¿Es que nadie se daba cuenta de lo que estaba haciendo Malfoy?
Harry tenía abierto el mapa del merodeador escondido en su cama a la luz de un lumus, Malfoy estaba en su habitación en Slytherin, solo. Ron ya se había dormido, de Hermione podía esperar que defendiera casi cualquier causa, pero de Ron no, y Ron le había dicho que estaba mal lo que le estaba haciendo a Malfoy.
Los tenía a todos ideotizados, para muestra su amigo sonriendo como imbécil en clase de pociones mirándolo, aunque no era el único.
Vale que Malfoy estaba especialmente atractivo ese año, pero siempre lo había sido, imbécil, sí; pero muy guapo.
Si es que te gustaban los rubios, o los chicos. Lo que fuera, a él Malfoy le daba igual. Lo que no le daba igual era lo que estaba haciendo con todos, y sobre todo no entender cómo.
No podía ser Amortentia, porque a él no le afectaba, o es que había encontrado algo para esparcirlo por todos lados. Hermione se había reído de él, y encima le había dicho que fuera y hablara con Malfoy, y que dejara de ocultarse cosas a sí mismo.
Sin duda, Hermione también estaba afectada.
Harry se durmió con el mapa sobre el pecho, las gafas torcidas y un muy mal sabor de boca.
Al día siguiente tenía clases de pociones, al menos ese año no tenían a Snape, pero si alguien estaba permitiendo que aquello pasara era él, su antiguo profesor de pociones.
Pero Malfoy no era estúpido, siempre lo hacía cuando no había profesores mirando.
Harry rumiaba todas sus malas ideas cuando Malfoy lo volvió a hacer.
Dean Thomas, que estaba sentado delante de Harry, estaba tratando de acariciar el pelo rubio del Slytherin.
Podía notar la mirada de lado y la sonrisa ladina de Malfoy, era tan consciente de lo que estaba pasando que Harry le mandó un hechizo punzante a Dean.
Este parpadeó casi sin entender qué pasaba.
Pero Harry lo sabía, lo provocaba Malfoy, ¿por qué nadie lo quería admitir?
Lo único bueno de aquellas nuevas clases de pociones era que no tenían a Snape como profesor y Harry no destrozaba ninguna de las pociones que debían realizar. Lo malo, lo malo era Malfoy, claro.
Pero pareció comportarse durante el resto de la clase, lo vio irse con el resto de Slytherin, pero aún estaba aquella sonrisa en sus labios. ¿Por qué debía ser tan mezquino?
—Harry, Harry...
Hermione le llamaba, y debía llevar un rato por su ceño fruncido.
—Habla con Dumbledore o pídele una cita, pero esta obsesión tuya por Malfoy es insana.
Harry se puso rojo como un tomate, claro que iba a hablar con Dumbledore, lo que pasaba es que le daba vergüenza ir a director de la escuela, que estaba tratando de encontrar una manera de luchar contra Voldemort para hablarle de que Draco Malfoy estaba tratando de enamorar a todos los alumnos de Hogwarts.
Tenía que enfocarlo de otra manera, de una manera menos ridícula, solo que no la encontraba.
Iba pensando en sus palabras.
"Director, no sé si se ha dado cuenta, pero Draco Malfoy brilla de un modo cautivador, creo que quiere matar a los nacidos muggles rompiéndoles el corazón"
Bah, estaba harto.
Salvo que tuvo que volver a presenciar una escena bochornosa, un encantador Hufflepuff balbuceando palabras de amor ante un Malfoy que apartó los ojos del chico para ponerlos en Harry y sonreír.
Malfoy sabía que Harry sabía, y se estaba burlando de él.