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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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¿Cómo describir la manera en la que se sentía? ¿Estaba triste? ¿Herido? ¿Traicionado? ¿O simplemente no sentía nada? Quizás las emociones desencadenadas después de ver aquella escena solo se debía a la costumbre en la que anteriormente miraba a Shu, con esos ojos llenos de amor y cariño.

 

Se suponía que ya había superado todo eso, entonces ¿por qué? ¿porque no podía dejar de pensar en él? ¿en sus ojos y en esa sonrisa que le brindaba a todos? 

 

<<Soy un idiota, debo dejar de pensar así>>, le recordo su propia mente al sentir aquella desagradable sensacion en el pecho.

 

Pero no podía dejar de recordar esa escena que transcurrio apenas minutos atrás, él solo había ido al comedor por un refrigerio de mediodía, no esperaba encontrar a Aiga y Shu platicando en una de las mesas.

 

Cuando entro a la cocina a curiosear la comida disponible en el refrigerador, claro que sin ser visto por Ange, espero encontrarse al salir con el comedor vacío justo como cuando había llegado, sin embargo no noto a Aiga y Shu platicar en la mesa del fondo pegada a la pared y al parecer ellos tampoco lo habian notado pues, se miraban bastante sumergidos en su propia conversación.

 

Así que intento discretamente pasar de largo, casi como una sombra. Camino tranquilo mientras intentaba no voltear a mirarlos, pues no quería que su corazón volviera a traicionarlo como la noche anterior cuando vio a Aiga salir con una enorme sonrisa de la habitación de Shu, después de eso entró a su propia habitación y apenas y pudo dormir unas cuantas horas.

 

Sin embargo, cuando pensó que finalmente pasó desapercibido de aquel par, se quedó anonadado cuando vio a Aiga tomar a Shu del mentón y acariciar esa zona mientras una sonrisa traviesa se asomaba de sus labios.

 

Los ojos de Valt se abrieron enormes ante tal panorama, ¿acaso su vista lo estaba engañando?

 

Pero por más tiempo que pasará mirándolos ellos no parecían moverse, el contacto perduró por quien sabe cuanto tiempo. Su estómago revolviéndose al imaginar lo que podría llegar a pasar fue lo único que lo despertó de aquel ensimismamiento y dio los últimos dos pasos que le faltaban para llegar a la salida con rapidez, luego llegó corriendo a un costado de la mansión y empezó a hiperventilar en un intento desesperado de desahogar sus amarguras.

 

—¿Qué fue eso? —preguntó Shu volteando a un lado, deshaciendo el agarre de Aiga por unos segundos.

 

Akaba solo lo miro confundido sin tener idea de a qué se refería, el no escucho nada después de todo. Pensó que Shu había creado esa excusa para librarse de su propuesta sí que de nueva cuenta afianzó su agarre en el rostro del albino.

 

—No me has respondido —murmuró el castaño con cierto toque misterioso, Shu cerró los ojos molesto y de un manotazo quito la mano de Aiga.

 

—Es una pésima idea, no pienso causar celos en Valt para que vuelva a fijarse en mí —respondió el albino ciertamente irritado—, después de todo fueron los tontos celos los que nos separaron, no quiero cometer el mismo error dos veces.

 

Aiga le miro molesto, conociendo muy bien que esa última afirmación la soltó directamente a él, suspiro y se cruzó de brazos resignandose a las palabras de Shu.

 

—Supongo que es verdad —susurró encogiéndose en su asiento cual niño pequeño, Shu suspiro resignado.

 

—Mira Aiga, no quiero ofenderte pero… la verdad no veo manera en la que puedas ayudarme con Valt. Es más que obvio que él no quiere nada conmigo —pronunció con cierta tristeza en la voz, una tristeza tan bien disimulada que seguramente una persona diferente a Aiga no notaría—. ¿Por qué no mejor tomas esta oportunidad? Tengo entendido que Valt te gusta, ¿no es así?

 

—S-si... ¡pero...!

 

—Entonces tómala, es tú oportunidad —dijo Shu poniéndose de pie al instante, no pretendía seguir hablando del tema. 

 

Aiga apretó los dientes frustrado, se levantó agresivamente de su asiento ganándose una mirada sorprendida del albino, lo tomó de la corbata y lo encaró furioso.

 

—¡¿Crees que hago esto por ti?! Eres un idiota, ¡todo lo hago por Valt!

 

Shu parpadeo repetidamente, confundido por lo que Aiga decía..

 

—Claro que amo a Valt, ¿no crees que ya intente algo con él antes? Pero desde lo que pasó entre ustedes él no ha sido el mismo —Sin notarlo, Aiga aflojo su agarre de la corbata de Shu, permitiendo así que el albino lo mirara bien pero el castaño empezó a bajar la mirada—. Sonríe y convive con todos pero no es igual que antes, no se acerca ni en lo más mínimo a como lo hacía cuando estaban juntos en Japón. ¿Que no ves que él te necesita tanto como tú lo necesitas a él?

 

Shu lo miró sorprendido por unos instantes, luego sonrió calidamente y acarició sus cabellos castaños, llamando la atención de Aiga en el proceso.

 

—Precisamente por eso no haré nada.

 

Aiga lo miró sorprendido, antes de poder decir algo al respecto Shu nuevamente volvió a hablar.

