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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Estaba aburrido.

 

Ya llevaba dos horas haciendo lo mismo, tomando un libro, leyendo la clasificación para después buscar el estante al que pertenecía y colocarlo en su lugar. Y es que en eso consistía su castigo, acomodar 300 libros al día en la biblioteca durante una semana.

El director con una expresión seria les había asignado a él y a Valt aquella vez esa tediosa tarea, por suerte suya no era obligatorio que fueran ambos a la misma hora así que ahora estaba solo, colocando el último libro que él faltaba para cumplir su cuota del día.

Salió de la biblioteca pensando en que tuvo algo de suerte en no encontrarse a Valt, el no le agradaba ni siquiera un poco. Tal vez mañana vendría a la misma hora para no tener que encontrárselo de nuevo.

En cambio Valt miraba desde lo lejos al chico de ojos rojos salir despreocupado del lugar, ya llevaban dos días cumpliendo el mismo castigo pero por desgracia suya no se lo había podido topar ni una sola vez. Desde que Wakiya le contó sobre como conoció a Shu se había decidido en entablar una amistad con él, pensó que el castigo sería la oportunidad ideal para hablar con más calma a como lo hicieron en la piscina pero falló. Shu al parecer tenía un don para evitarlo o algo parecido pues nunca habían coincidido en la biblioteca ni en ningún otro lado.

Pero no se le iba a escapar otro día más, ya estaba decidido en llevar a cabo su cometido.

—¿Lo lograste?

Salto asustado, volteo enojado su mirada a la persona que interrumpió sus pensamientos.

—¿Ken? —El azabache sonrió un poco divertido por la reacción de Valt.

—Lo siento, no pensé que te asustaría —Valt dejó salir un suspiro recargando su cabeza en el muro de concreto— Solo me dio curiosidad ver lo que harás al respecto.

—¿Al respecto de que? —Ken miró detrás de Valt y del muro, Shu entraba a los baños frente de la entrada de la biblioteca, el de ojos marrón intentó hacerse el desentendido.

—N..No se de quien me hablas —La mirada pícara de Ken lo ponía nervioso, ¿como diablos es que era tan perceptivo?— ¡Ah! Hablas de Shu, si quieres hablar con él creo que acaba de entrar al baño.

Tenía todas las intenciones de entrar a realizar su castigo a la biblioteca, de no ser porque Keru, el títere izquierdo de la mano de Ken sorpresivamente se interpuso en su campo visual.

—Veo que alguien está muy nerviosito —dijo con su voz característica, Besu se unió a la pequeña burla.

—El pequeño Valt planea algo que no quiere decirnos —Valt comenzó a ponerse un poco rojo, cuando Ken comenzaba a molestarlo con sus títeres se sentía diminuto y expuesto, sabia que no podía escaparse de está.

—Creo que ya no somos tan importantes para él —dijo Keru con un tono algo desanimado, eso era raro en el títere azul así que miro a Ken quien se veía un poco triste por su constante rechazo.

¿En verdad no podía decirle que no a ninguno de sus amigos?

—Ah bien tú ganas, quería hablar con Shu a solas un rato ¿si? —Ken se le quedó mirando atento.

—¿Porque? —Esta vez fue el titiritero quien se encargó de hacer la pregunta— ¿Le tienes lastima?

—¡¿Que?! ¡No! —Para su sorpresa Valt respondió rápidamente a su cuestionamiento— Es solo que… —Su cabeza comenzó a revolver sus ideas, no sabía muy bien cómo explicar las razones que tenía, Ken esperaba pacientemente a que Valt se calmara un poco.

Cuando finalmente despejó un poco las ideas centrales de su mente fue capaz de responder— Es solo que… pienso que no me di el tiempo de darme a conocer adecuadamente ¿entiendes? No pienso que Shu sea un tonto o un patán por cómo me habló sino que no vio el lado más sincero de mi; solo quiero reiniciar nuestra relación de nuevo.

Ken sonrió y palmeó amistosamente su espalda— Pero si todos tus lados siempre son los más sinceros.

Valt se volvió a sonrojar un poco, esta vez soltó una risa tonta cuando los pequeños cachorros de tela en las manos de Ken atraparon su rostro con tiernos mordiscos.

—Tch —Voltearon a donde se originó aquel sonido, los ojos molestos de Shu parecían incluso más rojos cuando los miro divirtiéndose un poco.

Antes de que pudieran saludarlo o decir algo este ya se estaba retirando, Valt suspiro con resignación, otra oportunidad de entablar una charla con Shu se había ido.

—Bueno, creo que tendrás que intentarlo luego —Valt lo miró con una sonrisa resignada, de esa manera el de cabello azul se despidió antes de entrar a cumplir sus deberes.

Lo vio marcharse con una sonrisa plantada en su rostro, cuando perdió al menor de vista su gesto cambió a uno serio.

Valt era un pésimo mentiroso, todos podían detectar sin problemas cuando decía una mentira por más inocente que fuera; por eso cuando le dijo que no sentía lastima por Shu le creyó totalmente pero las razones que después dio no eran las verdaderas.

