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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Su llamado estridente fue recibido por una habitación vacía.

 

Valt entró a ella aun con la felicidad desbordante en su rostro, pero con pizcas de confusión que nacían en su corazón al no encontrar a Shu. Al poco tiempo, Aiga se asomó detrás suyo, con gran curiosidad de ver cómo empezaba la conversación entre ambos y ver qué finalmente llegarán a una resolución, pero rápidamente se encontró con la misma habitación vacía que contemplaba Valt.

 

—¿Y ahora a dónde se fue a meter ese anciano? —preguntó Aiga a nadie en particular, un tanto molesto al encontrar tantos reveses en cada situación donde se involucraba.

 

El castaño entró a la habitación hasta llegar al baño para verificar si estaba ahí o en algún otro lado; pero Valt sabía que no lo encontraría pues, después de llamarlo con tanto ímpetu debió salir antes.

 

—No lo entiendo, normalmente está aquí a está hora, ya es algo tarde —comentó Aiga, pero al ver el semblante decaído de Valt pensó en otras posibilidades—. Pero quien sabe, pudo pasar algo, quizás en el comedor lo encontremos.

 

Valt pensó que era una buena idea, después de todo era la hora de la comida. Por lo que le sonrió suavemente y asintió.

 

—Tienes razón, recuerdo que Shu suele ser un tanto quisquilloso escogiendo la comida, todavía debe estar eligiendo algo.

 

Sin más de por medio, ambos emprendieron una nueva caminata hacia el comedor que por esas horas del día y debido al mal clima, seguramente debía estar muy concurrido.

 

Entraron evadiendo a muchas personas, el barullo usual parecía estar triplicado y el aroma de los deliciosos alimentos llenó sus fosas nasales. Se vieron notoriamente tentados a dejar de lado su búsqueda por probar un poco de aquellas delicias pero desistieron, debían encontrar a Shu.

 

—Es mejor separarnos, tú busca entre las mesas cerca de la puerta y yo buscaré en las cercanas a la cocina —dijo Aiga a Valt, este un tanto inseguro aceptó.

 

Tal cual dijo se separaron, era una tarea un tanto difícil no chocar con alguien o tropezar con alguna silla ocupada. Por su lado la búsqueda de Aiga era aún menos fructífera pues, el sí terminó cediendo al hambre y entró a hurtadillas a robar un poco de comida en la cocina.

 

Felizmente comía los bollos rellenos de queso, olvidándose momentáneamente de la misión que se autoimpuso, al menos así hizo hasta que sintió algo frío y firme recorrerle el brazo. Salto por el susto sobre su lugar a la par que dejaba caer toda la comida; sin importarle de quien se tratara, miró molesto al causante del susto encontrándose con Drum quien contenía a duras penas la risa.

 

—¡¿Pero qué diablos te pasa?! —preguntó alterado al rubio el cual no pudo contenerse más y terminó por explotar en carcajadas.

 

—¡Lo siento! —Se disculpó aún entre risas—. No pensé que te asustaras por tocarte el brazo, pero no me arrepiento de nada, fue muy divertido.

 

Los colores se le subieron al rostro a Aiga, ya no quería darle más vueltas al asunto así que cambió la conversación.

 

—Como sea, ahora estoy metido en algo muy importante.

 

—Bueno, en eso tienes razón. Tantos bollos desperdiciados es un asunto serio.

 

—¡No me refería a eso! —gritó exasperado, Drum solo se rió un poco más antes de dejar de molestarlo—. En este momento estoy buscando a Shu, ¿lo has visto por aquí o algo?

 

Al escucharlo, la sonrisa juguetona de Drum se desvaneció en medio de una mueca de confusión lo cual simplemente le dio un mal presentimiento al de ojos azules.

 

—¿Qué no ya se fue?

 

Aiga sintió como su respiración se entrecortaba y su pulso se aceleraba. Recordó brevemente cuando Shu le hizo la extraña petición de cuidar a Valt cuando él se marchara pero eso ocurrió en misma tarde, nunca pensó que pasaría tan pronto. Ahora solo podía pensar en el fracaso de todo su esfuerzo.

 

—¿De qué hablas? ¿Irse? No me digas que ya volvió a Japón y no me dijo.

 

—Espera, no. Claro que no, no se trata de nada de eso. ¿Acaso no te lo dijo?

