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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Valt salió apresuradamente de su habitación, no le dio una simple oportunidad de platicar un poco más con él. Shu lo miró marcharse sin poder hacer nada para detenerlo, inevitablemente se sintió triste por la obviedad con la que el chico de cabello azul rechazaba su presencia.

 

<<Creo que me lo merezco>>, pensó el albino embargando una profunda melancolía en el centro de su pecho, como una carga que por más tiempo que pasará le pesaba más y más.

 

Pero Aiga cerró la puerta quedándose a solas nuevamente con él, no cumplio la palabra que fugazmente le dio a Valt de que se iría del lugar, al parecer era mejor mintiendo de lo que creía. Se sentó al otro extremo de la cama mientras lo miraba con cierta seriedad.

 

Se quedaron un rato mirando en silencio, Shu esperaba que Aiga dijera algo que justificara su estadía continua en su habitación, o que aclarara qué diablos fue eso que ocurrió en el hotel esa misma tarde; pero parecía que el chico pensaba en las palabras precisas que usaría pues se miraba bastante concentrado.

 

Después de lo que fueron alrededor de diez minutos, Aiga comenzó a hablar.

 

—¿Estás seguro… de que quieres ser mi amigo?

 

Vaya que esa pregunta lo tomó desprevenido.

 

Aiga soltó aquella pregunta en un tono tan bajo, quizás para no molestar a Valt en la habitación de al lado, o tal vez con la intención de que no fuese capaz de detectar bien la sinceridad con la que pregunto.

 

No deseaba soltar alguna respuesta despreocupada que no fuera tomada en serio posteriormente, así que antes de decir algo analizo mejor los hechos.

 

La primera vez que conoció a Aiga fue en medio de un extraño disturbio que aparentemente provocó en medio del parque en Beigoma, aquella vez Valt interrumpió y no pudo juzgar nada del chico. Luego, volvieron a toparse en el Instituto y le dio una mala sensación que terminó por hacerse realidad cuando lo confrontó en los baños al terminar el evento.

 

No supo más del chico, ni sus intereses o que tan cercana era su relación con Valt.

 

Así que le pareció bastante extraño que él fuera a recogerlo al hotel, le hubiese gustado permanecer molesto con su presencia pero no podía hacerlo, después de todo deseaba esclarecer el tipo de “conexión” que tendría con ese chico, fuera buena o mala ya no quería que dependiera de resentimientos, solo quería permanecer en paz.

 

Por eso cuando Aiga lo saludo en un tono neutral no se extrañó, pero cuando empezó a hablarle de algunas cuantas anécdotas con sus amigos y de bromas inocentes que planeaba hacer fue cuando su perspectiva comenzó a cambiar un poco entorno al chico. Además de que se ofreció a enseñarle el lugar el día siguiente o como ahora mismo, conviviendo unos momentos con él a pesar de lo poco que se conocían.

 

Tal vez no era tan malo como creía.

 

Más no podía juzgarlo tan rápido, después de todo el fue uno de los factores causales por los cuales su inseguridad se disparó en el pasado y empezó a dudar de su amistad con Valt, era un buen chico no lo dudaba pero cuando quería algo hacía lo necesario para obtenerlo. Y Shu sospechaba sólidamente que a Aiga le interesaba Valt casi tanto como a él.

 

Debido a todo ello no tenía una respuesta concreta que darle a esa sencilla pregunta. No mentiría.

 

—No lo sé —respondió sincero, miró a Aiga directamente y este no parecía perturbado en ningún sentido por sus palabras pues esa seria mirada era sostenida firmemente.

 

Aiga se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta, sonrió internamente y salió de la habitación, dejando más que confundido a Shu.

 

E inconsciente y momentáneamente, incluso después de semanas enteras en las que no dejaba de darle vueltas en la mente ese pequeño, se olvidó de Valt quien yacía en la habitacion de al lado, hecho un revoltijo de preguntas y dudas que por más que repasara una y otra vez, no tendrían respuestas por sí mismas.

 

Entre incógnitas sin resolver, ambos chicos durmieron unas cuantas horas esa noche.

