiya sonrió sonrojado y se levantó con Ranjiro, ambos platicaron algo con el árbitro y este declaró que los dos decidieron abandonar la batalla por cuestiones personales.

 

El rostro de Wakiya parecía un tomate cuando Ranjiro lo cargó y se lo llevó del gimnasio dejando al público en completo silencio y a algunos enternecidos por el par, excepto a Rantaro quién muy molesto también abandonó el gimnasio poco tiempo después.

 

Después del drama causado por los rubios todo continuó con normalidad, Shu miró las batallas del castaño y aunque no supiera mucho respecto al tema incluso pudo notar que era bastante bueno. Al llegar al combate final, sin ninguna sorpresa para nadie le tocaba enfrentarse a Valt y Aiga.

 

—¡Y aquí está, el enfrentamiento final entre dos de los mejores bladers del mundo, dos ex-campeones mundiales! ¡Valt Aoi y Aiga Akaba! —Anunció el presentador con gran emoción, así como pronunció sus nombres el castaño y el de cabellos azules se posicionaron para el combate.

 

—Tres, dos, uno, ¡Let it rip!

 

Gritaron ambos al unísono antes de comenzar. Sin mucho tiempo de espera después de los lanzamientos tanto Achilles como Valkyrie colisionaron fieramente entre sí. Primero Achilles intentó golpear a Valkyrie pero falló disminuyendo así la potencia de su ataque inicial, Valt sonrió.

 

—¡Valkyrie, vamos!

 

Dijo el de ojos cafés antes de que el patrón de flor de su bey se intensificara, golpeando de una y otra vez a Achilles. Aiga no parecía preocupado, más su emoción de combatir contra Valt era más que notoria.

 

—¡Andando Achilles! Demostremos nuestro verdadero poder

 

Achilles golpeó el muro del estadio logrando dar un salto impresionante, tomó impulso desde el aire con la intención de que al caer golpeará a Valkyrie y terminará con la batalla. Sin embargo Valkyrie logró esquivar el ataque por muy poco, a estas alturas Shu sentía que en cualquier momento se le saldría el corazón del pecho.

Valt no desperdicio el tiempo e hizo que su bey colisionara contra Achilles sin piedad, lo arrastró con fuerza al muro del estadio donde para sorpresa de todos, la inconmensurable fuerza de Valkyrie logró terminar con la batalla haciendo explotar a Achilles antes de que Aiga logrará reaccionar ante la situación.

 

—¡Y ahí lo tenemos! ¡El chico maravilla hace honor a su nombre y nos impresiona de nuevo! ¡Nuestro campeón de la convivencia de este año, Valt Aoi!

 

Valt levantó las manos celebrando su victoria, el público vitoreó felicitaciones con emoción. Aiga tomó a Achilles y a pesar de que había perdido no se sentía mal al respecto.

 

—Fue una buena batalla amigo pero Valt hoy fue más fuerte que nosotros —dijo el castaño mirando a su compañero, una sonrisa apareció en su rostro cuando Valt lo miró.

 

—¿Qué te pareció esa batalla Aiga? —preguntó el de cabello azul, Aiga se alzó de hombros.

 

—Veo que a pesar de estar viejo aun sabes pelear —Valt respingo ante su comentario, en su rostro se dibujó una divertida expresión molesta.

 

—¡Yo no estoy viejo!

 

Una amigable discusión nació entre ambos, Shu por su parte aplaudió el logro del menor sintiéndose contento por el. Valt lo miró y cuando sus miradas cruzaron sintieron la necesidad de acercarse, así habría sido de no ser porque el de ojos cafés se vio rodeado de personas que pedían con emoción un saludo o un autógrafo.

 

—Creo que no es un buen momento para que platiquen —dijo Ken usando a Keru.

 

—Creenos, esos chicos te morderán si intentas ir con Valt ahora mismo —dijo Daigo con un tono no tan entusiasta; Shu no respondió y los tres salieron del gimnasio donde pocas personas se retiraban después de tan largo día.

 

—Ah, perdonen pero tengo que ir al baño —dijo el albino, los otros dos asintieron y se despidieron de él antes de retirarse a sus respectivas casas.

 

El por su lado regresó a la escuela y se dirigió al baño, después de hacer sus necesidades salió del cubículo encontrándose con cierto castaño en el lavamanos. No lo saludó e ignorándolo comenzó a lavarse las manos.

