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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Todos lo miraban caminar por los pasillos con curiosidad e intriga, pues el chico al que la mayoría consideraba como el más apuesto y popular de todo el instituto parecía que desde hace varios días había sido cambiado por un zombie. 

 

Incluso si no le hablaba a muchas personas siempre permaneció como el centro de atención debido a que era considerado todavía como el chico “nuevo” además de ser bien parecido, así que todos notaron su repentino cambio de actitud. 

 

Pues el chico a pesar de que siempre había sido callado y hasta en cierta medida frio con todos los que se le acercaran cuando estaba cerca de sus amigos, en especial Valt parecía ser un poco más atento, interesado en lo que hacía. 

 

Últimamente esas pequeñas muestras de interés se habían desvanecido casi completamente dejándolos desconcertados, pues las chicas ya no podían admirar en todo su esplendor al albino apuesto que se había robado sus corazones con su mera presencia y los chicos, bueno, en realidad ellos no habían notado mucho el cambio, solo los amigos cercanos del albino.

 

Entre ellos cierto rubio de mirada azulada que lo observaba con la poca paciencia que le quedaba.

 

—Así que… supongo que otra vez no pudiste dormir muy bien —mencionó cuando miro las ojeras que cada día se pronunciaban más y más bajo los ojos rojos de Shu, este no se dignó en contestar nada y en cambio solo se sentó en su asiento.

 

Wakiya suspiro, sacó sus cosas de la mochila mientras continuaba hablando.

 

—Mira si otra vez no hiciste la tarea puedo pasartela, la verdad estuvo muy fácil así que no tengo ningún problema.

 

El rubio miro al de ojos rojos esperando una respuesta sin importar la más mínima e insignificante que fuera pero solo se quedó mirando como lo ignoraba, soltó un largo suspiro antes de que las clases comenzarán.

 

Al llegar la hora del almuerzo el rubio se ahorró la molestia de volver a ser ignorado por el albino así que solo se limitó a retirarse a almorzar en la azotea. 



No le gustaba mucho la idea de ir a ese lugar pero no tenía muchas opciones donde almorzar, la cafetería siempre era un desastre de adolescentes en la cúspide hormonal de dicha etapa convirtiendo ese lugar en una jungla de malos olores; por otro lado el salón de clases no distaba en gran medida a una exposición del museo, pues últimamente Shu se estaba ganando por su cambio de actitud que los curiosos lo acosaran cada vez más y más cerca, llegando incluso a entrar al salón y sentarse a vigilar sus movimientos.

 

Ese tipo de acciones hacian que Wakiya se preguntara seriamente si crecer hacia a la gente más estúpida, ¿quién rayos dedicaría tanto tiempo en solo observar a alguien? Seguramente las personas sin suficiente autoestima que dependían de alguien más para sentir que estaban vivos.

 

En fin, ese no sería un problema suyo si tan solo no le incomodara tanto ser parte de ese acoso y todo por ser amigo de Shu.

 

Quería solucionar todo aquello, pero no podía hacerlo solo. Más bien, no podía hacer nada, Shu ni siquiera le dirigía la palabra para contestar sus preguntas cotidianas, mucho menos le hablaría sobre sus problemas.

 

Necesitaba ayuda pero no necesariamente la suya, sin embargo conocía a alguien que si podía intervenir por el. Por eso es que los últimos días había subido a almorzar en la azotea, ahí estaba la persona que necesitaba.

 

Después de subir las escaleras abrió la puerta y ahí estaban esos dos, los saludo mientras ellos le sonrieron en respuesta.

 

—Supongo que somos otra vez solo nosotros tres —comentó Daigo al verlo llegar solo, el de ojos azules se alzó de hombros.

 

—Creo que así será durante un tiempo, al menos hasta que Shu decida que es buena idea venir con nosotros —respondió Wakiya, Daigo continuo.

 

—Y lo más probable es que eso no sucederá hasta que Valt le responda las llamadas.

 

—¿Que tiene de malo que no le responda? Está en todo su derecho y Shu se lo merece por jugar así con él —Finalmente Ken hablo, o al menos Keru lo hizo por el.