 

Las expresiones de ambos chicos competían en la confusión transmitida, Drum se apresuró en aclarar a lo que se referia.

 

—Pero si están tan cerca todo el tiempo, aunque ahora que lo pienso bien quizás tiene sentido que no lo sepas.

 

—¿Pero de qué estás hablando? Dilo ya —reclamó Akaba a Drum, este rápidamente empezó a explicar lo sucedido.

 

—Es-Es que Shu se me acercó hace poco, como hace dos horas. Me dijo que… bueno, recibió una invitación inesperada y tendría que salir —Antes de continuar, llevó una mano a su bolsillo y de ahí sacó a Spriggan—. Necesitaba que se lo cuidara un rato en lo que volvía.

 

—Pero no tiene sentido —dijo Aiga analizando la situación—. ¿Por qué se iría así de repente? ¿Y tan tarde? Afuera ya oscureció y se nota que va a llover muy fuerte, él es el tipo de persona que prefiere evitarse las molestias. No lo entiendo.

 

Drum se movió incómodo en su lugar, Aiga lo miró y rápidamente se dio cuenta que el chico no se lo contó todo.

 

—Espera, hay algo más ¿Verdad?

 

—Ahm, y-yo…

 

El nerviosismo en el rubio era más que evidente, delatándolo al instante. Aiga se acercó un poco más a él, intimidándolo un poco hasta que no pudiera más.

 

—Bueno, bueno —exclamó el menor cuando perdió la paciencia—. La verdad es que no estuvo bien lo que hice, pero me dio mucha curiosidad así que después de eso seguí a Shu y cuando lo vi, bueno… él estaba subiendo a una limusina con Cristina.

 

—¿Qué?

 

Ambos chicos se congelaron al escuchar a una tercera voz hablar entre ellos, al voltear a ella se encontraron con un Valt cuya expresión no era capaz de reflejar el caos de emociones que era por dentro.

 

Como si las cosas no pudieran ir mejor, de un azote la puerta se abrió dando paso a Ange quien tarareaba felizmente una melodía. Al ver a los tres ahí e ignorando el ambiente tenso entre ellos, no desperdicio ni un solo segundo en hablarles con entusiasmo.

 

—Oigan chicos, ¿buscan un pan o algo así? Oh está bien, solo porque estoy de buen humor les daré uno de los recién hechos.

 

Ninguno de los tres respondió a su amable gesto, Ange no le tomó importancia a su silencio pues siguió hablando emocionada.

 

—Veran, se que no debería de hablar sobre esto pero no puedo soportarlo más, además que ustedes son buenos guardando secretos así que ahí va. ¿Recuerdan al chico nuevo que vino con Wakiya? Seguro tú debes recordarlo Aiga, estaba contigo todo el tiempo.

 

El mencionado se encogió en su lugar un tanto avergonzado, no pudo evitar sonrojarse antes de responder.

 

—Y-Yo bueno… no estábamos juntos siempre ¿verdad? —Volteo a mirar nervioso a Drum quien levantó los hombros haciéndose el desentendido y luego miró a Valt quien lo observaba un poco más serio.

 

—En fin, no le digan a Cris que yo les dije pero ella me contó que le gustaba el chico nuevo. Así que estuvimos planeando todo este tiempo entre las dos la cita perfecta y finalmente el día llegó, ¡Ahora ellos están en un restaurante cinco estrellas juntos en una cita!

 

La reacción de ellos fue un silencio sepulcral, Ange los miró pensando que lucían tan descolocados al no comprender su emoción, pues solo eran unos chicos y llegó a preguntarse porque les contó a ellos tal tema si sabían que no lo iban a entender.

 

Después de susurrar lo poco preceptivos que eran para el romance salió de la cocina del mismo modo en que llegó, veloz y sin aviso. Pero atrás dejó un desastre aún peor del que había encontrado.

 

Drum rompió la tensión al suspirar y colocarse frente a los dos chicos que lucían anonadados, incluso parecía que habían dejado de respirar por un momento.

 

—Eso… es lo que quería decirles. Shu no me lo dijo directamente pero me di cuenta de lo que pasaba cuando vi cómo actuaba, parecía que no quería que nadie se diera cuenta de nada. P-Pero no creo que te haya escondido nada a ti, Aiga; creo que de verdad fue una invitación no planeada y por eso no te lo dijo.