 

—Agradezco tus intenciones Aiga pero, tengo que sanar mis propias heridas y por lo que me dices, Valt también tiene que hacerlo. Claro que aun siento algo por él y volveré a intentar que estemos juntos, solo que no ahora.

 

Aiga lo miró confundido con cierto deje de tristeza, Shu comenzó a caminar dejando atrás al castaño.

 

—Por cierto —dijo el de ojos rojos de repente, Aiga lo miro atento—. No puedo detenerte si tienes algún plan loco para que Valt y yo volvamos a estar juntos, pero solo te pido que no causes más celos, eso nunca funciona.

 

Y continuó caminando hasta salir del comedor, dejando atrás a un confundido Aiga quien miro a Achilles, como si él tuviera las respuestas que buscaba.

 

Al igual que Rantaro miraba el cielo nocturno, buscando las respuestas que necesitaba después de que Kaoru rompiese con él esa misma tarde.

 

Aun sus palabras resonaban en su mente.

 

—Rantaro esto no está funcionando y no creo que vaya a funcionar — dijo la chica en un tono triste, miraba hacia el suelo avergonzada por todo. 

 

Rantaro muy en el interior sabía que este momento en algún momento llegaría, sin embargo eso no lo hacía más fácil para el.

 

—¿P-Porque? —preguntó en un susurro casi mudo, luego aumentó el volumen de su voz—. Nosotros teníamos un trato.

 

—Pues el trato se cancela —respondió Kaoru con el mismo tono dolido raspando la garganta—. Rantaro, ¿que no lo ves? El trato era para que los dos fuéramos felices pero… fracasó. Yo ya no te amo.

 

<<Lo se>>, pensó Kiyama casi sin darse cuenta.

 

—Por eso no vale la pena seguir con esto —dijo la chica apretando su agarre en la bolsa que cargaba—. Me tengo que ir.

 

Rantaro la tomó del brazo, incluso antes de que diera otro movimiento con las intenciones de retirarse de ahí. La chica lo miró con pena pues ya sabía que esto en algún momento iba a suceder, mientras que Rantaro alzó la vista en un mar de sentimientos indescriptiblemente desagradables.

 

—No… no puedes irte así nada más —reclamó Kiyama furioso, Kaoru solo entrecerró los ojos, dispuesta a escuchar todos los reclamos que el rubio tenía por decirle—. Tú… ¡Tú me prometiste esforzarte para enamorarme! Me dijiste que harías lo necesario para que Wakiya saliera de mi corazón y que tú ocuparias su lugar… ¡Que nunca estaría solo otra vez! Y ahora que lo perdí a él, que lo perdí todo ¿vienes a decirme que ya no me amas? ¡¿Qué clase de maldito juego estás jugando conmigo?!

 

Rantaro no se dio cuenta en qué momento empezó a soltar lágrimas sin cesar, ¿y como no hacerlo? Despues de todo Kaoru le prometio que podrian ser una pareja feliz si aceptaba ser su novio y el como un idiota acepto, dejandose llevar por el miedo a que las cosas con Wakiya no funcionaran, a perderlo para siempre. Dejándose llevar por promesas falsas y dulces palabras en las que quería creer, en formar una familia y ser felices hasta la muerte, incluso si eso significaba sacrificar ese amor que inesperadamente Wakiya le profeso en algún momento.

 

Y principalmente, dejándose llevar por el miedo a estar solo.

 

Aceptó a Kaoru para no estar solo otra vez, porque las cosas con Wakiya no parecían tener un futuro y él ya estaba cansado de esperar a que el chico volteara a mirarlo de otra forma. La acepto porque aunque no estaba enamorado de ella, la vida era más pasajera, era satisfactorio hasta cierto punto tener a alguien con quien hablar sobre sus días o cosas bobas.

 

Pero se distrajo con Wakiya, con el chico al que amaba de verdad. Cuando empezó a salir con Ranjiro su corazón no dejo de punzarle y de repente esas cosas agradables junto a Kaoru quedaron de lado, aun así volvió a cerrarle las puertas al chico cuando tuvieron la oportunidad de ser algo más que amigos, pues es miedo de perderlo para siempre lo asaltó inesperadamente.

 

¿Y si todo salía mal? ¿Y si Wakiya llegaba a cansarse de él? Si algo así pasaba no era algo con lo que se sentía incapaz de lidiar.

 

Y ahora que Kaoru rompía su promesa solo quedaba él, lamentándose en la oscuridad de su habitación con todas esas emociones que no solo le revolvían la cabeza sino también el estómago.

 

Y como si fuera peor, su teléfono sonó haciéndole saber que una nueva notificación había llegado. Lo sacó para ver de qué se trataba encontrándose con un mensaje de un viejo amigo.

 

El mensaje estaba en blanco, solo había un enlace hacia una noticia que con tan solo leer el titulo supo que el momento de reaccionar había llegado.

 

“Amor floreciendo ¿El afamado presidente de la WBBA en una cita con un blader legendario?”

 

Tomó al señor purpuroso que reposaba en la cómoda junto a la cama y decidido entró a una página de viajes, reservando un vuelo para mañana mismo. 

 

Luego llamó a Valt, anunciando su regreso al BC Sol.

 


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