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EL DESPERTAR DE LA LLAMA por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo. 

Capítulo 2

 

Había salido de casa con mucho tiempo de anticipación pensando que el día de ayer le había funcionado caminar lento hacía la escuela, así que lo más sensato era repetir lo mismo, así al llegar sólo debía de esperar en algún lugar solitario a que fuera la hora de entrar a clases, por lo tanto no se toparía con el pelinegro o la chica castaña y sus compañeros no tratarían de hablarle por la acción temeraria del día anterior.

Al llegar a la puerta de la escuela no se fijó que el pelinegro estaba esperándolo, se había concentrado tanto en vigilar sus pies que su intuición no le había advertido a tiempo del peligro, sólo fue consciente de su existencia cuando estuvo a dos pasos del mismo, justo en ese instante su intuición casi le gritó “corre”, así que de inmediato levantó los ojos y vio al pelinegro viéndolo directo a la cara, como si tratara de entender por qué era entretenido caminar despacio viendo sus pies.

Tsuna se le quedo viendo y sentía el terror corriendo por sus venas, mientras su cabeza le decía “busca una salida” así que sus ojos buscaban como huir de la situación, pero el aura del chico lo envolvía de tal manera que le impedía pensar claro, así que prefirió terminar con todo lo más rápido posible, no quería vivir tolerando el miedo de nuevo, así que se acercó y esperó a recibir el primer golpe, pero el pelinegro no hizo ningún movimiento no entendía como ese herbívoro iba directo al matadero, pero justo cuando iba a ignorarlo notó que su mirada cambiaba de resignación a una de alerta total, había pasado lo mismo que cuando lo vio a él, primero en alerta y luego defensivo.

Tsuna había esperado el primer golpe, pero jamás llego, sin embargo, ya no sentía el aura de hostilidad del pelinegro por lo cual supo que estaba a salvo, iba a volver a caminar hacia su salón, pero algo en su interior le dijo que algo malvado y oscuro se acercaba a donde estaba, la sensación de miedo era diferente a la del pelinegro, ahora le recorrían escalofríos como cuando había pensado por primera vez en la muerte… sentía que sino salía de ahí moriría.

Volteo a ver a todos lados buscando la fuente de esa sensación y se fijó en un punto de la reja donde iba entrando un chico de cabello azul con peinado en forma de piña seguido de una chica más baja que él y dos chicos con pinta de delincuentes, en cuanto detecto de donde venía el castaño evitó hacer contacto visual y empezó a caminar aún más silencio evitando llamar la atención de los recién llegados y olvidando por completo que había más cosas que existía a su alrededor.

El pelinegro se dio cuenta de la habilidad del castaño de inmediato, el herbívoro no era un total inútil como pensó, al parecer podía detectar el peligro a kilómetros, una habilidad útil sólo para aquellos que se la vivían huyendo, pero para él resultaba bastante llamativa, así podía encontrar a aquellos que querían perturbar la paz de Namimori, si ese herbívoro se había dado cuenta, sin conocer a Mukuro que era peligroso, podría encontrar a muchos oponentes fuertes.

 

Tsuna llegó al salón sólo 2 minutos antes de que sonara la campana de inicio de clases, la chica castaña del día anterior al parecer esperaba verlo llegar por la puerta principal, pero él se había adelantado a esa situación y había entrado por la otra puerta evitando a toda costa entablar conversación con ella, aún recordaba la última vez que había hablado con una chica, en esa ocasión literalmente le había vomitado en la cara y había acabado escondido debajo de su cama durante una semana porque no había tolerado la vergüenza y la humillación que había pasado en ese momento.

Se sentó en su lugar y vio por la ventana todo el patio lleno de chicos de grados superiores haciendo deporte, fue cuando se dio cuenta de que pronto tendría clase al aire libre y se darían cuenta de que era un asno con los balones convirtiéndolo en el gusanito feo que nadie iba a querer en su equipo, suspiro por milésima vez en su día y entonces regresó la mirada al pizarrón debía poner atención si quería al menos tener notas decentes.

Grande fue su sorpresa cuando un chico pelinegro estaba sentada justo delante de él y estaba viéndolo directamente sin respetar su espacio personal, ¿cómo era posible que no hubiera sentido su presencia?

 

-      Hola, mi nombres Yamamoto Takeshi – aquel chico le estaba sonriendo en ese momento de manera amable y amistosa – el día de ayer fuiste muy valiente, así que decidí que debíamos ser amigos – Tsuna lo vio con mucha sorpresa en sus ojos, nunca nadie le había ofrecido su amistad y mucho menos un hombre tan llamativo.

-      ¿Cómo? – fue lo único inteligente que pudo articular en ese momento, su intuición le decía que podía confiar en él, pero su mente le recordaba todas las malas experiencias que había tenido por tratar de ser como los demás, siempre que había la posibilidad de tener un amigo mostraba sus peores defectos y acababa sólo y tolerando como después “sus amigos” fingían que no existía.