 

—¿Pero no te parece injusto? Shu al menos debería tener la oportunidad de aclarar…

 

—¿Aclarar que? Yo también estuve ahí ese día y creeme que no había nada que aclarar, si lo único que busca Shu es torturar a Valt informandole que está saliendo con su hermana menor entonces es mejor que se ahorre las molestias.

 

Antes de que Wakiya volviera a replicar, Ken tomó rápidamente sus cosas y se marchó molesto de ahí, no sin antes decir.

 

—Si estas van a ser nuestras pláticas no cuenten conmigo para el almuerzo de mañana.

 

Y salió azotando la puerta con todas sus fuerzas, tanto Daigo como Wakiya lo miraron sorprendidos, posteriormente el azabache volteo a mirar al rubio.

 

—Bien, ya hiciste que se fuera, ¿de que quieres hablar?

 

El de ojos azules suspiro, se llevó una mano al puente de su nariz un tanto frustrado.

 

—A eso iba pero no crei que Ken se tomara tan mal hablar sobre Valt y Shu…

 

—¿Y que esperabas? Cuando se trata de Valt es imposible que Ken sea imparcial.

 

—Lo sé —interrumpió el rubio— Y también sé que nosotros tampoco deberíamos serlo pero de verdad creo que todo es un malentendido, incluso si Ken ya nos contó las verdaderas razones por las que Valt se fue a España algo dentro de mí siente que estuvo mal por irse así, cortando casi todo lazo con Shu, ¿O tú no sientes lo mismo?

 

Daigo suspiro y guardo silencio un momento, pensando en que tal vez Wakiya tenía razón pues él por su parte tampoco se sentía bien por la situación actual.

 

—¿Y qué podemos hacer nosotros? Si hablamos con Valt acerca de Shu nos va a evadir.

 

—Para poder hacer algo hay que conocer el panorama completo, no solo el de Valt y Ken —Daigo miro al rubio adivinando sus intenciones.

 

—No lo haré.

 

—Tienes que, Shu es una tumba conmigo, ya lo intente de todo pero no me habla. Tsk, como si yo le hubiera hecho algo, lo único que he hecho es querer ayudarlo —refunfuñó molesto, Daigo siguió mirándolo con seriedad.

 

—Y por eso mismo no lo entiendo, Shu y yo no nos hablamos mucho desde que nos conocimos a inicios de año. ¿Porque habría de ser yo quien lo haga hablar?

 

—¿Qué no lo ves? ¡Por eso mismo eres perfecto! Shu puede abrirse contigo, no puedes juzgarlo porque son casi desconocidos y él se sentirá seguro por eso. Además que tú sabes cómo hablar con las personas que pasan por situaciones difíciles, sabes escuchar y eres respetuoso y confidente, eres el tipo de personas que se lleva los secretos a la tumba.

 

—¡Bien ya entendí! —interrumpió Daigo con un sonrojo sutil en el rostro— Pero ya no hables más de mi, si alguien te escucha vas a hacer que ya nadie me tenga respeto en esta escuela.

 

—Mira, se lo pediría a alguien más si pudiera pero no hay tantas opciones confiables que digamos, ademas, sabes que a pesar de que llevamos poco tiempo conociendo a Shu el ya es parte también de nuestros amigos. No podemos darle la espalda ahora que está realmente mal.

 

La campana sonó marcando el final de la hora de almuerzo, Daigo pareció pensarlo un buen rato pero finalmente respondió con las palabras que Wakiya buscaba escuchar.

 

—Está bien, lo haré —respondió en medio de un suspiro lleno de resignación, el rubio sonrió y se marchó a su salon.

 

El azabache contempló su propio almuerzo a medio terminar.

 

Sin darle más vueltas camino al salón donde la mayoría de sus compañeros ya estaban en sus asientos platicando los unos con los otros, incluso Rantaro ya había llegado y solo estaba mirando hacia el exterior desde la ventana. El por su parte se fue a su asiento sin decirle nada a nadie.