 

Aiga estuvo a punto de replicar sobre ello pero terminó por no hacerlo cuando nuevamente volvió a reparar en Valt, ahora él era el que importaba en todo este asunto. Cuando lo miró no sabía bien cómo interpretar su gesto, si estaba triste o simplemente decepcionado de lo sucedido.

 

Pero incluso antes de que pudiera descifrarlo, el de cabellos azules se volteó hacia ellos. No sabía exactamente de dónde salió la valentía para mirarlos directamente y esbozar una sonrisa ladeada.

 

—Oigan, de verdad agradezco todo lo que han hecho por mí, han sido unos muy buenos amigos y estoy tan feliz de que quieran ayudarme en esto. Pero creo que es mejor que a partir de aquí empiece a hacer por mi cuenta las cosas, así que déjenme decidir que haré. Ya no se preocupen más por mí, puedo con esto.

 

A pesar de su gesto que aparentaba alegría y decisión, era notorio que estaba dando su máximo esfuerzo para no llorar frente a ellos, pues sus ojos empezaban a lagrimear y su nariz respingaba sutilmente.

 

Antes de romper en llanto, se dio la media vuelta y se fue de ahí; Drum tuvo el instinto de seguirlo pero la mano de Aiga sujetando su muñeca lo detuvo. Lo contempló en confusión, se suponía que ambos estaban del mismo lado, quizás Aiga estaba más involucrado en esto que nadie más.

 

—Déjalo ir —dijo el castaño con decisión, Drum no podía verse a sí mismo pero estaba seguro que casi se le salen los ojos de la sorpresa.

 

—¿Qué? ¿Por qué?

 

—Sé cómo te sientes, yo estoy exactamente igual. Pero ya hicimos todo lo que pudimos, incluso yo puedo considerarme casi un acosador respecto a todo lo que pasó y aún así, creo que ya no puedo dar más de mi sin que termine por afectar más a esos dos hasta un punto irremediable, hasta un punto muerto. Es mejor detenernos aquí antes de que seamos los causantes de un desastre mucho peor, ahora está solo en sus manos lo que pasara.

 

Drum quiso replicar lo que fuera pero rápidamente se dio cuenta que Aiga tenía razón y, aunque la situación le frustraba en sobremanera, no le quedaba más opción que hacer lo que quizás todos debieron hacer al inicio de todo este desastre y eso era no hacer nada, no involucrarse de más y dejar que ellos se abrieran el camino que eligieran.

 

Y al pasar la medianoche, Valt quien yacía contemplando la noche grisácea que se iluminaba sutilmente por la luna que resplandecía a través de las nubes pesadas; contempló como un auto lujoso llegaba al BC Sol con una calma tan apacible que lo intimido.

 

Se escondió detrás de la pared pero aun así asomo un poco la cabeza por la ventana abierta. No quería pero debía afrontar lo que fuera a ver y pasara lo que pasara, no dar marcha atrás en su decisión.

 

Vió como la puerta del lado izquierdo se abrió, dando paso a Shu quien vestía en un traje negro que le sentaba espléndidamente, Valt no supo exactamente cual fue la razón por la que su corazón sintió una punzada. El albino procedió a rodear la limusina por detrás y abrir caballerosamente la puerta derecha, ofreciendo su mano a Cris quien llevaba un hermoso vestido corto de color azul marino con detalles dorados, algo muy diferente de lo que solía usar la chica a diario.

 

La limusina avanzó, dejándolos aparentemente solos en un momento que parecía ser muy íntimo y especial para ambos. A través de las delgadas cortinas, Valt miró atentamente como Cristina abrazo a Shu con una sonrisa en el rostro y el albino correspondió libremente con un sutil beso en la coronilla; luego se apartaron un poco para que Shu la tomara de la mano y depositara otro beso sobre su delicado guante.

 

Aun a pesar de lo doloroso que estaba resultando aquello, Valt no podía apartar la mirada de lo que sucedía entre ambos. Por desgracia suya, después de eso se adentraron a la mansión donde los perdió de vista.

 

Pero ya no importaba nada más, no importaba que había resultado de aquella cita, no importaba lo que Shu pensara sobre él después de verlo en el bosque con Shasa ni de los rumores que habían alrededor de ellos. Mucho menos importaba el dolor al rojo vivo de su corazón cuando escuchó a Shu volver tan tranquilamente a su habitación justo a un lado de la suya.

 

Ya nada importaba.

 

Su decisión ya estaba tomada.

 


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