Algo estaba ocultando.

El resto del día para Valt había pasado de lo más aburrido, llevar libros de un lado a otro, buscar su clasificación y acomodarlos en el estante al que pertenecían era el peor castigo que le habían dado en la vida, incluso superaba un poco los que le daba su madre cuando rompía por accidente los adornos valiosos de la casa.

Cuando llegó a su hogar saludó animadamente a sus hermanos y a su progenitora, comió el pan bey que necesitaba su batería interna para recargar la fuerza que perdió alrededor del día. Su madre seguía advirtiéndole que eso no era muy saludable ahora que ya no estaba entrenando como antes pero no le importo por el momento, era un pequeño capricho que se daba pocas veces.

Una vez en su cama miro al techo, un techo amarillo pálido con unas pequeñas marcas casi imperceptibles era quien le daba la bienvenida cada noche en esa casa; con las marcas comenzó a trazar dibujos imaginarios que no tenían tanto sentido.

Entre garabatos y un poco de su imaginación logró ver unos molestos ojos rojos mirándolo todo el tiempo, sin embargo había algo más en ellos.

Suspiro pesadamente, el tercer suspiro del día, era muy extraño en el seguir esa tendencia.

No sabia porque, pero deseaba cambiar la mirada que le dirigían.

La mirada que Shu Kurenai le dirigía, quería descubrir ese "algo más" que se escapaba de su entendimiento.

 

///////

 

La noche pasó, el tercer día de su castigo había llegado. Recién había finalizado de comer detrás de la biblioteca, no se quejaba pues tenía una vista hermosa de las canchas de la escuela.

Desde que escuchó a los demás hablar sobre él en la azotea no quería volver a poner un pie ahí por el resto de su vida, a pesar de las peticiones interminables de Wakiya y su "séquito" cada vez que se llegaba a topar con ellos en los pasillos.

Según las veces que había ido al castigo supo que Valt asistía unas horas antes que él a ese lugar, así que para ese entonces ya debía de haber terminado.

Grande fue su sorpresa al verlo hablar animadamente con un rubio de ojos azules entre los estantes.

El enojo corrió por su cuerpo, fingió no haberlos visto y se acerco a realizar sus compromisos. La distancia entre los libros desordenados en la mesa de devolución y esos dos no era mucha así que le era inevitable no escuchar sus murmullos y cuchicheos mientras revisaba los ejemplares que debía acomodar.

—… puedes enviarle cartas o… que sepa que te importa —decía Valt, no escuchaba las frases completas de ninguno.

—Ya lo hice… en la basura… —Se asomo un poco para verlos, el rubio se veía algo desanimado mientras Valt parecía estar metido en un embrollo.

—Deberías decirle…

En ese momento noto que uno de los libros que debía acomodar pertenecía a otro piso, así que perdiéndose de la explicación completa de Valt se dirigió a ese lugar.

Una vez que encontró el sitio al que pertenecía miro que un chico de cabello de un singular rosa hacia las mismas tareas que el en ese piso.

Con curiosidad se le acercó, no sabia que alguien más estaba castigado aparte de él y Valt.

—Hola —saludo seco, el chico volteo rápidamente dejando caer unos cuantos libros en el proceso, al parecer no se había dado cuenta de eso ya que lo saludo normal.

—Hola —Sus ojos brillantes y semblante optimista le recordaban a cierta persona que justo en esos momentos deseaba evitar, comenzó a arrepentirse de haberle hablado.

—¿También estas castigado? —pregunto solo para hacer una conversación corta, no quería verse como un total idiota diciendo "Hola y adiós" en una platica que el mismo inicio.

—Si, me pelee con el estúpido de Zac para ser estelar en frente de la maestra de teatro —contesto de lo más normal, Shu no le había pedido en ningún momento que le contara la historia de su vida— ¿Y tú?

—Eh ¿yo? —El de ojos rosas asintió felizmente.

—Si, solo hay dos tipos de personas que vienen a este piso de la biblioteca, las que están castigadas o las que buscan un lugar para dormir. Los atlas mundiales no son muy populares en estos tiempos —dijo mientras señalaba los gigantescos libros que llenaban los estantes.

—Si, estoy castigado y ya tengo que irme a continuar con esto —dijo enseñando la pequeña pila de libros en sus manos, el otro ensanchó su sonrisa dirigiéndose a él.

—Entonces te acompaño, aquí ya no hay más libros que acomodar —Confundido miró al par de libros que hace poco se le habían caído.

—¿Qué hay de esos de ahí?

—¿Cuales, estos? —Tomó los objetos en el suelo y los acomodo en ningún lugar en específico— Con ponerlos donde sea basta, nadie lo notara.

Oficialmente ya lo había hartado, no tenía otra opción para quitárselo de encima así que ahora con el chico detrás de él comenzaron a bajar las escaleras.

—Por cierto soy Akira Yamatoga ¿y tú?

—Shu Kurenai —dijo desganado, el otro aún estaba contento con algo al parecer.