 

—¿Y como estuvo? —escuchó que le preguntaban, miró al rubio de ojos cafés que no le dirigía la mirada.

 

—¿Como estuvo que? —preguntó curioso, pues el rubio hace un tiempo había dejado de ser de muchas palabras, ahora sus preguntas le resultaban incluso más extrañas.

 

—El almuerzo… ¿Como estuvo?

 

Rantaro finalmente lo miró, parecía que de verdad quería saber cómo se la pasaron. Respondió lo más sincero posible.

 

—Supongo que lo normal sin estar Valt o tú ahí.

 

—Ooh…

 

El semblante del rubio pareció decaer un poco con sus palabras, no le gustaba causar esas sensaciones en nadie pero a veces tenía que asumir el papel del amigo fríamente honesto para que cabezas huecas como la suya entendieran cuando estaban haciendo algo mal. Y en este caso Audaz estaba llevándolos al límite por apartarlos a todos con su nueva relación amorosa, una cosa es que no estuvieran de acuerdo con ella pero otra era que él decidiera no hablarles para no meterse en problemas.

 

Pensó en lo que Wakiya le dijo sobre hablar con Shu, quizás debería intentar hacer lo mismo por Audaz.

 

—Oye —llamó su atención, el rubio lo miró de reojo— Mañana traeré algo de ramen, deberías almorzar con nosotros.

 

—No puedo, Kaoru y yo iremos a comer después de clases.

 

—Entonces solo sube a pasar el rato, hace mucho que no hablamos entre todos.

 

Rantaro desvío la mirada y se llevó una mano a la nuca.

 

—Yo… no lo sé, estoy seguro que Wakiya me odia.

 

Lo último lo susurro tan bajo que fue difícil para Daigo escucharlo, cuando iba a decir algo su profesor entro y las clases continuaron con normalidad. El azabache no dejaba de pensar en cuál sería la mejor manera de hacer que Shu se abriera con él, era verdad que a pesar del poco tiempo que habían interactuado el mismo lo consideraba ya un amigo, sabía que incluso Ken a pesar de estar enojado con el albino tambien pensaba igual, en realidad todos lo hacian.

 

Así que incluso sin que Wakiya le pidiera hablar con Shu ya estaba considerando acercarse al albino. Se lamentaba que Valt no estuviera ahí para ayudarlo.

 

“Al diablo, si lo pienso demasiado solo terminare por arruinarlo” pensó finalmente para después prestar toda su atención a las clases, pues ya no quería seguir complicandose más en algo que quizás tuviera una solución más que simple.

 

El timbre sonó marcando el final de las clases, guardó con calma sus cosas en su mochila dispuesto a cumplir con lo encargado por Wakiya, pero antes de irse miró a Rantaro quien parecía poco entusiasmado con querer marcharse.

 

—¿De verdad piensas que Wakiya te odia? —preguntó al rubio quien volteo a mirarlo con la sorpresa plasmada en el rostro, soltó un suspiro antes de continuar— Porque a Wakya muchas personas no le agradan, eso te haría a ti la primera persona a la que odia.

 

—Que no lo diga no significa que…

 

—¿Y qué más da lo que tú creas? El seguro piensa como tú y cree que lo odias por que ahora sale con tú hermano.

 

—Ni me lo recuerdes —gruñó molesto pensando en esa relación que poco le gustaba.

 

—Como sea, pero responde esto, ¿de verdad piensas tirar a la basura su amistad de siete años solo por que ahora los dos están saliendo con alguien? Creí que lo que más te importaba era seguir siendo amigo de Wakiya sin importar que.

 

El rubio desvió la mirada sin contestar a su pregunta, Daigo decidió que era mejor dejarlo solo así que se marchó.

 

“Parece que tengo que arreglar varios desastres” pensó mientras se dirigía al salón del albino con un poco de prisa pues se tardó hablando con Rantaro, pudo ver como salía de su salón con el mismo semblante demacrado que ya había acostumbrado tener.

 

Se limitó a caminar y posicionarse en frente suyo, Shu se detuvo y lo miró con poco interés.

 

—Acompañame, quiero que conozcas a alguien.

 


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