-      Que de ahora en adelante tú y yo vamos a ser amigos, ¿por dónde vives?, podríamos regresar juntos – Tsuna sentía un enorme nudo en la garganta, quería llorar de la emoción, de alegría, de frustración y de tristeza al mismo tiempo, pero de la misma manera en que el nudo le quería hacer llorar, ese mismo nudo no lo dejaba hacerlo, Yamamoto no terminó de hablar con él porque llegó el maestro y tuvo que regresar a su lugar mientras se quedaba pensando en cómo podría evitar a ese chico… no quería ver que esa sonrisa fuera opacada por una cara de asco al conocer como era en realidad.

 

A la hora del almuerzo la castaña que había estado evitando se paró casi de inmediato y se acercó a él con dos cajas de obento, entonces sintió pánico su intuición le decía que era para él la segunda caja, pero no quería arruinar tan bello detalle vomitando por el nerviosismo, se estaba preparado para la huida cuando Yamamoto se para junto a él y le sonrió como en la mañana e interrumpió su huida con una invitación para ir a comprar comida a la cafetería, sino hubiera sido detenido en ese momento había pudo haber salvado su pellejo, pero ahora tenía a la castaña frente a él con un pequeño sonrojó en la cara y con las manos temblando de los nervios, sabía que en cuanto le ofreciera su obento empezarían a especular sobre ellos y entonces sería un problema… crear expectativas significaba caer más bajo que el suelo… acabaría en el abismo del rezago social.

 

-      ¡KYOKO! – toda la escena fue interrumpida por un chico de cabello blanco que entró al salón de manera muy llamativamente escandalosa, esto no podía empeorar, ¿Quién era ese loco? – ¿Dónde está el chico que te salvo ayer? – Tsuna ya no podía con tanta emoción, no necesitaba eso quería paz, quería ir a un lugar silencioso, no ser visto por nadie, quería que lo dejaran tranquilo y que nadie hablara con él.

-      ¡HERMANO! – la chica se sintió avergonzada por el acto de presencia del peliblanco y más porque al parecer ese chico tenía la facilidad de llamar la atención, además prácticamente había gritado que el asunto era tener una charla sobre lo acontecido.

-      “De haber sabido que esto pasaría, hubiera dejado que se la comieran los lobos” –Tsuna pensó eso mientras empezaba a hiperventilar de los nervios y por la presión en su persona, jamás había sido objetivo de un grupo tan grande de personas, empezaba a sentir que el mundo se hacía más chico, veía las paredes del salón demasiado cerca y no sabía cómo huir de ahí, justo cuando iba a empezar el ataque de ansiedad nuevamente se abrió la puerta del salón dejando ver al presidente del comité disciplinario, todos los ajenos al problema salieron corriendo esperando no ser mordidos hasta la muerte, el peliblanco parecía no tener sentido del miedo y simplemente lo saludo, la chica se escondió detrás del peliblanco, ya que había visto como molía a golpes a un chico que no había obedecido las reglas de la escuela entonces supo que era peligroso y Yamamoto sentía que era malo, pero no planeaba dejar a su nuevo amigo sólo si pretendía hacerle algo por culpa de los abusivos de ayer.

-      Ese herbívoro viene conmigo – Yamamoto pensó que quería lastimarlo, así que se colocó en medio dando por entendido que no dejaría que se lo llevara, por su parte Tsuna ya no oía nada de lo que pasaba a su alrededor, justo cuando había entrado el peligroso personaje las paredes empezaron a alejarse de él como si estuvieran a kilómetros y cuando dijo que debía ir con él sintió nuevamente el aura de muerte, sabía que era ese chico de cabello azul se encontraba cerca y no tenía buenas intenciones, así que se movió en contra de su voluntad y empujó a Yamamoto tirándolo al piso sorprendiendo a los presentes, entonces vio al pelinegro a los ojos y sin pensarlo agarró valor para hablarle descaradamente.

-      Al suelo – así lo tomó por la camisa y lo jalo para agacharse juntos y entonces un montón de agujas pasaron casi rozándolos, Tsuna había evitado que acabaran los tres como alfiletero, pero en su interior sabía que no debía levantarse, así que soltó al pelinegro y colocó su cuerpo sobre Yamamoto para evitar que saliera herido, ambos hermanos también se habían agachado siguiendo el ejemplo de Tsuna.

-      Maldito herbívoro, ¿qué diablos haces aquí? – el pelinegro levantó sus tonfas listo para matar a esa piña que se había vuelto una molestia desde que había ingresado a la escuela siempre desafiaba su autoridad y a pesar de que habían peleado en muchas ocasiones nunca habían podido concluir su duelo, porque de algo estaba seguro su pelea sólo podía ganarse con la muerte del otro.

-      Es increíble que un niño haya tenido que salvar al invencible Hibari Kyouya de nuestro ataque sorpresa, que curioso que él sea el único que no fue sorprendido – el peliazul se le quedo viendo a ese castaño que al parecer no pretendía salir de su escondite y no tenía miedo de proteger a su amigo de las agujas Chikusa.

-      Ese herbívoro me pertenece, si le pones un dedo encima te morderé hasta la muerte – el peliazul se sorprendió de la actitud de Hibari y supo que si quería tener la ventaja sobre él debía quitarle al castaño.