 

—Oye —dijo el castaño llamando su atención pero aun así no volteo a mirarlo— ¿Por qué no combatiste? —preguntó con la voz seria en un intento de sonar intimidante, algo que definitivamente no funcionó.

 

—No soy blader —dijo cuando comenzó a enjuagarse, un bufido sarcástico se dejó escuchar por parte del de ojos azules.

 

—¿Entonces qué haces aquí? —preguntó irónico, Shu no le contestó lo cuál molesto al menor, una idea algo maliciosa llegó a su mente— ¿Qué es lo que intentas hacer con Valt?

 

Escuchar su nombre titubeó un poco en sus acciones, Aiga sonrió cuando lo notó.

 

—Porque, bueno… todas las personas cercanas a él sabemos que el beyblade es su vida, su pasión desde que tenía once años; siempre le encanta hablar de eso con las personas más importantes para el. Siempre ha dicho lo mucho que le gustaría tener un digno rival y pensé que tú lo eras pero veo que me equivoqué, al menos te comentó algo al respecto ¿no es así?

 

Aiga miro al albino quien le daba la espalda con la excusa de estar secando sus manos, su apariencia podría simular la indiferencia pero el pequeño temblor en sus brazos lo delataba ante el, dió en el blanco casi sin darse cuenta.

 

—No podría imaginarme a alguien a quién Valt se viera en la necesidad de ocultar algo así, de hecho no se lo ha ocultado a nadie, sería ridículo hacerlo. Pero… ¿en qué clase de juego pensaría Valt para jamás mencionarle de su más grande pasión a alguien? Quizás solo para engañar por diversión, es una forma extraña de entretenerse usando a los demás. Por suerte Valt no es ese tipo de persona y no hizo eso contigo, ¿verdad? 

 

El albino permaneció callado pero Aiga sabía que ya lo tenía donde quería.

 

—Perdon si hablo de más, pero es que no deja de parecerme extraño que seas amigo de Valt sin ser blader. Quiero decir, todos sus amigos lo somos así que con mayor razón me preguntó, ¿Porque Valt te habla? ¿De verdad son amigos?

 

Shu no dijo nada pero salio muy apresurado, Aiga sonrió al ver su objetivo cumplido.

 

El albino después corrió por los pasillos buscando llegar con desesperación a la salida, no quería mostrar esa faceta suya frente a Aiga, sus palabras sonaban como veneno una y otra vez dentro de su cabeza. No quería pensar en nada, no quería pensar en nadie, solo deseaba salir de ahí y llegar a salvo su casa. 

 

Por desgracia la persona con quien menos quería toparse se puso en medio de su camino y terminó empujándolo.

 

—¡Ah, Shu! Que bueno que te encuentro… quiero hablar de algo contigo... —dijo Valt al voltear después de ese pequeño empujón sonrojandose un poco, notó al instante por la expresión de Shu que no estaba bien— ¿Ocurrió algo?

 

No se atrevió a mirarlo a la cara, solo agachó más la cabeza y lo hizo a un lado antes de salir corriendo. Valt intentó ir tras él pero se vio detenido.

 

—Valt —Unos brazos lo rodearon justo como esa misma mañana, fue por ello que notó que se trataba de Aiga— Tengo que hablar contigo.

 

—Ahora no Aiga —dijo el mayor con un tono irritado, aun así el castaño no lo soltó.

 

—¡Te necesito aquí y ahora!

 

Gritó el castaño asustando un poco a Valt, este lo miró preocupado pero luego miró a la salida por donde se había ido Shu, el tambien lo necesitaba y quería estar con el. Observó nuevamente la expresión de Aiga quién denotaba necesidad y atención, sintió algo de pena y angustia por el menor.

 

“Bueno, quizás pueda hablar después con Shu” pensó ingenuamente, creyendo que el problema que tuviera el albino se podría resolver después.

 

Se quedó con Aiga sin saber que no sería así.

 

Shu corría por las calles, desesperado por llegar a su casa. Entró y sin saludar a sus padres que lo vieron con preocupación se dirigió a su cuarto, cerró con llave y se dejó caer boca abajo en la cama.

 

Lágrimas pedían salir de sus ojos pero no lo hacían, sentía su corazón sangrar por dentro y su garganta apretarse.

 

Sabía que era una tontería, que de seguro Aiga mentía y lo que dijo sobre Valt y él fue para fastidiar.

 

Pero por más que se lo repitiera, por más que la lógica intentará dominar a sus sentimientos; las palabras de Aiga ya se habían clavado muy dentro de su cabeza.

 

 


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