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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Simplemente no podía creer lo que veía justo en frente suyo, parecía sacado de un sueño o de una pesadilla, no podía decidirse entre ambas opciones pero eso no importaba del todo pues, este era el mundo real. ¿Desde cuando Aiga se llevaba tan bien con Shu? No lo sabía exactamente, de hecho nunca los vio convivir tiempo atrás así que no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando.

 

Cuando Shu dejó de observar a Aiga y volteo en su dirección sintió que se desmayaría en cualquier momento, solo esperaba que Wakiya o Free pudieran amortiguar su caída cuando eso pasara. Sin embargo antes de que algo así pudiera ocurrir, Wakiya se adelantó a su encuentro y caminó hacia ambos chicos.

 

—Vaya, que bueno que no se perdieron —bromeó el rubio un poco, Shu solo sonrió mientras Aiga parecía ligeramente indignado.

 

—Me llevaste un guia, muy bueno por cierto —respondió el albino con cierta alegría, Valt escuchaba atentamente lo que decían mientras se escondía con poco disimulo detrás de Free quien no le pregunto nada al respecto.

 

—No fui yo —dijo Wakiya haciendo un ademán para que se acercaran más, llegaron hasta donde Cristina y los demás—. De hecho fue ella, es la dueña del equipo BC Sol una buena amiga y muy hermosa por cierto.

 

Dijo a la par que guiñaba un ojo, Shu simplemente parpadeó confundido por la nada disimulada insinuación pero no replicó, la chica de ojos azules se acercó a ambos e intentó esconder su sonrojo y le extendió una mano en son amigable al albino.

 

—Mucho gusto conocerte, no le hagas caso a ese cabeza hueca que se hace llamar “presidente” —bromeó Kuroda un poco, Shu sonrió un tanto divertido por la pequeña broma.

 

—Jamás lo hago —respondió el albino continuando con ese pequeño juego, los demás miraban la escena ligeramente entretenidos, bueno, casi todos a excepción de uno.

 

—Bueno, bueno, ya tendrán su cita después, por el momento me parece buena idea que Shu se presente a todos. ¿Tú que dices Cris? —preguntó Wakiya tomando a Shu de los hombros con esa sonrisa peligrosamente amable que pocas veces usaba, la chica asintió a su petición.

 

—Opino lo mismo, Free —llamó al rubio quien solo la observó desde su lugar—. Ayúdame a juntar a todos en el gimnasio.

 

El rubio suspiró en respuesta, se alzó de hombros y estaba a punto de emprender camino hasta que Wakiya interrumpió.

 

—Un momento, a ustedes no los he presentado —El de ojos azules se acercó al lado Shu—. El es Free de la Hoya, en algún momento fue el campeón del mundo y ahora es una leyenda viviente del beyblade.

 

—Mucho gusto —dijo Shu dando una reverencia respetuosa, quizás un hábito que no perdería nunca.

 

Esperaba que Free le regresara el saludo pero eso no ocurrió, en cambio solo escuchó una risa ligera que a sus oídos parecía burlesca. Se irguió encontrándose con una expresión poco amigable del rubio.

 

—Disfruta de la vista —dijo dándose media vuelta, Shu no entendió del todo y no tuvo tiempo de asimilar más pues, detrás de el rubio, yacía Valt con la mirada baja.

 

—Valt —pronunció su nombre acercándose al chico, esperanzado de poder ver esos ojos que tanto extrañaba, sin embargo el de cabellos azules no parecía tener la misma idea pues evitaba el encuentro de sus miradas—. Ha pasado tanto.

 

—Emmm… si, eso creo —respondió el chico incómodo, el corazón le latía a tope y no se atrevía a ver a Shu directamente, así que empezó a alejarse sin dejar de mirar al suelo—. Bueno, espero que te la pases bien, iré a ayudar a Free.