 

Shu deseaba aprovechar el día siguiente para hablar aunque sea un poco más con Valt, sin embargo no espero que desde primera hora Wakiya junto con la dueña del BC Sol comenzarán a planificar la serie de actividades que debía cumplir para conocer bien al equipo.

 

Entre ellas su presentación como blader, que a diferencia de lo realizado el día anterior, consistia en combatir contra todos los miembros del BC Sol.

 

<<Vaya bienvenida>>, pensó Shu con cierto sarcasmo al terminar el combate contra uno de los chicos, ya hace tiempo había perdido la cuenta de los combates que llevaba, lo único que tenía en mente era ganarlos todos, tarea que realizaba perfectamente.

 

Mientras que los demás miembros del BC Sol, además de Cristina, Wakiya, Free y Aiga, miraban un tanto sorprendidos los resultados tan eficientes de Shu.

 

—No puede tratarse de un simple novato —comentó Cristina por lo bajo, Aiga a su lado asintió.

 

—Sé que puede ser difícil de creer pero lo es, Shu ya había batallado en el pasado pero lo dejó por muchos años, prácticamente está empezando desde cero —respondió Wakiya con una sonrisa socarrona. 

 

Aunque en su momento le había costado asimilar que Shu era así de bueno pudo asimilarlo con el tiempo, pues el albino le contó que para jugar usaba algunas técnicas de las clases privadas de su infancia, combinadas a las estrategias que usaba cuando fue blader por primera vez.

 

Bien, pensandolo mejor Shu no empezaba desde cero, tenía una gran experiencia en otros rubros que podía explotar muy bien en el campo de batalla.

 

—Bueno le falta resistencia, eso es seguro —comentó Wakiya viendo que el albino ya parecía muy cansado después de su rival número noventa y siete—. Un blader de alto calibre puede combatir mucho más tiempo si se lo propone.

 

Aiga se levantó de su lugar extrañando a todos por lo inesperado del acto, de un solo salto llegó de las gradas al estadio ganándose las miradas extrañadas de todos.

 

—Prueba tu valor —dijo mientras le mostraba a Aquiles—. ¡Ahora ven y enfrentame!

 

Muchas expresiones de sorpresa y confusión llenaron el lugar, Free miraba con curiosidad los actos de Aiga, sonrió por ello.

 

Shu por su lado estaba confundido, ¿porque razon Aiga quería batallar con el? ¿lo estaba probando? No tuvo mucho tiempo de formular más teorías pues Wakiya les hablo a ambos desde su lugar.

 

—Me parece buena idea, dejemos que el último combate del día sea contra Aiga, luego tomate un respiro.

 

El albino no estaba muy seguro de que esa fuera una buena idea, después de todo sabía que Aiga seguía sosteniéndose firmemente como uno de los rivales más fuertes en el mundo. Más no pensaba perder frente a él, respiro profundamente y junto toda la fuerza y vitalidad que tenía para este último encuentro, se colocó en posición para lanzar y Aiga supo que su reto fue aceptado.

 

Por otro lado, Valt Aoi abría lentamente los ojos, se quedó dormido hasta muy tarde al parecer. 

 

A pasos largos y arrastrando los pies con lentitud se dirigió al comedor donde tomó un simple churro que reposaba solitario en la charola, incluso se sentía un poco húmedo, seguro llevaba ahí horas siendo ignorado.

 

Sabía que seguro todos estaban en el gimnasio entrenando como si no hubiera mañana, era lo que hacían siempre a diario. Antes de entrar ahí dibujó su mejor expresión enérgica, odiaba fingir pero no tenía de otra si no quería llamar la atención de nadie. Abrió las puertas de par en par, encontrándose con una escena que borró su gesto anterior.

 

Achilles volaba fuera del estadio y antes de descender estalló en las piezas que lo conformaban.

 

El lugar quedó en completo silencio, Valt busco rápidamente a la persona que había provocado tal acto encontrándose con nadie más ni nadie menos que Shu, quien sonreía ampliamente por su logro.

 

Valt dio un par de pasos al interior, completamente shockeado por lo que presenció y en una voz tan baja que no pudo ser escuchada por Shu susurro.

 

—¿Cómo es que tú…?