-      No deberías mostrar tantas emociones Hibari Kyouya, te hacen vulnerable – así el peliazul se fue de la misma manera en la que había llegado, silencioso y sin mayor escándalo, dejando a todos en el salón sorprendidos por sus palabras.

No acabaron de levantarse los otros tres involucrados cuando Tsuna ya se iba corriendo rumbo a la azotea, no había podido aguantar la presión del momento estaba a punto de entrar en el ataque de ansiedad que le impedía pensar claramente necesitaba aire, respirar el aura malvada del peliazul le había causado estragos en su estómago, al respirar aire fresco se sintió más ligero, pero entonces las ganas de vomitar lo invadieron, así que se escondió en un rincón y empezó a vomitar bilis junto con un poco de sangre.

Cuando termino empezó a tratar de calmar su ataque de ansiedad respirando lo más profundo que podía, sus ojos aún no enfocaban de manera correcta y las ganas de vomitar aún no se iban, pasaron al menos 15 minutos antes de que pudiera recordar cómo se respiraba, entonces cerro los ojos y como si fuera alguna clase de poder extra sensorial el que había despertado recientemente sintió como el pelinegro llamado Hibari Kyouya se acercaba a donde él estaba, también veía a Yamamoto buscándolo por los baños y al peliblanco corriendo como desesperado por todo el patio tratando de encontrarlo, abrió los ojos con mucho miedo al pensar que algo en él estaba cambiando recientemente, entonces se sentó junto a la puerta donde sabía que entraría en pocos segundos el terror de la escuela y se puso a pensar en todo lo que había vivido en tan sólo dos días, seguramente este año iba a ser mucho peor que los anteriores.

 

-      ¿Qué haces ahí tirado herbívoro? – Tsuna abrió los ojos sin sorpresa ya sabía que lo iba a encontrar, ya que por lo visto esconderse era imposible, ese chico de cabello negro tenía un increíble poder para poder localizar a su presa y en ese momento él era el objetivo.  

-      Trato de calmar mi ansiedad – contestó con su tono de voz bajo, aún no podía enfocar con sus ojos, su cuerpo estaba adormecido y al parecer sus extremidades no obedecían a su cerebro, este había sido el peor ataque de ansiedad que había vivido en toda su vida.

-      A partir de este momento vas a trabajar para mí, quiero que seas mis ojos en todo Namimori, quiero que me digas quien rompe las reglas y si está pasando algo malo – Tsuna se quedó callado pensando que posiblemente era una broma, aunque no tenía nada de gracia, ese hombre tan peligroso le pedía que lo ayudara a ser el soplón de todo lo malo que pasaba en la ciudad ¿acaso quería que lo matarán?

-      ¿Por qué yo? – al parecer su boca sólo lograba articular algunas palabras, pero su cerebro pensaba a velocidades vertiginosas, cada que cerraba los ojos podía sentir más a su alrededor, al parecer su cerebro al fin se había descompuesto y ahora no podía dejar de tener imágenes vividas de lo que pasaba a su alrededor eso le impedía salir del ataque de ansiedad, ya que por lo mismo que veía todo su cuerpo se obligaba a estar a alerta.  

-      Porque yo lo ordeno, además eres un herbívoro que atrae los problemas, así que algo me dice que si te tengo cerca podre encontrar más personas interesantes para poder morder hasta la muerte – Tsuna entonces sintió el aura del pelinegro frente a él y volvió a sentir la sensación de peligro hacia su persona, sino aceptaba seguramente lo mataría a golpes.

-      No sé para que podría servirte… pero acepto – Tsuna se veía más pálido a cada segundo en definitiva no podría soportar esa nueva habilidad, al terminar su oración se desmayó por todas las emociones del día, al parecer su mente necesitaba escapar de la realidad y lo único bueno que hizo ese día fue caer en la inconciencia hasta que concluyeron las clases.

 

Mientras dormía veía a lo lejos un hombre con una llama en la cabeza su cara estaba cubierta con un antifaz y lo llamaba por su nombre, sólo podía escuchar que lo llamaba a pesar de que parecía que decía más cosas por como movía su labios, trato de acercarse, pero la llama en su cabeza empezaba a encenderse más y sentía que el calor que emanaba a pesar de la distancia lo quemaba.

Entonces vio 6 llamas más detrás de él de más colores, se sintió completo al verlas y más que nunca se quiso acercar al hombre sentía que lo conocía, que sabía su nombre, que debía estar con él, así que sin importar que el calor quisiera incinerarlo vivo se trató de acercar, pero entonces una imagen muy vivida lo sacó de su sueño “Tsuna morirás si sigues así, regresa ahora”, entonces la llama del hombre lo sacó volando de su ensoñación y entonces sintió como si callera de un edificio hacía el vacío y se levantó de golpe chocando de lleno con el pecho de su nuevo amigo Yamamoto que se encontraba cuidándolo en la enfermería.

¿Qué diablos había sido esa visión? ¿Quién lo había regresado a la realidad? ¿Por qué sentía su cuerpo caliente?, todas esas preguntas rondaban su cabeza logrando que le doliera como si lo hubieran golpeado con bate de baseball.

 

Continuara…

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW


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