 

Sin dejar que Shu respondiera se fue corriendo de ahí, dejando al albino con un sabor amargo en la boca y el corazón ligeramente oprimido. Todos quienes miraban la escena notaron el rechazo disfrazado de responsabilidad que Valt había hecho con Shu, así que sin que nadie se lo pidiera, Aiga se acercó con las maletas al albino.

 

—¿Quieres que te enseñe tu habitación? —preguntó el castaño, sacando a Shu de sus pensamientos deprimentes con los que hace tiempo no lidiaba. El castaño le brindó una amplia sonrisa a la cual el albino reaccionó, no debía sentirse triste.

 

—Si, por favor —respondió mientras tomaba una de las tantas maletas que Aiga llevaba. Wakiya sonrió satisfecho de que Shu no se rompiera por un rechazo como ese.

 

Mientras tanto, en otro lado de la enorme mansión, Free miraba a Valt caminar a su lado, inusualmente callado como nunca lo había visto.

 

—Escapaste —dijo el rubio al menor quien respingo en su lugar.

 

—No, no lo hice, hay muchas personas en BC Sol como para que las llames tú solo —respondió cortante Valt, Free simplemente lo observo—. Por ejemplo, por allá, yo les iré a avisar a ellos que se reúnan.

 

Y sin más el menor se desvió por un pasillo, Free supo que Valt de verdad no quería hablar con nadie del tema. Quizás Shu lo afectaba mucho más de lo que deseaba admitir.

 

Y sonrió tenebrosamente cuando miró a otra persona al extremo del pasillo, ella serviría para sus planes.

 

Quizás Free no era el único que planeaba cosas poco beneficiosas para su amigo, pues cierto chico formulaba planes similares mientras esperaba en el gimnasio a que todos los miembros del BC Sol se reunieran.

 

—Vaya, si que tardan —expresó Wakiya a sus acompañantes, Cristina a un lado sonrió amable.

 

—Bueno, somos casi cien miembros, es difícil juntar a todos sin previo aviso —respondió un tanto apenada por la espera, Aiga se cruzó de brazos.

 

—Necesitan altavoces, es más fácil juntar a todos, así lo hace Fubuki en Beigoma.

 

Cristina ladeó la cabeza considerando la posibilidad, más no tuvieron que esperar tanto tiempo a que casi todos llegaran. Shu miraba desde su lugar a la vista de todos si acaso podía encontrar a Valt entre la multitud, pero no lo logró.

 

Y no lo haría pues el chico se había escondido detrás de las gradas, se sentía tan ridículo pero no se atrevía a salir. Sin embargo una extraña fuerza lo levantó del suelo y se vio arrastrado hasta la primera fila de espectadores, confundido miró a todos lados que había sido eso encontrándose con Free quien llevaba esa expresión indiferente de siempre.

 

—No te pierdas de la función —dijo el rubio sonriendo ladino al menor. 

 

Shu quien miró todo no pudo evitar sentirse celoso, pero intentó no reflejarlo, después de todo aún seguía lidiando con sus propios asuntos como para desatar sus emociones cada vez que algo sucedía en torno a Valt.

 

—Muy bien —comenzó a hablar Cristina llamando la atención de todos—, estoy agradecida de su presencia así que déjenme presentarles a nuestros dos huéspedes de tiempo indefinido. Wakiya Murasaki y Shu Kurenai.

 

Wakiya asintió y se posicionó en el mando de la presentación. No tuvo que presentarse más pues ya todos sabían quien era.

 

—Quiero agradecerles a todos por su gran recibimiento, además me gustaría presentar a Shu Kurenai como un nuevo blader prometedor. Espero pueda aprender mucho aquí.

 

Tanto Shu como Wakiya hicieron una ligera reverencia de agradecimiento frente al equipo, la gran mayoría aplaudió su llegada mientras otros parecían confundidos.

 

Como Valt, quien quedó impactado con la declaración de Wakiya al anunciar a Shu como blader.