Cuando llegaron a su sitio había olvidado que Valt estaba sumergido en una charla con el rubio, sin quererlo escuchó con claridad algo salir de los labios del de ojos azules que lo dejó impactado.

— …se que ha pasado un tiempo pero yo nunca deje de amarte.

Rápidamente los miro, el de ojos marrón le sonreía de forma tierna al rubio que parecía feliz, miro a Akira quien al parecer no había escuchado nada de aquello. Cuando la mirada rosa y azul se cruzaron el rubio intentó decirle algo al de cabellos rosas quien le enseñó la lengua en un gesto de molestia, después pasó de largo ante el par.

—¿Ves? Aún sigue molesto conmigo —dijo Zac a un Valt quien se dedicaba a mirar la cara sorprendida de Shu, este después de un corto rato cambió su expresión a uno molesto y se retiró detrás de Akira.

—Ah si, solo dile lo que acabamos de practicar y verás como cambia —Dejó al chico rubio con las palabras en la boca y apresurado se dirigió hacia Shu, esta era la oportunidad de oro que estaba buscando.

El de ojos rojos aún estaba impactado por lo que recién escucho, tal vez solo confundió unas cuantas palabras ¿No? De alguna extraña manera y por algún motivo quería convencerse de aquello.

—Es un tonto… —murmuraba con molestia Akira mientras revisaba algunos ejemplares en la mesa, se acercó a él con la curiosidad de nuevo guiando sus actos.

—¿Porque le hiciste eso a ese chico? —Akira apretó con fuerza el libro que recién había tomado.

—El es el idiota de Zac, me traiciono y no quiero verlo nunca más —Agresivo tomó todos los libros que pudo y se dirigió a ningún lado en particular.

Miraba algo confundido el cómo se marchaba, un toque en su hombro llamó su atención. Al voltear se encontró con Valt quien con una extraña timidez le pidió hablar al terminar su castigo.

—Si tienes algo que decirme hazlo ahora —contestó alzando un poco la voz, una señora a lo lejos le indicó que guardara silencio, había olvidado que habían bibliotecarios en cada piso supervisando que "no hubiera desorden".

Algo avergonzado miró hacia otro lado acatando la orden, Valt aún no se iba a su sitio para continuar con lo suyo en cambio se acercó demasiado a su rostro para susurrar— Aquí no podemos hablar, te espero en la salida.

No pudo replicar nada pues el chico abandonó el lugar, al parecer ya había terminado por ese día.

¿Cómo podía decidir ese tipo de cosas por sí mismo? Estaba molesto pero deseaba no darle tanta importancia al asunto, si Valt quería decirle algo que lo hiciera y ya, no es como si le fuera a describir el origen del universo o algo parecido; incluso si así fuera no le era tan relevante el asunto.

El tiempo cumpliendo su castigo extrañamente se le había pasado en un parpadeo, tal vez se sumergió demasiado en sus propios pensamientos.

Tomó su cosas, miro una última vez a Akira quién sería el último en terminar sus deberes, pues hasta Zac ya se había retirado hace rato.

En fin, al mal paso darle prisa. Salió del edificio mirando hacia varias direcciones hasta topar su mirada con el chico de cabello azul. Este le sonrió y con señas le indicó que se acercara hasta donde estaba, unos árboles entre la biblioteca y la cancha de fútbol; cuando lo tuvo de frente notó varias cosas en Valt de las que no se había dado cuenta antes como el hecho de que era dos centímetros más bajo que el, su tez un poco más morena que la suya y el agradable olor a pan fresco que desprendía.

Sacudió su cabeza mentalmente, esos pensamientos no eran nada normales en el, se intentó convencer a sí mismo de que solo se estaba distrayendo por qué Valt no había pronunciado palabra alguna desde que se acercó, en cambio este solo miraba hacia un árbol, como si tratara de darse valor o algo parecido.

—¿Para qué querías verme? —preguntó con la voz más seria que pudo hacer, Valt respingo debido a que lo sacó de una gran concentración. Tomó aire e hizo una reverencia.

—Yo.. lamento lo que sucedió en la piscina el otro día —Vaya eso no se lo esperaba, rasco un poco su nuca incómodo por la situación.

—Uh, bien. Disculpa aceptada.

La voz de Shu sonaba sería pero no severa, cuando se disculpó esperaba que el de ojos rojos hiciera lo mismo con él, consideraba que la pelea no había sido sólo culpa suya así que Shu también debía de disculparse.

En fin, no quería armar otra pelea alrededor de algo tan banal; aunque no pudo disimular por completo su cara de disgusto recobró su pose casual y estiró una mano a Shu.

—Entonces ¿Qué dices? ¿Amigos?

Shu no respondió con palabras pues su mano apartando la suya de un manotazo fue suficiente.

—¿Como para que quisiera ser tu amigo?

Sin esperar más se marchó calmadamente de ahí, por otro lado Valt no reaccionó al instante, el rechazo de Shu de alguna manera fue impactante. Cuándo notó su ausencia ya no lo divisaba cerca suyo.

 

 

Notas finales:

Nuevo capitulo, espero lo disfruten!

No leemos!


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