 

Más no pudo continuar pues Aiga comenzó a llenar al albino de muchas preguntas, todas respecto a las técnicas que empleo en el combate pues fue irreal, luego más chicos del club se unieron al alboroto y parecía que iba a comenzar un caos. Fue en ese momento que Wakiya y Cristina salieron del ensimismamiento provocado por la batalla y se levantaron de su lugar a socorrer a Shu pues ya no podía lidiar con tantas personas.

 

Por otro lado Valt se sentía como si estuviera fuera de un sueño, pues no estaba muy acostumbrado a ser un espectador desde hace tiempo y ahora toda la atención estaba sobre el albino y sobre Aiga.

 

Quizás en otro momento simplemente se hubiese quedado a mirar, contento por el logro de un nuevo talento emergente en el mundo del beyblade y emocionado por la idea de combatirlo en un futuro.

 

Inexplicablemente ese día no era hoy.

 

Sintió una punzada en el pecho, similar a la que sintió cuando vio a Shu besarse con Nika, pero en esta ocasión también había mucha furia de por medio, estaba enojado por lo que vio. A Shu y Aiga combatiendo y divirtiéndose juntos, en frente de todos como si fueran los mejores amigos de toda la vida.

 

Frunció el ceño y rechisto a lo alto pero aparentemente no llamó la atención de nadie.

 

Aparentemente, pues cierta persona lo vio dar la media vuelta y salir de ahí sin hablar con alguien.

 

Mientras tanto Aiga no podía creer que perdió contra el supuesto novato que era Shu, al parecer era mucho más fuerte de lo que pudo imaginar, definitivamente había captado su atención.

 

Valt llegó a la arena en medio del bosque que años atrás Free le ofrecio para su entrenamiento personal, como todos estaban en el gimnasio del BC Sol se hallaba vacía. Saco a Valkyrie y comenzó a entrenar un poco con él, si a eso que hacía se llamaba entrenar pues solo lo lanzaba sin mucho entusiasmo para luego verlo girar, pues su cabeza parecía hecha un revoltijo.

 

Nunca habría imaginado que después de que casi supero el amor que le tenía a ese albino tenía que entrar de nuevo a su vida, si bien lidiar con él a la distancia fue difícil los primeros días, ahora tenerlo a pocos metros suyo era insoportable.

 

Sin darse cuenta Valkyrie ya había dejado de girar desde hace rato.

 

Mientras tanto, en una limusina que atravesaba alguna calle en España, Wakiya y Silas viajaban en medio de un silencio más que incómodo. El rubio seguía preguntándose porque diablos aceptó la invitación de Silas, era demasiado raro tener que compartir momentos a solas con ese chico que hace tan solo pocos meses lo tenía bajo amenaza de descubrir su farsa a todos sus amigos, en específico a Rantaro.

 

Afortunadamente no tardaron mucho tiempo en llegar a su destino, el chofer se encargó de abrirle la puerta mientras que Silas bajo por su propia cuenta. Wakiya miró brevemente el lugar, era un restaurante bastante común con grandes ventanales que daban hacia el exterior, parecía acogedor y no estaba demasiado lleno, nada del otro mundo. 

 

No es como si le importara de todos modos así que entraron y se sentaron en una de las tantas mesas vacías, la camarera no tardó mucho tiempo en atenderlos y les tomó a cada uno la orden. Luego volvieron a quedar en un corto lapso de silencio mientras esperaban la comida, fue Silas quien lo rompió.

 

—Así que decidiste regresar a España.

 

—Si —respondió el rubio un tanto cortante—, Shu es nuevo y me pareció buena idea invitarlo al BC Sol, además de que también haremos una parada en Sunbat United después.

 

Silas bufó un tanto socarrón ganándose una mirada poco amigable de Wakiya.

 

—¿Algún problema? —pregunto el rubio hartandose rápidamente de su actitud socarrona, a veces no toleraba a ese chico. Silas por su lado solo sonrió ladino, mostrando sus afilados dientes antes de responder.

 

—Ninguno, solo me parece un poco curioso que a tan solo días después del rechazo de Rantaro decidieras viajar al otro extremo del mundo.