 

¿De qué diablos hablaba? Shu no era blader y nunca lo volvió a ser, o ¿acaso Nika lo convenció de regresar al mundo del beyblade? Miles de teorías poco prometedoras se acumulaban en su cabeza, se marchó de ahí sin más, siendo visto no solo por Shu quien parecía desilusionado por su reacción, sino por esas mentes que maquilaban un plan siniestro para ambos chicos.

 

Las cosas no parecían verse mejor en Japón para Rantaro Kiyama, quien miraba una y otra vez su teléfono en la soledad del salón donde las clases ya habían terminado. Daigo hace rato le preguntó si iría a entrenar un poco pero no estaba seguro de hacerlo así que simplemente declinó la oferta y se quedó ahí, mirando una y otra vez el perfil de Wakiya en la página oficial de la WBBA. Se sentía como el tonto más grande de la tierra mientras admiraba la sonrisa socarrona y la mirada orgullosa que Murasaki portaba en la gran mayoria de esas fotos, no podia creer que el fue capaz de romper esa faceta hasta hacerla añicos.

 

Suspiró antes de apagar la pantalla del teléfono, sus pensamientos deprimentes no lo llevarian a nada concreto a decir verdad, no es como si pudiera hacer algo para cambiar todo el revoltijo que había comenzado el mismo, cuando sin decirle o advertirle a nadie decidió aceptar comenzar una relación con Kaoru.

 

Quizás eso no debía ser problema para nadie, al final de cuentas se trataba de su vida y nadie tenía derecho de decirle con quien estar y con quien no; pero aun así lastimó a varias personas, personas que valoraba muchísimo, quizás debió tomar en cuenta su opinión antes de decidir algo.

 

Tal vez debió jugárselas todas con Wakiya antes de planear comenzar algo con Kaoru.

 

Y soltó otro suspiro pesado a la nada. Volvió a prender su teléfono y miró nuevamente el perfil de Wakiya, era una tortura pero no podia detenerse, no podia aceptar que lo hizo pedazos.

 

Sin saberlo, era observado por una lamentable mirada de cierta persona que ya había tomado una decisión por ambos.

 

Por otro lado, en España las cosas se habían calmado un poco después del anuncio que Muarasaki hizo al presentar a Shu. Inevitablemente el albino llamó la atención de muchas personas en el lugar, Wakiya no pudo evitar familiarizar la escena con el primer día de clases hace unos meses. Sonrió y se acercó para socorrer a Shu de la multitud como en aquella ocasión, había cosas que tal vez no cambiarían. Cristina también apoyó llamándole la atención a su equipo, luego mandó a todos a dormir pues ya era bastante tarde.

 

Shu agradeció a Kuroda y se retiró a su habitacion. Wakiya hizo lo mismo pues estaba algo agotado por el ajetreado viaje.

 

Se bañó y se puso la pijama, admiró frente al espejo un poco su cabello, a veces no podía concebir por completo que de verdad se atrevió a cortarlo así. Escuchó un sonido en la puerta, se le hizo un tanto extraño pues a esa hora todos debían estar dormidos, así que se acercó a atender con cierta lentitud y abrió la puerta, encontrándose de frente son Silas quien le sonreía ladino.

 

—¡Oh! Silas, creí que ya todos dormían —respondió el rubio extrañado por su visita.

 

—Sabes que yo puedo soportar un poco más las jornadas nocturnas —respondió el mencionado con cierto sarcasmo, Wakiya no lo entendió del todo pero igual lo invitó a pasar a su habitación, era incómodo hablar en el pasillo.

 

—Como sea, ¿qué se te ofrece?

 

—Vaya que han evolucionado tus modales —mencionó Silas entre sarcástico y serio, Wakiya rodó los ojos pues no es como si de todas formas necesitara fingir formalidades con él—. Solo vengo a saludar a un viejo amigo, ¿qué tiene eso de malo?

 

Wakiya se dejó caer de lleno en la cama, cansado y despreocupado de la presencia de Silas, por lo que le daba igual si se quedaba ahí a molestar un rato.

 

—Si quieres hablar hazlo, no me importa, me voy a dormir.

 

—Salgamos a comer mañana.

 

Bien, tal vez eso lo tomó desprevenido.

 

El rubio se sentó en su lugar y lo miró un tanto sorprendido, Silas sonrió burlón.

 

—¿Salir a comer? ¿Por qué haríamos eso? Si la comida que Ange prepara aquí es muy buena.

 

—Me gustaría estar en un sitio más privado que el comedor de este lugar. Hay algunas cosas que me gustaría hablar solo contigo.

 

Con la confusión de por medio por su declaración, Wakiya no pudo decir nada cuando Silas salió de la habitación tan abrupto como llegó. Así que sin replicar nada al respecto, el rubio tuvo que irse a dormir dejando una nota mental de la cita, reunión, o lo que fuera ese compromiso en el que lo embarcó Silas.

 

Valt en su habitación peleaba con conciliar el sueño pero era difícil lograrlo, estaba nervioso, confundido y ansioso por la llegada de Shu al BC Sol, a pesar de que Free le dijo que no debía preocuparse por nada simplemente le parecía difícil hacerlo. Shu seguía colándose a sus pensamientos como agua a un drenaje.

 

<<Que fea analogía>>, pensó el de cabello azul mientras daba vueltas en la cama.

 

Intentó acallar sus pensamientos que lo mortificaban sin razón, así que respiró profundamente y se concentró en aguantar la respiración. Sin embargo, seguía escuchando sus pensamientos casi como si fueran voces, ¿acaso se estaba volviendo loco?

 

Espero un poco más en silencio y pudo escuchar claramente risas, venían de la habitación de al lado.

 

—¡Ugh diablos! —gruñó molesto al levantarse de la cama.

 

A grandes zancadas salió de su habitación y tocó agresivamente la puerta de la habitación de al lado, las risas se detuvieron en ese instante.

 

Era extraño ver a Valt Aoi molesto, furioso a decir verdad. Sin embargo en las condiciones adecuadas no era imposible lograr ver esa faceta del chico maravilla, desafortunadamente ninguna de las personas que yacían dentro de esa habitación habían tenido tal fortuna de verlo así.

 

Y no la tendrían, pues la sorpresa de verlos a ellos ahí dentro apaciguó la furia de Valt en un instante.

 

—Valt, ¿qué pasa? —preguntó Aiga abriendo la puerta por completo, dejando ver en el interior de la habitación a Shu quien sonreía ampliamente con un sonrojo cubriéndole el rostro.

 

Aoi quedó congelado, no estaba preparado para esto.

 

—Aaam… yo… —comenzó a tartamudear patéticamente, tanto Shu como Aiga lo miraban confundidos. Valt hizo todo su esfuerzo para continuar—. ¿P-Podrían bajar u-un poco el volumen de sus risas?

 

—Ah perdón, creí que no nos escuchaban —respondió Shu ciertamente preocupado por haber incomodado a Valt, más este no se atrevió a mirarlo.

 

—No… yo solo… —Valt miró al suelo, Aiga no dejaba de parecer extrañado por su actitud dócil; el de ojos marrón se acercó a Akaba y le susurró—. No sabía que esta era tu habitación.

 

—Ah eso, es que no lo es. Solo vine a hacerle un poco de compañia a Shu —respondió Aiga con cierta simpleza, pero aquellas palabras eran inconcebibles para Valt en muchos sentidos—. Esta es en realidad la habitacion temporal de Shu, así que creo que serán vecinos.

 

Aiga sonrió ampliamente, Shu intentó sonreír un poco pero solo le salió una mueca y Valt, quedó anonadado por tal declaración.

 


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