 

Wakiya en otro momento hubiese explotado ahí mismo gritandole una y mil maldiciones a Silas para luego dejarlo ahí después del alboroto, pero para sorpresa del de cabello verde eso no sucedió. El rubio únicamente desvió la mirada y tomó un poco de la bebida que la camarera les ofreció hace poco.

 

—No, de verdad soy sincero con lo que digo —susurro Wakiya con cierto deje de tristeza, Silas ladeo un poco la cabeza ligeramente sorprendido. El rubio levantó la mirada y le sonrió levemente—. Entendí el mensaje de Rantaro, el no me quiere y tal vez nunca lo hará, pudo lastimarme pero no romperme. No soy patético como para lamentarme toda la vida por perderlo.

 

Silas pudo ver que Wakiya decía nada más que la verdad, parecía resplandecer un poco más que antes.

 

Y sonrió ampliamente junto al rubio, se alegraba de haberse equivocado.

 

—Entonces creo que ya no tengo nada de qué preocuparme —mencionó Silas confundiendo un poco al rubio, se alzó de hombros y cruzó los brazos detrás de la espalda—. Quizás tengas tan buen humor como para pagar toda la cuenta.

 

—No exageres —respondió el rubio sintiendo un gotita bajar por su cabeza, luego los dos rieron alegres.

 

Sin notar que habían sido fotografiados fuera del local.

 

Shu regresó a su habitación a altas horas de la noche, agotado y somnoliento pues las pruebas en el BC Sol fueron más que exigentes.

 

<<Juro que cuando vea a Wakiya lo mato>>, pensó el albino pues el adinerado chico lo dejo ahí a su suerte, batallando ferozmente contra los miembros del BC Sol después de que venciera a Aiga.

 

Solo fue gracias a Cristina que alejó a los chicos un rato y tuvo la oportunidad de comer un poco, sin embargo no pasó mucho tiempo antes de que de nuevo los chicos le insistieran en más batallas. Si quería quedar bien con el equipo tenía que hacerlo así que combatió a todos y cada uno de ellos.

 

“Resististe bien, novato”, fueron las palabras que el tal Free le dijo, aunque por su expresión casi nula no sabía si se trataba de un halago o de una burla, deseaba fuertemente que se tratara de la primera.

 

Así que ahí recostado, completamente exhausto del agitado día que tuvo, se quedó un largo rato mirando al techo. Por alguna extraña razón sintió la necesidad de mirar a través de la ventana que yacía justo a un lado y tenía una buena vista del bosque.

 

Fue una sorpresa mirar a Valt surgir de la espesa oscuridad entre los árboles. Era bastante tarde como para estar solo allá afuera.

 

—Tal vez es mi oportunidad —Se susurró a sí mismo poniéndose de pie a duras penas, sin embargo después de dar un par de pasos cedió ante el agotamiento físico y se sentó de nuevo en la cama.

 

La puerta de su habitación se abrió lentamente, Shu miró al responsable de tal acción encontrándose con Aiga nuevamente.

 

—Te ves fatal, ¿seguro que sigues vivo? —comentó el chico cerrando la puerta tras de sí.

 

—A mi también me da gusto verte —dijo el albino en un tono casi sarcástico, se recostó completamente sobre la cama y cerró los ojos. Mientras que Aiga bufó por lo bajo sin acercarse más—. ¿Y a qué se debe tan agradable y oportuna visita?

 

—Muy gracioso —comentó Aiga un poco divertido—. Quería hablar contigo pero estás muerto, mejor para mañana.

 

El castaño se dio media vuelta y abrió la puerta, pero antes de salir Shu volvió a hablar.

 

—¿Soy yo o Valt me está evitando?

 

El castaño volteó a mirar brevemente al albino, quien parecía ya estar dormido y hablaba entre sueños. 

 

Un suspiro escapó desde lo más profundo de su pecho y sonrió ladino, finalmente salió de ahí.

 

Caminó hacia su propia habitación sin notar que Valt lo vio abandonar la habitación de Shu.

 

Por otro lado, en Japón para ser más precisos, una relación llegaba a su inevitable final.

 

—Rantaro, esto no funcionará.

 


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